COLOMBIA: LA VIOLENCIA ES EL SISTEMA
ES HORA DE BARRER LA BARBARIE CAPITALISTA
El pasado
sábado 7 de junio pudimos ver casi retransmitido en directo un "aparente atentado de sicariato" a la persona del senador Miguel Uribe Turbay, mientras estaba pronunciando unas palabras en un
acto de precampaña presidencial, en el parque El Golfitol, del barrio Modelia,
en la localidad de Fontibón, Bogotá. Precandidato en el partido reaccionario
de extrema derecha, del "Centro Democrático" del mismísimo Álvaro Uribe Vélez. Nos dicen que fue disparado en la cabeza por el joven sicario Juan Sebastián Rodríguez, un menor
de 14 años, del cual hemos sabido después que no actuaba solo en ese parque, sino en compañía de
varias personas mas que se encontraban en la zona.
Como era de esperar, posiblemente esa era una de las “razones de peso de dicho atentado”, inmediatamente todos los reaccionarios del país comenzaron a agitar con la idea de que detrás del atentado estaba Petro y su Gobierno, los cuales han llevado al país a una nueva ola de violencia extrema. Inmediatamente a esas voces se unieron a coro todos los medios de comunicación de la burguesía, que insisten en que la izquierda colombiana está llevando al país al resurgimiento de la violencia política, precisamente a un escenario en donde la clase dominante siempre se movió cómoda y “como pez en agua”.
Es un
verdadero escandalo escuchar o leer de manos de los representantes de los
empresarios, los banqueros y los oligarcas hablar de “violencia política”,
aprovechando un teórico atentado en contar de un candidato de la extrema
derecha, de 39 años y que destaco por justificar los asesinatos y
desapariciones de la época de los diferentes gobiernos del uribismo, al igual que por hacer “negocios
económicos millonarios”, aprovechando la Pandemia.
Es más, sin
temor a exagerar lo más mínimo, la violencia política ha sido y es una
de las herramientas tradicionales utilizadas por la oligarquía colombiana, con
el único objetivo de mantener su control total sobre la situación y defender así sus
posiciones dominantes en la economía, la sociedad y la política colombiana, sus
intereses de clase.
Si estudiamos
seriamente el papel sistemático que ha jugado la oligarquía y la burguesía controlando
férreamente el Estado colombiano para sus fines, así como sus lazos promotores
con el narcotráfico y el paramilitarismo, vemos quien ha estado detrás de toda
la violencia represiva y reaccionaria que sistemáticamente han ejercido las
elites nacionales en contra de los que ellos catalogan como sus adversarios
políticos.
Corrupción, paramilitarismo y narcotráfico: violencia
Ahora con el caso de Miguel Uribe todos los reaccionarios han puesto el grito en el cielo por la violencia política, atentado con el cual claramente pretenden sacar réditos políticos culpando al gobierno de Petro. ¡Que memoria más corta y selectiva tienen los representantes de la derecha y del empresariado colombiano!
A todos estos y estas repugnantes representantes de la extrema derecha no les parece mal la violencia y los asesinatos, siempre que les ayuden a seguir manteniendo su dominio sobre la sociedad. Siempre han sido así, representantes y miembros de una clase dominante que siempre subordinan los medios a sus objetivos de clase. Ello lo podemos afirmar viendo los datos objetivos, que por ejemplo facilitan organizaciones como “INDEPAZ”, que exponen al menos el asesinato de 1770 líderes sociales tan solo desde el año 2016. Tan solo durante el Paro Nacional de 2019 vimos más de 35 muertos y en el Paro Nacional de 2021 vimos como las fuerzas represivas policiales coordinadas con los paramilitares mataron a no menos de 80 jóvenes y trabajadores, por ejercer el derecho a manifestarse en contra del gobierno de Iván Duque.
La historia de los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, del régimen uribista en si mismo, es una historia regada de sangre de trabajadores, jóvenes, oprimidos y militantes de la izquierda colombiana. En estos momentos se esta viendo por los jueces argentinos la responsabilidad de Álvaro Uribe en los más de 6402 asesinatos en los que estuvo involucrado por los conocidos como “falsos positivos” (jóvenes que eran sacados de sus hogares para ser llevados forzadamente para ser vestidos y calzados como guerrilleros, a los que “los valientes reaccionarios” los ejecutaban a sangre fría para presentarlos como miembros de grupos subversivos “dados de baja”. Y por supuesto aquí no podemos olvidar el exterminio que el régimen uribista hizo de la Unión Patriótica, organización de la cual asesinaron a más de 4153 militantes y activistas, incluyendo a varios candidatos presidenciales.
