EEUU: EL FENOMENO SANDERS, ¿QUE SIGNIFICA Y ADONDE VA?
A pesar de que habia sido ampliamente predicha, la aplastante victoria de Bernie Sanders en las primarias de New Hampshire provoco ondas de choque. Despues de perder por poco en Iowa (y es probable que el resultado haya sido manipulado), Sanders vencio a Clinton por un margen de mas de 20 puntos el pasado martes 9 de febrero. Este resultado ha producido desconcierto entre los comentaristas. Eso era algo que se suponia que no podia suceder.
"La teoría es gris, amigo mío, pero el árbol de la vida es siempre verde" (Fausto, de Goethe)
Alan Woods
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A pesar de que había sido ampliamente predicha, la aplastante
victoria de Bernie Sanders en las primarias de New Hampshire provocó ondas de
choque. Después de perder por poco en Iowa (y es muy probable que el
resultado haya sido manipulado), Sanders venció a Clinton por un margen de más
de 20 puntos el pasado martes 9 de febrero. Este resultado ha
producido desconcierto entre los comentaristas. Eso era algo que se
suponía que no podía suceder.
Que un
socialista de 74 años de edad, pudiera ganar tanto en Iowa como en New
Hampshire parecía impensable en una campaña de primarias que se suponía daban
como ganadora segura a Hillary Clinton. Los votantes Demócratas eran
seguramente demasiado prácticos para abrazar a un candidato que impulsaba
políticas tales como un seguro de salud universal, público y gratuito, que
atacaba a Wall Street, que llamaba a una revolución política, e incluso que se
calificaba a sí mismo como socialista democrático.
Durante
meses, los medios de comunicación trataron de ignorar la candidatura de
Sanders. Toda la atención fue destinada a Donald Trump, mientras que se
daba por descontado que Hillary Clinton dominaría la carrera por la candidatura
presidencial del Partido Demócrata. Pero las cosas no resultaron
así. Como está haciéndose evidente que Sanders se está convirtiendo en un
contendiente serio, todo el peso de la máquina del Partido Demócrata será
desplegada en un decidido intento de detenerlo.
Hillary
Clinton tiene el apoyo de la élite Democrática, y de los funcionarios del
partido elegidos para los cargos de dirección de los principales grupos de
activistas. Ella fue respaldada por un ejército de celebridades y ricos
aportantes, y por todo el resto de la banda adinerada que constituye el Establishment
Demócrata burgués. Barack Obama lanzó su peso detrás de Clinton,
prodigándola en elogios y menospreciando las ideas de Sanders como
"irreales" Según todas las leyes, en consecuencia, Sanders
debería haber tenido poca o ninguna posibilidad. Pero todo fue en
vano. Tanto a nivel nacional, como en las primarias iniciales de los
estados, Bernie Sanders logró derrotar a Clinton. ¿Cómo pudo pasar
esto?
Parte de
la explicación reside en el hecho de que Sanders tuvo éxito en movilizar un
apoyo de masas. Se basó en una enorme red popular y de recaudación de
fondos. Sanders ha realizado algunas de las mayores concentraciones
populares en sus mítines, por delante de cualquiera de los
candidatos –Demócrata o Republicano. Se llevaron a cabo cientos de
eventos, a menudo con una multitud desbordante que le oían llamar a una
"revolución política" en Estados Unidos. Los "Me
Gusta" de su Facebook superan ampliamente a los de Hillary
Clinton. La fuerza impulsora principal de esto fue la juventud. Eso
debe estar claro hasta para los ciegos más ciegos. Pero esta
explicación necesita a su vez ser explicada.
No se
puede explicar por las cualidades personales de Sanders, a pesar de que sin
duda ha demostrado un gran valor y resistencia frente a una andanada de ataques
e insultos. Sin embargo, él es un hombre blanco de edad avanzada con un
aire un tanto excéntrico. La razón principal hay que encontrarla en los
cambios profundos que se están produciendo en la conciencia de la sociedad
norteamericana.
Democracia para los multimillonarios
En los
EEUU ya había un sentimiento de alienación hacia los partidos
políticos. Ahora esa alienación se está convirtiendo en odio. Es aquí
donde hay que buscar la explicación del rápido ascenso de Bernie Sanders.
Debajo de
la superficie de la sociedad estadounidense hay un gran descontento, ira y,
sobre todo, frustración. Al igual que las tremendas fuerzas que se
acumulan debajo de la corteza terrestre, este descontento está buscando una
salida. Tarde o temprano la encontrará, y puede darse en los lugares más inesperados.
El
desplome económico de 2008 y sus secuelas convirtieron el sueño americano en
una Pesadilla Norteamericana para millones. Eso afecta a los jóvenes sobre
todo, pero cada vez más hay un cuestionamiento del capitalismo entre amplios
sectores de la sociedad. Las grandes cantidades de dinero público
entregados a los súper-ricos del uno por ciento; el enorme contraste entre la
riqueza obscena y la pobreza degradante; la arrogancia de las élites políticas:
todas estas cosas han creado una sensación ardiente de injusticia que no halla
expresión en los partidos políticos existentes. Vemos el mismo fenómeno en
todas partes.
