¡ PARAR LA MASACRE EN GAZA ! - ¡ INTIFADA HASTA VENCER !

 

CONSTRUIR UN MOVIMIENTO DE MASAS INTERNACIONAL:

¡¡ LUCHEMOS POR EL SOCIALISMO !!

 

Nuevamente el mundo observa perplejo, dejándonos con caras horrorizadas el asedio del Estado de Israel en contra de la Franja de Gaza, en una constante carnicería de sometimiento a la muerte diaria de niños, mujeres y hombres indefensos, masacrados por permanentes bombardeos que provocan el asesinato indiscriminado de miles.  Todo esto no es nada nuevo, ni mucho menos, pero ahora ha saltado de nuevo a la superficie con virulencia, a unos niveles casi sin precedentes, con ataques aéreos a diario en contra de una estrecha Franja de territorio densamente poblada, la Franja de Gaza.

 Las potencias imperialistas, con USA a la cabeza, han “autorizado a Israel” esta nueva carnicería, con el pretexto de “defenderse de los Palestinos”, justificando esta reacción a raíz del ataque terrible que realizó Hamás en contra de civiles israelíes.  A partir de ahí estamos presenciando una de las campañas de bombardeos más intensa y sanguinaria de las que jamás antes Israel infligió a Gaza.  De hecho, si fuera posible hacer comparaciones entre distintos horrores, podríamos concluir que estamos ante una situación aún peor que la llevada a cabo por la invasión imperialista a Irak.

Por:  Salvador Pérez

 Amplias zonas de toda la Franja de Gaza están siendo reducidas a meros escombros, en una situación en donde el agua potable es extremadamente escasa y el hambre acampa por toda la Franja. Ya en el día de hoy, 3 de diciembre, mas de 15.200 habitantes de Gaza han muerto, según cifras facilitadas por el Ministerio de Salud Palestino en Ramallah, unas cifras inciertas y que en palabras de Borrell (Alto Representante política exterior de la UE) pueden ser muchísimas más, porque debajo de los escombros nadie sabe lo que hay. Las cifras, junto con los criminales bombardeos aéreos israelíes que no paran de aumentar día a día. Hasta ahora hemos sido testigos de una matanza provocada por bombardeos aéreos, a los que ahora están comenzando a sumarse la entrada en acción de las tropas de Tierra.  Las fuerzas israelíes ya han comenzado a matar, a asesinar, a palestinos en otros lugares fuera de Gaza, como ha ocurrido en ya Cisjordania y también dentro del propio Israel.

Cada vez mas se esta conociendo que Israel esta utilizando el ataque de Hamas,  el pasado 7 de octubre, como "justificación" para llevar a cabo esta nueva carnicería que están provocando en Gaza. De hecho un reciente articulo, publicado el 30 de noviembre, del periódico estadounidense "The New York Times" saca a la luz que el gobierno de Israel y su ejercito conocía con suficiente antelación que el ataque de Hamas se iba a producir, sino que además facilitaron que el mismo se llevara a cabo, retirando hacia el norte del país las tropas estacionadas en la zona colindante con Gaza.   "NYT" en sus revelaciones no deja lugar a dudas, filtrando un documento de las autoridades israelíes, el cual denominaron con el código "Muro de Jericó", que describía con antelación el tipo de atentado que ocurriría, que finalmente acabo provocando la muerte de 1.200 personas.

 Es claro que para el sanguinario régimen israelí todos aquellos que se oponen a sus planes y ataques en contra de Gaza, especialmente cualquier palestino, es objetivo a matar por sus fuerzas armadas. En este sentido los palestinos se están enfrentando a una represión cada vez mayor. Los últimos datos, igualmente apuntan a que más de 40.000 personas han resultado heridas por los ataques israelíes, entre ellas más de 6.000 niños y 4.000 mujeres. Mas de 250 trabajadores sanitarios han perdido la vida en estos últimos días en Gaza.

 En una situación así no es sorprendente en absoluto que por todo el mundo millones de personas tengan en sus cabezas la pregunta de qué pueden hacer, que podemos hacer, para detener esta nueva repugnante y reaccionaria guerra en Gaza, de qué forma podemos ayudar efectivamente en la lucha por una Palestina libre, en la lucha por los básicos derechos fundamentales a la autodeterminación del pueblo palestino, al respeto a sus derechos nacionales. En nuestra modesta opinión, el movimiento de solidaridad internacional que estamos viendo hasta ahora tiene todo el potencial para poder ser llevado mucho más allá, en una masiva movilización de la lucha de clases en todo el mundo, contra esta nueva andanada de barbarie reaccionaria de Israel y del imperialismo capitalista en contra de todo un pueblo, el palestino, que sufre sus consecuencias directamente.

