QUE SIGNIFICA REALMENTE
Las protestas y manifestaciones en solidaridad con el pueblo palestino, que esta siendo masacrado por el ejercito israelí, han sido calificadas como una incitación antisemita a la violencia contra los judíos. Esto es parte de una campaña consciente para criminalizar y silenciar el derecho democrático legítimo a expresar el apoyo a un pueblo oprimido- En particular, el uso del termino "Intifada", incluso por parte de los comunistas de la CMI, ha sido condenado por el establishment occidental. Pero, ¿cuál es la actitud de los comunistas hacia el antisemitismo y cual fue realmente la verdadera naturaleza de la Primera Intifada?
Por: Fred
Weston - Corriente Marxista Internacional
Apoyar el derecho del pueblo palestino a levantarse en defensa de su
derecho a una patria donde pueda vivir en paz; al mismo tiempo que se opone a
la clase dominante sionista de Israel, no puede interpretarse como antijudío.
Para empezar, muchos judíos son antisionistas. Los comunistas revolucionarios
nos oponemos al antisemitismo como nos oponemos a todas las formas de racismo y
discriminación. ¿Qué entendemos por antisemitismo? Es un odio a todos los
judíos, simplemente porque son judíos, al igual que la islamofobia es el odio a
todos los musulmanes, simplemente porque son musulmanes.
El antisemitismo, junto con todas las formas de intolerancia, es propagado
por las clases dominantes como un medio para dividir a la clase trabajadora,
impidiendo la lucha de clases unificada. Tales prejuicios también se utilizan
para obtener el apoyo de las capas más atrasadas de la sociedad y desviar la
atención de la gente de la verdadera fuente de sus problemas (la pobreza y la
desigualdad resultantes del capitalismo) hacia chivos expiatorios.
En momentos de crisis extremadamente aguda, estas ideas pueden ser
utilizadas como un punto focal para organizar las fuerzas de la reacción, con
el objetivo de destruir físicamente los derechos y las organizaciones que los
trabajadores han ganado durante muchas generaciones de lucha de clases. Los
nazis echaron toda la culpa de la crisis económica que golpeó gravemente a
Alemania en las décadas de 1920 y 1930 a los judíos. La clase dominante alemana
apoyó esta política, con terribles consecuencias para los judíos en Alemania y
todos los territorios ocupados por los nazis en Europa, ya que era una forma
conveniente de distraer la atención de aquellos que realmente eran culpables de
la crisis: la clase capitalista.
Los comunistas
están en contra del antisemitismo
La Internacional Comunista y los comunistas alemanes se opusieron al
antisemitismo en ese momento. Esto es lo que dijo Lenin sobre esta cuestión, en
1919:
"No son los judíos los enemigos de los trabajadores. Los enemigos de
los obreros son los capitalistas de todos los países. Entre los judíos hay
obreros, trabajadores, son la mayoría. Son nuestros hermanos,
compañeros de lucha por el socialismo, porque están oprimidos por el
capitalismo. Entre los judíos hay kulaks, explotadores, capitalistas,
como entre todos nosotros. [El subrayado es mío]
"Los capitalistas son incansables en sus esfuerzos por despertar la
enemistad entre los trabajadores de diferentes religiones, diferentes naciones
y diferentes razas. Los judíos ricos, al igual que los rusos ricos y los ricos
de todos los países, están unidos para pisotear, oprimir y dividir a los
trabajadores.
"¡Vergüenza e infamia para el maldito zarismo que torturó y persiguió
a los judíos! ¡Vergüenza e infamia para quien siembra enemistad contra los
judíos y odio contra otras naciones! ¡Viva la fe fraterna y la unidad en la
lucha de todas las naciones, por el derrocamiento del capitalismo!". (Discurso grabado en gramófono durante la Guerra Civil, en 1919).
En la tradición de Lenin en 1919, los comunistas de hoy se oponen
firmemente al antisemitismo. También nos oponemos a nuestras propias clases
dominantes imperialistas en los países capitalistas avanzados, que hoy
respaldan firmemente al Estado de Israel como un representante confiable del
imperialismo occidental en el Medio Oriente.
Es por esta razón, y no por solidaridad con los judíos, que los
imperialistas y sus portavoces en los medios de comunicación emprenden una
campaña sistemática para presentar cualquier crítica al Estado
de Israel hoy como antisemita. Eso es como afirmar que oponerse a la clase
política británica, al imperialismo británico, a los conservadores y a todos
los adornos reaccionarios del Estado británico es lo mismo que discriminar al pueblo
británico en general.
Los líderes reformistas de derecha, como el líder del Partido Laborista,
Keir Starmer, se han convertido en algunos de los defensores más acérrimos de
esta campaña de desprestigio. Por un lado, están ansiosos por mostrar a la
clase dominante que se puede confiar en ellos para defender los intereses
capitalistas en el país y en el extranjero, y defender a los
"aliados" occidentales. Por otro lado, las falsas afirmaciones de
antisemitismo fueron un arma importante en la guerra de los blairistas contra
la izquierda laborista bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn, él mismo un defensor
de los derechos palestinos desde hace mucho tiempo. En manos de los
socialchovinistas, las afirmaciones de antisemitismo siguen siendo un valioso
palo con el que golpear a la izquierda.
