CATALUNYA: PUNTO CRÍTICO DEL PROCESO. LA REACCION INTENTA LEVANTAR CABEZA
El
proceso independentista catalán se encuentra en un momento crítico. La
disyuntiva es avanzar o retroceder. El Tribunal Constitucional ha prohibido la
celebración del pleno del Parlament de Catalunya del lunes, que debía ratificar
el resultado del Referéndum del 1-O y proclamar la República catalana.
Desairando el discurso Real, han surgido iniciativas de diálogo por todas
partes, con escasa probabilidad de salir adelante. Por su parte, la burguesía
catalana se ha alineado abiertamente con el régimen español, y ha iniciado una
guerra mediática de amenazas económicas contra su propio pueblo.
Una
situación revolucionaria
Si el movimiento por la
autodeterminación catalana ha llegado tan lejos, se debe única y exclusivamente
a la determinación de la gran mayoría del pueblo catalán por decidir su
destino. Por tanto, la tarea de los próximos días y semanas es mantener y
profundizar la movilización y organización de masas en la calle contra la
represión del Estado español y hacer cumplir el mandato emanado del referéndum
del 1-O.
El punto clave es la movilizacion de mases en las calles |
Por su parte, la tarea de la
izquierda española es responder de la misma manera, llamar a movilizar contra
todo intento de reprimir la voluntad democrática manifestada por el pueblo
catalán, exigir la caída del gobierno de Rajoy y denunciar el papel cómplice de
la monarquía con su política.
Si algo destaca de lo
sucedido en Catalunya es el inmenso poder que descansa en las masas cuando se
ponen en movimiento. Pese a la “ilegalidad” del Referéndum, millones impusieron
la celebración de mítines, pegadas masivas de carteles y papeletas, la
liberación de detenidos, y la apertura de los centros de votación; pusieron el
cuerpo y el alma para que más de dos millones pudieran votar, y millones se
movilizaron el día 3 de octubre para mostrar su repulsa por la represión
policial. Si todo esto no revela una situación revolucionaria, no sabemos cómo
podría denominarse. Un analista burgués perspicaz, como José Antonio
Zarzalejos, exdirector de ABC y del grupo Vocento, es capaz de ver lo mismo que
los marxistas. El 3 de octubre, escribió un artículo titulado: “Puigdemont ha
perdido el control de Cataluña: es la revolución”, donde declara con
dramatismo: “Sánchez y Cuixat, 'los Jordis', presidentes de la ANC y de Òmnium
Cultural respectivamente, son, con la CUP, los dueños de la situación
revolucionaria en Cataluña”
Divisiones
en el régimen español
Hasta ahora, la acción
directa de las masas en la calle ha maniatado todo intento del Estado de
aplastar el movimiento por la autodeterminación.
Ante un gobierno central
desairado por todo un pueblo, y suspendido en el aire sin apoyos parlamentarios
sólidos, el Rey ha acudido en ayuda de Rajoy y de Ciudadanos, en un intento
agónico de disciplinar las filas “constitucionalistas” y de cortar cualquier
vía de negociación con la Generalitat. Este es un peligroso precedente.
Aparecer por encima del pueblo, exigiendo a los representantes populares lo que
deben hacer, siendo constitucionalmente el jefe del Ejército, revela la
tendencia innata de la monarquía evolucionar hacia el bonapartismo; es decir al
autoritarismo y al gobierno de la espada. La monarquía española, de esa manera,
ha atado su destino a lo que pase en Catalunya.
Pese al llamamiento de Felipe
VI, importantes sectores de la clase dominante española y catalana están muy
preocupados y les gustaría encontrar una solución negociada que detenga el
movimiento popular desde abajo. Hay un grito ensordecedor para que haya
conversaciones, mediación y negociación, procedentes de todas las capas de la
opinión pública burguesa: abogados, arzobispos, organizaciones empresariales,
etc.
Llamativamente, estos
movimientos representan una desautorización expresa de la posición del propio
Felipe VI, que ha quedado muy comprometido con el perfil “represivo” mostrado
estos días.
En paralelo, la burguesía
catalana – que nunca se ha rendido a las veleidades independentistas del
PDeCAT– ha iniciado una campaña de terrorismo económico y mediático anunciando
el traslado de sedes de empresas importantes fuera de Catalunya si se
proclamara la independencia; entre otras: el Banco Sabadell, Oryzon, Catalana
de Occidente, Caixabank o Freixenet. Su pretensión es ejercer presión en la
opinión pública y el PDeCAT. Esto muestra una vez más la inexistencia de
ninguna burguesía “progresista”, ni en Catalunya ni en ninguna otra parte, con
la que aliarse para alcanzar la liberación nacional.
Precisamente, el PDeCAT está
dividido sobre cómo proceder a partir de ahora y ha pedido la mediación
internacional. Incluso, ha llegado a declarar que estaría dispuesto a
suspender la declaración unilateral de independencia si Rajoy “hace un gesto”, como
retirar las fuerzas policiales de ocupación. El problema del PDeCAT es que está
atrapado. Por un lado, ha contribuido a desencadenar un movimiento de
masas en Cataluña que ha adquirido su propia dinámica y que podría escapar a su
control si apareciera dispuesto a traicionarlo. Por otro lado, el Estado
español no le ofrece nada, ni siquiera conversaciones.
