¡¡ LA CLASE OBRERA NECESITA UNA INTERNACIONAL REVOLUCIONARIA !!

150 años fundación de la Primera Internacional

Nota Editor:

       Este articulo fue escrito en Londres, el 28 de septiembre de 2014  por Alan Woods y publicado en la web, en ingles, de la Corriente Marxista Internacional. Tras releerlo en estos días consideramos pertinente publicarlo en este espacio, al considerar que las ideas que contiene son de rabiosa actualidad. Esperamos sea leído atentamente por los lectores y comentado su contenido. El editor del blog es responsable de su traducción al español de esta publicación. 

 

Alan WoodsCorriente Marxista Internacional www.marxist.com

       El 28 de septiembre de 1864, delegados de diferentes países se reunieron en el Pabellón de San Martín en Londres. Este fue el intento más serio para unir a las capas mas avanzadas a escala internacional de la clase obrera. La reunión fue convocada como muestra de respuesta y solidaridad internacional con la insurrección polaca de 1863.

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      La reunión decidió por unanimidad la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), que se conoció como la Primera Internacional. El centro estaba en Londres, dirigida por un comité de 21 personas, encargadas de su constitución y la elaboración de un programa. Esta tarea fue encomendada a Karl Marx, que, a partir de ese momento en adelante jugó un papel de liderazgo decisivo en la Internacional.

      En retrospectiva, podemos decir que la tarea histórica de la Primera Internacional fue establecer los principales principios, programa, estrategia y táctica del marxismo revolucionario a escala mundial. Sin embargo, la nueva internacional no surgió completamente formada y armada, como Atenea de la cabeza de Zeus. En sus inicios, no fue una internacional marxista, sino una organización extremadamente heterogénea, compuesta de diferentes tendencias.

      Sin embargo, los fundadores del socialismo científico estaban muy lejos de las marcas típicas del sectarismo, que intenta encontrar una organización de la clase obrera químicamente pura, algo que nunca ha existido y nunca existirá. Marx y Engels comprendían la importancia de trabajar en un amplio escenario con raíces de masas de la clase obrera. En este sentido, la participación de los sindicatos británicos era particularmente importante.

        Desde el principio Marx y Engels libraron una lucha tenaz por la clarificación ideológica dentro de la Internacional. Pero ellos entendían muy bien que para el objetivo de conquistar a las masas a las ideas del socialismo científico era necesario llevar a cabo un trabajo paciente dentro de las organizaciones históricamente determinadas del proletariado, con profundas raíces en la clase. Por primera vez la AIT les proporcionó un marco común en el que poner a prueba y debatir sus ideas más allá del alcance de los pequeños círculos revolucionarios que habían existido hasta entonces.

         En el principio de Marx y Engels tenían dificultades formidables. En la mayoría de los países el movimiento obrero estaba en sus inicios. Todavía estaba en su etapa de formación y a menudo estaba influenciado por las ideas liberales y democráticas burguesas. En la mayoría de los países el movimiento de la clase obrera aún no había roto con los partidos burgueses.

        En los días de Marx y Engels la gran mayoría en Europa eran campesinos o bien pequeños artesanos, no trabajadores asalariados. Sólo en Gran Bretaña la clase obrera constituía la mayoría de la sociedad, pero los dirigentes sindicales británicos estaban bajo la influencia de los liberales. En Francia los proudhonistas se oponían a las huelgas, contraponiendo sus ideas utópicas de "mutualismo". También se oponían a la participación de los trabajadores en la lucha política.

        Finalmente, mediante la combinación de firmeza en los principios con gran flexibilidad táctica, Marx y Engels fueron ganando gradualmente la mayoría. Bajo la dirección del Consejo General dirigido por Marx y Engels, la Internacional estableció el marco para el desarrollo del movimiento obrero en Europa, Gran Bretaña y Estados Unidos. Se establecieron raíces profundas en los principales países europeos.