¿Quién puede parar este holocausto palestino?

        En este sentido es inevitable que miles de trabajadores, de jóvenes y oprimidos en todo el mundo este mirando en busca de una institución que pueda tener autoridad y verdadera voluntad para poder parar esta nueva matanza. De nuevo algunos están depositando sus esperanzas en que esta “Autoridad” puede ser las Naciones Unidas (ONU), con el vago argumento de que “después de todo el propio secretario general de la ONU pidió un alto el fuego humanitario y acusó a Israel de claras violaciones del derecho internacional humanitario”.

 Toda la experiencia de décadas, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, muestran que todos los intentos que hagamos de depositar esperanzas en la ONU para que sea garante de la defensa de los derechos de los pueblos oprimidos acabaran estrellándose contra la cruda realidad. Nada debemos esperar de estos organismos internacionales, tipo ONU.

 La ONU no es una organización independiente, ni mucho menos. Está compuesta internamente por los gobiernos de los países de todo el mundo y a todos los niveles está dominada por las principales potencias imperialistas, a cuyos intereses últimos obedece en su funcionamiento. Los llamados “miembros permanentes” del Consejo de Seguridad, sobre todo el imperialismo estadounidense, determinan todos los puntos esenciales del funcionamiento de la ONU.  Ello es tan así que mientras la Asamblea General aprobó una “moción simbólica” que pedía un “cese del fuego humanitario”, incluso la moción para una “pausa humanitaria” presentada al Consejo de Seguridad de la ONU fue vetada inmediatamente por el gobierno de Estados Unidos, lo cual convirtió en puro papel mojado la resolución aprobada por la Asamblea General.

 Todas las potencias imperialistas se han unido a coro detrás de la potencia más fuerte del mundo, los Estados Unidos, que respalda el ataque israelí a Gaza. En su Cumbre, la UE sólo acordó hipócritamente solicitar a Israel una “pausa humanitaria”, olvidándose de inmediato de exigir “un alto el fuego”. Lo de pedir y exigir la retirada israelí de los territorios ocupados, ni siquiera fue contemplado. Es más, los representantes del imperialismo, entre lagrima y lagrima de cinismo, lejos de querer evitar el derramamiento de sangre inocente de palestinos, están cada vez más preocupados por ver cómo evitar cualquier tipo de lucha de los trabajadores y la juventud en sus propios países y cada vez hacen en la práctica más desprecios por los derechos democráticos. En Francia, Alemania, Gran Bretaña, estamos viendo un aumento de los métodos burgueses de censura a las ideas y al incremento de medidas en contra de los manifestantes.

     Por nuestra parte, internacionalmente los trabajadores, la juventud y el conjunto de los oprimidos bajo el capitalismo no podemos, ni debemos, esperar que los gobiernos occidentales ofrezcan una solución a los problemas del pueblo palestino, como tampoco a los cada vez más graves problemas sociales, laborales y de todo tipo que padecemos. Nada positivo podemos esperar de los gobiernos que representan los intereses de la clase dominante país tras país, esa misma clase que nos está llevando a todos nosotros a cuotas cada vez más altas de barbarie y explotación feroz capitalista.

 Solo y tan solo podemos confiar en la fuerza de nuestra lucha, organizada y movilizada conscientemente. Nuestra lucha es una lucha de clases, la de millones de trabajadores, jóvenes y oprimidos, desde Europa a Asia, desde América a África, en los cinco continentes.  Décadas de opresión y violencia del imperialismo capitalista sobre el pueblo palestino muestran que bajo este sistema de opresión no hay solución a los problemas sociales y nacionales, que bajo el dominio de las multinacionales y la oligarquía financiera cada vez más nos adentramos a un mundo de creciente barbarie, de la cual solo será posible salir definitivamente sobre la base de una lucha de las masas en todo el planeta. Tenemos las fuerzas suficientes y de sobra para cambiar toda la situación existente, poniendo fin a la creciente barbarie que hoy de nuevo vemos en Gaza.

