Sindicatos de EEUU: “poner fin a la muerte y devastación en Oriente Medio”
Solo la lucha de clases puede enfrentar la embestida de la reacción israelí e imperialista
Por Salvador Pérez
El pasado 16 de febrero “Siete
sindicatos nacionales y más de doscientos sindicatos locales formaron hoy la
Red Laboral Nacional para el Alto el Fuego (NLNC) para ‘poner fin a la muerte y
la devastación’ en Medio Oriente y ampliar el apoyo al alto el fuego entre los
sindicatos a nivel nacional”. Con esta decisión de los sindicatos han
puesto en serios aprietos a muchos de los políticos del Partido Demócrata a la hora
de aparecer públicamente a aparecer a favor de la actual invasión de
Gaza, por parte de Israel, desde los ataques de Hamás del 7 y 8 de octubre
INDIGNACION DE LA JUVENTUD
Y LOS TRABAJADORES ANTE LA GUERRA GENOCIDA
Las Fuerzas de
Defensa de Israel (FDI) están llevando a cabo la invasión de Gaza pocos
días después de los ataques de Hamás del 7 al 8 de octubre y ya han matado a decenas
de miles de inocentes palestinos (según informes, entre los muertos más del 72%
son mujeres y niños), ha logrado su objetivo de desplazar forzosamente a más de
1.8 millones y a no menos de 10.000 desaparecidos y enterrados entre los
escombros.
El organismo de ‘Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria’ informa que Gaza sufre una intensa hambruna en mayo de 2024 y que sino se obliga a Israel a parar su carnicería, que además tiene bloqueados los envíos de ayuda, más del 79% de los residentes padecerán hambre de emergencia o catástrofe.
El 2 de abril los ‘ataques
aéreos de precisión’, según la fábula que nos cuentan, mataron a siete
trabajadores humanitarios de ‘World Central Kitchen’. Por ahora los ataques
aéreos de las FDI han matado no menos de 196 trabajadores humanitarios, desde el
comienzo de los ataques a Gaza. Estos ataques obligaron prácticamente a las organizaciones
a suspender los envios para aliviar el hambre en Gaza, ante los crecientes
temores por la seguridad de sus miembros. Como siempre en estas guerras
reaccionarias, el Estado de Israel niega sistemáticamente que los ataques que
han sufrido las organizaciones internacionales de ayuda hayan sido
intencionales. Pero lo que si es claro y evidente a todo el mundo es que los
Convoy de ayuda estaban claramente señalizados y que estaban coordinados con
las propias FDI. Es claro que estos ataques evidencian una intención consciente
del gobierno de Israel de “intimidar a los trabajadores humanitarios en Gaza,
al objeto de que abandonen la zona”.
El Primer Ministro
Netanyahu ya ordeno los bombardeos y la invasión de Rafah, la ciudad que era
considerada la última “zona segura” para los civiles en Gaza. Una
escalada de derramamiento de sangre, a un nivel superior ha comenzado.
Cínicamente Netanyahu había declarado al principio que uno de los objetivos de
las acciones de su gobierno era recuperar a los rehenes que se había llevado
Hamas. Pues bien, vemos que con las acciones ahora sobre Rafah este objetivo
queda aún más lejos. Evidentemente las familias de los 134 rehenes en manos de Hamas,
de los cuales ya se han confirmado al menos la muerte de 31 de ellos, temen y
ya dan casi por perdidas las esperanzas de poder recuperarlos. Ello también
esta jugando un papel en las luchas en contra del régimen de Netanyahu, que
jamás mostro interés en llegar a ningún acuerdo de liberación de los rehenes.
“NO HAY DINERO PARA
NECESIDADES SOCIALES, SI PARA GUERRAS”
Es claro que los
trabajadores de todo el mundo están sacando conclusiones de toda esta
situación. Ningún gobierno capitalista del mundo dice tener dinero para
satisfacer as crecientes necesidades sociales de la mayoría de la población en
todos los países, pero todos se muestran sumisos a las “peticiones del
imperialismo”, para que incrementen los presupuestos militares y los gastos de
armamento.
Y en esto los
trabajadores estadounidenses están a la cabeza de la indignación social que se
está generando y aumentando día a día. Es
evidente que ven con claridad como el dinero de nuestros impuestos está
sirviendo principalmente para financiar la guerra genocida del Estado israelí
en Gaza y la ocupación en forma de apartheid en Cisjordania.
