VENEZUELA: las provocaciones contrarrevolucionarias avivan el fermento revolucionario
Con un 53% de los votos la oposición
venezolana ha logrado obtener 112 escaños en la Asamblea Nacional. Esto les da
una mayoría de dos tercios y amplios poderes. Ebrios con la victoria y ansiosos
por tomarse la revancha, han comenzado a anunciar los planes para invertir cada
uno de los logros de la revolución bolivariana. Lo que ha provocado la
agitación entre las filas revolucionarias que, al mismo tiempo, están
dirigiendo su indignación contra los burócratas y reformistas dentro de sus
propias filas.
Jorge
Martín – www.marxist.com
Los resultados finales de las elecciones
del 6 de diciembre a la Asamblea Nacional en Venezuela ya se han anunciado. La
Mesa de la Unidad Democrática (MUD), partido de la oposición, recibió 7,7
millones de votos (53%), mientras que los partidos bolivarianos consiguieron
5,6 millones (40%). Debido a la forma en que está constituido el sistema
electoral venezolano, éste ha garantizado a la oposición una mayoría de dos
tercios en el nuevo parlamento donde tienen 109 diputados, así como 3
representantes de las comunidades indígenas que también se fueron a la
oposición.
En la noche electoral, los representantes de la oposición comenzaron a anunciar las medidas que se aplicarían. Éstas incluyen el desmantelamiento de todas las principales leyes aprobadas por el movimiento bolivariano en el poder. Las diferentes organizaciones patronales (Fedecamaras, Consecomercio, Fedenaga), sintiendo que estaban ya de vuelta en el poder, exigieron la derogación o "reforma" de la Ley Orgánica de Precios Justos, la Ley Orgánica del Trabajo (para "favorecer los negocios") y la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. Los terratenientes exigieron la derogación de la Ley de Tierras (aprobada por Hugo Chávez en 2001) y la devolución de los latifundios expropiados. Un diputado de la oposición de Carabobo anunció que privatizaría todas las fábricas expropiadas. El alcalde de la oposición de Baruta señaló que privatizaría la empresa de Caracas de abastecimiento de agua, Hidrocapital, así como la compañía eléctrica venezolana, Corpoelec.
Ramos Allup, el líder de uno de los
partidos tradicionales de la oligarquía (AD), ejemplificó el tono con el ataque
a la televisión de la Asamblea Nacional, amenazando su propia existencia, y
anunciando un golpe constitucional contra el presidente. "Este gobierno no
terminará su mandato", fueron sus palabras. También anunció la congelación
del nivel de las pensiones y la congelación del número de pensionistas. Por
otra parte, la oposición ya ha anunciado una purga de todas las instituciones
del Estado, entre ellas el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de
Justicia, etc. La clase dominante está tomando confianza y van a pasar a la
ofensiva para recuperar todas las palancas del poder del Estado, que habían
dejado de controlar durante los últimos 10 o 15 años.
Para colmo, el secretario ejecutivo de la
oposición, Chuo Torrealba (MUD), amenazó con sacar los restos de Hugo Chávez
del Cuartel de la Montaña en la parroquia 23 de Enero.
Todo esto ha provocado un gran malestar
entre las masas bolivarianas que, al mismo tiempo, están discutiendo las
razones de la derrota. Está claro que incluso una capa de personas que votaron
por la oposición están abriendo los ojos a lo que el imperio de la derecha
supondría realmente.
Incluso, dentro de la oposición, hay
profundas divisiones sobre el camino a seguir, sobre todo entre el ala
"moderada", representada por Capriles, y el ala de la
"insurrección", representada en la actualidad por gente como Ramos
Allup y Chuo Torrealba. Detrás de Allup y Torrealba se encuentran Maria Corina
Machado y Leopoldo López. Como de costumbre, ya han empezado a disputarse
la lucha por el botín.
Después del shock inicial de la derrota,
se vieron las primeras reacciones por parte de los activistas bolivarianos en
los barrios y en los puestos de trabajo. Según informes de los compañeros
venezolanos, se han organizado reuniones en todas partes, de forma casi espontánea,
no sólo para discutir las razones de la derrota, sino también para organizar la
resistencia contra la ofensiva contrarrevolucionaria.
Un compañero que trabaja para Movilnet, el
operador de telefonía móvil propiedad de la empresa estatal CANTV (renacionalizada
por Chávez en 2007), informaba de que hay una gran efervescencia entre los
trabajadores. Temen, y con razón justificada, represalias políticas y hasta la
privatización. Se están organizando y han establecido una serie de comités de
trabajadores en cada departamento de la empresa. "Hay un estado de ánimo
muy militante. La gente se está movilizando y organizando a un nivel muy alto.
Hay reuniones en las calles y en los lugares de trabajo. En Movilnet, hemos
creado 14 células que se convertirán en la estructura organizada de los
trabajadores". Reuniones similares se están llevando a cabo en las
instituciones del gobierno, los ministerios y las empresas de propiedad del
Estado.
Los trabajadores de la TV de la Asamblea
Nacional comenzaron a movilizarse contra las amenazas de la oposición y han
recibido la solidaridad de los trabajadores de otras empresas de propiedad
estatal (Vive, AlbaCiudad, VTV, etc) que también temen una venganza política.