Socialismo e Internacionalismo

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        El socialismo es internacionalista o no es nada. Ya en los albores de nuestro movimiento, en las páginas de ‘El Manifiesto Comunista’, en donde Marx y Engels escribieron las famosas palabras: "Los obreros no tienen patria". El internacionalismo de Marx y Engels no era un capricho, o el resultado de consideraciones sentimentales. Fluía del hecho de que el capitalismo se desarrolla como un Sistema mundial de las distintas economías nacionales y el comercio surge del conjunto de un mercado mundial único, indivisible e interdependiente.

        Hoy en día esta predicción de los fundadores del marxismo ha sido brillantemente demostrada, en casi forma de laboratorio. El aplastante dominio del mercado mundial es el hecho más decisivo de nuestra época. Ni un solo país, no importa lo grande y poderoso, ni los EE.UU., China, Rusia,… puede estar al margen de la poderosa atracción del mercado mundial.

        No hay ningún libro más moderno que ‘El Manifiesto’ de Marx y Engels. En él se explica la división de la sociedad en clases; explica el fenómeno de la globalización, las crisis mundiales de sobreproducción, la naturaleza del Estado y las fuerzas motrices fundamentales del desarrollo histórico.

        Sin embargo, incluso las ideas más correctas no pueden lograr nada, a menos que encuentren una expresión organizativa y práctica. Es por eso que los fundadores del socialismo científico siempre lucharon por la creación de una organización internacional de la clase obrera. Marx y Engels ya habían estado activos en la Liga Comunista, que fue, desde el principio, una organización internacional, pero la formación de la AIT representaba un salto cualitativo.

        La Internacional se desarrolló y creció en el período anterior a la Comuna de París. No estaba al margen de los problemas cotidianos de la clase obrera. Por el contrario, se dedicaba constantemente al trabajo práctico en el movimiento obrero. La Internacional inscribe en su bandera la lucha por la igualdad y luchó para la mejora de las condiciones de las mujeres y jóvenes que sufrieron la mayor opresión bajo el capitalismo. Al principio, la AIT tenía membresía en su mayoría hombres, pero en abril de 1865 se inauguró la pertenencia a las mujeres y la Internacional desarrolló una serie de demandas de las trabajadoras.

       La sede del Consejo General estaba en Londres y varios sindicatos estaban afiliados a la misma. Estaba presente en muchas huelgas y otros conflictos laborales. La Internacional dirigió y lucho para impedir la importación de esquiroles extranjeros y recaudaba dinero para dar ayuda directa a los huelguistas y sus familias. Esto hizo a la nueva organización inmensamente popular entre los trabajadores, que empezaron a darse cuenta de que la Internacional era el campeón del proletariado, y estaba luchando para defender sus intereses.

      A pesar de estos éxitos, o más bien a causa de ellos, los sindicalistas reformistas se alarmaron cada vez más en la creciente influencia de la Internacional en Gran Bretaña. Ellos aceptaron su ayuda, pero no tenían simpatías con sus ideas socialistas y revolucionarias. Sin embargo, la Internacional era popular con el movimiento de la clase obrera británica. El Sindicato en la Conferencia de Sheffield adoptó una resolución agradeciendo a la Asociación Internacional de Trabajadores por sus intentos de unir a los trabajadores de todos los países en una liga fraternal y recomendaba a los sindicatos representados en la Conferencia que se unieran a la Internacional.

La lucha contra el sectarismo

       Marx y Engels fueron obligados a luchar en dos frentes: por un lado, tenían que luchar contra las ideas reformistas de los dirigentes sindicales oportunistas que siempre estaban inclinados hacia la colaboración de clases y la conciliación con los liberales burgueses. Por otro lado, se vieron obligados a librar una batalla constante contra las tendencias ultraizquierdistas y sectarias. Esta situación no ha cambiado mucho en la actualidad. La tendencia marxista se enfrenta exactamente con los mismos problemas y tiene que luchar contra los mismos enemigos. Los nombres pueden haber cambiado, pero el contenido es lo mismo.

       La historia de la Primera Internacional se caracteriza sobre todo por la lucha entre dos tendencias incompatibles: por un lado, el de los sistemas sectarios y utópicos que eran inicialmente dominante en el movimiento de la clase obrera y, por otro, la del socialismo científico, el máximo representante del cual fue Karl Marx.

