EL SIGNIFICADO DEL JUICIO A URIBE


          En el momento en el que escribimos estas líneas llevamos ya tres días desde que la JUEZ 44 PENAL DE BOGOTA hizo lectura de la imposición de la pena a la cual condeno a Álvaro Uribe Vélez como responsable, como DETERMINADOR, de los delitos de FRAUDE PROCESAL y SOBORNO DE TESTIGOS. Un juicio que ha captado, inevitablemente, la atención de millones de personas tanto en Colombia como internacionalmente.

 Por Salvador Pérez

Desde aqui opinamos que el juicio, y el veredicto de mismo, representa un momento importante para el desarrollo de futuro de la lucha de clases en el país latinoamericano. Por tanto, creemos importantísimo poder hacer un análisis global de cuál es la verdadera situación que ha rodeado el mismo, partiendo de los propios orígenes de Uribe Vélez y del uribismo, con el objetivo de extraer lecciones que nos permitan avanzar en la clara comprensión de lo que ocurrió y nos permita poner los medios para evitar que episodios así vuelvan a producirse. 

No nos mueve interés académico, de parecer listos. Nos mueve un interés de compromiso con la verdad y de que podamos aprender de ella, para que no se haga realidad en el próximo periodo de que “quien no aprende de la historia está condenado a repetirla”. Con las siguientes líneas queremos ayudar modestamente a que la clase trabajadora, la juventud y los oprimidos de Colombia y de todo el continente en vez de caer en los mismos errores dirijamos nuestra lucha a superar el pasado preparando las bases para una sociedad basada en la igualdad, la libertad y la solución definitiva a las lacras que hemos vivido y vivimos aún hoy en día en Colombia. 

Es, por tanto, totalmente necesario un análisis profundo y claro de lo que representa este veredicto, que demarcará las líneas de las batallas de cara a las elecciones del 2026. El debate de que es lo que represento y representa adquiere por tanto una enorme importancia, para lo cual pretendemos arrojar luz a las sombras. 

Una vez conocida la Pena impuesta por la Juez, Álvaro Uribe hizo uso de la palabra, hablando irrespetuosamente en contra de la Juez, exigiendo "respeto por su mujer e hijos", para los que reclamo “derecho de expresión para sus hijos”, uno de los cuales había vertido falsedades en contra de la Juez 44. 

En principio podría parecer que no deberíamos de quejarnos de que Álvaro Uribe salga en defensa de sus hijos, al igual que estos de su padre. Total, parece que la familia tiene estas cosas. Pero el asunto cambia cuando para esa defensa de lo indefendible Uribe grite a la juez, balbuceando una mentira tras otra, tal cual habían hecho su hijo por la red X en contra de la Juez 44 también. Hombre de Dios, podría haber aprovechado para decir alguna verdad, como por ejemplo explicar a todos los colombianos de donde procede de verdad la fortuna que han hecho sus hijos y que tiene que ver el mismo en ello: porque el no llevaba ni un año de presidente de la Republica cuando sus hijos compraron unos lotes de tierras por 34 millones de pesos y su gobierno recalifico esos terrenos, catalogándolos como "Zona Franca", tras lo cual pasaron a valer mas de 3.000 millones de pesos.

Visto lo visto no podeos pensar que los hijos de Álvaro Uribe, Tomás y Jerónimo Uribe Moreno, sean muy listos e inteligentes, sino que cualquiera (aun aquellos que solo saben mentir y amenazar por redes sociales) puede hacerse multimillonario, con un papa de presidente del pais, que legisla para facilitarles millonarios negocios.

En estos mismos momentos estamos conociendo, que en una maniobra nuevamente de intentar torcer a la justicia, los abogados de Álvaro Uribe habían solicitado al Tribunal Superior de Bogotá suspender el arresto domiciliario de Uribe. El Tribunal Superior de Bogotá negó suspender provisionalmente, mientras se estudia la Tutela, en contra de la decisión que emitió el pasado viernes la Juez 44 de Conocimiento de Bogotá, Sandra Heredia.

Paralelamente corre otro proceso judicial en contra de otro expresidente, el de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, quien se dice que tiro tanto de la cuerda que la corto. Jair Bolsonaro esta siendo investigado por el Juez Alexandre Moraes, como presunto "autor del fallido Golpe de Estado trás perder las elecciones". La Corte Suprema de Justicia de Brasil ordenó la Prisión domiciliaria a Jair Bolsonaro por "incumplir algunas de las restricciones cautelares que se le habían impuesto ante el riesgo de fuga", dentro del proceso por golpismo. Tras decir que no sabia usar las redes sociales, apareció en videollamada con sus "seguidores" de Rio de Janeiro, a los que continua alentando para acciones. El Juez afirmo que "la justicia no permitira que un acusado la considere tonta, creyendo que permanecerá impune por tener poder politico y económico".  

