"La Juventud es la llama de la revolución Proletaria"

  ¡¡ No a la destrucción de las Juventudes Comunistas de España !!

El Comité Central PCE expulsa a toda la dirección de la Juventud Comunista (UJCE)

¡¡ POR LA DEMOCRACIA INTERNA !!

 

El pasado 4 de junio el Comité Central de la Juventud Comunista (UJCE) emitió un comunicado público donde daba a conocer su posición ante el acuerdo del Comité Central del PCE de proceder a la expulsión de toda la dirección de la organización juvenil y la creación de una "Gestora", según afirman un acto que  «Culmina así un proceso de represión que tuvo sus últimas manifestaciones en el aplastamiento de las tesis comunistas en el XXI Congreso, la prohibición de realizar escuelas sobre temáticas que no fueran estrictamente “juveniles” o la pretendida desautorización de acuerdos de nuestro Comité Central, pero que realmente hunde sus raíces en la larga deriva reformista del PCE».

En politica, como en casi nada en la vida, nada suele ser casual, ni mucho menos. Por ello, entre otras muchas cuestiones, es que Lenin siempre le dio una enorme importancia al hecho de que los Bolcheviques penetraran y ganaran en las filas de la juventud a los sectores mas conscientes y avanzados, enfatizando en la idea de que "quien tiene a la juventud tiene el futuro", que en los momentos más importantes casi siempre "la juventud es la llama de la revolución proletaria".  No era, por supuesto un hecho secundario, de que el Partido Bolchevique fuera conocido en el movimiento obrero como "el partido de los niños", por sus fuerzas frescas y jóvenes. Estos mimbres permitieron que el Partido acabara en la dirección del proceso revolucionario de 1917, que dirigiera la toma del poder por parte de la clase obrera y el campesinado pobre ruso en Octubre.

Desde este Blog, ante los hechos de se han venido desarrollando, queremos manifestar todo nuestro a poyo a la dirección de la UJCE, animarlos a que se mantengan en la lucha, especialmente en la búsqueda de las ideas, las perspectivas y el programa político correcto, al tiempo que defiendan permanentemente la lucha por una verdadera democracia interna en las organizaciones comunistas en el Estado español e internacionalmente.  Esta es la única forma posible de poder avanzar en las tareas que tenemos planteadas por delante, en la lucha por una sociedad en donde la clase obrera y los oprimidos podamos liberarnos del yugo para nuestras vidas que supone el mantenimiento del capitalismo agonizante.

"Quien no aprende de la historia esta condenado a repetir los errores". La situación que esta viviendo ahora mismo la UJCE no es nueva, sino que se viene repitiendo periódicamente en cada encrucijada histórica del declive capitalista y los intentos de los socialdemócratas de seguir apuntalando al Sistema mediante una cada vez mas moderación en el programa y las ideas de nuestras organizaciones de clase.  Ya vimos una situación a está muy parecida, en los años finales de la década de los 70 y los principios de los 80 del pasado siglo, cuando Felipe González y los socialdemócratas del PSOE prefirieron destruir en la practica las Juventudes Socialistas, disolviéndolas para evitar que su dirección estuviera basada en las ideas y el programa  del marxismo. Las Juventudes Socialistas jamás volvieron a recuperarse de los efectos desastrosos que provocaron los socialdemócratas.

  Cuando surgen asuntos de esta índole e importancia, en donde los debates políticos son intentados silenciar mediante la imposición de medidas organizativas, lo mejor es comenzar por dar la palabra a las partes en conflicto, para que expongan sus argumentos sobre los hechos en discusión. Toda discusión política, de debates, entre comunistas, debe servir en primer y fundamental lugar para que el conjunto de la militancia, de los trabajadores y jóvenes, eleve su nivel político y de comprensión sobre los temas que están planteados encima de la mesa. Cuando se falsifican las ideas de los oponentes, o simplemente silenciándolas mediante medidas organizativas, ello es tremendamente irresponsable y perjudicial para el conjunto de la organización y no sirve finalmente ni para aquellos que lo hacen, ni para el conjunto de la militancia, que se ve así educada en métodos erróneos y falsos.
 
 
          
Los camaradas de la UJCE vienen, desde hace algún tiempo atrás, en una búsqueda de un genuino programa leninista para el comunismo español, lo cual es correcto al cien por ciento. En esta linea han venido manteniendo toda una serie de críticas a las ideas y el programa del PCE, que se materializo en casi un centenar de enmiendas programáticas en el último Congreso del Partido. Ello fue contestado por la dirección del PCE reduciendo el número de representantes de la UJCE en el Congreso y dándoles voz por el ridículo tiempo de 5 minutos, para defender sus casi 100 enmiendas.