En los
EEUU, las elecciones se ganan o se pierden y los candidatos presidenciales se
seleccionan o se rechazan, no sobre la base de sus ideas o cualidades
personales superiores, sino únicamente en base al tamaño de sus cuentas
bancarias y de la caja de guerra de la campaña. Para ser Presidente de la
nación más rica del mundo, uno tiene que ser un millonario o bien contar con el
respaldo de varios multimillonarios. La democracia se convierte en una
palabra vacía. Es el gobierno de los ricos, por los ricos y para los
ricos. Hillary Clinton inició el año 2016 con un fondo de guerra de 145
millones de dólares de sus partidarios de los grandes negocios.
Por el
contrario, Sanders ha sacado alrededor de 3,5 millones de dólares en
donaciones, cada una a un promedio de 27 dólares por parte de gente
común. Después de su éxito en New Hampshire su sitio web para la
recaudación de fondos colapsó porque muchas personas estaban enviando
dinero. Cuando se le preguntó en un debate que explicara la diferencia
entre él y Clinton sobre los planes para enfrentarse a los grandes bancos,
Sanders respondió: "La primera diferencia es que yo no tomo dinero de los
grandes bancos, no recibo donaciones personales de Goldman Sachs para dar
conferencias”.
Clinton
recibió $ 675.000 en honorarios de conferencias por parte de Goldman Sachs solo
en el año 2015, y es sólo la punta del iceberg. Bill y Hillary Clinton han
ganado más de $ 153 millones en discursos pagados en los últimos 15 años, según
un estudio de la CNN. Esto incluye al menos $ 7,7 millones
correspondientes a 39 discursos de firmas de Wall Street, como Goldman Sachs,
UBS y Bank of America. Naturalmente, Hillary negó con indignación que esta
generosidad corporativa hubiera ejercido ninguna influencia sobre sus
preferencias políticas, pero como sabemos, el que paga, manda.
Hillary
Clinton personifica todo lo que disgusta a la mayoría de la gente de la
política estadounidense. Ella es la expresión consumada del
Establishment. Ni uno solo de sus cabellos está fuera de lugar. La
sonrisa afectada es fija en todo momento. Los discursos son cuidadosamente
escritos, y las apariciones en público siguen la coreografía de un
ballet. En completo contraste, Sanders da la impresión de un hombre al que
le importa un comino su apariencia. Y es precisamente esto lo que le hace
querer entre sus jóvenes fans. Como dijo un periodista: "el pelo
despeinado, sus trajes mal ajustados, su acento de Brooklyn sin pulir, su
propensión a gritar y mover las manos como un maníaco. Sanders, al
parecer, siempre fue así. Estas cualidades son las que le hacen parecer
'auténtico', incluso 'sincero'".
Vamos a
pasar por alto la insinuación de que la mala forma de vestir de Sanders no es
más que un dispositivo para hacer que se vea "auténtico" (sea lo que
sea lo que esto pudiera significar) o que su sinceridad es de alguna manera
artificial. No tenemos ninguna razón para dudar de la sinceridad de
Bernie Sanders, aunque no necesariamente estemos de acuerdo con todas sus
ideas. En cuanto a Hillary Clinton y las otros marionetas Demócratas de
Wall Street, la falta de sinceridad siempre ha sido una segunda naturaleza para
ellos. Es absolutamente esencial para todos aparecer defendiendo los
intereses de la "gente común", cuando en realidad llevan a cabo
políticas que favorecen a los ricos y poderosos. Y todos ellos,
naturalmente, tienen formas de vestir impecables, como de hecho lo hace
cualquier lacayo. Va con el trabajo.
Trump y Sanders
Bernie Sanders ha golpeado ligeramente en el estado de ánimo de
descontento de la sociedad norteamericana. Hay una creciente repulsión
contra el Establishment, contra los políticos de traje elegante que quedan bien
con los banqueros, con la entrega de grandes sumas de dinero público a los
ricos, al tiempo que se imponen recortes brutales del gasto social a los
pobres. La gente está cansada de esto y quiere un cambio. El Financial
Times el 9 de
febrero, comentaba:
"Lo que ya está claro, sin embargo, es que
la clase política de Estados Unidos sólo está empezando a comprender la
profundidad del estado de ánimo anti-sistema que se está apoderando de los
EEUU. Casi ocho años después de la crisis financiera, este estado de ánimo
parece estar creciendo en fuerza, no debilitándose. El anuncio del
presidente Barack Obama la semana pasada de que la tasa de desempleo en Estados
Unidos está ahora por debajo del 5 por ciento apenas fue registrada en la
campaña electoral ".
La
atención de los medios de comunicación en estas primarias se ha centrado casi
exclusivamente en Donald Trump. En su forma retorcida y reaccionaria,
incluso él expresa este estado de ánimo. Cultiva un estilo "plebeyo"
contundente en su forma de hablar, que contrasta con el rebuscado y anodino
modo de hablar de Washington de los otros candidatos, que se especializan en
lugares comunes vacíos. Eso explica su popularidad en las filas
Republicanas y la paliza que le dio a todos sus rivales en New Hampshire, para
consternación del Establishment del partido.
