Casi dos años en el poder y el gobierno de
Gustavo Petro no ha hecho ningún avance significativo, más allá de las palabras
Como
explica Lucas 1:74, “Dios nos proteja de nuestros amigos; de nuestros
enemigos, nos protegemos nosotros”. Este es un perfecto recordatorio que
debería servir para que Gustavo Petro pueda ser consciente, cuidándose de aquellos que se dicen sus amigos, ya que parecen estar actuando para ser fuertes enemigos. Y es que es más frecuente de lo que pudiera
parecer que las personas más cercanas le preparan la traición.
Este
año, el 1º de mayo en Colombia, se desarrollaron numerosas marchas y
manifestaciones en todo el país, en conmemoración del Día
Internacional de los Trabajadores, un día en donde además el presidente Gustavo Petro llamo a
salir a manifestarse en apoyo a las pretendidas “reformas de su gobierno”, que
no están siendo puestas en práctica, según dice, por las “trabas de la derecha,
de los reaccionarios”.
Fdo. Salvador Pérez
A lo largo de la jornada, en cerca de un centenar de actos y manifestaciones,
la clase trabajadora y diferentes sectores participaron activamente en el 1 de
mayo, en donde caben destacar los siguientes datos:
Bogotá: Más de 60.000
manifestantes, según datos oficiales del “Puesto de Mando Unificado Distrital".
En la manifestación de Bogotá participaron las centrales obreras-sindicatos, el
movimiento estudiantil y ciudadanos de los barrios obreros y más empobrecidos.
Neiva: En esta ciudad miles de trabajadores tomaron las calles, en una
manifestación entre reivindicativa y de celebración popular, en donde se incluyeron
arengas, expresiones autóctonas como sanjuaneros y rajaleñas,
y actos culturales. Entre los participantes
estaban los sindicatos, las organizaciones agrarias, las organizaciones
estudiantiles y la Comunidad Universitaria, al igual que trabajadores y jóvenes
de las zonas y barrios más humildes de Neiba.
Villavicencio: Más de 3.000 personas se manifestaron en el
Departamento de Villavicencio, en el acto
convocado por las centrales obreras del departamento. El
recorrido recorrió las principales calles de la capital llanera y terminó en
el Parque Los Libertadores.
Medellín: En el Parque de
La Milagrosa se dieron cita más de 8.000 trabajadores de Medellín, convocados
por diferentes colectivos de trabajadores, sindicatos obreros y grupos
estudiantiles. La manifestación discurrió por distintos lugares, entre ellos la
Casa de la Memoria, el Parque
de Boston y la Avenida Oriental.
Cali: En el Valle del Cauca, en Cali, las manifestaciones fueron multitudinarias. Los trabajadores,
sindicatos, centrales obreras y la juventud salieron y literalmente tomaron las
calles. El recorrido comenzó en el Parque del barrio obrero tradicional, en
pleno centro de la ciudad y culmino con un gran encuentro cultural.
LA CGT NO ACUDIO A LAS MANIFESTACIONES
Sin duda alguna, una de las notas
discordantes, con algunas importantes connotaciones políticas, de la jornada
del 1º de mayo colombiano fue que una de las tres Centrales sindicales, la
Confederación General del Trabajo (CGT), como organización decidió no acudir a
las manifestaciones convocadas en señal de protesta.
Sus dirigentes argumentaron que no
marcharían el Primero de mayo en apoyo a Petro, afirmando que “las marchas las
convocan los trabajadores, no el presidente”. Recordemos que el presidente,
Gustavo Petro, había anunciado los días previos su intención de marchar en la
manifestación al lado de los trabajadores, para convertir dichas
manifestaciones en actos de apoyos a su gobierno y en contra de aquellos que
según dice “quieren frenar las reformas y hacerle un golpe blando”.
Desde la CGT se insistió en que “es el día de los trabajadores y no del Gobierno de
Gustavo Petro”. En el trasfondo de esta polémica puede estar
el asunto de las ultimas tensiones del gobierno Petro con sectores del
Departamento de Antioquia, pero en esta ocasión la polémica no vino de la mano
del gobernador de ese Departamento, ni del alcalde de Madelin, Federico
Gutiérrez, sino de la decisión tomada en la CGT.
Gómez, presidente y dirigente de la CGT de Antioquia, había
manifestado semanas antes que “desde nuestra Confederación General del Trabajo desde
la semana pasada hemos tomado la decisión de no salir a marchar porque
consideramos que no es el presidente de la República el que debe convocar las
marchas, son las centrales obreras quienes convocan las marchas. No
estamos de acuerdo con la participación del Gobierno nacional en esta jornada,
que históricamente han adelantado los trabajadores, con el objetivo de alzar la
voz y manifestar sus exigencias…
Nosotros
no podemos entregarle las banderas del movimiento sindical, de los
trabajadores, a un gobierno. Vamos a hacer jornadas académicas donde nos
vamos a encontrar con diferentes sectores sindicales. En esas jornadas vamos a
hablar de temas como la jornada laboral, que todavía nos preocupa demasiado, lo
referente a las pensiones, lo que tiene que ver hoy también con la situación de
la salud, son muchas cosas las que tenemos que tratar”.
GUSTAVO PETRO EN EL 1º DE MAYO
Por su parte, la participación de Gustavo Petro, que había
generado expectativas durante los días previos, en la manifestación del Primero
de mayo estuvo dentro de los parámetros esperados, las de utilizar las
manifestaciones de miles de trabajadores para explicar que no los dejan hacer
el programa de reformas que habían prometido llevar a cabo, que la derecha y
los sectores reaccionarios les tienen bloqueadas sus reformas y que en última
instancia “quieren acabar con el presidente, dar un golpe blando y hasta
asesinarlo”
El presidente Gustavo Petro se sumó a la
movilización multitudinaria, congregada en la Plaza de olivar de Bogotá. Y
desde la tarima de oradores pronuncio un discurso que los medios de
comunicación han catalogado de “un discurso enérgico y comprometido, en donde
abordó una serie de temas, que van desde las reformas laborales hasta asuntos
internacionales de gran relevancia”.
En su discurso frente a las decenas de
miles de asistentes, Petro expresó su “agradecimiento y reconocimiento a todos
los presentes”, señalando la importante afluencia de trabajadores y jóvenes a
las manifestaciones que se estaban desarrollando no solo en Bogotá, sino
también en más de 60 ciudades a lo largo y ancho del país. El presidente
resaltó “el apoyo a las luchas sociales y a las reformas democráticas y
progresistas que su gobierno promueve, reflejando así un respaldo masivo hacia
la visión de cambio que propone su administración”.
Sobre los temas de política
internacional Gustavo Petro abordo la situación en Palestina, “denunciando los
actos de violencia y genocidio perpetrado por el Estado de Israel”. Aprovecho
la ocasión para anunciar que al día siguiente “procederemos a romper las
relaciones diplomáticas con dicho país, enfatizando su compromiso con la
defensa de los derechos humanos y la justicia internacional”.
En su intervención Petro también hablo
de su propuesta de “reforma laboral”, mostrándose verbalmente contundente, “rechazando
las políticas neoliberales que promueven la precarización del trabajo y la
reducción de salarios en aras de supuestas mejoras en el empleo”. Se manifestó
crítico y califico como “una falacia la explotación y la indignidad laboral,
que dicen son sinónimos de desarrollo económico. Los propios datos de los
organismos internacionales muestran la ineficacia de estas medidas en países
como Colombia”.
Petro afirmo que “nos interesa que haya
una reforma laboral, y que haya una reforma la salud, y que haya una reforma a
las pensiones, y que podamos reformar los servicios públicos y que podamos
reformar los títulos mineros para que el pequeño minero tenga un papel con el
cual defenderse nos interesa que las universidades se abran a la democracia
estudiantil”. Todo ello fue dicho en un discurso que aparenta firmeza y
radicalidad, pero que constata con sus casi dos años al frente de la
Presidencia, en donde no se ha llevado a cabo ninguna de estas reformas aún.