       En la Primera Internacional, además de owenistas británicos y sindicalistas reformistas, había proudhonistas y blanquistas franceses, seguidores italianos de Mazzini -nacionalista moderado-, anarquistas rusos y otras tendencias. En una carta a Engels, Marx escribió: "Fue muy difícil enmarcar las cosas para que nuestra visión apareciera en una forma aceptable, desde el punto de vista actual del movimiento obrero. [...] Se necesitará tiempo antes de que el movimiento re-despertado permita la antigua audacia de expresión. Será necesario estar FORTITER in re, suaviter in modo [leve en forma y audaz en el contenido]".

       Los anarquistas, tanto los de Proudhon como las tendencias bakuninistas, se opusieron a la participación de la clase obrera en la lucha política, aunque desde diferentes puntos de vista. Los proudhonistas aconsejaron a los trabajadores lograr su emancipación a través de medidas económicas insignificantes, sobre todo por la organización de créditos gratis y de intercambio equitativo entre los productores.

       En el otro extremo, los bakuninistas defendían la "propaganda por el hecho", que reducía a terrorismo y pequeñas insurrecciones individuales, que se suponían iban a preparar el terreno para el levantamiento general para lograr la revolución social de un solo golpe. Mientras Proudhon representaba en una forma idealizada las perspectivas pequeñoburguesas de los pequeños agricultores y artesanos independientes, Bakunin dio expresión a las perspectivas de los lumpemproletariados y las insurrecciones campesinas.

       Estas falsas ideas eran un problema grave en los momentos en los que las masas trabajadoras fueron despertando a una nueva vida. Para recuperarse de la terrible derrota que habían sufrido tras la revolución de 1848, los trabajadores franceses expresaron instintivamente su rebelión contra la esclavitud económica en huelgas, mientras que políticamente se estaba preparando la lucha por el derrocamiento del régimen bonapartista. Pero los proudhonistas se oponían a las huelgas y ofrecían pequeños paliativos de carácter utópico.

         En lugar de basarse en el movimiento real de la clase obrera y en el aumento de las masas a un nivel superior, los sectarios se esfuerzan por imponerles sus doctrinas particulares. Una lucha ideológica fuerte y tenaz era necesaria para purgar la Internacional del sectarismo y dotarla de una base ideológica firme. Marx tuvo que dedicar una enorme cantidad de tiempo y esfuerzo a la lucha contra el sectarismo, en todas sus diferentes formas.

La Comuna de París

        En su día, la burguesía tembló ante la amenaza del comunismo en la forma de la Internacional. Pero los grandes eventos que se preparaban cortarían su desarrollo. Mientras la lucha ideológica se estaba librando dentro de la Internacional, una situación dramática se estaba desarrollando en el continente europeo.

        En julio de 1870 estalló la guerra entre Francia y Alemania bonapartista de Bismarck. La AIT adoptó una posición internacionalista en la guerra. El Consejo General emitió un manifiesto de protesta contra la guerra, de la que se culpaba conjuntamente a Napoleón y al Gobierno prusiano: Mientras señalaba que para Alemania la guerra tenía un carácter defensivo, el manifiesto advertía a los trabajadores alemanes que si permitían que se convirtiera en una guerra de conquista, esto resultaría desastroso para el proletariado, si terminaba en victoria o en derrota.

         La catastrófica derrota del ejército francés el 04 de septiembre 1870 desató una cadena de acontecimientos que llevaron a la insurrección por el proletariado y el establecimiento del estado de los primeros trabajadores en la historia: la Comuna de París. En palabras de Marx, los trabajadores de París "irrumpieron en el cielo". La Comuna no era un parlamento del tipo viejo, sino que era un cuerpo de trabajo con ejecutivos, así como con funciones legislativas. El oficialismo, que hasta entonces había sido un mero instrumento del Gobierno y un instrumento dócil en manos de la clase dominante, fue reemplazado por un órgano representativo compuesto por personas elegidas por sufragio universal y sujetos a revocación en cualquier momento.