Es un hecho lamentable que muchos de los llamados líderes de la izquierda
hayan sucumbido a las presiones del establishment y se nieguen a combatir esta
campaña de mentiras y calumnias. Por el contrario, los comunistas rechazan
firmemente este intento flagrante de silenciar la solidaridad legítima con el
pueblo palestino. Y no nos limitamos a un análisis superficial de la situación
actual, sino que pretendemos situarla en su contexto histórico.
No hace falta repetir lo que hemos explicado ampliamente en otros artículos. Baste decir que el Estado de Israel fue creado al desplazar a
cientos de miles de palestinos de su tierra natal en 1947-48. Los ataques
terroristas contra aldeas palestinas y la matanza de cientos de personas fueron
el método utilizado para lograr la limpieza étnica a gran escala.
Desde entonces, la situación del pueblo palestino ha seguido empeorando,
especialmente después de la guerra de 1967, en la que Israel ocupó
permanentemente Gaza, la Ribera Occidental y los Altos del Golán. Desde finales
de la década de 1970, Cisjordania ha sido colonizada sistemáticamente y miles
de palestinos han sido asesinados, muchos más han sido arrestados y se han
producido nuevos desplazamientos.
Este es el contexto en el que debemos considerar la Primera Intifada, que
estalló a finales de 1987. Sólo abordando la cuestión de esta manera podremos
lograr una comprensión real de lo que realmente significa el llamamiento a la
Intifada.
La Primera Intifada se produjo después de una década de colonización
sistemática de los Territorios Palestinos por parte de los colonos israelíes,
que comenzó con la llegada al poder del Partido Likud de Menachem Begin. La
economía de los Territorios Ocupados también pasó a depender totalmente de
Israel. Este proceso se encontraba en una etapa muy avanzada cuando estalló la
Primera Intifada.
Además de la catástrofe histórica para el pueblo palestino, la Nakba de
1948, hubo una serie de reveses sucesivos para los palestinos; de la ocupación
de 1967, en la que más refugiados huyeron del territorio; a la derrota militar
a manos del ejército jordano en 1970; a las masacres sufridas en el sur del
Líbano a principios de la década de 1980.
Antes del estallido de la Intifada, los dirigentes de la Organización para
la Liberación de Palestina (OLP, la principal organización política de los
palestinos ocupados) se habían visto obligados a exiliarse en Túnez y estaban
completamente fuera de contacto con el estado de ánimo de frustración e ira que
se estaba desarrollando entre las masas palestinas. Eso explica su asombro
cuando finalmente estalló la Intifada.
Una
explosión a punto de ocurrir
Para cualquiera que estuviera al tanto de las condiciones sobre el terreno,
no era demasiado difícil ver qué provocaba tal movimiento de masas. Entre 1982
y 1986, la población de colonos se había triplicado en Cisjordania, con el 50
por ciento de la tierra bajo control directo israelí, y con más del 80 por
ciento del suministro de agua desviado a Israel y a los asentamientos.
Todo esto se combinó con el crecimiento de grupos de colonos judíos
armados, respaldados por el apoyo de las FDI, que aterrorizaron a la población
palestina. Gaza, en particular, fue descrita como una "olla a presión a
punto de explotar". (Emile Nakleh, "Cisjordania y Gaza",
en el Middle East Journal, primavera de 1988).
En el mismo período, desde 1985 hasta el estallido de la Primera Intifada
en diciembre de 1987, hubo un creciente movimiento de protesta en los
territorios ocupados, que condujo a un aumento de los arrestos y
encarcelamientos de jóvenes palestinos.
Lo que finalmente desencadenó la explosión fue el famoso incidente ocurrido
en Gaza el 7 de diciembre de 1987, en el que un camión de las FDI chocó contra
un automóvil y mató a cuatro trabajadores palestinos. Fue la chispa que
encendió los territorios palestinos, y la conflagración se extendió desde Gaza
a toda la Ribera Occidental.
La característica más significativa de la Primera Intifada fue la
naturaleza masiva del movimiento, y el hecho de que inicialmente fue
dirigido por los trabajadores y jóvenes palestinos de los barrios. Desde
entonces, se ha intentado enterrar la verdadera naturaleza de ese movimiento,
tanto mejor para presentarlo como un simple estallido violento que buscaba
destruir a Israel y a los judíos que vivían allí. Pero esto es completamente
falso.