El presidente Maduro tomó la iniciativa entregando la licencia de transmisión a
los propios trabajadores, de modo que la TV de la Asamblea Nacional estará
ahora bajo gestión obrera y fuera de los límites de la nueva mayoría de la
Asamblea Nacional. En el mismo sentido, el presidente Maduro ha anunciado el
traspaso de la propiedad del Cuartel de la Montaña a una fundación, "para
que pertenezca al pueblo y no se pueda tocar". Estas medidas han sido
acogidas con satisfacción por los activistas, aunque algunos piensan que si se
hubieran adoptado medidas similares con anterioridad, no habrían sufrido
una derrota.
Los trabajadores de la fábrica de papel
nacionalizada, Invepal, la primera compañía en ser expropiada por Chávez en el
año 2004, ya han rechazado las amenazas de privatización y anunciado que se
defenderán.
El miércoles, 9 de diciembre, los
movimientos sociales en la ciudad de Caracas pidieron una reunión abierta fuera
de la Asamblea Nacional, que llamaron Parlamento en las Calles. Cientos de
activistas representantes de muchas organizaciones asistieron a la reunión y se
turnaron para hacer uso de la palabra a fin de analizar las razones de la
derrota y qué hacer a continuación.
Los
compañeros de Lucha de Clases, la
sección venezolana de la CMI, nos informaban de que todas estas intervenciones
giraban en torno a lo siguiente: 1) las masas no son responsables de la
derrota, 2) la corrupción y la falta de eficiencia del gobierno y de las
instituciones son las responsables, 3) Maduro tiene que sentarse a discutir con
las bases, no con la derecha ni los capitalistas, 4) expropiación y
nacionalización y 5) los ministros y viceministros deberían rotar.
Otro compañero envió algunas reflexiones
muy interesantes sobre el estado de ánimo de los presentes en la asamblea de
Caracas: "Vale la pena señalar que esta movilización no estuvo organizada
por la burocracia, no hubo reparto de alimentos ni bebidas gratis, nadie
esperaba una tablet Canaima, éste es el verdadero chavismo, las bases, cansadas
del reformismo, de la burocracia y de la corrupción. Exigimos la profundización
de la revolución. A medida que más y más personas iban llegando, íbamos
percibiendo nuestra fortaleza y un estado de ánimo de júbilo se instaló. Los
sabuesos de Carmona y el FMI deben ser conscientes de que la gente saldrá a las
calles a defender sus derechos y conquistas. El ambiente es cada vez más
revolucionario, la juventud está luchando por obtener un espacio dentro del
partido".
La gente reunida en la asamblea se dirigió
después al Palacio presidencial de Miraflores. Cuando llegaron, los soldados
que custodiaban el Palacio Blanco (frente a Miraflores) salieron de las cercas
y saludaron a los participantes. También escucharon con atención los discursos.
Algunos de los soldados se dirigieron a la azotea del palacio y saludaron a la
asamblea agitando una enorme bandera venezolana. Éste fue un gesto
significativo, ya que todos los presentes sabían que se repetía lo que había
sucedido después de la derrota del golpe de Estado en abril de 2002. Fue un
poderoso símbolo de la unidad entre el pueblo revolucionario y las filas del
ejército bolivariano.
Cabe señalar que la furia de las masas no
se dirige únicamente a los ministros y viceministros. También hubo críticas al
congreso del PSUV, que ha sido convocado para el 10 y 11 de diciembre. Los
oradores señalaron que, de hecho, los delegados, que son los del congreso
anterior, deben dimitir ya que ellos también son responsables de la derrota.
Recordemos que una gran parte del congreso se compone de alcaldes, gobernadores
regionales, etc. En la asamblea, se cuestionó el hecho de que el congreso iba a
tener lugar en el Hotel Alba. "¿Por qué no están en las calles, con
nosotros, con las filas del PSUV?", dijo uno de los participantes en la
asamblea.
Algunos han defendido que la revolución
bolivariana debería ahora proponer a la oposición un "serio acuerdo"
sobre temas que "afectan a la mayoría de los venezolanos". Ésta ha
sido la línea, por ejemplo, no sólo del ex asesor presidencial, Juan Carlos
Monedero, sino también de ex ministros como Victor Alvarez.
Estas personas no sólo no están en
contacto con el estado de ánimo de las masas, sino que, de hecho, su programa
es completamente utópico. La reaccionaria MUD no quiere llegar a acuerdos. Lo
que quieren, como han dejado claro, es derogar todas las conquistas de la
revolución. De hecho, es precisamente esta política de apelaciones a la
"buena voluntad" de la clase dominante la que ha llevado a la derrota
electoral.
Si, como parece, la contrarrevolución
quiere pasar a una ofensiva total contra las conquistas del movimiento
bolivariano, entonces habrá una respuesta en contra.
Las tareas principales del movimiento
revolucionario ahora deben ser:
1) Hacer un balance exhaustivo de las
razones de la derrota. El pueblo no es responsable. La burocracia, la
corrupción y el reformismo son los responsables.
2) El movimiento revolucionario debe
volver a armarse con un claro programa revolucionario de expropiación de la
oligarquía y planificación de la economía bajo el control democrático de los
trabajadores, con el fin de resolver las dificultades económicas apremiantes de
las masas.
3) Todas las conquistas de la revolución
deben ser defendidas a todos los niveles.
Las masas revolucionarias venezolanas no
han dicho aún su última palabra.
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