Colombia: MEDIO SIGLO CONSTRUYENDO LA UNIDAD

Nota Editor:

           Reproducimos textualmente el siguiente articulo publicado en el Blog “Suenan Timbres”, que en el contexto actual de los acontecimientos que se están desarrollando en Colombia creemos muy importante. Dejamos que los lectores juzguen, pues, con conocimiento.

La palabra que camina por los

aconteceres de América latina,

 las resistencias y la solidaridad

 

  Cuando la primavera empieza un día 28 (Este 28 de mayo se cumple el 40 aniversario de la fundación de la Unión Patriótica, un movimiento político surgido de un acuerdo de paz y para la paz. Fue sometido al exterminio pero se levantó...)

Medio siglo construyendo la unidad

Por Jaime Cedano Roldan

         En la izquierda colombiana tenemos una larga historia de amores y desamores, encuentros y desencuentros. Siendo más el tiempo de las peloteras y dispersiones que las de las arrimadas; aunque desde siempre se teorizó sobre el valor estratégico de la unidad para la toma revolucionaria del poder, la dictadura del proletariado y el socialismo, como paso inicial hacia el comunismo. Tiempos de delirios, sueños, aventuras, y de mucha entrega total, desinteresada. 

        Después de la turbulenta década de los sesenta y comenzando los años setenta hubo un primer gran acuerdo unitario, el de la Unión Nacional de Oposición, la UNO. Un acuerdo entre dos partidos que parecía que nunca se iban a entender. El PCC y el MOIR. Junto a ellos, algunos proyectos regionales de carácter democrático. Un acuerdo de gran calado programático, como lo calificó en su momento Álvaro Vásquez y que ya empezaba a configurar alianzas con una franja política muy valiosa que Gilberto Vieira calificara posteriormente como las «reservas democráticas del país». Aunque una década atrás los comunistas, para romper la clandestinidad, habían hecho acuerdos con el Movimiento Revolucionario Liberal del pollo López. 

        El proyecto unitario de la UNO naufragó, primero en el reinicio de la confrontación entre comunistas y maoístas, y luego en el impune exterminio al que fuera sometida, y al olvido de su existencia y las razones de su paulatina desaparición del escenario político nacional. Mientras tanto en los campos crecía y se diversificaba la insurgencia armada, que con el M19 empezó a aparecer en las ciudades. Y vivían sus propios encuentros y desencuentros.

        Promediando los ochenta se dio el acuerdo de tregua, cese al fuego y paz de La Uribe y nació la Unión Patriótica y toda la carga de ilusiones y sueños que despertara en todo el país. Se amplió el nivel de las alianzas, se llegó a muchas partes, y electoralmente se le abrieron flancos importantes al viejo bipartidismo. Pero ese sueño fue ahogado en sangre. Con el tiempo se le rescató del olvido y la impunidad gracias a una batalla política y jurídica sin precedentes en el país y el mundo. 

        Vendrían algunos años de silencios y de espantos. La guerra se extendió y se degradó. El narco paramilitarismo entró a fortalecer la violencia oficial. Fue su mano derecha en los planes de exterminio y la chequera que mantuvo a flote al viejo poder. 

        Al final de los ochenta irrumpieron los movimientos sociales. Indígenas, afros, entre muchos. De Corinto, Hobo y Medellín vinieron acuerdos de paz, surgió la AD-M19 y nuevas propuestas políticas en el campo de la izquierda. Vendrían luego los procesos unitarios del Frente Social y Político, Alternativa Democrática, Polo Democrático Alternativo. Surgen también Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos. Viene la experiencia de la alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá, el acuerdo Colombia Humana-UP para inscribir la candidatura presidencial de Petro, después la pandemia, el estallido, el Pacto Histórico como convergencia de distintos partidos y el gobierno del cambio. 

        Ahora ante el Consejo Nacional Electoral se han radicado los documentos para que el Pacto Histórico pase de ser una convergencia, a inscribirse como un partido unitario con una sola personería jurídica. Una amplia unidad que incluye a sectores revolucionarios y progresistas y con un ideario programático profundamente democrático.  Un paso unitario importante en un escenario político completamente diferente. El compromiso de las y los firmantes, y objetivo acordado, es que no se trate solo de un acuerdo electoral y por las alturas.  Esto requerirá de mucha voluntad y trabajo de base. Hay millones de personas ilusionadas. 

        Y la historia también vigila.

 

Bogotá, junio 14 de 2025

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