Los métodos utilizados no eran en absoluto los de la guerra de guerrillas o
el terrorismo, sino que incluían huelgas generales y desobediencia civil, como
huelgas fiscales y cierres de tiendas. En todos los barrios se habían elegido
Comités Populares que, además de organizar una huelga general, también
gestionaban la distribución de los suministros básicos. A mediados del año
siguiente (1988) se estimaba que se habían creado más de 40.000 comités de este
tipo. Para una descripción más detallada de las funciones de estos organismos,
lea "La historia de Israel-Palestina hasta 1993".
Cuando los comunistas revolucionarios levantan la consigna de la Intifada,
es una referencia directa al movimiento de masas del pueblo palestino de
1987-88, utilizando los métodos de la lucha de clases. Fue precisamente la
naturaleza masiva de la Intifada la que reveló a las masas palestinas su propio
poder y elevó su conciencia de clase. También tuvo un impacto dentro del propio
Israel, como explicaremos más adelante.
Algunos pueden responder diciendo que se trata de una interpretación
prejuiciosa y comunista de esos acontecimientos. El problema es que la verdad
es concreta y tiene la tendencia a salir a la luz, a pesar de todos los
intentos de falsificarla.
Considerems un interesante artículo, publicado recientemente en la
revista Foreign Policy (14 de diciembre de 2023), titulado "Definiendo
el derecho a resistir de los palestinos", con el subtítulo: "¿Qué
significa decir que levantarse contra la injusticia es inadmisible?" El
autor es Howard W. French,
actualmente columnista de Foreign Policy y profesor de la
Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. Anteriormente había sido
corresponsal extranjero y escritor principal en The New York
Times, y escritor del International Herald Tribune.
Foreign Policy, The New York Times y
el International Herald Tribune no pueden ser considerados de
ninguna manera anti-Israel o pro-Hamas, ni tener simpatías por las ideas
comunistas. Son todas revistas burguesas, podríamos decir de tipo liberal, lo
que significa que son portavoces de la clase capitalista y de la clase política
de Estados Unidos.
De hecho, Howard French comienza dejando clara su posición: "Hamas
merece plenamente cualquier ira que se le presente". Una vez establecidas
sus credenciales, añade que "el pueblo palestino no merece esta
ira..." Continúa desarrollando la idea de que los palestinos tienen
derecho a luchar por una patria de algún tipo.
Esto no contradice fundamentalmente la última posición del imperialismo
estadounidense, que ahora pide a Israel que sea más cuidadoso en sus ataques
contra Gaza. Por supuesto, estos señores no explican cómo un ejército que está
dispuesto a destruir las bases y los combatientes de Hamas, que están
incrustados en toda Gaza, sin víctimas civiles masivas.
En realidad, los imperialistas están llevando a cabo una operación de
relaciones públicas mediante la cual continúan apoyando a Israel,
proporcionándole las armas y los fondos que necesita para continuar con su
carnicería, mientras que al mismo tiempo fingen que están preocupados por la
población civil de Gaza. Se trata de una burda estratagema para apaciguar a la
opinión pública en el país; un intento de presentarse a sí mismos como si
tuvieran preocupaciones humanitarias, cuando en realidad respaldan la carnicería.
Lo que realmente les preocupa no es la difícil situación del pueblo
palestino, sino el efecto desestabilizador que la situación actual está
teniendo en todo Oriente Próximo, con el riesgo de que se amplíe el conflicto.
Esto podría tener un gran impacto en el suministro de petróleo y gas, y en la
importante ruta comercial que atraviesa el Mar Rojo y el Canal de Suez, que ya está siendo asfixiada por militantes hutíes desde
el oeste de Yemen.
La Primera
Intifada fue un movimiento popular de masas
La explicación de Howard French de lo que realmente fue la Primera Intifada
es extremadamente interesante, sobre todo porque se publica en una revista que
defiende los intereses del imperialismo estadounidense:
"Ha habido muy poca claridad sobre el significado y las implicaciones
de la palabra intifada... Deriva del verbo árabe nafada, que
significa 'sacudirse', en el sentido de sacudirse el polvo de la ropa, por
ejemplo, o sacudirse el letargo. La palabra intifada, entonces, se traduce
literalmente como un "estremecimiento" o "escalofrío", o
cuando se usa en un contexto político, un "levantamiento
popular". No significa genocidio" [el subrayado es
mío].
Y continúa:
La palabra intifada se hizo familiar para los lectores de noticias de todo
el mundo en 1987, cuando el término se utilizó para describir un levantamiento
popular organizado por los palestinos ese año contra Israel. Ese levantamiento,
que duró hasta principios de la década de 1990 y llegó a ser conocido como la
Primera Intifada, comenzó como un movimiento de protesta
mayoritariamente pacífico que incluía actos de desobediencia civil,
como huelgas y boicots, pero se volvió más violento más tarde, en parte
como reacción a la dura respuesta de seguridad israelí.