         Este no es el lugar para una historia detallada de la Comuna de París. Baste decir que la debilidad de la Comuna era una debilidad de dirección. La Comuna no tenía ni un programa definido, ni una táctica claramente elaborada, tanto para la defensa como para el ataque. En la propia Comuna, los internacionalistas eran una minoría. Sólo diecisiete de ellos eran miembros frente a un total de noventa y dos. En ausencia de un liderazgo consciente, la Comuna no fue capaz de presentar perspectivas amplias a los trabajadores y campesinos, que podrían haber terminado con el aislamiento de los obreros de París.

         A pesar de sus grandes logros, la Comuna cometió errores. En particular, Marx señaló la falta de no nacionalizar el Banco de Francia y no marchar contra el centro de la contrarrevolución en Versalles. La clase obrera pagó un precio terrible por estos errores. Al gobierno de Versalles se le dio tiempo para organizar un ejército contrarrevolucionario que marchó sobre París y aplastó la Comuna con el mayor salvajismo.

         Después de haber ahogado la Comuna en sangre, la prensa burguesa organizó una campaña de calumnias falsas contra ella. Marx defendió con vehemencia a la Comuna. En nombre del Consejo General escribió un manifiesto, que más tarde se conoció como ‘La guerra civil en Francia’, en la que explicó la importancia histórica real de esta gran revolución proletaria. La Comuna era una forma de gobierno político para la clase obrera, una dictadura establecida por la clase oprimida sobre la clase opresora. Era un régimen transitorio que representaba la transformación económica completa de la sociedad. Esto fue lo que Marx quiso decir cuando habló de la dictadura del proletariado.

El colapso de la Internacional

        La derrota de la Comuna de París asestó un golpe mortal a la AIT. La orgía de reacción que se produjo hizo imposible su funcionamiento en Francia y en todas partes la Internacional fue perseguida. Pero la verdadera razón de sus dificultades se encuentran en la fase de expansión del capitalismo a escala mundial que siguió a la derrota de la Comuna. Esto a su vez tuvo un efecto negativo en la Internacional.

       En estas condiciones, las presiones del capitalismo sobre el movimiento obrero resultaron en disputas internas y el faccionalismo. La alimentación de la atmósfera general de la desilusión y la desesperación, las intrigas de Bakunin y sus seguidores se intensificaron. Por estas razones, Marx y Engels primero propusieron trasladar la sede de la Internacional a Nueva York, y finalmente decidieron que sería mejor disolver la Internacional, al menos por el momento. La AIT se disolvió formalmente en 1876.

       La AIT logró sentar las bases teóricas para una genuina Internacional revolucionaria. Pero nunca fue una Internacional de masas real de los trabajadores. Fue realmente una anticipación de futuro. La Internacional Socialista (Segunda Internacional), lanzada en 1889, comenzó en donde la Primera Internacional se había quedado. A diferencia de esta última, la Segunda Internacional comenzó como una Internacional de masas que organizó a millones de trabajadores. Tenía partidos de masas y los sindicatos en Alemania, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, etc.. Por otra parte, se puso de pie, al menos en palabras, sobre la base del marxismo revolucionario. El futuro del socialismo mundial parecía estar garantizado.

         Sin embargo, la desgracia de la Segunda Internacional fue que se formo durante un largo período de auge capitalista. Esto creó su sello en la mentalidad de la capa dirigente de los partidos socialdemócratas y los sindicatos. El período de 1871-1914 fue el período clásico de la socialdemocracia. Sobre la base de un largo período de crecimiento económico, fue posible para el capitalismo dar concesiones a la clase obrera, o, más correctamente, a su capa superior. Esta fue la base material para la degeneración nacional-reformista de la Segunda Internacional (Socialista), que fue expuesto cruelmente en 1914, cuando los líderes de la Internacional votaron por los créditos de guerra y apoyaron a "sus" burguesía en la masacre imperialista de la Primera Guerra Mundial.

La Internacional

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          Las terribles catástrofes de la Primera Guerra Mundial proporcionaron un impulso a la Revolución Rusa, que en 1917 llevó a los trabajadores al poder, bajo la dirección del Partido bolchevique dirigido por Lenin y Trotsky. Pero los bolcheviques nunca vieron la Revolución Rusa como un acto puramente nacional, sino más bien el primer acto de la revolución socialista mundial. Por eso, en 1919 se estableció una nueva internacional revolucionaria.