Este
multimillonario con una gran boca y un saldo bancario aún más grande defiende a
los grandes negocios tanto como Marco Rubio, Ted Cruz o Jeb Bush. La
diferencia es que algunos de ellos intentan ocultar sus políticas reaccionarias
debajo de una fina capa de moderación, mientras que Trump utiliza la demagogia
populista y pretende representar al "hombre pequeño" como un medio
para entregar a los "hombres pequeños" atados de pies y manos, a las
entrañas de los grandes negocios. Se presenta a sí mismo en el papel de
un rebelde inconformista, luchando contra el "Establishment de
Washington". La diferencia entre Trump y los demás es de estilo, no de
contenido. Pero con una opinión pública que está cansada de políticos
cuidadosamente confeccionados que pronuncian discursos cuidadosamente
confeccionados, las diferencias de estilo pueden confundirse fácilmente con una
diferencia radical en el contenido. Aquí, como en el arte de la
prestidigitación, la rapidez de la mano engaña al ojo.
Al igual
que Trump, Bernie Sanders habla de una manera que es muy diferente a la forma
en que lo hace la élite política. Pero a diferencia de Trump, aboga por
políticas que atiendan a los trabajadores estadounidenses desfavorecidos y mal
pagados. Él se irrita contra la injusticia económica y social y arremete
contra el Establishment. Los estudiantes están luchando por pagar deudas
impagables y los padres tienen que trabajar en dos o tres puestos de trabajo de
baja remuneración para llegar a fin de mes. La idea de que la economía
está "manipulada" a favor de la elite rica ha tocado la fibra
sensible de millones de personas.
Muchos votantes Republicanos se han impresionado con
Sanders. Escribiendo en el Financial
Times, Gideon Rachman señala que tanto Trump como Sanders están
diciendo cosas que habrían sido impensables hace no mucho tiempo.
"Sin embargo, el hecho de que ambos hombres estén dispuestos a romper
tabúes retóricos ha fortalecido sus respectivas pretensiones de ser intrusos
auténticos. Eso parece ser lo que los votantes están buscando".
(Enfasis nuestro)
La juventud
Los
jóvenes de los EEUU se supone que no deben estar interesados en la política. Eso no es
sorprendente. ¿En qué habían de estar
interesados? La política era aburrida: un circo sin sentido en el que los
Demócratas se turnaban con los Republicanos con monótona regularidad y sin que
nadie viera la más mínima diferencia. Pero ahora todo eso ha
cambiado. La política estadounidense se ha vuelto interesante de repente.
La fuerza
principal que está impulsando el cambio es la juventud. Un observador
británico describió el apoyo a Sanders entre los jóvenes como
"impresionante". El movimiento, al menos inicialmente, no fue
tanto el resultado de un esfuerzo organizado por la campaña de Sanders, sino
más bien como una reacción visceral de apoyo al propio candidato. Una
generación que ha sido la más bombardeada con consignas de marketing y
publicidad engañosa ahora ve en Sanders algo diferente y extrañamente
atractivo. En las entrevistas, los jóvenes partidarios de la candidatura
presidencial del senador de Vermont casi todos ofrecen alguna versión de la
misma respuesta cuando se le preguntó por qué les gusta: He aquí un hombre que
parece sincero.
Ejércitos
de jóvenes están convirtiendo lo que parecía una causa perdida en una campaña
muy eficaz. Un voluntario dice: "Cosas que nunca se pueden esperar de
una campaña tradicional. Es alucinante de ver". La mayoría de
los votantes jóvenes (y de muchos mayores) tiene una profunda desconfianza de
los políticos. La hostilidad hacia la señora Clinton entre los votantes
jóvenes es sorprendente. Al sufrir las dificultades económicas y la carga
de los préstamos universitarios, pueden ver que ella es demasiado acogedora con
grandes bancos y las empresas estadounidenses. Pero Sanders es visto como
algo diferente.
"Parece
que él está en el momento de su vida en que realmente está diciendo lo que está
pensando", dijo Olivia Sauer, de 18 años, una estudiante de primer año que
regresó a su ciudad natal, Ames, Iowa, para participar en el caucus a favor de
Bernie Sanders. "Con Hillary", dijo, "a veces tienes la
sensación de que todas sus frases son propiedad de alguien". Esa es
una observación muy perceptiva. Estas frases no son suyas. Están escritas
por otra persona. Pero no son sólo sus discursos los que no son
suyos. Su corazón, alma, mente y conciencia son propiedad de otra persona,
de alguien que se llama Wall Street.
Apoyo creciente para el
socialismo
El creciente apoyo a Bernie Sanders señala un cambio drástico en
el panorama político de los Estados Unidos, y por lo tanto, del mundo. Es
aún más notable en un país donde las ideas socialistas han sido suprimidas y
demonizadas. Como la columnista del Washington Post, Catalina
Rampell, admitió a regañadientes el viernes 29 de enero, la generación actual
de la juventud, a la que pertenece ella, "ama a Sanders no a pesar de su
socialismo, sino debido a él ... Muchos de nosotros también entramos en el mercado
de trabajo justo cuando apareció el capitalismo salvaje haciendo estallar la
economía mundial. Tal vez por esta razón, la generación del milenio [los
nacidos a fines de los 80 y 90, NdT] en realidad parece preferir el socialismo
al capitalismo".
"En mi columna de hoy, he mencionado que
una de las razones por las que los "milenios" prefieren a Bernie
Sanders frente a Hillary Clinton es que ellos no sólo pasan por alto el
socialismo de Sanders - sino que en realidad les gusta su socialismo. Es
una característica, no un error".
