COLOMBIA: SITUACION Y PERSPECTIVAS - ¿ HACIA DONDE VAMOS ?

        En estos momentos estamos llevando a cabo una “Campaña de Solidaridad de Clase con Salvador Pérez”, quien está soportando una persecución político-corrupta por parte de funcionarios de Migración Colombia, que han aprobado un "Auto de Deportación", además con prohibición de que vuelva a entrar al país por un periodo de cuatro años. Todo ello tiene como único objetivo favorecer los intereses de un empresario acostumbrado a todo tipo de practicas corruptas, Manuel Angello Moreno (Sociedad Morarci Group SAS), quien maltrató laboral, social y salarialmente, entre a otros, a un trabajador del Taller en Santa Marta, quien fue apoyado por Salvador Pérez. 

        Ante las denuncias que se formularon en contra de la empresa, en el Ministerio de Trabajo del Magdalena y ante los diversos organismos del Estado, como la Fiscalía General de la Nación, este empresario que estaba aliado de forma totalmente corrupta con los Inspectores de Trabajo, estos actuaron para dejar al trabajador, al que además despidieron de su empleo, sin derechos laborales, sin pagarle absolutamente nada, ni de los atrasos salariales, ni débitos de las Primas, Cesantías, Vacaciones, Horas Extras.... así como tampoco nada por el despido ilegal que le hicieron.   De igual forma, este empresario corrupto uso a la Directora Regional en Barranquilla de Migración Colombia y al Oficial de este Organismo en Santa Marta, para que adoptaran medidas de expulsión y prohibición de residencia en Colombia, en contra de Salvador Pérez. 

          El día 19 de este mes de junio se cumple un año de la victoria electoral, en la 2ª Vuelta de las Presidenciales, de Gustavo Petro, del Pacto Histórico. Este hecho llevo a la Presidencia y a la Vicepresidencia del país a Gustavo Petro y a Francia Márquez.  Sin ninguna duda ello supuso un verdadero acontecimiento de carácter histórico, ver como el 7 de Agosto Gustavo era investido Presidente de la República, tan acostumbrados siempre como estábamos a que ello era monopolio exclusivo y reservado para los representantes políticos de la clase dominante colombiana, de los grandes empresarios, banqueros y los oligarcas ganaderos y agrícolas.

         En este año transcurrido hemos visto, vemos a día de hoy, como las tenebrosas fuerzas de la reacción, de la extrema derecha, al igual que de los lacayos de los poderes economicos que están puestos al frente de la dirección de los principales medios de comunicación, de todos/as aquellos que siempre han estado unidos por mil lazos, visibles e invisibles, con todos aquellos sectores de la corrupción, de los paraco-militares, de las bandas y clanes del narcotráfico,…  no han aceptado, ni aceptarán jamás, la derrota que tuvieron a manos del pueblo colombiano en las elecciones presidenciales.  De forma constante y permanentemente agitan en contra del gobierno, sobre todo de aquello que ven como una verdadera amenaza a sus privilegios y poder económico sobre la sociedad: en contra de las anunciadas reformas que serán beneficiosas para los más necesitados de la sociedad.

          Es meridianamente claro que la victoria de Petro no fue el fruto, simplemente, de que se unieran diferentes organizaciones políticas y sociales en la lucha electoral. Es más, en honor a decir la verdad siempre, hoy por hoy el hecho de que en el Pacto Histórico estén representados los partidos y algunos "lideres" llamados del “centro-derecha” comienza ha ser un serio problema para el propio proyecto inicial de Petro y Francia.  Estos partidos y dirigentes políticos de derechas dentro del Pacto Histórico están colaborando y haciendo cuanto pueden para paralizar todas las medidas progresistas que se plantean desde los sectores de la izquierda. Estos políticos "amigos" de derechas, desde sus puestos en el Gobierno o en el Congreso, representan fielmente los intereses de la clase dominante, y como agentes de la misma que son, intentan a cada paso impedir la aplicación de cualquier reforma progresista, de las políticas en favor de la aplastante mayoría de la sociedad. 

        Ya es momento de que Gustavo Petro, Francia Márquez y la izquierda en el Pacto Histórico hagan una reflexión seria sobre todo esto, de que pongan en su sitio a todos estos elementos de la derecha, que hoy están dentro del gobierno y del Pacto Histórico, pero que solo esperan el momento apropiado para dar cuchillo por la espalda a la izquierda. Los trabajadores, los jóvenes, los campesinos pobres y los oprimidos bajo el capitalismo colombiano necesitamos de un genuino gobierno de izquierdas, que aplique una verdadera política de izquierda en favor de la aplastante mayoría de la población, no solo en las palabras, sino en los hechos concretos. Es hora de tener claro y de exigir al compañero Petro que: 

    ¡¡ Fuera del gobierno los ministros de derechas, que solo son la sombra de la clase dominante, que solo representan en nuestras filas los intereses de los poderosos económicamente de Colombia !! 