Es evidente que los reaccionarios, la patronal,
los banqueros y los oligarcas de la tierra y la ganadería siempre van a estar
en contra de cualquier política progresista, por mínima que sea, en Colombia,
al igual que lo están en cualquier país del mundo hoy en día. Por ello somos de
la opinión de que ya no bastan con realizar “bellos y radicales discursos ante
miles de manifestantes”. Después de dos años ya es momento más que de sobra
para que el gobierno hubiera pasado a la acción, cumpliendo con su obligación
moral de cumplir con todo lo prometido a los trabajadores, a los jóvenes y al
conjunto de los oprimidos en el proceso electoral de 2022.
Petro este 1 de mayo de nuevo “defendió
la necesidad de una reforma laboral que garantice condiciones dignas para los
trabajadores y trabajadoras, haciendo un llamado a poner fin a la explotación y
la injusticia en el mundo laboral”. Criticó duramente el modelo económico
que ha prevalecido en el país durante décadas, al señalar la contradicción
entre una jornada laboral extenuante y una productividad económica insuficiente,
evidenciando así la urgencia de un cambio de paradigma”.
Por nuestra parte hacemos unas preguntas
concretas, que tienen importantes implicaciones en todos los acontecimientos
que están produciéndose: ¿Piensa Gustavo Petro hacerlo, basándose en el apoyo
masivo de los trabajadores, la juventud y los oprimidos, movilizándolos en las
empresas y en calles, o por el contrario continuara simplemente con discursos
de “quiero, pero no me dejan”, que es lo que lleva practicando en estos dos
últimos años?, ¿Las reformas las peleara y sacara adelante el gobierno para
ahora o para dentro de 150 años?
Si por la derecha fuera, por la clase
dominante y los oligarcas de colombiana fuera, Petro no habría gobernado ni dos
días, no por lo que ha hecho, que ha sido bien poco y nada significativo, sino
porque aún en el suscita un gran apoyo social entre sectores significativos de
las masas colombianas, los cuales a pesar de estos dos años de gobierno, aún
continúan viendo en él una oportunidad de romper de una vez por todas con el
dominio de los partidos políticos de la clase dominante, encabezados por el
propio uribismo, gobiernos que estuvieron en el poder por décadas gracias al
ejercicio del terror, la corrupción y el asesinato de todo lo que fuera
disidencia.
Gustavo Petro también aprovechó su
discurso ante las decenas de miles de manifestantes el 1º de mayo para
reflexionar sobre cuál es el momento histórico en el que vive Colombia. Realizo
claras referencias a toda la retahíla de declaraciones de los expresidentes, al
igual que los dirigentes políticos representantes de la oposición de derechas a
su gobierno. Es claro que todos estos representantes políticos de derechas
reaccionarios no han asumido, ni asumirán, que fueron derrotados
democráticamente en las elecciones de 2022 y que esperan como perros rabiosos,
con cuchillos afilados en sus bocas la oportunidad para tomarse la revancha y
volver a los sillones de la Presidencia y ministerios gubernamentales.
Sin embargo, pese a las constantes
provocaciones y declaraciones que realizan comprenden que no pueden mover
fichas significativas en los intentos de derrocar al gobierno Petro, aún,
porque ello podría enfrentarlos a una nueva EXPLOSION SOCIAL, en la cual
no están muy convencidos de que pudieran salir ilesos. Es por ello que las
constantes justificaciones de Petro y su gobierno de que no pueden avanzar
hacia adelante, porque les tienen preparado un “golpe de Estado”, “blando o
duro”, carece totalmente de veracidad en estos momentos.
En su discurso, que insistimos, es
insuficiente en estos momentos, Petro en vez de aclarar si está dispuesto a
cumplir de forma inmediata el conjunto de sus promesas “reformistas” en la
campaña electoral, no despejo ninguna duda con respecto a ello. Se limito de
nuevo a realizar un discurso típico de los “reformistas de izquierdas”, cuya
característica siempre es que sus palabras van por un lado (hablando de cambiar
la sociedad,) y sus hechos por otro (aceptando en la practica la lógica
infernal a la que nos somete el sistema capitalista en crisis).
Así Petro en su discurso afirmo: “hoy
seguimos siendo revolucionarios, ¿pero ¿qué significa una revolución hoy? nunca
perder las mayorías populares, nunca perder el lazo de cariño y amor que nos
juntan con el corazón del pueblo, nunca perder por soberbia el amor popular”
(Gustavo Petro, 1º mayo de 2024).
No sabemos a qué se refiere exactamente
Petro cuando afirma que “seguimos siendo revolucionarios”, porque la única
realidad es que ser revolucionario consecuentemente no se trata en lo
fundamental del “cariño y el amor”, sino en defender y luchar por llevar a cabo
un genuino programa de transformación de la sociedad colombiana, la cual será
imposible que pueda avanzar decisivamente si continúan al frente de las
palancas fundamentales de la economía los grandes empresarios, banqueros y
oligarcas de la tierra.
Mientras 10 familias de Colombia sean
los dueños de la aplastante mayoría de las empresas y de las riquezas del país,
mientras tengan bajo su propiedad la mayor parte de las tierras del país, sin
que el gobierno proceda a expropiar toda esa riqueza para satisfacer con ella
las enormes y crecientes necesidades del pueblo, para llevar a cabo una genuina
reforma agraria, por ejemplo, hablar de ser revolucionario es simplemente un
chiste de mal gusto.
¿Es por ello que estamos en la
obligación política de preguntarle a Gustavo Petro si él y su gobierno frente
populista del “Pacto Histórico” esta por esto o por continuar diciendo que
“quieren, pero no lo dejan”? Ya es
momento de dejarse de hacer brindis al sol y afrontar la realidad cara a cara y
que Gustavo Petro cumpla sus promesas sociales realizadas durante la campaña
electoral y que fueron las que le permitieron ahora estar en la Presidencia del
gobierno colombiano.
A PROPOSITO DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE
El viernes 15 de marzo, el presidente
Gustavo Petro también salió a las calles, en esa ocasión en Cali. Allí también
realizó un discurso en su tradicional estilo, con una verborrea típica del
“reformismo de izquierda”, discurso en el cual llegó a plantear la cuestión de
crear una Asamblea Constituyente, la cual presento como la solución a diversos
problemas que está encontrando en su Presidencia, a la hora de implementar las
reformas sociales por las cuales fue elegido.
Creemos que merece la pena considerar con
atención esta propuesta realizada por Petro, por cierto, nada novedosa, pues es
casi siempre la propuesta que realizan los dirigentes reformistas de los diferentes
gobiernos en Latinoamérica, cuando una vez que han accedido al poder son
incapaces de cumplir en lo fundamental con aquello que habían prometido,
acabando por entregarse políticamente a las políticas de la clase dominante.
Este fue recientemente el caso con Boric en Chile, por ejemplo.
Pero como decimos, merece la pena examinar
la propuesta concreta de Petro y como es costumbre de los marxistas, dejaremos
aquí también hablar, reproduciendo las ideas del propio Gustavo Petro.
Nos dice Petro que:
“Si
las instituciones que hoy tenemos en Colombia no son capaces de estar a la
altura de las reformas sociales que el pueblo a través de su voto decretó,
entonces no es el pueblo el que se va a su casa arrodillado y derrotado. Son
las transformaciones de esas instituciones las que se tienen que presentar. Y por
tanto si estas posibilidades de un gobierno electo popularmente, en medio de
este Estado y bajo la Constitución de Colombia no puede aplicar la propia Constitución,
porque lo están rodeando para que no pueda aplicarla y se lo impiden, entonces
Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente”.
Debemos señalar que la clase dominante
colombiana, la burguesía y la oligarquía del país, hicieron todo tipo de
juramentos y declaraciones en contra de esta cuestión presentada por el presidente.
El conjunto de la derecha reaccionaria, junto a sus clanes y bandas ligadas al
paramilitarismo y el narcotráfico, declararon una y otra vez que lo que
pretende Gustavo Petro es perpetuarse en el poder. Así, por ejemplo, la muy
demostrada reaccionaria María Fernanda Cabal declaró de inmediato que ese
discurso de Petro era “golpe de estado”. Y de eso de intentos y deseos de
Golpes de Estado sí que entiende María Fernanda.