Una encuesta de YouGov preguntaba a la gente si tenía una
opinión favorable o desfavorable del socialismo y del capitalismo, y los
resultados se desglosan por diversos grupos demográficos:
El 52 por
ciento expresó una opinión favorable del capitalismo, en comparación con el 29
por ciento para el socialismo. Pero esto no cuenta toda la
historia. Los Republicanos, los de las familias que ganan más de $
100,000, y las personas de 65 y más años de edad estuvieron más fuertemente a
favor del capitalismo en comparación con el socialismo. Sin embargo, los
Demócratas tienen del socialismo y del capitalismo opiniones igualmente
positivas (ambos el 42 por ciento de favorabilidad). Y los menores de 30 años
clasificaron el socialismo como más favorable que el capitalismo (43 por ciento
contra 32 por ciento, respectivamente).
Mientras
que "socialista" era la única categoría para la cual una mayoría de
los encuestados decía que era reticente a votar, el hecho más sorprendente es
que el 47 por ciento dijo que votaría por un socialista.
Los jóvenes demostraron ser aproximadamente igual o más abiertos
que sus mayores en todas las categorías encuestadas por Gallup,
pero la mayor brecha entre jóvenes y mayores era sobre candidatos
"socialistas": También en este caso la diferencia está en línea con
la edad de los encuestados : Mientras que el 34 por ciento de los encuestados
mayores de 65 años dijo que estarían dispuestos a votar a un socialista, el
número entre los encuestados menores de 30 años era casi el doble - 69 por
ciento.
Esto
indica un cambio importante en la conciencia que llama la atención en la
juventud, pero que no se limita a ellos. A pesar de la andanada colosal de
propaganda antisocialista a la que ha sido sometida la opinión pública
estadounidense durante muchas décadas, el hecho de que más de un tercio de las
personas mayores estén dispuestos a votar socialista es en sí bastante
notable. Y debemos tener en cuenta que estas cifras son del pasado mes de
junio, antes de que la campaña de Sanders hubiera cobrado impulso. No
puede haber ninguna duda de que el apoyo para el socialismo ha aumentado desde
entonces. El resultado de Iowa ya era una indicación de eso, y se
confirma por el resultado en New Hampshire.
El Establishment está alarmado
En todo el tiempo que cualquiera pueda recordar el capitalismo
estadounidense ha estado basado en dos apoyos sólidos: los Demócratas y
Republicanos. Ahora ese edificio aparentemente sólido está mostrando
grietas en sus cimientos y los burgueses están alarmándose. Bloomberg
View el 5 de febrero
llevaba un artículo con el título: Bernie Sanders, amenaza pública.
Dice lo siguiente: "El senador Bernie Sanders es un ser humano decente y
un político apasionado. También es una grave amenaza para la moderación y
el empirismo racional. La robusta campaña de Sanders para presidente es,
en consecuencia, una amenaza también para los EEUU".
Pero las
cosas no están mucho mejor con el otro partido de los grandes negocios:
"El Partido Republicano se ha debilitado,
como fuente de políticas y como partido de gobierno, por las exigencias
ideológicas cada vez más estrictas que la periferia potente y firme del partido
impone a su disminuido y debilitado centro. Ha sucumbido tan a fondo al
estilo paranoico de la política que el candidato presidencial Republicano
dirigente del llamado establishment sugiere rutinariamente que el presidente
Barack Obama es un agente nefasto para el destino de la nación. La
cháchara delirante y rancia se ha vuelto tan común en la derecha que ya rara
vez merece atención".
El mayor
temor de los estrategas del capital de Estados Unidos es que la crisis del
capitalismo conduzca a una fuerte polarización hacia la izquierda y la derecha,
es decir, a una polarización de clase. Eso es lo que quieren decir cuando
se refieren a un "centro disminuido y debilitado". Por encima de
todo temen a Bernie Sanders, no tanto por el hombre mismo (tienen muchas
maneras de destruir o anular a los políticos individuales), sino por las
fuerzas que él ha desencadenado.
Sanders,
dice el artículo, tiene "atributos indeseables" ¿Cuáles
son? Él está "animado casi exclusivamente por la desigualdad
económica y la injusticia." ¡Qué cosa más terrible! ¡Un
candidato presidencial que se opone a la desigualdad y la
injusticia! Continúa:
"La economía de Estados Unidos, un
gigantesco monstruo de 18 billones de dólares estirándose y contrayéndose en
más direcciones a la vez de lo que nadie puede comprender, y mucho menos
controlar, está 'manipulada', dice Sanders. Esta afirmación, también,
debe mucho a un estilo paranoico. ¿Quién ha manipulado este gigantosaurio
de bienes y servicios dispares infinitamente variados? Tal vez "Wall
Street". O tal vez las 'corporaciones'".