 Una etapa nueva en el declive capitalista

         Aunque el imperialismo estadounidense está en claro declive, este sigue siendo la potencia militar preeminente en el planeta. Un claro ejemplo de ello es que en plena crisis ha enviado dos de sus once portaaviones al Golfo Arábigo. Ningún otro país posee más de dos portaaviones. Para el imperialismo estadounidense Israel siempre ha sido fundamental, su base de apoyo en Oriente Medio, al que siempre respalda plenamente como perro guardián de sus intereses en la región.

 Pero es un hecho objetivo en toda la situación que los países y regímenes del llamado “mundo árabe” tampoco muestran, ni tienen interés alguno en defender la causa del pueblo palestino. Sus intereses son mucho más mezquinos, demostrando a cada paso que el interés de los distintos gobiernos árabes es defender ante todo y sobre todo el poder y los privilegios del conjunto de sus elites gobernantes, el seguir controlando y disfrutando de sus enormes riquezas, en medio de océanos de miseria de las masas.

 Es para este Blog importante remarcar que con todo ello no queremos decir que no podamos hacer nada. Todo lo contrario: ahora más que nunca debemos defender la necesidad de una verdadera “INTIFADA” (Insurrección popular palestina protagonizada por los jóvenes frente a las fuerzas israelíes de ocupación), una amplia lucha de las masas palestinas e internacionalmente para poner fin a este auténtico caos provocado por el capitalismo mundial en crisis. 

 Desde este punto de vista si existe una verdadera “superpotencia”, potencial, que está en contra de los ataques de Israel contra el pueblo palestino, que se opone por miles, decenas de miles y millones a estos brutales ataques contra Gaza.  Solo es necesario un paso más para convertir todo este movimiento en una verdadera potencia: desarrollarlo organizadamente y dotarlo de un genuino programa que plantee la lucha por poner fin al dominio de la burguesía y que se transfiera todo el poder a las manos de la clase obrera.

 Hemos sido testigos de impresionantes manifestaciones masivas que se han desarrollado por todo el planeta, comenzando por el mundo árabe: en Egipto, Líbano, Irak, Jordania, Kuwait y Túnez, así como en Cisjordania– han dejado patente el enorme potencial existente para convertir la lucha de las masas en una potencia de poder popular puesto en pie. Estas movilizaciones han jugado ya un pape enormemente positivo, condicionando la aptitud de los imperialistas de EEUU y de la UE, al menos en sus planteamientos de no ir más allá en su apoyo a Israel en estos momentos y tener que hacer declaraciones, llenas de grandes dosis de cinismo, con sus suaves llamamientos al gobierno reaccionario de Israel para que “no vaya demasiado lejos”.

 Esta es la razón de peso que lleva a las potencias imperialistas y los gobiernos de los regímenes árabes a estar ansiosos por evitar el peligro real de que los acontecimientos puedan desencadenar una guerra regional.  Muestran claros síntomas de ansiedad, sobre todo por evitar que los acontecimientos puedan acabar provocando una nueva “Primavera Árabe”, lo cual no está ni mucho menos descartado, ante el callejón sin salida en el que viven la aplastante mayoría de las masas árabes.

 Aún tienen frescos en la memoria los acontecimientos de hace poco más de una década, en donde movimientos de masas de la clase obrera y los sectores pobres de la población explosionaron y provocaron la caída en cascada de regímenes en varios países de la zona, entre ellos las dictaduras que parecían más poderosas, que se derritieron como azucarillos ante el empuje de la lucha de clases.  Finalmente, todos esos movimientos de la clase obrera fueron descarrilados y derrotados, por la ausencia de un factor clave en toda revolución: la ausencia o debilidad de partidos propios de la clase obrera, dotados de un claro programa para transformar, en términos socialistas, la sociedad.

 A pesar de ello, la “Primavera Árabe” dejo constancia nuevamente de que la clase obrera es potencialmente el factor determinante de la sociedad, que sin el permiso de los trabajadores no se mueve nada, ni se enciende una luz, ni suena un teléfono. Es esta fuerza que está latente en el seno de la clase trabajadora lo que potencialmente la convierte en la fuerza más poderosa de la sociedad, la única capaz de plantearse una lucha por el derrocamiento del orden social existente. Este es el factor que hace que los gobiernos y las élites árabes y en todo el planeta sientan temor ante el futuro, ya que piensan justamente que tal vez la próxima vez puede que no tengan tanta suerte y pueden perder su dominio sobre la sociedad.