        Los temas políticos centrales que han venido marcando estas diferencias han sido sobre todo a la hora de caracterizar la situación y cual debe ser la salida al capitalismo en crisis, en donde los camaradas de la UJCE han venido buscando y planteando una salida revolucionaria, de lucha por el socialismo, frente a la defensa de las ideas de la mayoría de la dirección del PCE, que continúan anclados cada vez mas en el reformismo y la gestión del capitalismo en crisis.

 Otro asunto es la crítica que desde las Juventudes Comunistas se ha venido haciendo a la ambigua consigna de la "lucha por la III República en España", dejando siempre para un tiempo sin definir la lucha para transformar la sociedad: los camaradas de las Juventudes han caracterizado esto como una continuación y profundización por parte de la dirección del Partido de la "Teoría de las dos etapas", que siempre fue defendida por los reformistas y los estalinistas y que demostró mil veces sus nefastas consecuencias, produciendo derrotas tras derrotas. Frente a esto los jóvenes camaradas han planteado la necesidad de "unir la lucha por la III República con la lucha por la transformación socialista de la sociedad", lo cual desde un punto de vista comunista es cien por cien correcto.  

De cualquier forma, para ver los asuntos, las ideas, las diferencias y las criticas que han estado y están sobre la mesa, recomendamos a nuestros lectores que puedan leer directamente, de primera mano, estos asuntos y las posiciones de los camaradas de la UJCE directamente en la propia web de la UJCE,   www.juventudes.org

         Los marxistas, los genuinos leninistas,  siempre hemos sido partidarios de celebrar cualquier debate político sobre la base de la máxima democracia y libertad interna, fomentando la participación del conjunto de la militancia, máxime cuando en estas  discusiones y diferencias políticas son de tan clara índole ideológica y política.  

      La única y exclusiva autoridad que puede tener una genuina dirección política debe ser de orden moral y política, la de convencer a la mayoría del Partido, de la organización sobre la base de argumentos, datos y cifras.  Ganar un debate prohibiendo, adulterando las ideas contrarias o simplemente expulsando de la organización a los oponentes, además de ajeno a los métodos revolucionarios es simplemente propio de burócratas mezquinos e irreparables.

 De hecho, este esto siempre fue así, es y debe ser, el método de los revolucionarios. Cualquier otra forma siempre fue, es y será, ajena al intento de construir una organización revolucionaria seria entre la clase obrera y la juventud y siempre condujo, conduce y conducirá, a abortos burocráticos. Así lo entendieron, por ejemplo, los bolcheviques, que siempre en vida de Lenin, trataron las diferencias políticas que iban surgiendo mediante profundos debates teóricos.   Tanto es así que incluso en momentos de “vida o muerte”, donde estaba en juego la propia revolución, jamás fueron partidarios de tomar medidas organizativas, como son las expulsiones, en contra de los oponentes. Ejemplo de todo ello fue incluso cuando en la víspera de la toma del poder, en octubre del 17, cuando Zinoviev y Kamanev no solo se oponían dentro del Comité Central del Partido, sino que llegaron hacer públicas sus diferencias con dichos planes del Partido para que los trabajadores tomaran el poder en sus manos, ni Lenin ni ningún otro dirigente bolchevique planteo expulsarles. 

 Una dirección que no es capaz de convencer políticamente y que recurre a eliminar el debate político con expulsiones, disolviendo agrupaciones y a emplear simplemente medidas organizativas en contra de los oponentes, no es una dirección fuerte y segura de sus ideas correctas, sino por el contrario, es una dirección débil y en crisis. Es evidente que tras un serio y profundo debate democrático en una organización revolucionaria finalmente se vota y se toman acuerdos por mayoría, que deben ir constatándose por la propia experiencia práctica de los acontecimientos, que determinan la corrección o no de los mismos. Una vez tomados los acuerdos la minoría debe acatar las decisiones de la mayoría, aunque ello no supone que se eliminen sus derechos democráticos internos, de seguir defendiendo sus puntos de vistas, en aras a poder ir convenciendo a la mayoría, más delante, de sus posiciones y corregir así los posibles errores que la organización haya podido adoptar en un momento determinado.

 Pero si tú eliminas a la minoría expulsándola, ello significa, ni más ni menos, que si estas en un error iras hacia otros errores aun mayores. En este sentido, eliminar los derechos democráticos de la minoría a exponer dentro de la organización sus ideas y puntos de vista es como eliminar del cuerpo humano el oxigeno, lo cual inevitablemente conducirá a la muerte del propio organismo. Esta es la enorme importancia de la democracia interna en una organización revolucionaria, comunista.