Bayliss Thomas, en su libro, How Israel was Won: A Concise History
of the Arab-Israeli Conflict, publicado en 1999, afirma lo siguiente:
"La intifada fue, sin lugar a dudas, un movimiento de base que
sorprendió tanto al gobierno israelí como a la OLP, ya que la OLP no la había
alentado ni financiado. [el entonces primer ministro Yitzhak] Shamir y
Sharon parecían creer, dada una OLP debilitada, que la docilidad palestina bajo
la ocupación continuaría indefinidamente. De hecho, la debilidad de la OLP no
hizo más que aumentar la desesperación popular, fomentando un nuevo activismo y
autosuficiencia a nivel local". [El subrayado es mío]
A continuación, describe cómo los comités locales se unieron como un cuerpo
organizado:
"Al principio, las comunidades locales actuaron por separado. Más
tarde, surgió un amplio liderazgo que comprendía muchas facciones, llamado
Liderazgo Nacional Unido del Levantamiento (UNLU). La élite tradicional
del nacionalismo palestino (profesionales, periodistas y académicos) no
participó inicialmente. Operando en la clandestinidad, la UNLU
[Liderazgo Nacional Unificado del Levantamiento] se comunicaba a través de
panfletos impresos en secreto y distribuidos por la noche. Una resistencia
espontánea y fragmentada a la ocupación comenzó a adquirir una voz unificada a
través de los anuncios de huelgas comerciales y de transporte, manifestaciones
masivas, protestas y campañas de solidaridad como izamientos de banderas,
oraciones, ayunos, proyectos de trabajo, marchas y actividades de donación.
Israel y Estados Unidos fueron condenados rotundamente, aunque sin
centrarse en el pueblo judío. La UNLU no alentaba la violencia,
pero el lanzamiento de piedras y los atentados molotov eran inevitables [el
subrayado es mío].
"La intifada se centró principalmente en la protesta por las
condiciones de ocupación. Poco a poco, la UNLU consultó a la OLP sobre cómo
remediar los abusos de la ocupación israelí local: cómo obtener la liberación
de los presos políticos, detener la actividad de los asentamientos y la
confiscación de tierras, evitar varios impuestos israelíes y eliminar las
restricciones a los productos industriales y agrícolas exportados desde los
territorios".
Lo que es interesante notar es el hecho de que, inicialmente, la Intifada
no estaba controlada por la OLP, y en realidad había una desconexión entre los
activistas que lideraban el movimiento en los barrios y la OLP en el exilio. Un
relato revelador es proporcionado por Charles D. Smith en su texto de
2004, Palestina y el conflicto árabe-israelí - una historia con
documentos:
"La intifada, un levantamiento espontáneo no dirigido por ningún
comité u organización superior, se extendió rápidamente desde Gaza hasta
Cisjordania. Se sostenía a través de una extensa red de comités locales
formados durante la década anterior y de barrios que se organizaban para la
ayuda mutua. En el fondo, la intifada fue una rebelión de los pobres y
los jóvenes, los sectores menos favorecidos de la población, que organizaron
comités populares que los representantes de la OLP trataron de cooptar bajo su
propia dirección" [el subrayado es mío].
Smith señala que: "Se tomaron varias decisiones en el momento. Una de
ellas limitó las protestas a manifestaciones y lanzamiento de piedras; se
prohibieron los cuchillos y las pistolas" [el subrayado es mío].
Sin embargo, debido a que la OLP siempre había sido vista como la expresión
política tradicional del pueblo palestino, finalmente los líderes exiliados
lograron obtener una posición a la cabeza de la Intifada, a pesar de que no
habían desempeñado ningún papel en su promoción. Sin embargo, ante la ausencia
de alternativas, la UNLU consideró a la OLP como su único punto de referencia
política.
Smith destaca el hecho de que: "La OLP siempre ha tratado de
reprimir a los líderes locales independientemente de su control, incluso
si tales individuos se identificaban con los objetivos de la OLP. Ahora, la
necesidad exigía no sólo la cooperación, sino también la confianza en la
información y el asesoramiento de los territorios... Rápidamente apareció una
agenda política. En enero de 1988, los líderes de los territorios pidieron un
Estado palestino independiente, gobernado por la OLP, que coexistiera con
Israel" [el subrayado es mío].
Este fue el comienzo de un movimiento de los líderes de la OLP hacia una
solución de dos Estados, abandonando su posición anterior de un solo Estado
unificado en toda la Palestina histórica.
Como explica Smith, estas ideas: "... fueron anunciadas inicialmente
por individuos no relacionados con la intifada, hombres más conocidos en el
mundo exterior como "moderados", como Sari Nuseibeh y Faysal
al-Husayni, que tenían sus propios vínculos con la OLP en Túnez. Como
miembros de una élite social, fueron vistos con recelo tanto por la dirección
popular como por los jefes de los comités de la OLP cuando se declararon por
primera vez estos puntos" [el subrayado es mío].
Posteriormente, el plan de la OLP para un acuerdo con Israel basado en una
solución de dos estados "se convirtió en la agenda oficial de la
intifada".
Así es como la Intifada, que había sido dirigida por activistas sobre el
terreno en los Territorios Ocupados, fue finalmente tomada por la dirección de
la OLP y guiada hacia lo que se convertiría en un callejón sin salida.