 Un Movimiento internacional contra la masacre en Gaza

         A estas fechas ya han salido a las calles a protestar cientos de miles por distintos países. Ello sin duda está teniendo sus consecuencias en como los imperialistas encaran los acontecimientos, pues sienten la presión social sobre sus nucas y cuellos. La tarea ahora que tenemos por delante es redoblar esa presión, redoblar por cientos de miles más las protestas, manifestaciones, en solidaridad con el pueblo palestino. Este es único camino posible que puede ayudar a parar la matanza continua de población indefensa en Gaza, creando un potente movimiento de solidaridad internacional, que defienda la causa del pueblo palestino, ligado a nuestras reivindicaciones por mantener y mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora país por país, por salarios dignos, por la educación, la sanidad, las pensiones públicas, por todo lo que está siendo puesto en jaque por los gobiernos de la burguesía en todos los países para mantener e incrementar los beneficios de las multinacionales, las grandes empresas y bancos.

          Ahora hace veinte años de la intervención imperialista y del inicio de la guerra en contra de Irak. Entonces tuvimos todo un ejemplo de lo que podemos hacer ahora. A mediados de febrero de 2003 millones de trabajadores, de jóvenes, de oprimidos bajo el capitalismo salimos en manifestaciones por todos los países. En Madrid y el resto de ciudades del Estado español cientos de miles ocuparon las calles, en Londres más de dos millones y muchos más en otras ciudades. Cientos de miles, millones por las calles de todo el planeta. Y este movimiento tuvo sus repercusiones directas en abortar muchos de los planes de los imperialistas, aunque es cierto que no evito la guerra en sí. El gobierno del llamado “Nuevo Laborismo” en Gran Bretaña se vio sacudido por el movimiento de masas y T. Blair sintió pavor ante la perspectiva de tener que dimitir. El gobierno de derechas de Aznar en España se vio sacudido hasta la medula y posteriormente tuvo una derrota electoral.

           Aquel movimiento contra la guerra de Irak no solo fue un movimiento de los estudiantes y la juventud, sino un movimiento en el que cientos de sindicalistas, de trabajadores, de jubilados, amas de casa y oprimidos participaron activamente. El temor de la clase dominante de que el movimiento impregnara la llama de la lucha de los trabajadores tuvo sus claras repercusiones.

             Sin embargo, ese movimiento en líneas generales careció de una genuina dirección, ni política ni sindical, que le permitiera dar pasos para ampliarlo más allá, con acciones de lucha más decisivas, con una perspectiva hacia la huelga general de la clase obrera en distintos países, como podría haber sido el caso en el Estado español o en Inglaterra. En el llamado “día X”, el día fijado por el imperialismo norteamericano y sus apoyos en Europa para la invasión de Irak, cientos de miles de estudiantes de los Institutos y Universidades se declararon en huelga y marcharon en manifestaciones masivas, a las que de forma limitada se unieron diversos grupos de trabajadores, que no fueron convocados a la huelga por los sindicatos. Si los dirigentes obreros hubieran llamado claramente a la huelga general, uniendo en la lucha a los trabajadores y a la juventud, en distintos países, las repercusiones podrían haber provocado cambios en toda la situación.

             La clase obrera redobla la confianza en sus propias fuerzas cuando se moviliza, cuando como clase sale a la lucha. Si en aquel entonces las direcciones sindicales hubieran procedido a la convocatoria de huelgas generales en contra de la guerra imperialista ello hubiera inyectado enormes dosis de confianza entre la clase obrera y hubiera fortalecido enormemente el movimiento contra la guerra en los propios Estados Unidos. Hoy, nuevamente, estamos ante una situación parecida. Si las direcciones sindicales y políticas de la clase obrera en los diferentes países llaman claramente a los trabajadores a organizar acciones colectivas, llaman al bloqueo de la producción de equipos y de transportes militares con destino a Israel, ello podría poner en serios aprietos al imperialismo y a su apoyo a las reaccionarias políticas de agresiones de Israel en contra de Gaza y los palestinos.

 El problema palestino y Hamas

             Los israelíes y el imperialismo están intentando justificar su criminal política de horror sin fin hacia el pueblo palestino como el fruto de la acción de Hamas el pasado 7 de octubre, cuando atento y asesino a civiles israelíes. Ello, en primer lugar, es pura hipocresía de la clase dominante. Desde hace décadas el pueblo palestino está siendo sometido al fuego de la barbarie imperialista y desde luego los métodos Hamas no son los métodos de la clase obrera, que siempre busca el camino hacia sus reivindicaciones por medio de la lucha unitaria y de masas de nuestra clase contra los que nos oprimen, la burguesía en los diferentes países.