Los marxistas sin embargo lo que vemos en
todo este tipo de discursos y declaraciones de Gustavo Petro no es otra cosa
que la confirmación brillante de nuestro análisis y nuestra conclusión de que
estamos ante la demostración de UNA PROFUNDA CRISIS DEL REFORMISMO, que en la
etapa actual de crisis económica en Colombia e internacionalmente, es incapaz
de ofrecer en la práctica ningún tipo de reforma progresiva a las masas. Es la
demostración de que el reformismo se ha convertido en todos los países en
contra-rreformistas, al aceptar no romper con el capitalismo, aceptan su crisis
y por tanto acaban aplicando políticas no en favor de las masas, sino políticas
para continuar transfiriendo cientos, miles, de millones de los recursos
públicos a los bolsillos de los poderosos.
Esta crisis del reformismo en Colombia se
concreta en que el gobierno de Petro no ha “podido”, no se ha atrevido”, no ha
“querido” (como veamos llamarlo) poner en práctica e implementar NINGUNA DE LAS
REFORMAS PROPUESTAS EN LAS ELECCIONES DEL 2022 NI EL PLIEGO DE DEMANDAS CON EL
QUE EL CONSEJO NACIONAL DEL PARO DESCARRILÓ EL PARO NACIONAL DEL 2021. Tras casi dos años en el poder, el gobierno
del Pacto Histórico presidido por Gustavo Petro no ha hecho ningún avance
significativo, más allá de las palabras y algunos papeles en formas de
propuestas, para PONER EN MARCHA LAS REFORMAS DE LA SALUD, LA PENSIONAL O LA
LABORAL.
Por eso aquí la pregunta clave que nos
hacemos es si bajo el capitalismo colombiano, bajo la farsa “democracia
burguesa colombiana”, ¿es posible con el simple hecho de elegir una Asamblea
Constituyente algo suficiente para poder conseguir que las reformas sociales de
las que tanto habla, pero que no pone en marcha, puedan implementarse en
Colombia?
LA CLASE DOMINANTE ATACA LAS ‘REFORMAS’
Nada tiene de casual que ninguna de las
reformas que prometió llevar a cabo Petro han pasado de simples anuncios y
pretendidas propuestas. Ninguna de esas reformas ha sido llevada hasta la mesa presidencial
y firmada por Gustavo Petro, para hacerla realidad. Pero han bastado los
“anuncios del gobierno”, para que todas ellas se hayan visto envueltas en un
enorme “debate público en los medios de comunicación de la burguesía”, en donde
la oligarquía desea sembrar el “pánico social”, sobre todo en el entorno del
gobierno de Petro, afirmando por ejemplo que la Reforma Laboral aumentara
enormemente el desempleo, porque “formalizar los empleos, implementar recargos
nocturnos o pagos extras los días festivos” conduce a ello.
CAMPAÑA DE MENTIRAS DE LA REACCION
DERECHISTA
La REFORMA DE LA SALUD, en medio de una
total bancarrota de las empresas del sector, dicen que “va a destruir por
completo a uno de los mejores sistemas de salud que existe en Latinoamérica”. Y
como no, la derecha reaccionaria afirma que con la Reforma Pensional “el Estado
robará los fondos jubilatorios de los trabajadores”.
El asunto de la REFORMA AGRARIA es sin
duda uno de los temas más importantes que cualquier gobierno mínimamente
progresista debería encarar con valentía y en profundidad, máxime en un país
como Colombia, en donde la población rural tiene un gran peso en el conjunto de
la población global del país. Es claro que el asunto tiene mucho que ver con el
conjunto de las tareas de la revolución democrático burguesa, que jamás fueron
abordadas y resueltas por la reaccionaria burguesía colombiana. Esta fue
también una de las promesas más importantes del gobierno de Gustavo Petro en la
campaña electoral que lo llevo hasta la presidencia.
Un análisis reciente de OXFAM, del año 2018,
que se basó en datos obtenidos del “Censo Nacional Agropecuario” informa que Colombia
es claramente el país de toda América Latina con una mayor concentración de las
tierras: el 1% de las fincas de mayor tamaño acapara el 81% del total de la
tierra; El 0.1% de las fincas de más de 2000 hectáreas ocupa el 60% de toda la
tierra; el 19% de la tierra restante se reparte entre el 99% de las fincas.
Con estos datos en la mano es claramente
significativo que el gobierno de Gustavo Petro este promoviendo y llevando a
cabo una Reforma Agraria que no ataca de fondo los problemas estructurales de
la propiedad de la tierra y sobre todo que desde el gobierno se esté planteando
una política en este terreno que se basa en COMPENSAR ECONOMICAMENTE A LOS
TERRATENIENTES PARA LA COMPRA DESDE EL GOBIERNO DE UNAS LIMITADAS CANTIDADES DE
HECTAREAS, que más tarde revende a los campesinos, aún ritmo tan lento que
hasta diciembre de este año pasado el gobierno solo ha comprado un 4% de las
tierras previstas para marzo de 2024.
Ello significa que a estos ritmos el
gobierno Petro, pagando las tierras a los ricos terratenientes tardará un siglo,
o algo más, para completar el reparto de tierras entre los campesinos, los
cuales además están obligados comprarlas a precio de mercado. Esto convierte en
realidad la pretendida reforma agraria en un mecanismo para hacer aún más ricos
a los millonarios del campo colombiano. Como dice el refrán español, “dentro de
cien años, todos calvos”, o sea muertos.
En definitiva, la política de Reforma
Agraria del gobierno de Gustavo Petro no sirve en el fondo a los intereses de
los campesinos pobres, no ataja el problema de fondo de la propiedad privada y
la posesión de la inmensa mayoría de las tierras en manos de un puñado de
familias, que las obtuvieron fruto del robo a la mayoría de la sociedad.
Además, por la propia lentitud tampoco sirve para nada a los intereses de la
aplastante mayoría de los campesinos y jornaleros pobres de Colombia.
En cuanto a la tan cacareada, desde el
gobierno de Gustavo Petro, la REFORMA DE LA SALUD es un asunto que no presenta
un escenario muy diferente al anterior. El sistema de salud colombiano,
dominado por empresas parasitas que solo entiende de la salud como de un
lucrativo negocio, Petro no ha encontrado manera alguna de que pase por el
tramposo y controlado por la clase dominante laberinto legislativo, en donde
además la ministra de Salud, Carolina Corcho, fue purgada por haberse atrevido
a decir y sugerir que “el monopolio de empresas aseguradoras colombianas tenía
que reemplazarse con un modelo de salud único”.
La ministra Corcho fue echada del
ministerio y ha sido reemplazada por Guillermo Jaramillo, quien ha reducido los
planes iniciales de la anterior ministra en un 50%. Gustavo Petro ha tenido que
proceder a realizar permanentes maniobras ejecutivas, entre ellas implementar
la reforma a la salud mediante la aprobación del “control de las EPS” por el
gobierno, lo cual significa que el gobierno asumirá el pago de las descuadres
contables, en los que los dueños de estas EPS son contables expertos en
realizar de forma alterada las verdaderas cuentas de esas empresas, mientras
los propietarios privados continuaran llevándose los recursos, los cientos de
miles de millones de ·dinero calentito a sus bolsillos”.
En cuanto a la REFORMA LABORAL “la campaña
de mentiras y creación de miedos” es palmaria. Los empresarios están intentando
proteger al máximo las condiciones de sobreexplotación a la clase trabajadora
como algo indispensable para poder seguir obteniendo sus multimillonarios
beneficios. Por medio de la Federación Nacional de Comerciantes Empresarios
(FENALCO), afirman que “la reforma laboral significa un incremento de los costos
de más del 30%. Por su parte el BANCO DE LA REPUBLICA ha estado declarando que
“la reforma laboral podría terminar eliminando 450.000 trabajos”. Pero estos
malparidos jamás nos hablan de la enorme explotación, con salarios miseros y
jornadas de trabajo extenuantes, a los que están acostumbrados a someter al
escaso número de trabajadores colombianos a los que permiten tener empleos
formales, ya que más del 60% de los trabajadores en Colombia están obligados a
trabajar en la economía llamada “informal”.