 Y es de esto precisamente de lo que estamos hablando en la reciente crisis interna dentro del PCE, en donde su dirección, con Enrique Santiago como Secretario General y su máximo exponente, ha estado dando visualización de sus giros políticos a la derecha, que datan en el Partido de años y décadas, integrando algunos de sus dirigentes el llamado “gobierno progresista”, con Ministros/as, Secretarios de Estado, etc. En ello han expuesto hasta qué grado a llegado la política de “socialdemocratización” del Partido. Es evidente que los dirigentes no son capaces de explicar políticamente esta deriva hacia la derecha, donde están los fundamentos comunistas de todos estos giros, adaptaciones y claudicaciones a  la aceptación del capitalismo y que cada vez más hacen giros a la derecha. Toda esta política tiene finalmente su reflejo en el terreno organizativo, en la forma en como actúa la dirección y su cada vez mas visible control burocrático de la organización.

 Ellos y ellas, esta dirección, ha llegado a sus máximas aspiraciones políticas: ser meros gestores, “por la izquierda”, del capitalismo. Y a esa conclusión han llegado mediante un largo proceso, de décadas, culminándolo ahora, en el mismo momento en los que el propio capitalismo ha entrado, como sistema socioeconómico, a su mayor crisis histórica, una crisis existencial. Esta es precisamente una de esas enormes contradicciones históricas, a las que Lenin se refería, cuando afirmo “que se conocen todo tipo de raras transformaciones personales, hacia izquierda y hacia derecha”.   Mientras la dirección del partido disuelve cada vez más las genuinas ideas, métodos y programa del comunismo, cediendo embriagadamente ante la socialdemocracia y sus apóstoles, los camaradas de la dirección de la UJCE parecen estar dando pasos muy serios en la línea a buscar respuestas en el marxismo revolucionario a la profunda crisis del capitalismo español y mundial, intentan partir de ahí para buscar una explicación correcta a la propia crisis ideológica y organizativa de la dirección y el conjunto del Partido Comunista.

Ello explica cómo y porque la dirección del partido esta presta a disolver al propio partido como proyecto, las ideas, los métodos y el programa, nuevamente, esta vez apoyando entusiastamente el proyecto de “Sumar”, que lidera la camarada Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo y aún militante del PCE. Estas décadas anteriores fueron las de “disolver el partido” dentro de Izquierda Unida”, en donde se dio un protagonismo desmerecido y cada vez mayor a corrientes y personas “progres e intelectuales”, siempre ajenas a la clase obrera y al comunismo. Más tarde los camaradas de la dirección del PCE se apuntaron entusiastamente a las “coaliciones de PODEMOS, IU y de cualquier grupo o persona ajena al movimiento obrero”

Es en este contexto, de constante disolución de las ideas, de los métodos y del programa comunista en el que tenemos que ver los intentos de la dirección de la UJCE de hacer crítica política sobre ese papel de la dirección y los dirigentes del PCE, que mayoritariamente ya carecen de una autoridad política y moral seria, como comunistas, ante las bases del partido y la propia UJCE.  Y el problema central es que el camino que han adoptado, decidiendo “resolver las criticas” recurriendo a la expulsión del conjunto de la dirección central de la UJCE no solo no soluciona ninguno de los problemas centrales y fundamentales del partido, sino que prepara el camino para nuevas crisis políticas en este próximo periodo, amenazando la propia supervivencia del PCE.   

 Ante cualquier debate político, en donde surgen diferencias ideológicas de fondo, siempre el método político del marxismo ha sido, es y debe ser, dar la palabra directamente a quienes mantienen esas diferencias. Es por ello que, ante la postura de La mayoría de los dirigentes del PCE, que ya han expresado sus “ideas”, mediante acuerdos antidemocráticos, expulsando y disolviendo en la practica la Juventud Comunista, nosotros queremos comenzar dando la palabra, para conocer sus ideas reales, a estos camaradas que sufren ahora una verdadera “caza de brujas”, digna de los mejores tiempos de la burocracia estalinista. Comenzamos, pues, con la reproducción del comunicado integro emitido por el Comité Central de la UJCE, que dice lo siguiente:

         “Este pasado sábado, 3 de junio, el Comité Central del Partido Comunista de España (PCE) aprobaba la expulsión de toda la dirección central de la Juventud Comunista (UJCE) y se autoerigía como su nueva Gestora. El motivo que exponen para hacerlo es simple: el proyecto de reconstrucción del Partido Comunista que representa hoy la Juventud Comunista no cabe en la estructura de dirección burocrática del propio PCE, el cual prosigue la senda de la marginación cada vez más acusada del proyecto comunista a nivel internacional por la vía de su disolución en formas políticas y organizativas socialdemócratas. Culmina así un proceso de represión que tuvo sus últimas manifestaciones en el aplastamiento de las tesis comunistas en el XXI Congreso, la prohibición de realizar escuelas sobre temáticas que no fueran estrictamente “juveniles” o la pretendida desautorización de acuerdos de nuestro Comité Central, pero que realmente hunde sus raíces en la larga deriva reformista del PCE.