             Las acciones y los métodos de Hamas solo sirven, como vemos en la práctica, para “justificar” la política reaccionaria del imperialismo e Israel.  El pueblo palestino está luchando contra un ocupante brutal. Pero los métodos, las ideas y las acciones de Hamas y del resto de grupos, al proceder a atacar a civiles israelíes dentro de Israel, como ocurrió el 7 de octubre, solo consigue lo contrario de lo que dicen pretender: hacen mucho más fácil al gobierno reaccionario de Israel llevar adelante sus macabros planes, dándoles argumentos para movilizar a más sectores de la población de Israel en favor de sus actuales ataques criminales y salvajes en contra de Gaza.  Por supuesto, hacen más “justificable” una próxima invasión terrestre de toda la Franja de Gaza, lo cual era bastante temido por el propio gobierno reaccionario de Israel, por las previsibles consecuencias que ello podría tener en una escalada de los movimientos de masas en todo Oriente Medio.

     Frente a los métodos de Hamas y el terrorismo individual, que supone como vemos un verdadero callejón sin salida para las masas, los trabajadores, los jóvenes y oprimidos de todo el mundo debemos apoyar el desarrollo de una nueva INTIFADA HASTA LA VICTORIA, aquel ejemplar movimiento de lucha de las masas palestinas en los territorios ocupados, que comenzó en 1987 y que hizo temblar a todo el sistema de opresión israelí. Hoy los trabajadores conscientes de todo el mundo, comenzando por los revolucionarios, debemos llamar al pueblo palestino a desarrollar una lucha hasta el final, mediante métodos de organización democráticos y de clase, totalmente independiente de las elites ricas dominantes, en el desarrollo de una INTIFADA SOCIALISTA, que coloque el poder de la económica y la sociedad en manos de los palestinos y judíos oprimidos por las elites dominantes.

 

    Los marxistas, los genuinos revolucionarios, siempre hemos explicado que los métodos del terrorismo individual son ajenos a los métodos de lucha de la clase obrera, que toda la experiencia indica siempre logran todo lo contrario de lo que dicen pretender. No es cuestión de pacifismo, sino de que ayuda y que no a la lucha de la clase obrera por emanciparse del capitalismo. En última instancia los métodos del terrorismo individual representan la expresión desesperada de sectores al margen del movimiento obrero, de la pequeña burguesía, ante los problemas de una sociedad en descomposición: la capitalista.

          Dentro de las tendencias políticas de nuestra clase vemos como aquellos que hace décadas aceptaron el capitalismo como el único sistema posible nos hablan de que todo apoyo a la causa palestina es un apoyo a Hamas. Nos referimos a todo tipo de socialdemócratas, en sus distintas variantes (de derecha, centro e izquierda).  Pero también vemos en ciertos y minúsculos grupos que se dicen “izquierdistas”, argumentar que “debemos apoyar a todo aquello que ofrezca una resistencia y oposición a los opresores”. -en este caso deberíamos apoyar a Hamas y demás, a los que están prestos a “dar un apoyo incondicional”, como máximos exponentes de lideres de una lucha de liberación nacional.

         Sin embargo, lejos de las grandes frases, de las ecuaciones que no conducen a ningún sitio, nosotros estamos obligados a ver qué es lo que ayuda o no ayuda en unan lucha, en la lucha de clases. Toda la experiencia de estas últimas décadas ha mostrado de nuevo que, con métodos erróneos, cuando no falsos, todos esos dirigentes que dicen luchar por la liberación nacional del pueblo palestino, lejos de marcar una estrategia correcta para ganar esa lucha, a cada paso la alejan más y más.

 Estamos pues en nuestro derecho a preguntarnos, en concreto, cual ha sido el resultado práctico de todos estos años de dirección de Hamas. En las ultimas elecciones celebradas hace ya 17 años en Gaza, Hamás gano las mismas y ha gobernado Gaza. Ahora, aun con el recelo que en una situación como en la que estamos debemos de tener, las encuestas más recientes de antes de la actual guerra, muestran de nuevo que Hamas tendría grandes mayorías, pero con muy poca o ninguna confianza entre la población palestina, sobre todo por la brutal corrupción que se está dando en el seno de las instituciones de la Franja.  Que Hamas sea una organización islamista de derechas, totalmente procapitalista, opuesta a una organización independiente de la clase trabajadora, es clave en toda la situación y en el fondo uno de los principales obstáculos para poder lograr la liberación palestina.