Es claro que estos parásitos sociales; los
empresarios, los banqueros y los oligarcas de la tierra, les parece “criminal
que en el país este establecido a día de hoy el Salario Mínimo en un $1’300.000
de pesos, que además ellos en el terreno de la práctica cotidiana incumplen
pagando mucho menos, en una situación en donde con menos de $2’500.000 de pesos
casi se está condenado a la miseria y al hambre, y que por tanto que pongan el
“grito en el cielo en contra de la Reforma Laboral” es un claro reconocimiento
de que las empresas colombianas son incapaces de mantener a sus trabajadores
vivos, con salarios mínimamente decentes.
Es por ello, controlando como controlan
las instituciones del Estado burgués, con miles de lazos visibles e invisibles,
la clase dominante “dejo morir en la Comisión Séptima del Senado colombiano la
Reforma Laboral, según nos dicen porque “no había quórum en su debate”. Los
trucos y apaños de la oposición reaccionaria, obteniéndose, por ejemplo, está
logrando “matar la reforma laboral”, algo además previsible cuando lo que esta
en juego son los supermillonarios beneficios de 10 familias en Colombia, que
son los verdaderos amos del país.
Como estamos viendo en todas y en cada una
de estas pretendidas reformas, existe un denominador común a todas ellas: el
nulo margen de maniobra que está teniendo y desarrollando el gobierno de
Gustavo Petro para imprimir velocidad a implementar reformas a todos los graves
problemas, que afectan al 99% de la población colombiana. Y ello no es
casualidad, ni cosa de buena o mala voluntad simplemente. Ello es el producto
de la incapacidad de que el capitalismo colombiano, afectado como un eslabón
débil del capitalismo mundial, en esta época de su profunda crisis económica y
social que padece, que lo dirige hacia un completo colapso, pueda ofrecer nada
progresivo a las masas.
Todos los pronósticos para la economía
colombiana no pueden ser mas desalentadores. Ellos reflejan no la política del
Gobierno Petro, sino la propia situación del capitalismo colombiano, con su
secular atraso e incapaz de desarrollarse en medio de la profunda crisis del
capitalismo internacional, en donde además la clase dominante del país siempre
se ha caracterizado por su parasitismo y aprovechamiento de unas condiciones en
donde han hecho lo que han querido, con mano de trabajo barata y sin
prácticamente derechos democráticos, en donde el simple paso a sindicalizarse
significaba perder el trabajo o la vida.
Las previsiones de “crecimiento” económico
para Colombia, las perspectivas, tanto del Fondo Monetario Internacional (FMI),
como de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), tienen unas
previsiones “de un crecimiento modesto, del 1,1% y el 1,2% respectivamente”. Estos
datos son la demostración fehaciente de que las reformas del gobierno Petro
están muertas, si el gobierno y su presidente son incapaces y se niegan a
enfrentarse abiertamente al dominio de la economía y la sociedad de las 10 familias
de superricos que dominan el país.
Así, María Claudia Lacouture (presidenta
de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AMCHAM COLOMBIA), afirmo ante estos
datos que “es preocupante e insuficiente frente a las necesidades del país. Necesitamos crecer más, y que en ese trabajo
todos podamos contribuir. Es hora de tomar acción para la reactivación
económica, por ende, hemos propuesto iniciativas que busquen, de la mano del
sector privado, aprovechar las oportunidades y propiciar sinergias y un dialogo
para generar desarrollo económico”.
Bruce Mac Master, presidente de la
Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) afirma que: “se debe
convocar a los gremios, empresariado y al gobierno nacional para tomar medidas
urgentes de reactivación que impulsen al sector productivo, que generen
certidumbre y confianza. Esto es clave para que se estimule la inversión y las
empresas puedan hacer una adecuada planeación en el largo plazo, viendo a
Colombia como un lugar atractivo para trabajar y generar empleo”.
Todos ellos vienen a decir prácticamente lo
mismo, pero nos parece que quien ha hablado de una forma más clara y directa ha
sido Juan Camilo Nariño, Presidente de la Asociación Colombiana de Minería
(ACM), quien al examinar estas previsiones de crecimiento ha declarado
abiertamente: “El primer aspecto es ¿Qué está haciendo el Gobierno Nacional
para imprimirle dinero a la economía y así mismo reactivarla?- No se ha visto
que el gobierno se preocupe en tener políticas anticíclicas en materia de
construcción, en generación de empleo, en materia de vivienda y subsidio para
reactivar u sector que ha caído casi un 30%”.
Añadió que: “este breve crecimiento económico
lo sufrirá más que todo el ciudadano de a pie. Disminuirá el empleo, la
capacidad adquisitiva, se reducirá el consumo en las tiendas de los barrios y
esto tiene un profundo problema de condición social, y Colombia no ha debatido
ni ha ejecutado nada para poder cambiar esta historia en un año donde el país
realmente lo necesita”.
OTRAS “REFORMAS” OLVIDADAS POR PETRO, EN EL LIMBO
Y ya no se trata solo de la parálisis y
los incumplimientos en torno a las reformas que tienen un claro y nítido
trasfondo económico. el gobierno de Gustavo Petro hasta ahora se ha negado a
aplicar medidas y políticas que tienen claras vinculaciones con los derechos
democráticos, las libertades y hasta los derechos humanos, que prometió en la
campaña electoral que llevaría a cabo nada más iniciara su gobierno. como
veremos estas medidas tienen mucho que ver con el proceso social que vivió
Colombia con la EXPLOSION SOCIAL del Paro Nacional de año 2021, que
definitivamente derroto al régimen reaccionario del uribismo y que fue la base
que permitió por primera vez el triunfo electoral de un proyecto visto como de
izquierdas en Colombia.
LAS PRIMERAS LINEAS
No estamos hablando de cosas en abstracto,
sino de asuntos muy concretos y que no deberían haber sido problemáticos para
el gobierno de Petro haber llevado a cabo en los primeros meses de su mandato,
si hubiera tenido intención real de cumplir sus promesas y hubiera dejado de
tener pánico y miedo a los sectores más reaccionarios que continúan controlando
palancas importantísimas en el aparato del Estado burgués colombiano.
Gustavo Petro debería de dejarse ya de
“aclamar y denunciar públicamente tantos miedos a recibir ‘un golpe blando’
desde los sectores reaccionarios” y comenzar a actuar valientemente en contra
de estos reaccionarios y corruptos. Es una ley histórica que “la debilidad
invita a la agresión”.
En la Mesa del despacho presidencial debería
haber estado en los primeros días, semanas, desde que llegaron al gobierno, un
Decreto Presidencial que APROBARA DE INMEDIATO UNA AMNISTÍA POLÍTICA,
procediendo a ordenar la puesta en libertad de facto del conjunto de los
jóvenes de las Primeras Líneas que fueron encarcelados y que no son otra cosa
que auténticos héroes nacionales, que defendieron con sus cuerpos las masivas manifestaciones
de los trabajadores, los jóvenes y el conjunto de los oprimidos, que durante
más de tres meses que duro el Paro Nacional de 2021 fueron atacadas
criminalmente por la policía, el ESMAD y grupos de paramilitares. Y si ello no
ha sido así solo es explicable por la cobardía política de Petro y su gobierno,
de los cuales algunos ministros son de la derecha y que han mostrado pavor para
enfrentarse abiertamente a los sectores reaccionarios y fascistas que dominan
las estructuras del Estado, incluyendo a la llamada “Justicia” y la propia fiscalía
general de la Nación, hasta hace pocas semanas en monos del reaccionario Barbosa.
La F.G.N., con Barbosa al frente, afronto
con saña y odio a los jóvenes de las Primeras Líneas, orquesto juicios con
pruebas falsas y manipuladas para que los jueces condenaran a sus principales
dirigentes, como es el caso de Sergio Andrés Pastor González, “alias 19”, quien
aún continua padeciendo, como preso político ahora bajo el gobierno de Petro,
las consecuencias de una Sentencia injusta a 14 años, preparada, cocinada y ejecutada
por los reaccionarios, con el objetivo político de dar un escarmiento al
conjunto de los activistas y dirigentes juveniles más conscientes y luchadores
de la sociedad colombiana, con el ánimo de que no continúen luchando. Aún en
prisión, Sergio “19” padece las consecuencias de un incumplimiento más del
gobierno de Gustavo Petro, padeciendo además serios problemas de salud.