La convocatoria
de huelga general en enero de 1988
Pero volvamos a los inicios iniciales de la Intifada por parte de quienes
la dirigían sobre el terreno. Era un movimiento basado en métodos de lucha de
clases, siendo la huelga general un elemento poderoso. Reproducimos
íntegramente el "Comunicado Nº 1 de la Intifada", publicado en forma
de folleto el 8 de enero de 1988 por la UNLU, en el que se llamaba a la huelga
general y al cierre de empresas:
"En el nombre de Dios, el misericordioso, el compasivo. El glorioso
levantamiento de nuestro pueblo continúa. Afirmamos la necesidad de expresar
solidaridad con nuestro pueblo dondequiera que se encuentre. Seguimos siendo
leales a la sangre pura de nuestros mártires y a nuestros hermanos detenidos.
También reiteramos nuestro rechazo a la ocupación y su política de represión,
representada en la política de deportación, detenciones masivas, toques de
queda y demolición de viviendas. Reafirmamos la necesidad de lograr una mayor
cohesión con nuestra revolución y nuestras masas heroicas. También subrayamos
nuestro acatamiento del llamamiento de la OLP, el legítimo y único
representante del pueblo palestino, y la necesidad de perseguir las abundantes
ofrendas y el heroico levantamiento. Por todo ello, atendemos la siguiente
convocatoria:
"Todos los sectores de nuestro heroico pueblo en todos los lugares
deben acatar el llamado a una huelga general y completa hasta el miércoles 13
de enero de 1988 por la noche. La huelga abarca a todos los servicios públicos
y privados, a los trabajadores palestinos y al transporte público. El
cumplimiento de la huelga general debe ser completo. La consigna de la huelga
será: Abajo la ocupación; larga vida a Palestina como país libre y árabe.
"Hermanos obreros, su acatamiento de la huelga al no ir a trabajar y a
las plantas es un apoyo real para el glorioso levantamiento, una sanción de la
sangre pura de nuestros mártires, un apoyo para el llamado a liberar a nuestros
prisioneros y un acto que ayudará a mantener a nuestros hermanos deportados en
su patria. Hermanos empresarios y tenderos, deben acatar plenamente la
convocatoria a una huelga integral durante el período de la huelga. Su
acatamiento de las huelgas anteriores es una de las imágenes más espléndidas de
solidaridad y sacrificio en aras de hacer que la heroica posición de nuestro
pueblo sea un éxito.
"Haremos todo lo posible para proteger los intereses de nuestros
honestos hombres de negocios contra las medidas a las que la fuerza de
ocupación sionista pueda recurrir contra ustedes. Te advertimos sobre las
consecuencias de involucrarte con algunos de los secuaces de las autoridades de
ocupación que buscarán hacerte abrir tus negocios. Les prometemos que
castigaremos a esos empresarios traidores en un futuro no muy lejano.
Procedamos unidos a forjar la victoria.
"Hermanos propietarios de compañías de taxis, no olvidaremos su
honorable y espléndida posición de apoyo e implementación de la huelga integral
en el día de la firmeza palestina. Depositamos nuestras esperanzas en ustedes
para que apoyen y hagan que la huelga general sea un éxito. Advertimos a
algunas empresas de autobuses sobre las consecuencias de no acatar la
convocatoria de huelga, ya que esto las hará exceptuables de un castigo
revolucionario.
"Hermanos médicos y farmacéuticos, deben estar en estado de emergencia
para ofrecer asistencia a aquellos de nuestros parientes que están enfermos.
Los hermanos farmacéuticos deben desempeñar sus funciones con normalidad. Los
hermanos médicos deben colocar la credencial de médico de manera que pueda ser
claramente identificada. Advertencia general: Nos gustaría advertir a la gente
que caminar por las calles no será seguro en vista de las medidas que se
tomarán para que la huelga integral sea un éxito. Advertimos que se vertirá
material viscoso en las calles principales y secundarias y en todas partes,
además de los bloqueos de carreteras y los grupos de choque que se desplegarán
por toda la patria ocupada. Circular: Los miembros luchadores y hermanos de los
comités populares y los hombres de la insurrección que están desplegados en
todos los lugares de trabajo deben trabajar para apoyar y ayudar a nuestro
pueblo dentro de los medios disponibles, particularmente a las familias
necesitadas de nuestro pueblo. Los grupos huelguísticos y los grupos de
insurrección popular deben acatar íntegramente el programa de trabajo que está
en su poder. Sigamos unidos y gritemos en voz alta: Abajo la ocupación; larga
vida a Palestina como país libre y árabe". [Fuente: Palestina y el conflicto árabe-israelí - una historia con
documentos, Charles D. Smith, 2004, página 430)
Nadie puede dudar de lo que se pedía aquí: una huelga general masiva con el
objetivo de poner fin a la ocupación y ganar una patria palestina, junto a
Israel. Este llamamiento tuvo un apoyo masivo entre la juventud palestina, los
trabajadores y los pequeños comerciantes. Fue realmente un movimiento que contó
con el respaldo y la participación de todo el pueblo. Fue tan poderoso que
incluso tuvo un impacto dentro de la sociedad israelí. Envió un mensaje claro
de que todo un pueblo se oponía a la ocupación israelí, afectando incluso a
algunos de los soldados.