      Hoy por hoy el gobierno del Pacto Histórico esta siendo un gobierno de Frente Popular, tal cual hemos visto cientos de veces en la historia de muchos países, con una misma actuación: los representantes de la derecha frenan los avances sociales y cuando el gobierno pierde credibilidad ante las masas, ellos mismos están prestos para hacer que vuelvan al gobierno los mismos que siempre gobernaron, en este caso es lo que preparan para Colombia, para que los uribistas y la extrema derecha, con sus políticas antisociales, vuelvan al gobierno.

        Debemos, estamos obligados a ello, decir la verdad tal cual es. La victoria electoral de Gustavo Petro simplemente no hubiera sido posible sin el tremendo deseo de cambiar la realidad que prima en la mente de millones y millones de colombianos/as. Y todo ello se vio claramente antes que en las elecciones en el acontecimiento decisivo de este periodo, que tuvo un impacto colosal en la conciencia de las masas, que supuso una enorme “escuela de aprendizaje" acelerado para las masas colombianas: el Paro Nacional del año 2021

         La derecha, los uribistas y todos los demás, no perdonan la victoria de Petro y Francia, por que fue un segundo gran acontecimiento para la sociedad colombiana, que ha ayudado a incrementar la confianza de las masas colombianas en sus propias fuerzas. En el lenguaje social y sencillo de millones de trabajadores , jóvenes y oprimidos todo se puede explicar, tal y como hacíamos hace un año, con esta sencilla conclusión: "solo nuestra lucha, nuestra movilización en las calles, es garantía para poder vencer a la extrema derecha, a todos esos que solo representan y significan miseria, opresión y crecientes necesidades sociales, que representan y encarnan a los corruptos, a las grandes fortunas del país, a los empresarios, banqueros y oligarcas ganaderos y de la tierra”.

        Durante las elecciones presidenciales, como una prueba más de que algunos estrategas serios de la clase dominante son conscientes de cuál es la situación real, podíamos leer las declaraciones del Catedrático y analista burgués, Alejandro Gavíria, en el periódico londinense 'Financial Times', en las que decía textualmente lo siguiente: “estamos durmiendo en la boca de un volcán. Hay mucha insatisfacción.  Podría ser mejor tener una explosión controlada con Petro que contener el volcán. El país está demandando el cambio”.

         La clase dominante, sus representantes en los medios de comunicación, en los partidos políticos de la derecha, los representantes de la corrupción en distintos estamentos del Estado (Fiscalía General, oficialidad del Ejercito y Policía,…) no quieren a Gustavo Petro en la Presidencia de la república. Y no quieren, sobre todo, políticas que beneficien a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Es por ello que se han propuesto y planeado, de una u otra forma, sacar a Gustavo Petro del Gobierno, impedir que el gobierno  pueda aprobar la “reforma laboral, de la salud, la pensional, educativa,…”.


    El pasado 10 de mayo vimos como unos 5000 ex policías y ex soldados, retirados del servicio, se concentraban en la Plaza de Bolívar de Bogotá, para protestar en contra de las reformas que proyecta el gobierno de Gustavo Petro y, según decían, “en defensa de la separación de poderes”, que según la derecha el presidente había “invadido” con la discusión pública que este había mantenido con el Fiscal GeneralEsta concentración de elementos reaccionarios trataba, sobre todo, de infundir miedo, en el gobierno y en las masas colombianas, con un comportamiento provocador, belicista y acciones típicas de la extrema derecha, como el acto de “arrancar a las bravas la bandera que porta la Guardia Indígena, que días antes había sido puesta en la estatua de Simón Bolívar, cambiándola por la tricolor”.   

Estos concentrados provenían de diferentes sitios del país y fueron concentrados con el patrocinio del partido del ex presidente Uribe Vélez y las congresistas María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, por el partido de la ultra-derecha “Centro Democrático”. Esta concentración de reaccionarios estuvo dirigida en todo momento por Eduardo Zapateiro, el Comandante del Ejército bajo el gobierno anterior de Duque. 

Por su importancia real, la concentración de reaccionarios debía de ser una noticia más del día, pero medios como la revista “Semana”, "El Tiempo", RCN, Caracol TV,...  elevaron el acto reaccionario a noticia a plena plana, intentando aparentar que el acto demostraba un enorme poder de la derecha en las Fuerzas Militares y policiales.  Al día siguiente trataron de dar una paso más, amplificando hasta extremos ridículos las declaraciones que realizó John Marulanda, ex-presidente de ACORE (Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro), quien planteo abiertamente que "los reservistas habían tenido una actuación exitosa en Perú, logrando defenestrar a un presidente corrupto”, hablo de similitudes entre Perú - Colombia y directamente planteo “la necesidad de un golpe de Estado en Colombia”.