Estos “amantes de la
democracia”, con la Administración Biden al frente, se saltan incluso los
‘tramites formales de las aprobaciones en los Congresos y Senados de los
países, y aprueban la entrega de armas y dinero a gobiernos reaccionarios, como
el de Netanyahu en Israel, o el de Volodímir Zelenski en Ucrania.
Desde el pasado 7 de
octubre Biden a enviado cientos de envíos de armas a Israel y recientemente el
Congreso aprobó la entrega de 3.300 millones de dólares, para que el gobierno
de Israel compre armas y equipos militares estadounidenses. Al mismo tiempo, como no podría ser de otra
forma, Biden prohibió por un año las llamadas “contribuciones estadounidenses a
la ‘Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas’, organismo
encargado de proporcionar ayuda a los refugiados palestinos por todo Oriente
Medio.
Los Partidos Demócrata y Republicano, callejones sin salida
¡¡ Levantar más fuerte el movimiento contra la guerra !!
Fruto del creciente
movimiento de protesta en contra de la guerra en Gaza, en la que ya están
participando activamente miles de estadounidenses musulmanes, de jóvenes, activistas
de izquierdas y pacifistas, por todos los territorios de los Estados Unidos, el
Partido Demócrata se está viendo presionado. La propia Administración Biden se
ha visto obligada a “moderar su apoyo a Israel”. Las protestas van claramente
en contra de la política de apoyo al genocidio en Gaza por parte del gobierno
Biden, al igual que en contra de la coalición gobernante de extrema derecha de
Netanyahu en Israel. Un puñado de
políticos del Partido Demócrata, para no quedar del todo con el “culo al aire”,
están pidiendo el fin de la ayuda militar estadounidense a Israel, hasta que
las FDI permitan la entrada de ayuda humanitaria suficiente Gaza.
Esta situación afecta electoralmente
a Biden y al Partido Demócrata, que está sufriendo un serio castigo en algunos lugares,
en donde “cientos de miles votan contra la guerra de Gaza en las primarias
demócratas: ello puede ser un primer paso hacia la ruptura con los partidos
capitalistas pro-guerra”. Pero siendo claros, como es nuestra obligación,
esta ruptura con los partidos capitalistas pro guerras hay que llevarla
decididamente hasta el final, construyendo una seria alternativa marxista con
influencia de masas. Los esfuerzos de los activistas tienen que pasar de
intentar convertir al Partido Demócrata en fuerza real de oposición a la guerra,
a levantar y crear un partido obrero con fuerte incidencia entre los
trabajadores y la juventud, que ofrezca una alternativa global y seria en la
lucha por los intereses de la clase obrera y los oprimidos en los EEUU.
El Partido Demócrata es
una de las caras de la moneda, la otra el Partido Republicano, en donde ambos partidos
son la expresión política de la clase dominante y ambos defienden una única y
exclusiva política, la de los intereses de los grandes ricos y los
conglomerados empresariales de los EEUU, que dominan en el mundo entero. Los
trabajadores, la juventud y los oprimidos necesitamos de un partido que
defienda un genuino programa de lucha por la transformación socialista de la
sociedad, que ponga las palancas fundamentales de la economía, hoy en manos de
100 familias, a trabajar para satisfacer las crecientes necesidades sociales
que tenemos y deje de financiar locas guerras imperialistas.
Toda la experiencia
hasta el día de hoy muestra que intentar convertir al Partido Demócrata en algo
útil a los intereses de nuestra clase están condenados al fracaso. Aún en el
caso, y ello es posible, que con el actual movimiento en contra logremos
ciertas victorias temporales y parciales, ese hecho no cambiara en nada que los
Partidos Demócrata y Republicano están, ambos financiados y controlados por los
donantes capitalistas y sus lobbies de presión, siempre volverán a apoyar en lo
sustancial al imperialismo estadounidense.
La lucha de los trabajadores para acabar
con la guerra
Solo y tan solo la clase
trabajadora tiene una manera de ejercer presión real para lograr un alto el
fuego. Hacemos que la sociedad funcione a través de nuestro trabajo, que
financia todos los aspectos y cosas en la sociedad capitalista, incluyendo la
financiación, la fabricación y el envío de las armas que los imperialistas
envían hacia el gobierno y el Estado de Israel.