La indignación de Bloomberg View no conoce límites. ¿Cómo puede
alguien en su sano juicio creer que los grandes bancos y corporaciones han
manipulado la economía en su propio interés? A lo que contestamos: ¿Cómo puede
alguien en su sano juicio creer cualquier otra cosa? Pero los verdaderos
temores de las empresas estadounidenses se expresan en lo siguiente:
"En política, cualquier fuerza demasiado
fantasmal para llevar un nombre apropiado es muy difícil que sea contenida por
el gobierno o la ley. Sanders prácticamente lo admite. Él postula
que si es elegido para la Casa Blanca, donde él comandaría las grandes palancas
del poder ejecutivo, eso no sería suficiente para desmantelar las
cosas. Una mayoría electoral podría ser suficiente para una
"moderada" como Hillary Clinton; Sanders, sin embargo, reclama una
"revolución". (Énfasis nuestro)
Se puede
decir que el llamamiento de Sanders para una revolución política no es
claro. Tal vez sea así, pero su significado es muy claro para los
estrategas del capital. Si Sanders fuera elegido Presidente se
enfrentaría a un Congreso hostil - no menos entre los Demócratas, la mayoría de
los cuales le odian y temen. En primer lugar tratarían de comprarlo, de
reclutarlo para su lado, una táctica que han desarrollado en un fino arte
durante generaciones. Pero ¿qué ocurriría si no tuvieran éxito? El
problema se explica aquí con el cinismo más sorprendente:
"Ninguno de estos problemas son un
obstáculo para Sanders en el Senado, donde es uno entre 100. Pero Sanders
ya no está contenido allí. Él está tratando de construir un movimiento
para dominar el partido Demócrata y pasar a ganar la Casa Blanca. Los
Demócratas no pueden permitirse cualquier resultado".
Al
plantear constantemente la idea de la revolución, Sanders ha tocado la fibra
sensible de muchas personas que sienten que el actual sistema está corrupto y
podrido hasta la médula. Esto ha plantado semillas en la mente de la gente
que van a crecer y adquirir una expresión de masas en la medida que la crisis
del capitalismo se profundice. Las consecuencias son
incalculables. Gideon Rachman subraya los peligros para la clase dominante
- y no sólo en los EE.UU.:
"Si el anhelo de los Estados Unidos para
los líderes anti-sistema de la periferia política continúa, las consecuencias
serán profundas - para los EE.UU. y para el mundo. El sistema, dominado
por los Demócratas y Republicanos, siempre ha rechazado los extremos
políticos. Eso significa que, detrás de los dramas diarios, la nación se
ha beneficiado de una estabilidad política profunda, lo que ha contribuido en
gran medida a su fuerza económica y a su poder global. Si la inmunidad de
los Estados Unidos para el extremismo está llegando a su fin, el mundo entero
sentirá las consecuencias".
"Sexismo"
Se espera
que las mujeres ayuden a dar energía a Hillary Clinton para la nominación
Demócrata, pero las mujeres jóvenes han sido atraídas a la causa de Bernie
Sanders. Esto ha causado indignación y resentimiento entre feministas,
como la autora Gloria Steinem. Ella es una partidaria devota de Hillary
Clinton. Junto con otras feministas mayores ella ha estado llevando a cabo
una campaña contra Sanders por su presunto sexismo. Aquí, sin embargo, la
Sra. Steinem se ha encontrado con un problema espinoso: un gran número de
mujeres jóvenes están haciendo campaña activamente por Bernie Sanders.
Una sucia
campaña difamatoria ha sido lanzada por el campo de Clinton para sugerir que el
ejército entusiasta de medios sociales independientes de los socialistas (el
"Bernie Bros") aleja a las votantes femeninas. La última de
estas criaturas en salir de debajo de las piedras es la ex secretaria de Estado
Madeleine Albright, quien recientemente apareció en un mitin de Clinton en la
que ella prácticamente acusó a las mujeres jóvenes de "traicionar a su
género". "¡Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres
que no se ayudan entre ellas!" anunció, con la esperanza de que esta
amenaza de lo más imaginativa de enviar a todas las mujeres que apoyaron Bernie
a un lugar cálido e incómodo sería el truco que funcionaría donde todos lo
demás habían fracasado.
¿Qué lugar
especial en el infierno estaría reservado para una mujer que ha servido a la
causa del imperialismo de Estados Unidos toda su vida y que condenó a la muerte
a medio millón de niños iraquíes como resultado de sanciones de Estados Unidos
que "merecieron la pena"? La Sra. Albright no se dignó en
informarnos. Estas difamaciones provocaron inmediatamente una tormenta de
protestas de muchas mujeres. Aunque a muchas les gustaría ver, naturalmente, a
una mujer como presidente, entienden que no hay que votar a un candidato basado
únicamente en el género. Ellas prefieren de lejos a Bernie Sanders frente
a las Hillary Clinton y Madeleine Albright ¿Y quién puede culparlas por
eso?
Los
asediados Steinem y Albright, sin embargo, no tardaron en recibir el refuerzo
de alguien que es bien conocido por su actitud favorable a las mujeres -
William Jefferson Clinton, también conocido como Bill. El anterior
ocupante de la Casa Blanca ahora disfruta de una moderada jubilación cómoda,
después de haber acumulado una cifra estimada de $ 80 millones por los
servicios prestados a los Estados Unidos (es decir, a los banqueros y
capitalistas norteamericanos). Dado que el valor neto de Hillary Clinton
está en el orden de $ 31.3 millones, el valor neto combinado de Bill y Hillary
se monta en alrededor de 111 millones de dólares. Por supuesto, si Hillary
regresara de nuevo a la Casa Blanca, la fortuna de la familia Clinton mejoraría
considerablemente. Así que no es una verdadera sorpresa que el viejo Bill
salga de su retiro para expresar su ferviente apoyo a su esposa.