 Como explico ese gran filosofo que fue B. Spinoza, nuestro deber en esta situación es  “ni reír ni llorar, sino comprender”.   Seria un error para nosotros despreciar o ultra valorar la capacidad de actuación y hasta donde es capaz de llegar la clase dominante colombiana, junto al imperialismo, en sus intentos de impedir que en el país se den de verdad políticas de cambios económicos y sociales, que entren en contradicción con el dominio que la burguesía ejerce sobre el conjunto de la sociedad y el propio Estado. Algunos en la izquierda colombiana han contestado a estas amenazas de la reacción con un doble lenguaje: por un lado burlándose de estas amenazas y por otro mostrando verdadero “temor” a un posible “golpe blando” de la reacción.  Necesitamos un análisis atento de la situación, basado sobre todo en una lectura rigurosa del contexto de la situación objetiva general en Colombia y en el conjunto del Continente.

 Para situarnos hasta donde son capaces de llegar los reaccionarios, siempre están a sueldo de la burguesía como clase dominante, solo nos basta prestar un poco de atención a las declaraciones que en estos días hizo el antiguo oficial paramilitar,  Salvatore Mancuso, quien ha dado ante la JEP testimonio público sobre algo que en líneas generales  ya sabíamos, de una u otra forma,  “la estrecha colaboración de siempre entre los mafiosos, los criminales hampones derechistas, que estaban bajo el mando de los capitalistas/terratenientes colombianos, los cuales durante décadas dependieron y utilizaron a estas fuerzas paramilitares para reprimir y ahogar en sangre a los trabajadores, campesinos, jóvenes y luchadores sociales colombianos”.

La JEP es un ente de “Justicia Transicional”, creado en base a los Acuerdos de Paz de 2016 entre las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo)  y el Estado colombiano.  El objetivo de la JEP es clarificar todos los crímenes que se cometieron, por ambos bandos, durante el conflicto armado que existió. Hasta el momento la JEP se ha concentrado en poner luz sobre los llamados “falsos positivos” (ejecuciones de civiles que conscientemente eran asesinados por la oficialidad del ejercito, para después de asesinarlos vestirlos y declarar que eran combatientes de la guerrilla). También la JEP debería arrojar luz sobre los asesinatos y exterminios en masa de la militancia del Partido Comunista Colombiano y de su frente político, la Unión Patriótica. En este sentido la JEP está abierta a investigar declaraciones y pruebas que ayuden a descubrir detalles del conjunto de los crímenes que ocurrieron durante todo el periodo de conflicto armado.

        En este sentido radica importancia las declaraciones de Salvatore Mancuso, quien fue segundo al mando de la conocida organización paramilitar y criminal AUC (Autodefensas Unidas de Colombia).  El testimonio de Mancuso, durante cuatro días, reviste su importancia porque explico con gran detalle de como los “parácos” fueron los directamente responsables de la ejecución, torturas y asesinatos de dirigentes sindicales, sociales y políticos de la izquierda colombiana. Todo esto, que ya sabíamos, él vino a confirmarlo con datos muy concretos, poniéndoles nombres y apellidos a quienes les realizaban los encargos a los “paracos”, quienes eran realmente sus jefes: los antiguos presidentes y vicepresidentes, que estuvieron plenamente involucrados, de forma directa, en todos estos crimines.

El testimonio de S. Mancuso ha servido, sobre todo y ante todo, para poner luz sobre al carácter de podredumbre que tienen los representantes políticos de la derecha colombiana, fiel reflejo del carácter podrido y parasito que tiene la clase dominante colombiana, a la que los "paracos" sirven fielmente. Los verdaderos amos y señores del pais son los grandes empresarios, banqueros y oligarcas de la tierra, que controlan ademas las palancas esenciales del propio Estado colombiano, desde la independencia del pais hasta el dia de hoy.  Son estos mismos los que odian profundamente, a muerte, a todo lo que representa en estos momentos Gustavo Petro, al pueblo trabajador y campesino, a los oprimidos de la sociedad capitalista.

Este pasado 7 de junio pudimos ver la respuesta de las masas colombianas a todos estos desafíos de la reacción frente al legítimo gobierno de Gustavo Petro.   Con el lema de “por las reformas del gobierno”  hubo Marchas en todo el país, donde cientos de miles, que dejaron patente una vez más al gobierno su voluntad de ir hasta el final en la lucha para cambiar la realidad de Colombia, dando un apoyo consciente y claro al gobierno en contra de la reacción.