La magnitud de la Intifda y la determinación de las masas palestinas
impresionaron a algunas tropas israelíes con el hecho de que eran ocupantes no
deseados. Eso explica por qué algunos, aunque una pequeña minoría, se
adhirieron al famoso fenómeno Refusenik, por el cual un sector de
jóvenes soldados se negó a servir fuera de las fronteras de Israel. Si la
Intifada no hubiera sido traicionada, ¿quién sabe hasta dónde podría haber
llegado este proceso? Eso también explica por qué la clase dominante sionista estaba
decidida a aplastar la Intifada.
El
surgimiento de Hamás como factor
Obsérvese que el folleto de la UNLU afirma claramente que reconocía a la
OLP como el único representante del pueblo palestino. Hamás no desempeñó ningún
papel significativo en las primeras etapas de la Primera Intifada. Sólo se creó
como organización independiente en febrero de 1988, una vez iniciada la
Intifada, y todavía no era la fuerza en la que se convertiría más tarde en
Gaza. Aunque estaba presente como una importante agrupación minoritaria de la
oposición, y buscaba expandir su influencia a expensas de la OLP. De hecho,
como explica Bayliss:
"También se consultó a grupos islámicos como la Hermandad Musulmana y
la Yihad Islámica. Un grupo disidente de la Hermandad Musulmana, Hamás, se
interesó tempranamente por la intifada.
Debemos recordar que en ese momento la clase dominante israelí consideraba
a la OLP como la principal amenaza para sus intereses. Cuando Hamas emergió,
fue visto por la élite sionista como un contrapeso útil a la OLP. Charles D.
Smith en su texto de 2004, citado anteriormente, explica bien el pensamiento
detrás de esto:
"Los funcionarios de la ocupación y de los servicios de inteligencia
israelíes habían alentado el crecimiento de los Hermanos Musulmanes en Gaza
desde finales de la década de 1970, a través de la financiación y la imposición
de menos restricciones a sus movimientos que a los simpatizantes conocidos de
la OLP. Asumieron que una mayor adhesión al Islam socavaría la lealtad a la OLP
y sus objetivos políticos seculares. Estos funcionarios permitieron que
estudiantes militantes viajaran desde Gaza a la Universidad Bir Zeit en Ramala,
en las afueras de Jerusalén, para maltratar a los partidarios de la OLP, y el
gobernador israelí de Gaza le dijo a un periodista que 'el gobierno israelí me
dio un presupuesto y el gobierno militar se lo da a las mezquitas'".
Así vemos cómo la organización detrás del ataque del 7 de octubre de 2023
en el sur de Israel fue originalmente respaldada y patrocinada por las propias
autoridades israelíes. De una forma u otra, el pensamiento detrás de esta
política continuó hasta hace muy poco.
Un artículo del New York Times, "Buying Quiet': Inside the Israeli Plan That Stopped Up
Hamas", publicado el 12 de diciembre, afirma que:
"Durante años, el gobierno de Qatar había estado enviando millones de
dólares al mes a la Franja de Gaza, dinero que ayudó a apuntalar al gobierno de
Hamas allí. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, no sólo toleró
esos pagos, sino que los alentó".
El mismo artículo señala que Netanyahu veía a Hamas como "un activo
político". Y explica:
Ya en diciembre de 2012, el Sr. Netanyahu le dijo al destacado periodista
israelí Dan Margalit que era importante mantener fuerte a Hamas, como
contrapeso a la Autoridad Palestina en Cisjordania. Margalit, en una
entrevista, dijo que Netanyahu le dijo que tener dos rivales fuertes, incluido
Hamas, disminuiría la presión sobre él para negociar hacia un estado palestino.
Todo esto pone de manifiesto la pura hipocresía de Netanyahu y sus amigos
de extrema derecha en el gobierno israelí actual, que han colaborado durante
muchos años para permitir que los fondos lleguen a la administración de Hamas
en Gaza. En el pensamiento de Netanyahu, esta era una buena política porque
mantenía a Gaza, gobernada por Hamas, dividida de Cisjordania, que es
administrada por la Autoridad Palestina, controlada por Fatah (la fuerza
política dominante dentro de la OLP). Esta división se considera como una forma
de debilitar al pueblo palestino y hacer retroceder cualquier tipo de Estado
palestino independiente que surja. Además, los métodos violentos adoptados por
Hamás fueron vistos como útiles para la propaganda sionista en Israel, ya que
ayudaron a atraer a la población israelí detrás de ellos, y dieron una excusa
conveniente para sus brutales excursiones militares a Gaza.