El ex
presidente habló durante casi 50 minutos, y cuanto más hablaba, más se
acaloraba. La naturaleza caliente de su discurso expresó claramente la
frustración que los Clinton sintieron dos días antes de las primarias en New
Hampshire - un estado que les ha premiado en el pasado, pero que se estaba
preparando para abofetearles en la cara. El viejo Bill parecía
especialmente irritado con que New Hampshire, después de elevar su candidatura
a la nominación Demócrata de 1992, y de empujarla a ella a una remontada en
2008, estuviera preparado ahora para deshacerse de su esposa. Su rabia
ante la idea alcanzó su paroxismo cuando finalmente recurrió a lo que debe
haber visto como su arma más efectiva: la cuestión de género. Los
partidarios de Sanders, dijo, utilizan un lenguaje misógino al atacar a la
señora Clinton.
No sabemos
cómo reaccionó la audiencia ante esta actuación. Pero en lo que se refiere
a los votantes de New Hampshire, no tuvo ningún efecto en absoluto. Lo que
la campaña de Bernie Sanders demuestra es que una vez que las masas comienzan a
moverse, echan a un lado todos los temas que dividen raza, género, religión y
nacionalidad. Los que tratan de dividir y desorientar al movimiento serán
arrojados a un lado sin piedad. La clase obrera y la juventud
revolucionaria necesitan unidad para cambiar la sociedad.
El programa de Sanders
Mientras
que todos los demás candidatos siguen cantando las alabanzas del capitalismo,
Bernie Sanders plantea preguntas incómodas sobre el modelo existente de
sociedad. Ha atacado sin piedad a los grandes bancos y a Wall Street,
señalando que la gran mayoría de toda la riqueza producida por la clase obrera
de Estados Unidos va al uno por ciento más rico. Él aboga por un aumento del
salario mínimo federal a $ 15 por hora y dividir los grandes bancos de Wall
Street. Él describe a Wal-Mart como un beneficiario del estado del
bienestar. Lo mismo puede decirse de todos los bancos y las grandes
corporaciones.
Esto es lo
que él se refiere como una "economía amañada, un sistema" en la que
una poderosa elite rica ejerce su dominio sobre la gente común, no sólo
económica, sino política. Esa es una descripción justa del capitalismo
del siglo XXI en los EEUU y en cualquier otro lugar donde el capital lleva la
batuta. Sanders aumentaría las tasas de impuestos para los que ganan más
de $ 250.000, aumentando su tasa al 37 por ciento. Los que están en el extremo
superior de la escala de ingresos - los que ganan más de $ 10 millones al año -
pagarían el 52 por ciento en el impuesto sobre la renta. Sanders
también aumentaría otras tasas o impuestos, incluidos los impuestos de la
Seguridad Social para los ingresos más altos. Además, gravaría las
ganancias de capital en el mismo porcentaje que se hace a los ingresos de un
contribuyente en su trabajo.
Él dice
que todos los jóvenes deben tener la oportunidad de recibir una educación,
encontrar empleo y generar ingresos; que la educación debería ser gratuita y
digna para todo individuo en los Estados Unidos. Él afirma que a través
de la educación, la juventud de Norteamérica puede tener acceso a una gama más
amplia de puestos de trabajo y pueden llegar a ser miembros más productivos
para la sociedad. Su propuesta de acceso universal a la salud va mucho
más allá del esquema del Obamacare, el nuevo sistema de salud impulsado por
Obama.
Hay muchas
cosas en el programa de Sanders que serán muy atractivas para muchas personas
en los EEUU. Con muchas de estas cosas estamos de acuerdo, como la atención
universal de la salud, la educación gratuita, la reducción de la deuda de los
estudiantes y el salario mínimo de 15 dólares la hora. La gran pregunta
que hay que responder, sin embargo, es ¿cómo se pueden conseguir todas estas
cosas sin romper el poder de los grandes bancos y monopolios?
Él ha
propuesto dividir los bancos más grandes del país, diciendo que los seis más
grandes ejercen demasiado control sobre la economía. También ha propuesto
la restricción a los directores ejecutivos de los bancos de servir en los
directorios de las 12 juntas regionales de la Reserva Federal, diciendo
que su pertenencia a esas juntas plantea un conflicto de intereses y
socava la regulación de la industria de servicios financieros. Pero propuestas
similares se han hecho muchas veces antes, sobre todo por Theodore Roosevelt
hace cien años, sin el más mínimo efecto a largo plazo.
La idea de
dividir los grandes monopolios es aún más vieja que eso. Esta idea va en
contra de las leyes más fundamentales del capitalismo que Marx explica en el
Manifiesto Comunista. Marx explica que la competencia conduce
inevitablemente al monopolio. Las empresas más grandes siempre se tragarán
a los más pequeñas. Los marxistas dicen que este control sólo es posible
mediante la expropiación de los grandes bancos y corporaciones. Pero
Bernie Sanders no aboga por eso. En su lugar, aboga por romper los grandes
bancos y regular el capitalismo. Dice que Franklin D. Roosevelt es su
presidente preferido.
Esta es
una observación importante, como lo es su afirmación de que el socialismo que
tiene en mente es como el de los países escandinavos, es decir, una especie de
capitalismo regulado con un estado de bienestar y menos desigualdad. El
problema con esta idea es que ya no existe, incluso en los países
escandinavos. Nosotros, los marxistas decimos: vamos a luchar por cada
reforma que represente una verdadera mejora para la vida de los trabajadores y
la juventud, pero debemos estar dispuestos a sacar todas las conclusiones
necesarias.