 ¿Será que es imposible poder derrotar al Estado de Israel, el cual está armado hasta los dientes y es respaldado por el imperialismo estadounidense? Esta pregunta seguro que ronda la cabeza de millones de trabajadores y activistas.

 Es claro que la fuerza y el potencial militar del Estado de Estado de Israel es un lado de toda la cuestión.  Pero es necesario abordar hasta los asuntos bélicos desde una óptica política. Ello es clave para el futuro de la clase obrera. Hemos presenciado muchas veces en la historia como las potencias militares más increíbles se han visto derrotadas por ejércitos más débiles, pero que mantenían una moral alta precisamente basándose en la justeza política de su lucha.

 Desde la fundación de Israel en 1948, los palestinos han sufrido en sucesivas oleadas los mayores crímenes que podamos pensar. El imperialismo, con la inestimable colaboración del régimen estalinista de la URSS, creo el Estado de Israel sobre la base de expulsar a más de un millón de palestinos de sus casas y tierras, enviándolas directamente a campos de refugiados creados en los países vecinos. Los Acuerdos de Oslo, en el año 1993, en un principio crearon esperanzas en que bajo el capitalismo el problema palestino podría tener solución, con la estafa que suponía la idea de una solución con “los dos Estados”.

 Como los marxistas advirtieron desde el principio, eso era una simple creación de una ilusión, la cual se disiparía en muy poco tiempo, acabado convertida en una simple ilusión cruel para el pueblo palestino. Los acontecimientos de las ultimas semanas han venido a confirmar este correcto pronostico. Al igual que todos los acontecimientos están demostrando que ninguna cantidad de fuerzas militares jamás van a poder destruir los deseos y necesidades del conjunto de las masas palestinas, en su lucha por su autodeterminación como pueblo.  Desde ya podemos afirmar que la actual guerra que esta llevando a cabo Israel, por todo lo bárbara y cruel que la hagan, va a poder lograr acabar con esos deseos de las masas palestinas, sino que, por el contrario, esos deseos van ha salir fortalecidos de la misma.

 Por otra parte, seria un error que viéramos a Israel como un bloque homogéneo y compacto. Por el contrario, la sociedad de Israel esta basada en la división en clases de la misma, profundamente dividida. Ello merece y mucho la pena tenerlo políticamente en cuenta.  El PIB per cápita de Israel, en el año 2017, era de 35.700 dólares al año, en comparación con solo 1.700 dólares en la Franja de Gaza, pero, por supuesto, eso no significa que todos los israelíes sean ricos, al igual que el PIB per cápita de Gran Bretaña de 45.100 dólares.

 Un tercio de los niños de Israel crecen en la pobreza. Antes del inicio de la actual guerra teníamos una crisis política y social en Israel sin precedentes, en donde se produjo un fuerte movimientos de las masas durante meses en contra del gobierno que llevo incluso a la convocatoria de una Huelga General y a una extendida negativa de los “reservistas” de prestar sus servicios en el ejército. Es cierto que, con la situación actual, en donde el gobierno estimula los sentimientos chovinistas y patrioteros, este movimiento se ha visto interrumpido, pero ello no quiere decir ni mucho menos que el gobierno sea visto de una forma muy distinta por las masas de Israel. sino que sigue siendo un gobierno profundamente impopular. Las perspectivas apuntan a que una vez se esclarezca el cielo de las nubes que crea el sentimiento de “defensa de la patria”, toda la situación dentro de Israel caminara hacia nuevos y profundos choques en el conflicto entre las clases. La tormenta bélica intenta taparnos la visión de las inevitables tormentas sociales que yacen en el interior de una sociedad israelí, asolada por una profunda crisis.

 Esta perspectiva debemos entroncarla a la imposibilidad que tienen las elites gobernantes de Israel de conceder a los palestinos sus legítimos derechos a gozar de una genuina autodeterminación.  En ello juega un papel central el hecho de que la clase capitalista israelí se mueve en base a la defensa de sus propios beneficios y el seguir controlando para ellos los recursos. Han aprendido que para ello tienen que basarse en combinar permanentemente las políticas (y la guerra no es otra cosa que política por otros medios) de represión salvaje y brutal de los palestinos, con la explotación hasta el imite de la clase trabajadora israelí. En esta dialéctica es en la que utilizan y explotan constantemente la hipócrita política de “la defensa de la nación israelí” para mantener su dominio sobre la sociedad.