        La Tercera Internacional (Comunista), generalmente conocida como la Internacional Comunista, estaban en un nivel cualitativamente más alto que cualquiera de sus dos predecesoras. Al igual que la AIT, la Tercera Internacional, en el punto más alto de su desarrollo, FUE sinónimo de un programa revolucionario claro e internacionalista. Al igual que la Segunda Internacional tenía una base de masas, de millones. Una vez más, parecía que el destino de la revolución mundial estaba en buenas manos.

          Bajo la dirección de Lenin y Trotsky, la Internacional Comunista mantuvo una línea revolucionaria correcta. Sin embargo, el aislamiento de la Revolución Rusa, en condiciones materiales espantosas y de atraso cultural, causó la degeneración burocrática de la Revolución. La facción burocrática encabezada por Stalin tomó la delantera, sobre todo después de la muerte de Lenin en 1924.

          León Trotsky y la Oposición de Izquierda intentaron defender las tradiciones impecables de octubre contra la reacción de los estalinistas, las tradiciones leninistas de la democracia obrera y el internacionalismo proletario. Pero ellos estaban luchando contra la corriente. Los trabajadores rusos fueron agotados por años de guerra, la revolución y la guerra civil. Por otro lado, la burocracia se sentía cada vez más segura, empujaron a los trabajadores a un lado y se hicieron cargo de la situación.

          El ascenso del estalinismo en Rusia sofocó el enorme potencial de la Tercera Internacional. La degeneración estalinista de la Unión Soviética hizo estragos en los liderazgos todavía inmaduros de los partidos comunistas en el extranjero. Mientras que Lenin y Trotsky veían la revolución obrera internacional como la única garantía para el futuro de la revolución rusa y el Estado soviético, Stalin y sus seguidores eran indiferentes a la revolución mundial. La "teoría" del socialismo en un solo país expresó el carácter limitado nacional de las perspectivas de la burocracia, que se veían a la Internacional Comunista como un mero instrumento de la política exterior de Moscú. Después de haber utilizado la Comintern para sus propios fines cínicos, Stalin disolvió en 1943 sin siquiera convocar un Congreso.

La 4 ª Internacional

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       Expulsado ​​y exiliado, Trotsky intentó reagrupar las pequeñas fuerzas que permanecieron leales a las tradiciones del bolchevismo y la Revolución de Octubre. En las condiciones más difíciles, calumniado por los estalinistas y perseguido por la GPU, mantuvo en alto la bandera de octubre, del leninismo, la democracia obrera y el internacionalismo proletario.

         Desafortunadamente, además de la pequeñez de sus fuerzas, muchos de los partidarios de la Oposición estaban confundidos y desorientados, y se cometieron muchos errores, sobre todo de carácter sectario. Esto refleja en parte el aislamiento de los trotskistas del movimiento de masas. Este sectarismo está presente hoy en día en la mayoría de los grupos que dicen representar al trotskismo, que no han logrado captar las ideas más elementales que defendió Trotsky.

          Trotsky lanzó la Cuarta Internacional en 1938, sobre la base de una perspectiva definida. Sin embargo, esta perspectiva fue falsificada por la historia. El asesinato de Trotsky por uno de los asesinos de Stalin en 1940, dio un golpe mortal al movimiento. Los otros dirigentes de la Cuarta Internacional demostraron ser completamente desiguales a las tareas planteadas por la historia. Repitieron las palabras de Trotsky sin comprender el método de Trotsky. Como resultado, se cometieron errores graves que llevaron al naufragio de la Cuarta Internacional. La dirección de la Cuarta fue totalmente incapaz de comprender la nueva situación que surgió después de 1945. La ruptura y fragmentación del movimiento trotskista tiene sus raíces en ese período.

          No es posible aquí para entrar en más detalles acerca de los errores de la entonces dirección de la Cuarta Internacional, es suficiente decir que Mandel, Cannon y co., perdieron el rumbo después de la Segunda Guerra Mundial y esto llevó a un completo abandono del genuino marxismo. La llamada Cuarta Internacional degeneró después de la muerte de Trotsky en una secta pequeñoburguesa orgánica. No tiene nada en común con las ideas de su fundador o con la genuina tendencia del bolchevismo-leninismo.