Como en el caso de Uribe con la Juez Sandra Heredia, Bolsonaro ha convertido en enemigo numero uno de la ultraderecha y reaccionarios brasileños al juez Moraes. Y de idéntica forma que con el caso de Uribe, el imperialismo norteamericano esta tomando medidas económicas y politicas en contra de Brasil, como forma de presionar en favor del expresidente reaccionario.

Por nuestra parte, desde aquí, utilizaremos nuestro legítimo derecho a la libre expresión para exponer nuestro análisis, con los datos, argumentos y cifras, para analizar hechos que se verán acompañados hasta de nombres y apellidos. Todo lo cual dejamos expuesto a los efectos pertinentes. 

Álvaro Uribe Vélez es hijo de una familia latifundista, de la oligarquía colombiana, que ocupo diversos cargos públicos, municipales y nacionales: fue alcalde de Medellín, director del Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil, Gobernador de Antioquia (1995-1997) y presidente de la República de Colombia (7 de agosto 2002 hasta 7 agosto 2010). Igualmente fue elegido Senador de la República en dos mandatos consecutivos (1986-1994). 

Desde los inicios políticos su carrera ha estado “oscurecida” por sus supuestos lazos, suyos y de su familia, que lo vinculan a diversos episodios y personajes del NARCOTRAFICO, en connivencia con el PARAMILITARISMO. Existen Informes de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU que clasifican a Álvaro Uribe como el narcotraficante #82, aunque después del Cartel de Medellín se le vincula al servicio del Cártel de Sinaloa, también conocido como Cártel del Pacífico y designados como "organización terrorista extranjera" por el Departamento de Estado de EEUU, el cartel dirigido por Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo Guzmán".

Su padre, Alberto Uribe Sierra, quien fue asesinado en junio de 1983 presuntamente por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dicen que durante un intento de secuestro (Versión oficial que ha mantenido siempre Álvaro Uribe Vélez, hijo de Alberto Uribe Sierra, padre también de Jaime Alberto Uribe, alias “El Travieso” y de Santiago Uribe Vélez). Dejamos constancia de que existen otras versiones que asocian la muerte de Alberto Uribe Sierra a hechos de actuaciones ilegales asociadas al narcotráfico y a grupos armados paramilitares. Documentos vinculan a Alberto Uribe Sierra como TESTAFERRO de Pablo Escobar (Cartel de Medellín). 

Sea como fuere, desde el pasado día 28 de julio, por Sentencia judicial, Álvaro Uribe Vélez se ha convertido en el primer presidente que ha sido declarado culpable en delitos penales de fraude procesal y soborno de testigos. Estos delitos han merecido la condena impuesta por la jueza 44 penal de Bogotá, Sandra Liliana Heredia, a 12 años de prisión, que lamentablemente es sustituida por “casa por cárcel”, privando a Uribe Vélez de estar con su extensa red de amigos que habitan en las cárceles, como hemos visto por el plantel de testigos que su defensa ha llamado a declarar en su favor, y a 8 años y dos meses de inhabilitación para cargos públicos y al pago de una multa de 840.000 dólares. 

               Por muchas lamentaciones que hoy veamos en Álvaro Uribe y en los uribistas de todo pelaje, en los que acusan a la Juez de emitir “un fallo político” en contra de quien algunos decían “es Dios”, la auténtica realidad es que toda la carrera política de Álvaro Uribe Vélez ha estado llena de escándalos y que sus periodos directos en el poder representaron las políticas más represivas y sanguinarias practicadas por la oligarquía colombiana en el siglo XXI. 

Las masacres del Aro y La Granja fueron realizadas durante su gobernación en Antioquia. Durante los dos mandatos de su presidencia se vivieron los llamados “Falsos Positivos”, que fueron una campaña sistemática en donde oficiales del Ejército Nacional asesinaron a civiles, vistiéndolos como miembros de las guerrillas, para presentarlos públicamente, para contarlos, como bajas de las insurgencias.  En todos estos hechos criminales la sombra de Uribe Vélez planea sobre ellos, en una constante política caracterizada por una brutal represión de la clase obrera y el campesinado. 