Cuando los
críticos burgueses de Sanders advierten que su programa sólo puede ser
realizado por una revolución desde abajo, tienen toda la razón. Si esta
lucha ha de tener éxito, debe terminar con el derrocamiento de la dictadura de
Wall Street y de los grandes bancos y corporaciones. La única manera de
romper el poder de los grandes monopolios privados es reemplazar los monopolios
privados con un monopolio estatal de los bancos y las grandes
corporaciones. En lugar de la dictadura de un puñado de patrones de un
consejo de administración, una economía socialista planificada estaría bajo el
control democrático y la gestión de la clase obrera.
¿Puede ganar?
La batalla
por la presidencia de Estados Unidos se ha desplazado a una marcha diferente
conforme los caucus y elecciones primarias se van llevando a cabo estado por
estado hasta junio. Así ¿podría Sanders ganar la nominación para
presidente? Eso depende de muchas cosas. Su victoria en New Hampshire
no necesariamente se repetirá en otros estados, particularmente en el sur,
donde, al menos por el momento, Sanders está en una posición más débil con
respecto a su oponente.
Después de
la victoria de New Hampshire Sanders dijo: Están tirando todo contra mí,
excepto el fregadero de la cocina, y tengo la sensación de que el fregadero de
la cocina llegará muy pronto también". Ese sentimiento está bien
fundado. Ellos tirarán de cada truco sucio conocido y movilizarán todos
sus recursos para detenerlo. Hillary Clinton dice que va a luchar por cada
voto en cada estado, y no dudamos de que esta es la verdad. Ella tiene el
respaldo de la poderosa maquinaria del Partido Demócrata.
El
denominado sistema de "superdelegados" significa que Sanders es
probable que necesite un 60-70 por ciento para ganar. Esa es una tarea
gigantesca. Sin embargo, al final, no es inconcebible que pudiera
ganar. El ambiente de rabia contra el Establishment es tan fuerte que la
maquinaria del partido no puede ser tan formidable obstáculo como parece. La
situación es tan volátil que casi cualquier cosa puede suceder.
¿Qué va a
ocurrir si Bernie Sanders no gana la nominación? Eso depende de cómo él
reaccione. Él ha declarado públicamente que si es vencido apoyaría a
Hillary o a cualquier otro candidato del Partido que resulte elegido. Si
lo hace provocaría una ola de decepción entre sus seguidores. El
movimiento que ha inspirado podría evaporarse como una gota de agua caliente en
una estufa caliente. Pero esa no es en absoluto la única posibilidad.
El
movimiento en torno a Bernie Sanders ha construido una gran locomotora de vapor
que tenderá a acelerar y crecer en los próximos meses. Existe una
interacción dinámica entre Sanders y el creciente movimiento que
encabeza. Si al final ellos son engañados por la victoria de las
maniobras de la maquinaria del partido, habrá una explosión de ira que debe
tener un efecto sobre Sanders que estará bajo una inmensa presión para no
aceptar el resultado.
Lo que
esta campaña ya ha demostrado es que las que eran asumidas como las leyes de la
política de los EE.UU. eran, en realidad, sólo costumbres y tradiciones que se
pueden romper y que, de hecho, se han roto. Por tanto no puede excluirse que
esto podría conducir a Sanders a romper con el Partido Demócrata y moverse en
dirección a la creación de un nuevo partido a la izquierda de los
Demócratas. Eso representaría un cambio fundamental en toda la situación.
Sanders y el Partido Demócrata
Lenin
señaló que la historia conoce todo tipo de transformaciones peculiares y ha
habido muchas de estas transformaciones últimamente. El molde de la
política ha sido roto en un país tras otro: Grecia, España, Gran Bretaña, por
citar sólo los ejemplos más obvios. Esto no es casual. La crisis que
comenzó en 2008 y aún continúa ha tenido un profundo efecto en la
conciencia. Las estructuras políticas tradicionales han sido sometidas a
presiones irresistibles y en muchos casos han sido destrozadas por estas
presiones.
En tal
situación, es necesario profundizar en los procesos con mucho cuidado y
asegurarse de que nuestras tácticas, consignas y orientación estén en sintonía
con una situación que está cambiando rápidamente. Esto es cierto tanto
para los EE.UU. como para cualquier otro país. Hemos dicho muchas veces
que no hay ninguna diferencia real entre Republicanos y Demócratas. ¿Sigue
siendo el caso? Por supuesto que sí. En las palabras del gran
escritor estadounidense Gore Vidal: "Nuestra República tiene un solo
partido - el Partido de la propiedad - con dos alas de derechas". Eso
es absolutamente correcto y tiene que quedar claro para el punto de partida de
cualquier análisis marxista.
Sin
embargo, el punto de partida todavía no es el final del viaje, y este viaje
puede tomar todo tipo de caminos extraños e inesperados para nosotros –o
cualquier otra persona. La campaña de Sanders representa definitivamente
un nuevo e importante factor en la ecuación. Una cosa es el Partido
Demócrata y otra cosa es la campaña masiva que se ha desarrollado en torno a la
persona de Bernie Sanders. Debemos tener cuidado en hacer esta
distinción. Ya ha sido hecha por muchos de los que siguen a Sanders, no
porque él sea un Demócrata, sino porque dice que es socialista.