LUCHA CONTRA LA CORRUPCION
Otro de las grandes promesas de Gustavo
Petro, que de llevarse a cabo supondría una ruptura total con el pasado de
control de los reaccionarios sobre el Estado y la sociedad colombiana era que
llegado al gobierno llevaría adelante UNA LUCHA RADICAL Y TOTAL EN CONTRA DE LA
CORRUPCION, que resumió en su consigna de “Tolerancia Cero con la Corrupción.
Tenemos el caso concreto de un gran lumpen
empresario, con la sede central de sus negocios en Barranquilla, que ante las
reclamaciones y peticiones de uno de sus trabajadores, al cual querían
despedir, recurrió a comprar los “servicios”, corruptamente, Inspectores de
Trabajo y de la propia Delegación Territorial en el Magdalena del Ministerio de
Trabajo, ante el apoyo que ha este trabajador presto Salvador Pérez Díaz, un
español que residía en Santa Marta y quien tiene una larga tradición en tratar
asuntos sindicales y políticos.
Este lumpen empresario, al verse
denunciado penalmente, en dos ocasiones, ante la Fiscalía General de la Nación,
al tiempo que se logró presentar una Demanda Laboral para que pague al
trabajador todos los atrasos que le adeuda, por más de 300 millones de pesos
colombianos, entonces recurrió a comprar igualmente de forma corrupta, los
“servicios de Migración Colombia”, haciendo llegar una denuncia, sin sello de
entrada ni fecha, a la Directora Regional de Migración Colombia en
Barranquilla, Joselina Giraldo Vicioso, al objeto de que con acusaciones falsas
DEPORTARAN Y PROHIBIERAN DE NUEVO POR AÑOS LA ENTRADA A COLOMBIA A SALVADOR PEREZ, evitando así
que las denuncias penales en su contra prosperaran.
En
una nueva demostración del lamentable estado de corrupción interna que ha
sufrido y sufre “Migración Colombia”, organismo heredero del “Departamento Administrativo de
Seguridad” (DAS) y su negro historial de colaboración con las fuerzas
paramilitares y de acciones en contra de los luchadores en Colombia, la
Directora Regional de Barranquilla y el Oficial responsable en Santa Marta,
Moisés Alcendra García, elaboraron y aprobaron un Auto de Deportación (que
tuvieron miedo de llevará a cabo por miedo a las repercusiones) y de prohibición
de volver a Colombia por 4 años en contra de Salvador Pérez, cuyo único “delito”
es haber prestado ayuda a un trabajador maltratado laboral, salarial y
socialmente por la lumpen empresa “Morarci Group sas”.
Sin embargo, curiosamente, aunque hasta la
Presidencia del Gobierno Colombiano (Gustavo Petro), hasta el Ministerio de Exteriores
de Colombia (Álvaro
Leyva Durán), hasta la Secretaria de Transparencia de la Presidencia de la
Republica de Colombia (Andrés
Idárraga) y hasta la Dirección de Migración Colombia llegaron cientos de
resoluciones y peticiones de que ese Auto que en Trafico de Influencia
(corrupción) había acordado Migración Colombia en contra de Salvador Pérez
fuera DEROGADO, el gobierno de Gustavo Petro no ha movido un solo dedo en ese
sentido, a pesar de que había publicitado por todos los rincones de Colombia
que lucharían por erradicar la corrupción en el Estado colombiano.
LA REACCION ACORRALA Y DESPRESTIGIA A PETRO
Toda esta política del gobierno de Gustavo
Petro, que ya hemos visto y comprobado sus resultados catastróficos para el
movimiento obrero, cientos de veces en
muchos países, es la típica de “dirigentes reformistas de izquierdas y
centristas”, lo cuales tienen una característica común: “son siempre muy
radicales y de izquierdas en sus discursos”, pero a la hora de la verdad, en el
terreno practico de sus acciones, se muestran como “dirigentes muy responsables
ante la clase dominante y la opinión pública burguesa, moderados y llenos de
miedos en sus acciones”, que jamás se atreven de ir más allá de los limites que
les impone el sistema capitalista en ninguno de los terrenos importantes. Con
ello lo único que consigue Petro, en realidad, es “darle más tiempo a la
burguesía y oligarquía colombiana al objeto de sabotear todas esas ‘reformas
prometidas’, permitiendo que los poderosos continúen obteniendo enormes
ganancias por medio de todo tipo de acciones”.
Y en realidad la cuestión central no es si
se trata de unos meses más o menos. Se trata en el fondo de que ninguno de los
reformistas actuales de ningún país del mundo, y en ese contexto Colombia no es
un caso aparte, pueden conseguir establecer reformas progresivas que signifiquen
mejoras tangibles en la calidad de vida general para la clase trabajadora, que
es el reflejo de la situación del capitalismo internacional. Como hemos
explicado vivimos ante el periodo dominado por lo que podemos llamar “el reformismo
sin reformas, que en la medida en que no rompen con el capitalismo acaban todos
ellos aceptando la imposición de contrarreformas en contra de la clase obrera y
los sectores más oprimidos de la sociedad”. Y este esta siendo el caso y lo
será aún más en estos próximos meses y años, de Colombia y la experiencia del
gobierno de Gustavo Petro.
Todo el boicot de la derecha reaccionaria,
en sincronía plena con los empresarios, los banqueros y los oligarcas de la
tierra, no tiene nada de casual o caprichoso. La clase dominante es consciente
de que esta en juego sus intereses vitales como clase, sus enormes beneficios
actuales y futuros.
Somos claros, frente a las cortinas de
humos que nos transmiten desde el gobierno Petro, en la medida que no sean las
masas colombianas, esto es los trabajadores, los campesinos, los jóvenes y estudiantes,
los que movilizándose contundentemente impongan en la práctica que todas esas
reformas sean puestas en la práctica, no tendrán lugar jamás.
El capitalismo colombiano ahoga las
aspiraciones de la mayoría de la sociedad en métodos burocráticos, corruptos y
mafiosos, que están enterrando una salida a las demandas que fueron las que
movieron y hicieron posible el movimiento de las masas, durante meses de
manifestaciones y marchas, durante el Paro Nacional de 2021. Las masas
colombianas irán aprendiendo sobre la base de los acontecimientos y la
experiencia que las reformas no se van a obtener en base a maniobras legales
desde arriba, por obra y gracia de Gustavo Petro y sus ministros. Que solo y
tan solo la movilización de clase de los trabajadores y oprimidos en las calles
pueden permitir que se apliquen.
LA DEMOCRACIA BURGUESA UNA FARSA
Gustavo Petro decidió aclarar en una
entrevista que le hicieron en la revista Tiempo cuáles son sus perspectivas. En
dicha entrevista además aprovecho para exponer su visión sobre una Asamblea
Constituyente, que defendió no como una oportunidad nueva, sino como un medio
para que la Constitución de 1991 se cumpla, sobre todo en algunos puntos y
aspectos que no fueron, según dice, tenidos en cuenta entonces. En esta
entrevista Petro propuso un programa de ocho puntos, además de la reforma
agraria y la lucha en contra del cambio climático, en todo lo cual basar la
posible Asamblea Constituyente que el defiende.
Gustavo Petro propone:
·
El cumplimiento del acuerdo de paz con la desmovilizada
guerrilla de las FARC,
·
Mejorar las condiciones de vida para los colombianos
en materia de salud
·
Acceso al agua y renta básica, especialmente para la
población de mayor edad
·
Recuperar los objetivos de la Constitución de 1991,
priorizando educación pública y reforma agraria
·
Lucha contra la crisis climática y descarbonización de
la economía
·
Garantizar la política monetaria manteniendo la
independencia del banco central y priorizar el empleo y la producción
· Un reordenamiento territorial para inclusión de las
regiones históricamente excluidas
* Separar la política de la financiación
privada y reformar el sistema judicial.
Aquí nos encontramos con la vieja
concepción histórica de los reformistas, de los mencheviques de todo pelaje,
defendiendo siempre la teoría errática y falsa de “la revolución por etapas”.