Un acontecimiento interesante tuvo lugar en la primavera de 1988, en el
punto álgido de la Primera Intifada. Charles D. Smith explica lo que sucedió:
"Desde la perspectiva palestina, la intifada tuvo dos caras: una
resistencia popular a la opresión israelí y una oferta de coexistencia una
vez que se creara un Estado palestino. Ambas vías tenían el mismo objetivo,
deshacerse de la dominación israelí, pero la segunda era tan amenazante
para la mayoría de los políticos israelíes como la primera. Para los dirigentes
israelíes, la relación árabe-israelí no puede ser una relación de
igualdad. Los árabes que defendían el compromiso a menudo eran
encarcelados. Por ejemplo, dos abogados árabes de Gaza fueron invitados a
hablar sobre los objetivos de la intifada en una reunión en la Universidad de
Tel Aviv en la primavera de 1988. Lo hicieron, abogando por la coexistencia
pacífica en estados separados. Al cabo de dos semanas, cada uno de ellos había
sido detenido y condenado a seis meses de detención sin recurso legal en Ansar
3, una nueva prisión construida en el Negev para albergar a esas personas. Los
organizadores israelíes de la conferencia no tenían ninguna duda sobre las
razones de tal detención: la defensa de la paz era de nuevo más amenazante
que la búsqueda de la violencia" [el subrayado
es mío].
Aquí vemos cómo el Estado de Israel no tenía absolutamente ningún interés
en las relaciones pacíficas con los palestinos. De hecho, los partidarios de
métodos pacíficos son vistos como una amenaza. Cualquier cosa que pudiera tener
algún impacto en la conciencia de los israelíes de a pie -y la Primera Intifada
había empezado a tener este efecto- se consideraba más peligrosa que todos los
ataques terroristas individuales que condujeron a la matanza de judíos
israelíes de a pie. El cinismo de los sionistas aquí queda al descubierto a la
vista de todos.
¿De dónde
vino la violencia?
Pero volvamos a la naturaleza de la Primera Intifada. El punto señalado por
Howard French acerca de que la Intifada se volvió violenta frente a la
represión israelí es importante. En una serie de seis partes de la BBC de 1998
titulada La Guerra de los Cincuenta Años: Israel y los Árabes (ver
este artículo), se revela
que una sección del gabinete israelí sugirió un método rápido y agudo de
disparar contra las multitudes para matar a mil palestinos con el fin de
"aplastar la Intifada". El resto del gabinete rechazó este método, ya
que entendían que tendría el efecto contrario. Pero eso no significa que hayan
adoptado un enfoque suave. ¡Al contrario!
En los primeros meses murieron 160 manifestantes, en su mayoría
adolescentes. También se emitió una orden de "romper huesos", lo que
llevó a las fuerzas de las FDI a golpear fuertemente a los jóvenes
manifestantes palestinos, con el objetivo de romperles las manos y las piernas.
Esto fue acompañado por la voladura de cientos de casas, así como con estrictas
condiciones de toque de queda. En 1988-89, se emitieron 1.600 órdenes de toque
de queda, y aquellos que rompieron las condiciones del toque de queda por
cualquier motivo fueron asesinados a tiros en el acto.
En los primeros 18 meses, 574 palestinos han sido asesinados, baleados o
literalmente golpeados hasta la muerte. A finales del segundo año, unos 700
palestinos habían muerto y otros 15.000 a 20.000 habían resultado heridos. El
número de detenidos o encarcelados ascendió a 50.000, y muchos sufrieron
tortura a manos de sus captores, según Amnistía Internacional.
En 1991, el número de palestinos asesinados durante la Intifada había
aumentado a 1.135, según Peace Watch. En junio de 1993, 400.000
palestinos habían sido detenidos o encarcelados, y en 1994 el número de muertos
había aumentado aún más a 2.000.
Y, sin embargo, los comités de la UNLU habían tomado la decisión consciente
de no tomar las armas. Así que hoy, cuando los medios de comunicación, los
gobiernos occidentales, junto con el gobierno sionista de Israel, señalan con
el dedo acusador a cualquiera que enarbole la consigna de la Intifada, están
ofuscando conscientemente la verdad. La violencia no provino de los
organizadores de la Intifada, sino de las fuerzas de seguridad israelíes, como
ilustran gráficamente las cifras proporcionadas anteriormente.
Enfrentados a una brutal represión, los palestinos oprimidos comenzaron a
contraatacar con lo que tenían. Eso explica por qué hubo una serie de protestas
violentas -pero no armadas- contra la ocupación israelí. Pero esta violencia se
limitó principalmente al lanzamiento de piedras, el uso de cócteles molotov, la
quema de neumáticos en las calles y la construcción de barricadas para contener
el avance del ejército israelí. Fue una lucha muy desigual, con gente desarmada
y oprimida que se enfrentó a fuerzas militares muy superiores.