 En Bogotá, en una Marcha multitudinaria, Gustavo Petro se dirigió a los manifestantes y lo primero  que dijo es que “tenía miedo de haberme quedado solo”. Petro se comprometió con los miles de manifestantes a ser el gobierno del pueblo y afirmo que  “iremos tan lejos como hasta donde el pueblo quiera ir. Si el pueblo quiere ir más lejos, iremos más lejos”. El presidente defendió sus reformas como “derechos del pueblo en la Constitución que hay que poner en práctica”. Critico, certeramente, a los dueños de los medios de comunicación, los mismos dueños de las grandes empresas del país y los mismos dueños de los partidos políticos de la derecha y todos ellos “están empujando hacia un golpe de Estado blando contra el gobierno, un golpe al estilo de lo que han hecho en Perú con Pedro Castillo”.

No hay la menor duda al respecto. La clase dominante colombiana es la misma clase que lleva años, décadas y dos siglos basando su dominio en la podredumbre de la corrupción, del para-militarismo y el narcotráfico. Es la clase dominante que sostiene a todos los elementos reaccionarios de la sociedad, para que sean estos elementos los que continúen sosteniendo a la burguesía al frente de las grandes empresas, bancos y negocios ganaderos y agrícolas.  

Tampoco podemos tener dudas, la reacción no está dispuesta a tolerar un gobierno que lleve a cabo políticas en favor de la aplastante mayoría de la sociedad. Y están dispuestos a utilizar cualquier medio a su alcance para evitarlo. Por eso el gobierno de Gustavo Petro solo puede y debe basarse en el apoyo firme, consciente y decidido de las masas colombianas, para llevar adelante cambios en profundidad, que den solución real a los problemas de existencia mísera en las condiciones de vida que padecen grandes capas de la sociedad.

Uno por uno, todos los problemas que padece las masas colombianas deben ser abordados y solucionados por el gobierno, que tiene que garantizar empleos en condiciones dignas y bien retribuidos, soluciones a las carencias vitales en salud, pensiones, educación, vivienda,…  Y para llevar adelante este programa el gobierno, como correctamente planteo Petro el día 7, tiene que basarse fundamentalmente en la movilización de masas, las cuales claramente apoyan estas “reformas del gobierno”. Y las apoyaran aun más decididamente, en la medida en que vayan viendo que el gobierno comienza a pasar de las palabras a los hechos concretos y tangibles.

Nadie debería argumentar que no existen medios y recursos suficientes para poder desarrollar una política claramente en beneficio de los trabajadores, los campesinos, la juventud y el conjunto de los oprimidos por el capitalismo. Esa riqueza existe y está ahora mismo en manos de los mismos que desde las grandes empresas y sus acólitos están permanentemente enarbolando las banderas para derribar al gobierno de Gustavo Petro. Se trata de luchar porque sea la sociedad quien controle y gestione esa riqueza, que ha sido creada por la misma sociedad, pero que hasta ahora solo esta en manos de un puñado de familias en Colombia, las familias de la burguesía.

En este sentido, con la reacción con el cuchillo entre los dientes dispuesta a cortarnos el cuello, lo que no tiene sentido es no defender la necesidad objetiva que tenemos de llevar a cabo la nacionalización de las altas esferas de la economía, de los grandes bancos y corporaciones empresariales. Hay que poner en práctica la expropiación de todos los bienes que son el producto del narcotráfico, junto con la nacionalización de las 500 empresas más grandes de Colombia, entre las que producen no menos de 300.000 millones y máximos de billones de Pesos cada año. Esta es la única opción, la única forma real y posible de poder llevar a cabo en la economía un verdadero Plan democrático de producción, bajo control democrático de los trabajadores, para dar solución a los problemas y crecientes necesidades que padece la mayoría de la población.

      Ahora, de forma inmediata y urgente, es necesario que el gobierno de Petro pase de las palabras a los hechos. Siendo concretos, esto significa, por ejemplo, que Gustavo Petro y el gobierno que encabeza debe dar la batalla a la corrupción no en los discursos, sino tomando medidas prácticas y concretas, poniendo fin a la clara connivencia que existe entre funcionarios corruptos del Estado y los grandes empresarios.   

        En este sentido, será significativo e importante ver que va hacer Gustavo Petro y el gobierno para dar solución al ataque que sufre el compañero Salvador Pérez, quien por haber orientado y defendido en sus derechos a un trabajador en Santa Marta, estamos viendo como las estructuras corruptas de Migración Colombia, en un claro y nítido caso de "Tráfico de Influencia", junto al empresario de “Morarci Group sas”, ha aprobado impedirle que viva con su mujer en Colombia los próximos 4 años.  Esta medida corrupta de Migración Colombia debe ser derogada de inmediato por el gobierno:  el Presidente Petro tiene que intervenir personalmente en este caso, cumpliendo su permanente promesa de luchar y acabar con la lacra, que supone un verdadero cáncer social, de la corrupción en el Estado colombiano. 

¡¡ Que comience la lucha contra la corrupción,  de forma inmediata !!


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