Gustavo Petro parte de un tremendo error de caracterización de lo que existe en
Colombia, que según él es un país con una sociedad de tipo feudalista, “en
donde lo que hace falta es llevar a cabo las tareas de la revolución
democrático burguesa”. Gustavo Petro y sus políticas reformistas son incapaces
de comprender algo que es patente a todos los niveles, algo tan básico como que
en el presente actual del capitalismo, desde hace ya bastante décadas de hecho,
los empresarios y los terratenientes han llegado a destiempo, muy tarde
históricamente, a esas tareas propias de la revolución democrático burguesa y
que en la medida en que fueron incapaces de realizar esas tareas en su momento,
ahora no lo podrán hacer ni en millones de años, ya que el capitalismo
colombiano está completamente maniatado al mercado mundial capitalista.
Aunque en la entrevista de Tiempo Gustavo
Petro se definía a sí mismo como “un socialista”, sus propuestas no pasan de
ser típicas de pequeños burgueses, que se creen ellos solos que son capaces de
cumplir las tareas que la burguesía no fue capaz de realizar en sus etapas
revolucionarias iniciales. Gustavo Petro sueña con construir “una sociedad postcapitalista
que aparecerá porque se desarrollará el capitalismo”. Como decía Calderón de la
Barca, “los sueños, sueños son”. Tareas como la Reforma Agraria o la unificación
territorial nacional eran tareas democrático burguesas que la clase dominante
tendría que haber resuelto en su lucha por la independencia nacional y que no
la llevaron adelante en aquellos momentos y mucho menos las llevara adelante
ahora, cuando los grandes empresarios, los banqueros y los oligarcas de la
tierra están unidos por miles de lazos directos e indirectos, social, económica
y hasta familiarmente.
Es de ilusos, y no creemos que Gustavo
Petro sea un iluso, ni mucho menos, pensar que en el siglo XXI la burguesía
colombiana esté dispuesta a realizar las tareas que sus homólogos realizaron
durante la revolución inglesa, francesa o durante la guerra civil
norteamericana, por poner solo tres ejemplos. Es más, pese a las declaraciones
de buenas intenciones de Petro, la burguesía colombiana haciendo un frente
común con la oligarquía de la tierra se opone frontalmente a cualquier idea de
desmonopolizar la propiedad de la tierra.
¿Qué hizo la burguesía colombiana cuando
los paramilitares se organizaron militarmente para despojar de sus tierras a
miles de campesinos colombianos?; ¿Qué ha hecho esta burguesía cuando
recientemente desde la Federación Colombiana de Ganaderos (FEDEGAN) anuncio de
nuevo la creación de bandas paramilitares para proteger su propiedad sobre los
latifundios en Colombia, obligando en todo caso al gobierno de Gustavo Petro
que cualquier Reforma Agraria que haga sea pagando la compra de tierras?
La burguesía colombiana esta, insistimos,
íntimamente unida a los oligarcas de la tierra (de la agricultura y la
ganadería) y no renunciara pacíficamente a perder esas posesiones, que además
tienen unos claros vínculos comerciales con el mercado norteamericano, que no
solo desean preservar, sino que defenderán armas en mano: los grandes ganaderos
colombianos exportan a EEUU unos 580 millones de dólares en carne de res y más allá
de las 17 mil toneladas de leche cada año). Un suculento negocio al que no
están dispuestos a renunciar.
¿Por qué no se aplicó la constitución de
1991? Porque parece ser que detrás de la respuesta a esta pregunta se esconde
la explicación del porque ahora Gustavo Petro plantea la necesidad de avanzar y
caminar hacia una Asamblea Constituyente, que según nos dice es necesaria para
que se pueda cumplir esa Constitución de 1991.
Pero la respuesta que ofrece Petro a esa pregunta
concreta, en sus declaraciones, lejos de convencernos, nos reafirma en la idea
de que esta sumido en un profundo error político. Gustavo Petro afirma que “el Estado fue
capturado por las mafias”. Pero dice la biblia que “quien esté libre de pecado
que arroje la primera piedra”. Y para colmo, el propio Petro afirma en Tiempo
que “no puede decir que su gobierno está libre de esta misma corrupción, ya que
el estado está íntimamente ligado a las mafias incluso bajo su gestión”.
En este mismo texto, más arriba, hemos
puesto un ejemplo concreto de corrupción de organismos del Estado colombiano
conjuntamente con una empresa lumpen que hace sus negocios fundamentalmente con
los propios organismos del Estado. Estas corruptelas afectaron al Ministerio de
Trabajo en El Magdalena y a Migración Colombia en el Atlántico-Santa Marta y
los corruptos implicados tienen nombre y apellidos, el gobierno ha sido
plenamente informado por decenas de dirigentes sindicales, sociales y políticos
de diferentes países de Latinoamérica y sin embargo, ni el gobierno en su
conjunto, ni Petro en particular, ha movido un solo dedo para intervenir,
expulsar a esos corruptos y anular la prohibición de poder regresar a Colombia
del ciudadanos español, Salvador Pérez, al que le fueron vulnerados sus
derechos democráticos y humanos por esos “clanes corruptos”, de los que habla
Gustavo Petro.
Pero, ¿si Petro, un hombre inteligente, es
capaz de comprender eso, entonces porque cuando la Corte Suprema se negaba a
nombrar a una sustituta al fiscal general del Estado, a Barbosa que había
cumplido su mandato, se dedicó Petro a infundir miedos a la población sobre que
querían “darle un golpe de Estado?, ¿porque no actuó de forma audaz y valiente
ante ese desafío de los jueces reaccionarios?
En
el caso de los dos Fiscales Generales de la Nación que le dejo el uribismo, Francisco
Barbosa y posteriormente Marta Mancera, ambos cogidos de entre el expresidente
uribista Iván Duque, era claro que Gustavo Petro pudo actuar sin miedos,
destituyéndolos de facto porque además ambos estaban acusados de haber
encubierto los crímenes de Francisco Martínez, el cual durante su gestión al
frente del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía (CTI) en Buenaventura
se había acreditado que encubrió varios casos de trafico de drogas, de estar al
servicio de los Narcotraficantes.
¿No era suficiente para el gobierno y su
presidente Gustavo Petro, que en cumplimiento con sus promesas electorales de “Tolerancia
Cero con la Corrupción”, ¿para que hubiera eliminado y extirpado a esos
corruptos de los organismos del Estado en donde estaban ocupando puestos claves
de dirección? ¿Qué más podía necesitar
Petro para haber fulminado a Barbosa y Mancera? Este era un caso más, de los
cientos que existen, de casos de clanes y mafias de corrupción heredados por
Petro en el Estado burgués de la burguesía y la oligarquía parasita colombiana,
heredados de los gobiernos anteriores, pero mantenidos hasta el final por el
propio gobierno de Gustavo Petro.
Para los marxistas todos estos casos de
corrupciones son una perfecta confirmación que demuestra la corrección de
nuestra caracterización sobre el verdadero significado el Estado en manos y
control de la burguesía. El aparato del Estado burgués no es algo neutro, como
nos quieren hacer creer la clase dominante y los dirigentes reformistas en
Colombia y en todos los países. No es una institución por encima de los
intereses de clases en la sociedad, en donde en “Alicia y el país de las
maravillas” todo es perfecto.
Como Engels y Lenin afirmaron
correctamente, el Estado bajo el capitalismo no es otra cosa que “cuerpos de
hombres, funcionarios burócratas, policías, ejercito, cárceles, jueces, fiscales,
hombres armados en defensa de la propiedad privada de los medios de producción,
de la propiedad de los capitalistas”, que son utilizados para mantener el orden
y el estado de cosas reinante, evitando que las masas se rebelen en contra del
sistema. Y lamentamos informar a Petro y demás que, bajo el capitalismo, sino
no es derribado por las masas y sustituido por un sistema social nuevo, el
socialismo, NINGUNA CONSTITUCIÓN BURGUESA CAMBIARA ESE CARÁCTER DEL ESTADO
BURGUES, NI LA DE 1991 NI LA DEL 2026 LLEGADO EL CASO.
LAS BASES DE LA CORRUPCION
Detrás de la corrupción en Colombia no hay
solo mala voluntad o codicia de los empresarios, los banqueros y los terratenientes,
aliados a las clases mafiosos dentro de las estructuras del Estado y su
periferia del narcotráfico y el paramilitarismo. Aunque ello también,
obviamente juega un papel importante.