El movimiento ha sido echado hacia atrás

         La Segunda y la Tercera Internacional degeneraron en organizaciones reformistas, pero al menos tenían masas. Trotsky, en el exilio, no tenía una organización de masas, pero tenía un programa, una política correcta y una bandera limpia. Era respetado por los trabajadores de todo el mundo y sus ideas se escucharon. Hoy en día la llamada IV Internacional no existe como organización. Los que hablan en su nombre (y hay unos pocos de ellos) no tienen ni las masas, ni las ideas correctas, ni siquiera una bandera limpia. Ellos han degenerado en el tipo de sectarismo estéril que Marx combatió en la Primera Internacional. Todos hablan de la resurrección de la IV Internacional sobre esta base está absolutamente excluido.

        Debemos enfrentar los hechos. Hoy, 150 años después de la fundación de la Primera Internacional, por una combinación de circunstancias, objetivas y subjetivas, el movimiento revolucionario ha sido echado hacia atrás, y las fuerzas del genuino marxismo reducidas a una pequeña minoría. Esa es la verdad, y el que lo niega no esta más que engañándose a sí mismo y engañando a los demás. Las razones de esto se encuentran en parte en los errores cometidos en el pasado. Pero el factor decisivo para el aislamiento y la debilidad de las fuerzas del marxismo revolucionario se encuentran en la situación objetiva.

         Las décadas de crecimiento económico en los países capitalistas avanzados han dado lugar a una degeneración sin precedentes de las organizaciones de masas de la clase obrera. Se ha aislado a la corriente revolucionaria, que en todas partes se ha reducido a una pequeña minoría. El colapso de la Unión Soviética ha servido para sembrar confusión y desorientación en el movimiento, y establecer el sello final sobre la degeneración de los antiguos dirigentes estalinistas, muchos de los cuales han pasado a la campo de la reacción capitalista.

        Muchos han llegado a conclusiones pesimistas de esto. A esas personas les decimos: no es la primera vez que hemos tenido dificultades, y no estamos en absoluto asustados por tales dificultades. Nos reservamos la confianza inquebrantable en la corrección del marxismo, en el potencial revolucionario de la clase obrera y en la victoria final del socialismo.

        La crisis actual expone el papel reaccionario del capitalismo, y coloca en el orden del día el renacimiento del socialismo internacional. Hay los comienzos de un reagrupamiento de fuerzas a nivel internacional. Lo que se requiere es dar al reagrupamiento una expresión organizada, un programa claro, perspectivas y políticas correctas.

La única salida

        La tarea que nos enfrentamos a es más o menos análoga a la que se enfrentó a Marx y Engels en el momento de la fundación de la Primera Internacional. Como explicamos anteriormente, esa organización no era homogénea, sino compuesta de muchas tendencias diferentes. Sin embargo, Marx y Engels no fueron disuadidos por esto. Ellos se unieron al movimiento general de una clase obrera internacional y trabajaron pacientemente para dotarla de una ideología y programa científico. Se enfrentaron a muchas dificultades. Al final de su vida Engels escribió: "Marx y yo estábamos en minoría durante toda nuestra vida, y estábamos orgullosos de ser una minoría".

       Como Marx y Engels, por décadas nos vimos obligados a nadar contra la corriente. Pero ahora la marea de la historia ha comenzado a girar. La crisis económica mundial de 2008 a 9 marcó un punto de inflexión en la situación mundial y los estrategas del capital no ven ninguna salida. Ellos predicen 10 a 20 años de recortes y austeridad. Esta ha sido la "recuperación" más lenta en la historia del capitalismo y cualquier recuperación que exista definitivamente no está beneficiando a la mayoría de la población.