Eventualmente, como hemos visto, la OLP estableció su liderazgo sobre la
Intifada y lo utilizó para guiar todo el proceso hacia los Acuerdos de Oslo de
1993. Hemos explicado en otro lugar cómo esos Acuerdos fueron una completa traición a las verdaderas
aspiraciones del pueblo palestino. Esto, combinado con los años de
administración de la Autoridad Palestina en una parte de los Territorios
Ocupados, en los que funcionarios corruptos vigilaban a los palestinos en
cooperación con la seguridad israelí, es lo que produjo un vacío de poder que
Hamás pudo llenar. La organización fue capaz de presentarse como la única
fuerza palestina significativa que se oponía a los Acuerdos.
Este fue un giro trágico en los acontecimientos, ya que la dirección de
Hamás es burguesa y reaccionaria en su punto de vista, y tiene una visión
negativa hacia las protestas masivas del pueblo palestino. De hecho, durante su
período de administración de Gaza, han reprimido repetidamente las protestas
juveniles, por ejemplo.
Fue en la Segunda Intifada, mucho más
influenciada por Hamás y otros grupos fundamentalistas islámicos, que vio un
uso intensivo de atentados suicidas y otros métodos de terrorismo individual.
Comenzó como un levantamiento popular después de que Ariel Sharon, custodiado
por cientos de policías antidisturbios israelíes, hiciera una visita
provocativa al Monte
del Templo en septiembre de 2000. Las fuerzas de seguridad
israelíes respondieron inmediatamente con disparos hacia los manifestantes.
Esto tuvo el efecto de
escalar aún más una situación muy tensa. Esto también explica por qué la
Segunda Intifada se convirtió muy rápidamente en un conflicto armado en ambos
lados. El número total de muertes esta vez fue mucho mayor, con más de 4.300
muertos, la mayor parte palestinos, pero también con un número significativo de
israelíes muertos, tanto soldados como civiles.
Cuando hoy los medios de comunicación confunden la Intifada con el
llamamiento a los ataques violentos contra los judíos en Israel, es la Segunda
Intifada la que están enfatizando, mientras que siempre ignoran lo que
realmente provocó su carácter violento. Es decir, la falta de dirección
revolucionaria durante la Primera Intifada, que fue empujada por un callejón
sin salida y decepcionó las aspiraciones de las masas. A esto se sumaron años
de violenta represión por parte de las fuerzas de seguridad israelíes.
No olvidemos que, a lo largo de las dos Intifadas, la proporción de
palestinos muertos en comparación con los israelíes fue de tres a uno. Esto da
una idea de dónde vino la mayor parte de la violencia. Y aquí tenemos que
volver al artículo de Howard French, donde afirma:
"Ninguno de estos levantamientos se acercó a ser genocidios. Sin
embargo, con la fusión de la intifada con el genocidio aparentemente
ya en marcha, el mundo debe preguntarse: ¿Qué significa decir que el acto de
levantamiento, o levantamiento civil, por parte de los palestinos es
inadmisible? ¿Realmente queremos decir que no deberían ser capaces de resistir
contra un destino miserable y restrictivo que ha encerrado a un gran número de
su población en una vida desesperada en Gaza, o que deberían decidirse a ver
las tierras de Cisjordania que una vez controlaron y en las que vivieron
anexionadas constantemente por Israel mientras son objeto de ataques cada vez
más violentos? ¿Significa esto que los palestinos de Gaza deben
resignarse a ser bombardeados y expulsados de su territorio por hambre?
"Lo más importante de todo, ¿significa esto que los palestinos deben
guardar silencio, abandonar las demandas de un Estado propio y simplemente
aceptar lo que Israel considere suficiente para ellos? ¿Se han detenido las
personas que sostienen este punto de vista a pensar qué vías están abiertas
para que los palestinos se opongan a tales cosas? ¿Pueden imaginarse a sí
mismos, por un instante, aceptando esto?" [el subrayado es mío].
¡Esta es una buena nota para concluir! Nuestro llamamiento a la
"Intifada hasta la victoria" no implica en absoluto una amenaza para
el pueblo judío común que vive actualmente en Israel. Es un llamado a la acción
masiva de los trabajadores y jóvenes palestinos, como vimos en 1987-88. Es un
llamado al uso de métodos de lucha de clases para lograr una patria para los
palestinos. Después de 30 años en los que se ha revelado que la llamada "solución de dos Estados es una farsa, la abrumadora mayoría de los palestinos de hoy ha abandonado esa perspectiva.
"Intifada hasta la victoria", en opinión de los auténticos
comunistas, es un llamamiento a la revolución social. Sólo puede significar una
lucha por un único Estado socialista de dos pueblos, en el que ninguna élite burguesa sionista tenga las riendas del poder, y
en el que ninguna élite árabe burguesa decida el destino de las masas
palestinas. Sólo así se puede hacer realidad la aspiración a la libertad y a
una existencia digna expresada a través de la Primera Intifada.
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