En realidad, lo que hay detrás de todo el
entramado de funcionamiento corrupto en la sociedad colombiana y en su Estado
es la naturaleza misma del Sistema capitalista, un sistema que depende
totalmente del lucro, el beneficio y el robo de la plusvalía a la clase trabajadora,
con el objetivo de que la economía colombiana pueda competir y participar como
una parte más del mercado mundial del capitalismo mundial. Y esto no puede ser
modificado y cambiado por el simple hecho de un cambio de Constitución y el nombramiento
de una nueva Asamblea Constituyente, que continue basándose en el propio
capitalismo. La única solución real y posible es un cambio radical, de raíz, de
abajo arriba, del Sistema socioeconómico dominante, derrocando al capitalismo y
comenzando la edificación de una nueva sociedad basada en la igualdad y la
fraternidad, el socialismo.
El fenómeno de la corrupción en Colombia
tiene proporciones colosales, sobre todo porque la clase dominante colombiana
tiene esas tradiciones, creadas por su histórico papel parasito, de auténticos
vampiros sociales. Pero no es un fenómeno exclusivo de Colombia, sino a
diferentes niveles un denominador común de todo el capitalismo mundial.
Durante la ultima Pandemia mundial del COVID
pudimos asistir asombrados como en Gran Bretaña, con el gobierno del Partido
Conservador, los amiguitos del primer ministro. Johnson, no se ocultaban para
hacer negocios y repartirse contratos billonarios, en Libras esterlinas, llevándose
ellos el 20% de los recursos y causando la muerte de miles de ciudadanos
británicos. En los EEUU Senadores como
Dianne Feinstein se enriquecieron brutalmente gracias a pasar información
privilegiada a especuladores e inversionistas. En el Estado español, el secretario
del ministro Ábalos, que había sido portero de prostíbulos y discotecas,
“Koldo” y sus amigotes hicieron igualmente millonarios contratos con diferentes
Administraciones del Estado para vender “mascarillas” que traían de China,
algunas inservibles, a precios escandalosos.
ASAMBLEA CONSTITUYENTE, NADA NUEVO
Los marxistas partimos de la realidad viva
y objetiva de los procesos en la sociedad, no de las “ideas románticas e
idealistas”, por muy bellas que puedan parecer a algunos. Tenemos claro que, si
la Constitución de 1991 no se cumple, como afirma correctamente Petro, ello se
debe ante todo y sobre todo al hecho objetivo de que la burguesía, los
banqueros y la oligarquía es la que está realmente al frente del país, que en
sus manos está el verdadero poder económico y político de toda la nación. Y
ello no lo cambiara cambiando de nombre el actual Congreso y Senado de
Colombia, o cambiando el nombre a la Constitución. Esos cambios de nombre serán
meros cambios cosméticos que no resolverán de por si poner punto y final al ATASCO
TOTAL DE LAS REFORMAS DEL GOBIERNO PETRO.
Bastante lejos de la idea de Gustavo Petro
de que “el problema es que el capitalismo no se ha desarrollado en Colombia”,
el asunto central no es otro que el capitalismo mundial depende económicamente
de mantener a países como Colombia sumergidos en ese atraso económico, al
objeto de poder explotar a su clase trabajadora al menor coste posible,
extrayendo del país además materias primas baratas.
Hoy en día la economía mundial está
caracterizada por la más absoluta concentración del capital y las riquezas
mundiales en unas pocas manos, familias, que son las dueñas de los grandes
bancos y corporaciones mundiales. Una clara demostración de ello es que en
Colombia el 55% del Producto Interior Bruto se produce en las cinco ciudades
más importantes del país, concentrada fundamentalmente en la producción
industrial que concentran grandes corporaciones como Argos, Terpel y Nutresa,
junto a otras pocas más. Un dato más es concluyente: 45 de cada 100 dólares de
las ventas en todo el mercado van a parar directamente a las 100 principales
empresas en de Colombia.
Por todo ello plantear la panacea de que
la solución es simplemente debido a la coyuntura política existente en Colombia
no es real. Formalmente Colombia es una democracia burguesa, con elecciones mas
o menos “libres”, en donde existe una Constitución “democrática y unas Cámaras
de Congreso y Senado elegidas al modo de las democracias burguesas. ¿Cambiar
ello, políticamente, solucionara toda la situación económica y social que explicamos?
Simplemente no, sino se ataca y se movilizan a las masas para acabar de una vez
con la existencia del capitalismo depredador y sustituirlo por un régimen
basado en Instituciones de la clase trabajadora y los oprimidos, comenzando por
un gobierno de los trabajadores basado en un Estado obrero democrático.
Caminar en línea a la propuesta de Gustavo
Petro no conduce a las masas a nada nuevo. Sino se toca la propiedad privada,
expropiando a esas 100 grandes empresas, una Asamblea constituyente sin tocar
las palancas fundamentales de la economía capitalista, poniéndolas bajo el
control democrático de los trabajadores, solo serviría para crear nuevas
instituciones burguesas que solo servirían para engañar nuevamente las
ilusiones de las masas colombianas, esas instituciones burguesas que en el
pasado han destruido la vida de millones, condenando a los trabajadores a la
sobreexplotación, las condiciones de vida de miseria bajo el capitalismo y el
despojo de las tierras a los campesinos pobres.
Todos los intentos de Gustavo Petro de
movilizar a sus bases para luchar por una nueva Asamblea Constituyente, sin
atacar las bases de la propiedad privada de los medios de producción, los
bancos y los grandes latifundios, solo servirán para causar mas y mas desgaste
en las energías de las bases que llevaron al gobierno a Gustavo Petro, que
acabarán desilusionados en sus políticas reformistas sin reformas, cuando
comprueben que pese a la lucha a la que son convocados por Petro, esas reformas
jamás serán puestas en práctica. La clase dominante en el poder no permitirá
esas reformas, desde la Reforma Agraria a la Reforma Laboral, porque afectarían
sus interese vitales, que no son otros que continuar obteniendo suculentos y
crecientes beneficios.
En el ultimo año y medio Petro no logro
mediante la vía parlamentaria que ninguna de estas reformas saliera aprobada.
Todas ellas están atrapadas y estancadas, en los pasillos tenebrosos de los
laberintos oscuros de los funcionarios burócratas, de los empresarios empeñados
en seguir protegiendo sus fabulosas ganancias y por supuesto en acciones de las
bandas de sicarios, que continúan asesinando a lideres sociales, con el
objetivo de intimidar e impedir la lucha social.
LA LUCHA SOCIAL Y LA REVOLUCION
Debemos ser claros a este respecto y ante
todos los demás. Sólo y tan solo serán posible llevar las reformas prometidas
por Gustavo Petro y su gobierno logrando imponerlas en la movilización y la
lucha en las calles. Pero llegados a este punto es necesario remarquemos que la
clase trabajadora, el campesinado y la juventud no van a salir a las calles
cada vez que a Petro se le antoje, sino ven que son llamados a movilizase
masivamente con llamados claros y concretos. “Ya basta de los llamados del
gobierno a la paz, a la vida. Las masas colombianas en estos años han dado
pruebas suficientes de sus profundos deseos de cambios radicales en la sociedad
y ahora lo que corresponde no es otra cosa que ARMAR POLITICAMENTE A LAS MASAS
CON UN PROGRAMA CLARO Y SOLIDO, EL DEL MARXISMO, PARA LA LUCHA POR LA
TRANSFORMACIÓN SOCIALISTA DE LA SOCIEDAD, PONIENDO FIN AL HORROR CAPITALISTA.
EL PROGRAMA DE PETRO
Hasta ahora el programa real de Gustavo
Petro y su gobierno se ha limitado a “proponer reformas” que ni siquiera han
pasado los primeros estadios de ser meros deseos. Todo ello fluye del propio
significado de lo que es el PACTO HISTORICO, una amalgama que constituye lo que
siempre se ha llamado un Frente Popular, en el que teóricamente se pretende
unir a las “fuerzas progresistas colombianas”, junto a partidos de derechas
pequeño burgueses y de la propia clase dominante, en donde las fuerzas de
izquierdas de los trabajadores ponen la militancia, la actividad social y los
votos y las fuerzas de la derecha imponen, en pro de la unidad, sus programas,
además de los nombres y apellidos para ocupar las carteras ministeriales
fundamentales.