         En efecto, la constatación de esto último no sólo nos había llevado a la formulación de críticas de totalidad en el XXI Congreso o a la convocatoria de un Congreso Extraordinario en el que poder debatir unas tesis sobre estrategia y organización comunista de forma completamente independiente, sino también a dotarnos de herramientas que garantizaran la continuidad de nuestra actividad política en caso de una agresión organizativa con la que el PCE pudiera intentar frenar el avance de las tesis de potencialidad comunista. Desde esta posición, declaramos nuestro rechazo de la intervención y su desacato por parte de toda la militancia de la Juventud Comunista, dejando sin reconocimiento a la Gestora. La dirección del PCE no solamente no posee el control de sus ministros o de las decisiones que ocurren en los espacios que considera “estratégicos”, sino que tampoco lo hace sobre sus propias organizaciones territoriales, militancia y, por supuesto, la Juventud Comunista. Pensar que el distanciamiento respecto de ésta se solventa expulsando a sus dirigentes, como si el resto de la militancia fueran simples peones que siguen a quien se ponga por encima, no es sólo una falta de respeto hacia ella, sino también una muestra de su total desconocimiento de la realidad de nuestra organización.

         El proyecto partidario de la Juventud Comunista entendía el PCE como una herramienta para la reconstrucción del Partido Comunista, ejerciendo la primera de Escuela de Cuadros formados en la teoría revolucionaria para la lucha contra el oportunismo que durante tantas décadas lleva reinando en el seno del PCE. Por el contrario, el PCE ya no es que no desarrolle una propuesta consistente de reconstrucción del Partido Comunista, sino que persigue sistemáticamente a quien reivindique esta necesidad política como la primera que debe encarar nuestra clase. Esto no es nuevo, sino simplemente el último movimiento de un proceso de aniquilación de toda crítica a la práctica política desarrollada durante los últimos meses, años y décadas por parte del PCE; no es más que la respuesta de una estructura socialdemócrata en graves apuros ante la cada vez mayor evidencia de los límites de su programa y estrategia. Frente a los últimos estertores de la degeneración oportunista, la burocracia únicamente puede recurrir a la represión para frenar el avance de las tesis que apuntan hacia la necesidad de la organización independiente del proletariado. Nuestras críticas, sin embargo, no son, como insinúan falazmente, una expresión de “idealismo juvenil”, sino el resultado de nuestra experiencia política como parte de una nueva generación proletaria que no está dispuesta a dedicar su vida a una militancia cuya impotencia ha sido ampliamente corroborada por la historia. Idealismo es el de aquellos que únicamente piensan en el comunismo como un ideal que acompañe su servilismo político; nuestra propuesta se basa en convertirlo en realidad política y organizativa, es decir, en un poder organizado conscientemente como clase.

         Solamente para quien entienda que la reconstrucción del Partido Comunista —entendido como la realización político-organizativa de la independencia política del proletariado— es un proceso ya culminado en el actual PCE puede resultar coherente la iniciativa de reprimir a la Juventud Comunista. No obstante, para quien observe con preocupación el actual panorama de derrota histórica y marginalidad del comunismo y salude a la militancia que avanza con determinación en la recomposición del programa y organización independiente del proletariado, esta decisión lo único que merece es la más absoluta condena. De hecho, llamamos a la solidaridad y la colaboración de todas las comunistas que hoy todavía engrosan las filas del Partido ante lo que no es más que una medida ejemplarizante de cara a todas aquellas que se pueda llegar a atrever a denunciar la sumisión del PCE al programa de la burguesía.

         Así todo, la decisión del Comité Central del PCE no cambia los planes de las jóvenes comunistas: seguimos centradas en las tareas relacionadas con este objetivo, que en nuestro caso se concretan en el desarrollo de un Congreso Extraordinario que ya ha dado inicio como proceso de debate colectivo y que no se detendrá por mucho temor que despierte en algunos. Estos debates son ahora más necesarios que nunca, cuando las nuevas generaciones proletarias estamos en disposición de dar los pasos necesarios para romper con décadas de subordinación política al programa de la burguesía y, desde las cenizas de la barbarie, emerger como esperanza.

 ¡Viva la Juventud Comunista!

¡Viva el Partido Comunista!

 Comité Central de la Juventud Comunista (UJCE) -  4 de junio”

 

 

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