       La Mecánica elemental nos dice que cada acción tiene una reacción igual y opuesta. La crisis del capitalismo está provocando una reacción de los trabajadores y la juventud. En todas partes, bajo el barniz superficial de calma y tranquilidad, hay una corriente subterránea que hierve de rabia, la indignación, el descontento y la frustración, sobre todo en el estado de cosas existente en la sociedad y la política. En un país tras otro las masas han estallado en la escena con fuerza elemental: Túnez, Egipto, Turquía, Brasil, Grecia, España y Portugal. Incluso en los Estados Unidos hay un descontento generalizado y un cuestionamiento del estado de cosas existente, que no estaba presente antes.

      Hoy en día las ideas de Marx son más válidas y necesarias que nunca. Después de seis años de profunda crisis económica, hay un desempleo masivo, caída de los niveles de vida, constantes ataques contra el estado del bienestar y los derechos democráticos. Tenemos el escándalo de los banqueros, que han destruido el sistema financiero del mundo a través de la codicia, la especulación y la estafa, pero se van con enormes bonificaciones. Oxfam lanzó una estadística que mostró que las 66 personas más ricas del mundo valen más que el 3.5billion de pobres, la mitad de toda la humanidad. Marx predijo todo esto en las páginas de ‘El Capital’ y  ‘El Manifiesto Comunista’.

        Los economistas y los políticos no tienen solución a la crisis, ni de las causas de la misma, que no pueden comprender. Se refieren a una crisis de exceso de capacidad global, pero en realidad usan esos términos porque tienen miedo de llamar a las cosas por sus nombres reales. Lo que quieren decir es la sobreproducción, que Marx ya había explicado en 1848. Esta es la contradicción fundamental del capitalismo, que era algo inaudito en las sociedades anteriores. Y la única manera de eliminar esta contradicción es liberar las fuerzas productivas de la camisa de fuerza de la propiedad privada y del estado nacional.

        La clase trabajadora y los jóvenes no necesitan que se les diga que hay una crisis económica; todo lo que necesitan hacer es encender la televisión. Mientras que la inseguridad es cada vez mayor en un polo, la riqueza se acumula en el otro. La productividad, la cantidad de riqueza producida por hora de trabajo, ha subido más de un 50 por ciento desde la década de 1970 en la mayoría de los países occidentales, y los salarios reales se han estancado aún en el mismo período. La plusvalía colosal producida por la clase obrera es apropiada por los más ricos de la sociedad, lo que el movimiento Occupy llama el 1%.

       La única manera de poner fin a la anarquía capitalista es que la clase obrera tome el poder en sus propias manos, expropiando los bancos y las grandes corporaciones, para comenzar a planificar la economía en líneas socialistas democráticas. Cuando la mayoría de la sociedad -los que realmente crear su riqueza- sean capaces de decidir las prioridades, se asegurará que los recursos de la sociedad se utilizan para la satisfacción de bienes humano necesita, no del beneficio privado. Será posible proporcionar vivienda y asistencia sanitaria decente, educación gratuita en todos los niveles, y al mismo tiempo mejorar enormemente la productividad del trabajo.

        Esta nueva sociedad socialista sentaría las bases para la desaparición de las clases. En palabras de Marx: "En lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, surgirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno es la condición para el libre desarrollo de todos".

El IMT

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        Por las razones que hemos explicado no existe una genuina Internacional de masas en la actualidad. La IV Internacional fue destruida por los errores de los líderes después del asesinato de Trotsky, y en efecto es sólo viva en las ideas, los métodos y el programas defendido por la Corriente Marxista Internacional.

       Gente de todas partes están enfermos y cansados ​​de la situación actual. Hay un deseo ardiente por el cambio. Los movimientos de protesta de masas como Occupy eran una expresión de esto, pero al mismo tiempo exponen las limitaciones de los movimientos puramente espontáneos. Los banqueros y los capitalistas mantienen un firme control del Estado, las protestas se calmaron y todo quedó como antes.

        El problema central puede ser dicho simplemente. Es un problema de liderazgo. En 1938 León Trotsky señaló que la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección proletaria. Eso resume completamente la situación actual. Es una ironía de la historia que los líderes de los partidos obreros de masas se aferran al decrépito capitalismo y al mercado, incluso cuando se está derrumbando ante nuestros ojos. Los trabajadores y la juventud han hecho todo en su poder para cambiar la sociedad. Pero no pueden encontrar ninguna expresión organizada para sus esfuerzos. A cada paso encuentran su camino bloqueado por las viejas organizaciones burocráticas y liderazgos que hace mucho tiempo han abandonado cualquier pretensión de luchar por el socialismo.