El Pacto Histórico como decimos es un
frente popular que, según Petro, se planteaba aunar a tos “por la paz y el amor
entre todos”, para lo cual las fuerzas progresistas y de izquierdas deben
abrazar con las dos manos las banderas del capitalismo colombiano.
El
partido político de Gustavo Petro, “Colombia Humana” dice estar al frente del
Pacto Histórico, pero defendiendo una idea central que es puro simple utopismo:
lograr el desarrollo en Colombia de un capitalismo de rostro más humano, que
pueda alcanzar el objetivo de hacer posible que Colombia pase a ser una
Potencia Mundial. Para ello, según los dirigentes de “Colombia Humana”,
comenzando por Gustavo Petro, dicen que basta con realizar unas cuantas
“reformas”. Desde luego que estas ideas no tienen ni un solo gramo de
novedosas. En el mejor de los casos son las típicas ideas de los reformistas de
todo tipo de finales de siglo XIX y del siglo XX e incluso mucho más, las ideas
típicas de los socialistas utópicos premarxistas, que siempre chocaron y se
estrellaron con la realidad. Estas ideas en sí mismas, en el mundo real en el que
vivimos, ya en la segunda década del siglo XXI, son una monumental estupidez,
que solo puede traer consigo desastres políticos para la clase trabajadora, la
juventud y los oprimidos.
Incluso las limitadas reformas que Gustavo
Petro propuso durante toda su campaña electoral para su elección como presidente
de Colombia han sido, una por una, atacadas y saboteadas por la oligarquía
colombiana, que incluso ha continuado eliminando a los lideres sociales de
diferentes zonas del país. La idea central de Colombia Humana de desarrollar el
capitalismo colombiano para permitir poder aplicar las reformas de las
Pensiones, la Salud, el Trabajo y la Reforma Agraria, todo ello acabara
objetivamente en el cubo de la basura. La oligarquía solo y tan solo entiende
de obtener beneficios rápidos y fáciles, al tiempo que se mete ella en sus
bolsillos el grueso de los recursos y presupuestos del gobierno, que no
permitirá que se destinen a fines sociales.
FRACASO DEL REFORMISMO, NECESITAMOS UNA REVOLUCION
Petro está defendiendo un programa que nos
lleva directamente a un callejón sin salida. El propone el desarrollo del capitalismo
colombiano para hacerlo “más justo y humano”, al tiempo que qué mantiene al
frente del poder económico real a los mismos capitalistas y oligarcas, los
cuales por cierto son los que controlan totalmente el Estado colombiano y la
interpretación y aplicación de la propia Constitución. Son estos capitalistas y
oligarcas los que basan su dominio sobre la injusticia, el trato inhumano y
practican desde ese mismo Estado la más absoluta de las brutalidades y los
asesinatos en contra de los luchadores más conscientes de la clase trabajadora
y la juventud.
En última instancia Gustavo Petro dice proponerse
hacer cumplir las absolutas mentiras y falsas promesas de la oligarquía
colombiana, contemplado todo ello en la Constitución de 1991 y los Acuerdos de
Paz del año 2016. Pero como también dice la Biblia, que muchos criminales
narcoparamiliatares dicen adorar, “el camino del infierno está empedrado de
buenas intenciones”.
La Constitución y los Acuerdos de Paz en
absoluto reflejaban las necesidades y aspiraciones de la clase trabajadora y la
juventud colombiana, de luchar por una sociedad basada en una verdadera y
genuina democracia, en donde las palancas fundamentales de la producción estén
bajo la propiedad y el control colectivo de los trabajadores, para hacerlas
funcionar sobre la base de satisfacer el conjunto de las necesidades generales
de la aplastante mayoría de la población.
En ves de esto tenemos que esas palancas
fundamentales de la economía, alrededor de las cuales giran las propias leyes,
están subordinadas al constante enriquecimiento de un puñado de parásitos
sociales, las diez (10) familias que controlan el grueso fundamental de la
economía colombiana. Los documentos que con tanto empeño defiende Gustavo Petro
y el Pacto Histórico (Constitución y Acuerdos de Paz) reflejan los deseos y
aspiraciones fundamentales de las grandes fortunas de Colombia, en sus sueños
de lograr que Colombia mejores sus posiciones en el mercado mundial capitalista
y con ello sus riquezas.
Siendo claros y concretos, todo lo que
necesitamos los trabajadores y el conjunto de los oprimidos por el capitalismo
colombiano es DERROCAR A LA OLIGARQUIA Y A SUS INSTITUCIONES CORRUPTAS,
sustituyéndolos por el control democrático de la economía y la sociedad por
parte de la clase trabajadora, nacionalizando la banca, la tierra y las
Corporaciones para ponerlo todo ello bajo el control obrero democrático y establecer
un genuino Estado Obrero dirigido por un gobierno de los trabajadores, que no
solo eliminará todo tipo de corrupciones que hoy campan a sus anchas en el
Estado burgués, sino que eficazmente dará la batalla, desarmarán y derrotarán a las bandas criminales de los
narcos y paramilitares, que hoy están al servicio de la burguesía y la
oligarquía en el país.
Aquí no vamos a entrar en valoraciones de
si en realidad Gustavo Petro y los demás en el Pacto Histórico se creen sus
propias palabras. Limitándonos a los hechos reales concluimos que todo ello es
posible basándonos en el desarrollo masivo de la lucha revolucionaria de los
trabajadores, la juventud y el conjunto de los oprimidos en Colombia. La lucha es
por tanto para que los trabajadores y los oprimidos de Colombia tomemos en
nuestras manos el poder y el control de las enormes riquezas que Colombia
produce y que ahora van a parar a las manos del imperialismo internacional y
sus “hombres de paja” en los despachos y oficinas en Bogotá.
Necesitamos poner toda esa inmensa riqueza
al servicio de la clase trabajadora, los campesinos pobres y la juventud
colombiana, garantizando el derecho a un empleo, a una sanidad y educación
digna, a pensiones, tierras para los campesinos, acceso al agua… Bajo un
sistema que no este basado en el lucro privado del 1% de la población, en
contra del 99% de la población restante, todo ello será no solo posible sino
una realidad tangible.
Las bases para esa lucha revolucionaria ya
existen en la sociedad colombiana y su enorme potencial quedaron demostrados
durante los estallidos sociales de los PAROS NACIONALES DE LOS AÑOS 2029 y del
2021. Esas mismas bases las hemos visto expresarse en las grandes
manifestaciones que se han desarrollado en estos meses atrás en apoyo a las
reformas del gobierno Petro. Sin embargo, hasta ahora todo ese enorme potencial
esta siendo desperdiciado y malgastado por los dirigentes del Pacto Histórico y
en concreto por su máximo dirigente, Gustavo Petro, que cada vez que las masas
salen a la calle a movilizarse las contienen dentro de los cada vez más
estrechos márgenes del capitalismo colombiano, márgenes que son determinados en
ultima instancia por los grandes empresarios, banqueros y oligarcas.
Estamos plenamente convencidos de que las
bases y el material para un movimiento revolucionario que transforme por
completo la realidad en la que vive Colombia existe, está ahí, no hay que
inventarla. Por ello la tarea mas urgente en estos momentos es reagrupar y
organizar en torno a las ideas, al programa, las perspectivas y los métodos
correctos a todos aquellos activistas de la clase trabajadora y la juventud que
ya están cansados de que toda nuestra lucha sea limitada y condicionada por
esos sectores y “compañeros”, que desde dentro del propio Pacto Histórico
defienden con las dos manos las políticas pro-capitalistas, evitando que
nuestra lucha vaya más allá de los límites del capitalismo.
Necesitamos ese reagrupamiento, esa
organización que una entorno a si a los revolucionarios colombianos, a la cual
te llamamos a unirte con nosotros, para construir un autentico partido
revolucionario que permita ofrecer a la clase trabajadora una dirección
correcta, basada en las ideas y el programa del marxismo, que permita en este
periodo en el que hemos y estamos entrando conseguir transformar radicalmente
la sociedad, acabando de una vez con la barbarie creciente a la que nos dirige
el sistema capitalista y su clase dominante.
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