Lejos de las hipócritas palabras de la clase dominante colombiana, y de sus representantes uribistas, sobre la “violencia política”, que como decimos es una cruel realidad, pero en el sentido de confirmar que esta siempre ha sido utilizada y usada indiscriminadamente por ellos en contra de las organizaciones de la clase obrera, sociales y populares.
Aún podemos recordar como todos estos energúmenos la han justificado siempre. El propio Miguel Uribe Turbay llego a culpar a Dilan Cruz, muerto durante el Paro Nacional de 2029, por “haberse interpuesto en el camino de las balas”, al tiempo que acuso de “mentirosas” a las madres de Soacha que reclaman justicia por el asesinato de sus hijos en los falsos positivos. Para Álvaro Uribe, Vicky Dávila, para Miguel Uribe y todos los demás, la sistemática violencia del reaccionario Estado en contra de los manifestantes y los disidentes de izquierdas era, y es, algo totalmente aceptable y aplaudible, en la medida de que la ejercen para defender los intereses de los empresarios, los banqueros y los oligarcas, junto a sus socios Narcotraficantes y Paramilitares.
Nosotros, los marxistas, no estamos a favor de los métodos del “terrorismo individual”, en palabras llanas del “asesinato político como método de lucha. Estos métodos lejos de ayudar al movimiento obrero en sus objetivos de luchar por cambiar la sociedad son contraproducentes, porque no ayudan a hacer avanzar la conciencia política de las masas. Esta conciencia si avanzo y mucho con los paros nacionales, con la movilización de masas y la huelga como métodos de lucha, de los años 2019 y 2021, que por cierto es lo que está detrás de la posterior victoria electoral de la izquierda por primera vez en la historia de Colombia.
Es claro que los métodos de eliminar a individuos concretos no conducen a ningún sitio. Estos individuos son fácilmente sustituidos por otros, iguales o peores, que continúan jugando el mismo papel opresor y siniestro dentro de las estructuras corruptas y decrepitas del Estado, el órgano de poder de la clase dominante para mantener su dominio sobre la aplastante mayoría de la sociedad. La clase trabajadora debe ajustar cuentas con la clase dominante como clase, expropiándola de sus riquezas y destinando las mismas a satisfacer la inmensas necesidades sociales y materiales que existen en la sociedad actual para la mayoría.
Tras el atentado contra Miguel Uribe se están conociendo
datos de los planes reaccionarios con el objetivo de derrocar a Gustavo Petro
como presidente. En estos planes, en palabras de su orquestador Álvaro Leyva, “Hay
que meter malos y buenos, pero con representación”. Desde V. Dávila, a
Francia Márquez, el propio Miguel Uribe, el Clan del Golfo y el ELN, junto a
congresistas reaccionarios del Partido Republicano norteamericano y su
Secretario de Estado, Marco Rubio. ¿Era el propio atentado contra Miguel Uribe
parte de esos planes?
De cualquier forma es claro que no siempre y en base a todas las circunstancias la oligarquía y la clase dominante puede llevar adelante sus planes cuando ellos desean. En los cálculos de la burguesía colombiana está muy presente la experiencia de los Paros nacionales de 2019 y de forma muy especial los recuerdos del Paro nacional de 202, que por más de 45 días mantuvo al país parado y al entonces gobierno del títere uribista de Iván Duque suspendido en el aire. Es claro que todo el proceder de la burguesía colombiana esta determinando hoy por hoy con la idea de evitar que se produzca otro Paro Nacional en estos momentos.
La clase dominante es muy consciente de que hasta ahora si el gobierno de Petro no ha sufrido una mayor crisis, que la provocan ellos mismos desde dentro del Pacto Histórico, ha sido porque las masas colombianas, una y otra vez, han salido a las calles para apoyar inequívocamente al gobierno Petro y UN PROGRAMA DE REFORMAS PROGRESIVAS A FONDO.
En este sentido es de fundamental importancia que las organizaciones obreras, los sindicatos y organizaciones política de la izquierda, comiencen a organizar seriamente la lucha de los trabajadores y los oprimidos colombianos en contra de la extrema derecha y de la clase dominante, imponiendo desde abajo un nítido programa que se solución a los principales problemas que padecen las masas colombianas. Y en ello es vital que comencemos a organizar una seria y fuerte campaña de apoyo internacional de los trabajadores y oprimidos de todo el mundo, comenzando por Latinoamérica, en pro de un cambio radical de la sociedad, dejando atrás toda la barbarie a la que nos condena el capitalismo senil.
Es claro que el futuro nos pertenece o no abra nada digno de tal nombre para la aplastante mayoría de la sociedad. El futuro es nuestro, adelante.
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