Es necesario que los
trabajadores organicemos ese poder potencial que tenemos en nuestras manos para
cortar de raíz la política criminal de genocidio del pueblo palestino. Los
sindicatos obreros tienen en ello un gran papel que jugar. Debemos organizar la
lucha para bloquear la producción y el envío de armamento militar a Israel,
organizando huelgas y acciones de protestas en los Centros de trabajo. Ello es
la única forma de poder parar en seco la política de Biden de continuar
mandando los medios y los recursos para que Israel, al reaccionario gobierno de
Netanyahu, para que continúe la guerra.
Es claro que solo esto y nada más que esto puede parar la actual sangría de exterminio del pueblo palestino. Al igual ocurrió con el papel decisivo que jugo la clase obrera y el movimiento sindical en Gran Bretaña e Irlanda, que obligo a que se rompieran los vínculos con el régimen del ‘apartheid de Sudáfrica’, en la década de 1980, que además sirvió para impulsar la lucha y los esfuerzos de la clase obrera en Sudáfrica para acabar con el odiado régimen.
En la declaración de la
‘Red Laboral Nacional para un Alto el Fuego contra la guerra’ plantea
algunas demandas claves, incluyendo ‘un llamamiento a un alto el fuego
permanente, la liberación de los rehenes en manos de Hamás, el suministro inmediato
de ayuda a los civiles palestinos en Gaza,…”. El NLNC con estas propuestas va
mucho mas allá que la inmensa mayoría de los políticos estadounidenses, así
como una declaración de la AFL-CIO en favor de un alto el fuego.
Sin lugar a duda que
esta decisión del NLNC es un primer paso adelante muy positivo. Pero es
necesario forzar desde las bases, desde los centros de trabajo, los centros de
estudios y los barrios obreros, que los activistas y los sindicatos hagamos más
en la lucha por conseguir que el gobierno reaccionario Netanyahu en Israel pare
de inmediato su genocidio a todo el pueblo palestino. Los sindicatos firmantes
representan a cientos de miles de trabajadores y pensamos que no es suficiente
que el NLNC pida a los trabajadores que firmen una petición que respalde su
declaración.
Es la hora de ser
audaces y valientes frente al enemigo de clase. Los sindicatos deben de
movilizar activamente a todos sus miembros, y a través de ellos a cada vez más
sectores del conjunto de la clase trabajadora, organizando manifestaciones masivas,
que tendrán el efecto de aumentar la presión en la caldera del movimiento
obrero, lo cual debería desembocar en la convocatoria de paros y huelgas. En
realidad estos son los métodos tradicionales de nuestra clase y los únicos que
pueden hacer tambalear las posiciones actuales de apoyo al genocidio de los
grandes empresarios y banqueros en los EEUU e internacionalmente.
Para llevar adelante
estas tareas los sindicatos deben hacer un claro llamado a la constitución de
Comités de Lucha en las bases del movimiento, en cada empresa grande, en cada
centro de estudio, en cada barrio obrero. Estos Comités funcionando
democráticamente desde abajo atraerán el apoyo entusiasta de centenares, de
miles, de jóvenes y trabajadores, que serán la base fundamental para hacer
avanzar y crecer el movimiento en contra de la guerra.
Al mismo tiempo, estos
Comités podrían discutir planes de como construir un movimiento político que
defienda seriamente los intereses de la aplastante mayoría de la sociedad, que
no seria otra cosa que el embrión serio que permita construir un partido de la
clase obrera en los EEUU. Por ahí pasaría el futuro próximo políticamente hablando
de los Estados Unidos, en un periodo que se nos presenta de enormes
oportunidades para luchar por un genuino programa en defensa de erradicar el
conjunto de los problemas laborales, sociales y de todo tipo que padece la
aplastante mayoría de la población, en lucha contra el 1% de los super ricos,
que viven a costa del padecimiento de la clase trabajadora norteamericana e
internacional.
No tenemos dudas de
ningún tipo que un fuerte movimiento de lucha de la clase trabajadora en estos
momentos en contra de la guerra genocida en Gaza seria un enorme revulsivo moral
y material para que las organizaciones independientes y de clase en Palestina,
al igual que en el propio Israel, pudieran cumplir la tarea histórica que
tienen planteada por delante, construir una fuerte alternativa frente al
genocidio que esta llevando a cabo Netanyahu, al igual que ante la derechista y
anti obrera Hamas. Esa es la precondición para poder poner fin definitivamente a
la guerra, en la perspectiva de trabajar por sentar las bases para la construcción
de una FEDERACION SOCIALISTA DE ORIENTE MEDIO, con plenos derechos y total
protección para el conjunto de los trabajadores, con independencia de su
nacionalidad.
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