 Como dice el viejo proverbio ruso, “la experiencia enseña”. Las propias masas israelís están en el proceso de aprender que es necesario derrocar a la clase dominante para poner fin a los crecientes problemas y dificultades en los que viven día a día. Las tareas de la clase trabajadora israelí pasan por luchar por un genuino gobierno de los trabajadores en Israel, que debe tendrá que romper con el capitalismo y comenzar la tarea central de planificar la economía sobre las bases de un funcionamiento democrático y socialista. Esta perspectiva cambiara la situación en toda la región y colocara las perspectivas del pueblo palestino ante unas perspectivas verdaderamente nuevas.

 Estas tareas no son nuevas, pero si urgentemente necesarias. León Trotsky ya afirmo que los intentos de crear una patria judía en Oriente Medio serian una verdadera “trampa sangrienta” para las masas.  La historia, desde 1948, ha venido a confirmar ese pronóstico, que tenía también en esto toda la razón.  Israel existe desde hace tres cuartos de siglo y ya existe una conciencia nacional israelí, la cual los marxistas, junto al movimiento obrero, no podemos ignorar.  Entre otras cosas, las cifras son concretas: alrededor del 70% de los israelíes han nacido allí y sienten ese territorio como su hogar.  Y como la clase trabajadora desea en todas partes, ellos también quieren poder vivir libres de pobreza, de guerras y de la inseguridad. Pero cada vez, también, son más conscientes de que es algo que nunca lograrán mientras continúe la represión y la barbarie contra el pueblo palestino.

         Un gobierno de los trabajadores en Israel tendría una vía para lograr solucionar todos estos problemas endémicos bajo los gobiernos de la burguesía: el gobierno delos trabajadores israelís establecería negociaciones desde un principio con las organizaciones de los trabajadores palestinos (organizaciones que también deben ser construidas por la propia clase trabajadora palestina) y fruto de los acuerdos se llegara a soluciones con respecto a fronteras, al agua y el resto delos recursos, incluyendo un acuerdo justo sobre como compartir Jerusalén.

 Desde este punto de vista el poder conseguir el genuino derecho a la autodeterminación del pueblo palestino es algo que esta indisolublemente unido al derrocamiento del capitalismo. Todas las demás apuestas para solucionar este problema desde dentro del capitalismo han naufragado una y otra vez. Bajo el capitalismo no hay salida para los problemas de las masas palestinas, ni israelís. Desde siempre para la burguesía de las diferentes potencias el derecho de las nacionalidades oprimidas a su liberación ha sido una moneda de juego. Cuando conviene hablan con los labios una cosa y practican en los hechos la contraria. El ejemplo del pueblo palestino es buena prueba de todo ello.

 Hoy el capitalismo es un sistema globalmente en crisis, completamente incapaz de satisfacer las necesidades   más básicas y elementales de la mayoría de la población a escala mundial y por supuesto incapaz de ofrecer un mundo de progreso y mejor para el futuro.  Las guerras y los conflictos por todo el mundo van aumentando, como síntomas de todas las catástrofes a las que amenaza con dirigirnos el capitalismo en su etapa de agonía prolongada final.

 Potenciar el actual movimiento global de masas en apoyo a los palestinos nos plantea también la posibilidad de ir construyendo las bases sólidas en el movimiento obrero que lo conviertan en una verdadera “superpotencia”, capaz de poner punto y final a este Sistema social podrido y comenzando la tarea de construir una nueva sociedad, socialista, con capacidad para poder satisfacer el conjunto de las necesidades de la aplastante mayoría de la sociedad, incluyendo las legítimas aspiraciones de todas y cada una de las nacionalidades de Oriente Medio y otras zonas del planeta. Dotar al movimiento obrero del claro y nítido programa hacia el socialismo es clave para la victoria en este próximo periodo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

INFORME ANTE LA CORRUPCION EN COLOMBIA Y LA DEPORTACION DE SALVADOR PEREZ

¡¡ Derogar Ya !! Las medidas de Migración Colombia contra Salvador Pérez

COLOMBIA: SITUACION Y PERSPECTIVAS - ¿ HACIA DONDE VAMOS ?