Por el contrario, el PP y
todo el régimen español están intensificando la situación al emitir amenazas
constantes.
Al mismo tiempo, el PP y sus
aliados, en particular Ciudadanos, están promoviendo un movimiento nacionalista
reaccionario español bajo las consignas de "defensa de la unidad de
España", "defensa de las fuerzas de seguridad", etc., Hasta
ahora sólo han atraído a una franja de extrema derecha, pero no puede
descartarse que pueda crecer en los próximos días y semanas, también en
Cataluña, como lo demuestra la manifestación españolista anunciada y convocada
a bombo y platillo para este domingo 8 de octubre en Barcelona que,
probablemente, podría tener un tamaño significativo.
Un
momento crítico
Estamos en un momento
crítico, si las vacilaciones de la dirección del Procés se prolongan, sin
ofrecer una salida, reflejo de la inconsistencia y falta de decisión propias de
políticos pequeñoburgueses que temen y desconfían del propio movimiento de
masas generado, eso puede trasladarse a las capas más vacilantes de las masas y
arrastrar en cascada a un sector significativo. Esa sería la señal para que la
reacción neofranquista retomara la iniciativa. Una derrota del movimiento en
Catalunya tendría también efectos reaccionarios en toda España, porque
reforzaría el perfil represivo del Estado, al propio gobierno del PP y a la
monarquía. Por eso nos parece muy negativo el papel de la dirección de Unidos
Podemos y de los Comunes en Catalunya, tratando de deslegitimar el resultado
del 1-O y de despertar ilusiones imposibles en una salida negociada con el
régimen español.
El grueso del pueblo catalán
ha asombrado en todo el mundo por su determinación, tenacidad y valentía en
estas semanas, enfrentado a un aparato de Estado poderoso. Debe continuar
adelante y no perderse en dilaciones.
Ahora bien, proclamar la
independencia no basta para constituirse como país independiente. Aunque el
movimiento tiene, sin duda, el apoyo de la mayoría de la población catalana,
falta asegurar el apoyo incontestable de la mayoría decisiva de la clase
obrera, sobre todo en la población castellano-parlante, que aglutina una parte
importante del proletariado catalán, y que mira con desconfianza al ala
burguesa del movimiento representada por el PDeCAT y sus políticas a favor de
los ricos, los recortes y la austeridad. Lo que se necesita, por tanto, es que
la izquierda del movimiento, donde la CUP y los sectores más a la izquierda de
los Comunes y Podem tienen una posición significativa, luche por alcanzar la
dirección del mismo, vinculando la república con un programa socialista de
transformación, que arrastre al grueso de la clase obrera catalana.
Las
tareas del movimiento en Catalunya
En lo inmediato, lo que se
necesita es preparar la resistencia para responder con una nueva ofensiva en la
calle ante cualquier eventualidad.
El parlamento catalán debe
reunirse sin falta en desafío a las instrucciones antidemocráticas del Tribunal
Constitucional y proclamar los resultados del 1-O, y la sesión debe ser
protegida por las masas en las calles.
La principal tarea del
momento es extender y fortalecer los Comités de Defensa hasta el último barrio
y pueblo de Catalunya, con especial énfasis en los barrios obreros y zonas
fabriles, no como núcleo de activistas sino como organizaciones de masas.
Debería convocarse una
asamblea nacional de Comités de Defensa, para darse una dirección democrática
que responda ante las bases, y decida las próximas etapas del
movimiento. Estas deben incluir la preparación de una huelga general bien
convocada, decidida y votada en asambleas de masas en los centros de trabajo y
en los barrios, y debería ser utilizada como una plataforma de lanzamiento para
declarar la República.
Ante la eventualidad de una
intervención de la autonomía, esta asamblea nacional de comités de toda
Catalunya debería asumir la verdadera representación del pueblo catalán, y
formar un gobierno obrero y popular que, dotado de un programa amplio, recoja
las demandas de todos los sectores populares, desde los campesinos, pequeños
propietarios y profesionales, hasta las demandas obreras más inmediatas,
vinculándolas con la nacionalización de las grandes empresas y bancos
catalanes, que ya han manifestado su apoyo y solidaridad con sus hermanos de
clase de la oligarquía de Madrid.
Llegada a esa eventualidad,
habría que tomar el control de los Mossos, depurarlos de los elementos
reaccionarios que también existen en su seno, y proclamar así una república socialista
catalana que hiciera un llamamiento revolucionario a la clase obrera española
para que se levante contra el podrido régimen capitalista español, e inaugurar
así una oleada revolucionaria socialista por la península, y más allá.
Los acontecimientos de estas
semanas confirman que, en el contexto del régimen de 1978, la tarea de la
autodeterminación nacional tiene un carácter revolucionario y por lo tanto no
puede ser completada por los políticos burgueses catalanes, sino que debe
llevarse a cabo por métodos revolucionarios y conquistando a la clase obrera
catalana en su conjunto.
Lucha de Clases
Comentarios
Publicar un comentario
¡¡ Dejanos tu Opinion !!