Sanders
no es Demócrata desde hace mucho tiempo. Era un socialista
independiente, ex alcalde de Burlington, Vermont, que se agrupó con los
Demócratas en el Capitolio. El Establishment del Partido Demócrata lo
aceptó como candidato claramente porque pensaban que podría ser utilizado para
tirar de algunos sectores progresista a favor del partido y no parecía haber
ninguna posibilidad de que fuera elegido. Un error similar fue cometido en
Gran Bretaña por los líderes del Partido Laborista cuando permitieron que el
nombre de Jeremy Corbyn figurara en la papeleta de votación para elegir al
líder del partido. Fue hecho por exactamente la misma razón: estas
personas están completamente fuera de contacto con el ambiente real de la
sociedad. Al igual que en otros países, la élite política de los EEUU está
totalmente alejada de la realidad.
Estamos a
favor de la creación de un Partido Laborista en los EEUU. Decimos que el
Partido Demócrata es un partido burgués que no puede ser cambiado. Esto es
cierto para lo que ya sabemos, pero no va lo suficientemente lejos. Es
necesario decir concretamente cómo se puede formar un Partido
Laborista. En el pasado hemos mantenido que probablemente la iniciativa
procedería de los sindicatos que romperían sus lazos políticos con los
Demócratas. Esa era una hipótesis razonable. Pero como cualquier
otra hipótesis debe ser probada en la realidad.
Ha habido
muchos intentos de hacer campañas a favor de un partido laborista basado en los
sindicatos, pero no han conducido a ninguna parte. La degeneración de la
dirección sindical en los EE.UU., probablemente, ha ido más lejos que en
cualquier otro lugar. Los líderes sindicales no tienen absolutamente
ninguna intención de romper con los Demócratas o de crear un Partido
Laborista. De hecho, la idea misma les llena de terror.
El
movimiento por una alternativa de izquierda a los Demócratas, bloqueado por la
burocracia sindical, no ha desaparecido. El descontento con la dirección
del Partido Demócrata nunca ha sido tan intenso como lo es hoy. Sin
embargo, ha surgido en el movimiento en torno a Bernie Sanders. Por
supuesto, hay que proceder siempre a partir de los fundamentos si no queremos
ser desviados de la trayectoria por acontecimientos efímeros. Pero es
perfectamente claro que algo está cambiando en la política de Estados Unidos y
tenemos que analizar con cuidado y sacar las conclusiones necesarias.
Una cosa
es el programa y las ideas acabadas del marxismo, pero otra cosa, completamente
distinta, es la conciencia necesariamente inacabada, confusa y contradictoria
de las masas. No podemos esperar que los jóvenes que recién están
despertando a la vida política tengan una clara comprensión de la naturaleza de
las cosas. Es la tarea de los marxistas proporcionar la claridad
necesaria. Pero esto no puede hacerse simplemente reiterando las
proposiciones generales del marxismo (aunque sean cien por cien correctas). Es
necesario comprometerse activamente con el movimiento, entrar en un diálogo
significativo con él, compartir su experiencia colectiva, y por supuesto,
explicar pacientemente en términos que puedan ser comprendidos.
El trabajo
de los marxistas sería ciertamente muy simple, si las masas entraran en la
lucha política con una conciencia socialista ya formada. En ese caso, no
habría ninguna necesidad de tomarse la molestia de construir una organización
marxista. Pero sabemos que este no es el caso, que las masas entran en la
lucha con las ideas muy confusas y sólo poco a poco, sobre la base de la
experiencia, empiezan a entender la realidad de la situación.
Mientras
explicamos pacientemente las limitaciones del reformismo de izquierda y
defendemos las ideas del marxismo revolucionario, es esencial que construyamos
puentes hacia los jóvenes que apoyan a Bernie Sanders. Los compañeros de
la Liga Obrera Internacional (WIL, sus siglas en inglés) han señalado
correctamente que "en esta época de crisis capitalista, hay sólo un
pequeño paso entre la lucha por derechos básicos y modestas reformas y sacar
conclusiones totalmente revolucionarias. El creciente interés en el
socialismo es un fenómeno en todo el mundo, con diferentes versiones que se
derivan de las tradiciones y la historia de cada país: la apuesta de Jeremy
Corbyn para liderar del Partido Laborista en Gran Bretaña; Pablo Iglesias, y el
auge de Podemos en España; la elección de Tsipras y Syriza en Grecia.
Aquí en los EE.UU. estamos experimentando nuestra propia variante,
distorsionada a través del prisma de un país con un pasado anticomunista y sin
un partido obrero de masas tradicional.
"A
falta de una alternativa viable, y con los líderes obreros sin ofrecer una vía
independiente de clase, muchos trabajadores se encuentran votando
"Demócrata" cuando la época electoral empiece a rodar. Bernie
Sanders, el senador independiente de Vermont, está postulándose como Demócrata
para la nominación presidencial de ese partido. Su llamamiento a una
revolución política y por un socialismo democrático resuena en millones de
estadounidenses decepcionados con las falsas promesas de cambio de Obama.
Después de años de "recuperación" anémica, austeridad, y desigualdad
escandalosa, su crítica contra la "clase multimillonaria" ha tocado
una fibra desde Minneapolis a Maine".
Todo esto
demuestra que debajo de la superficie de la política estadounidense las placas
tectónicas se están moviendo. Tarde o temprano esto producirá un
terremoto. Lo que estamos presenciando son los primeros temblores que
anuncian la llegada de un cataclismo.
London 12
de febrero de 2016
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