          Lo que diferencia a la Corriente Marxista Internacional (CMI) de todas las otras tendencias que dicen ser trotskistas es por una parte, nuestra actitud minuciosa a la teoría, por el otro, nuestro enfoque hacia las organizaciones de masas. A diferencia de todos los demás grupos tomamos como punto de partida el hecho de que cuando los trabajadores se mueven a la acción, no van a ir hacia algún pequeño grupo al margen del movimiento obrero. En el documento fundacional de nuestro movimiento Marx y Engels explicaron que "los comunistas no forman un partido aparte, opuesto a los otros partidos de la clase obrera". Explicaron que:

         "Los comunistas sólo se distinguen de los demás partidos de la clase obrera por esta única: 1. En las luchas nacionales de los proletarios de los diferentes países, que señalan y traer al frente de los intereses comunes de todo el proletariado, independientemente de la nacionalidad .2. En las diversas etapas de desarrollo que la lucha de la clase obrera contra la burguesía tiene que pasar, que representan siempre los intereses del movimiento en su conjunto". (‘El Manifiesto Comunista’ , -Proletarios y comunistas)

        Estas palabras siguen siendo tan ciertas hoy como cuando fueron escritas. La tarea de los marxistas no es proclamar el partido revolucionario e internacional en las palabras, sino construir en la práctica. Para ello, son necesarias dos cosas: la lucha por la teoría revolucionaria, la educación de los cuadros marxistas y una orientación firme hacia la clase obrera y sus organizaciones de masas.

        La Internacional no se construirá con sólo proclamarla. Sólo se construirá sobre la base de los acontecimientos, como la Internacional Comunista fue construida sobre la base de la experiencia de las masas en el período tormentoso de 1914-1920. Los grandes acontecimientos son necesarios para educar a las masas en la necesidad de una transformación revolucionaria de la sociedad. Pero además de los acontecimientos, tenemos que crear una organización con ideas claras y sólidas raíces en las masas a escala mundial.

        Nuestra tarea es la de participar en la lucha de clases hombro con hombro con el resto de nuestra clase, ir a través de todas sus experiencias y en cada momento explicar la necesidad de la transformación socialista de la sociedad. Sólo ganando primero a los elementos más activos y conscientes de la vanguardia proletaria y la juventud hará posible llegar a las masas que permanecen bajo la influencia de la burocracia reformista del Trabajo. En 1917, cuando estaban en una minoría en los Soviets, Lenin dio el siguiente consejo a los bolcheviques: "Explicar Pacientemente!" Eso es un muy buen consejo.

        Lo que se necesita es algo más que campañas de solidaridad, manifestaciones y ocupaciones. Lo que se necesita es la construcción de una Internacional revolucionaria que sea capaz de dar una expresión organizada y una orientación política a la lucha contra el imperialismo y el capitalismo, por el socialismo. Esa es la tarea que nos hemos puesto delante de nosotros.

        Desde sus modestos comienzos la CMI está trabajando en más de 30 países. Nuestro sitio web, www.marxist.com (En defensa del marxismo) es el más exitoso y ampliamente leído en el mundo con millones de visitas cada año. De Brasil a los EE.UU. y Canadá, desde Grecia a Venezuela, de México a Gran Bretaña y Francia, el IMT es la construcción de las fuerzas del marxismo. En Pakistán, en las condiciones más difíciles imaginables, hemos construido una organización de miles de los mejores trabajadores y jóvenes. Este es un gran logro, pero es sólo el comienzo.

        Hacemos un llamamiento a todos los trabajadores y la juventud que está de acuerdo con este objetivo de ayudarnos a lograr nuestro objetivo final: la victoria del socialismo internacional.

¡ Contra el capitalismo y el imperialismo !
¡ Por la transformación socialista de la sociedad!

¡¡ Únete a la IMT en la lucha por el socialismo internacional !!

¡Trabajadores del mundo uníos!

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