El legado de Uribe lleno de Sangre

 Lo primero que debemos decir es que la condena a Álvaro Uribe Vélez ha sido por delitos demostrados que en realidad son accidentales, pues con ello solo pretendía “tapar otros delitos” auténticamente graves, incluyendo delitos de Lesa Humanidad. Esa es la auténtica verdad que hay detrás del verdadero legado histórico de Uribe. Con el “soborno de testigos” y el “fraude procesal” quería inculpar a Iván Cepeda y tapar su papel determinador en el tráfico de drogas y en la creación y dirección de los grupos paramilitares sangrientos. 

La carrera política de Álvaro Uribe Vélez está definida por una serie de escándalos que han causado estragos en la vida de millones de colombianos a través de las últimas décadas. Prueba de todo ello son las más de 180 denuncias que existen en su contra en la "Comisión de Acusaciones". Pero nos podemos centrar en algunos casos para ver el verdadero carácter reaccionario de Uribe y de la clase social a la cual representa.  

Ha sido una constante las referencias durante el juicio al papel de Álvaro y Santiago Uribe Vélez en la creación, fundación y dirección del Bloque Metro de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia). Y por ello el papel clave que ha tenido en el juicio el testigo del proceso judicial en el que A. Uribe ha sido declarado culpable, Juan Guillermo Monsalve, que lleva años explicando como Santiago fue Gestor Logístico del Bloque, el que daba las órdenes para las incursiones armadas.  

Hemos podido conocer como desde su cargo como gobernador de Antioquia Álvaro Uribe concedió “Personería Jurídica” a la Convivir El Cóndor, que no era otra cosa que la cubierta legal del Bloque Metro, mediante lo cual Uribe autorizaba al grupo para “el porte de armas y el acceso a las municiones”, con las cuales llevaron a cabo masacres como la de “San Roque”, en el año 1996.  

En el Tribunal de Justicia y Paz son varios los testigos ex paramilitares que han declarado que “recibieron el apoyo logístico de parte del Ejercito Nacional”, que fue enviado por la Gobernación de Antioquia. El propio Juan Guillermo Monsalve ha declarado que “las Autodefensas Unidas de Colombia apoyaron logísticamente la primera campaña presidencial de Uribe”, para lo cual incluso llegaron a pintar “murales en apoyo a Álvaro Uribe”. 

Sabemos igualmente que durante los dos periodos de su presidencia Uribe continuo sus estrechos lazos con el paramilitarismo.  En 2003 se llegó a firmar en absoluto secreto el “Acuerdo de Ralito”, en el cual participaron destacados jefes de los paramilitares, como “Don Berna” y “Jorge 40” y que según el propio exsenador Abelardo de la Espriella, el propio Álvaro Uribe participo en las negociaciones clandestinas. Aunque Uribe pretendía “alejarse en público de los paramilitares”, el compromiso en esas negociaciones consistió no solo en “un alto el fuego”, sino que “legisladores defendieran en el Senado las Tesis de las AUCs”. 

No tan lejos como el 28 de Julio 2004, uno de los “Comandantes” de las AUG, Salvatore Mancuso, pronuncio un discurso en el Congreso. Sin duda Mancuso ha sido uno de los jefes paramilitares más sanguinarios, involucrado en más de 60.000 crímenes, de los más de 90.000 de los que la Fiscalía acusa a las AUCs. En ese discurso Mancuso justifico esos crímenes, ante un Congreso compuesto por un 60% de Senadores con lazos con el paramilitarismo. Resultaba clarificador que aquel discurso de Mancuso fue realizado con la aprobación del presidente Uribe, que ha trascendido que en privado afirmo que “hay que darles unas pruebitas de democracia”. 

Entre los años 2002 al 2008 un total de no menos de 6.402 civiles fueron víctimas, asesinadas, por las Fuerzas del Estado. Como decíamos más arriba, cada uno de ellos fue vestido como “combatientes guerrilleros”, al objeto de justificar su asesinato. Los soldados que participaron en estas acciones, ordenadas por altos oficiales del Ejercito, fueron “gratificados con hasta 3.800.000 pesos por cada individuo “dado de baja”, según se constata en la “Directiva Ministerial 029 de 2005. Con un despreciable cinismo reaccionario, el General del Ejército Nacional, Mario Montoya, anoto en su cuaderno de notas que “la directriz del momento es Barriles de sangre”. 

Todos estos datos muestran que estábamos y estamos ante una política de exterminio, asesinatos y sangre no solo realizada por paramilitares, sino también con la plena participación y complicidad de los altos oficiales del Ejército y demás estamentos del Estado, entonces bajo las órdenes de Uribe Vélez. Los llamados “Falsos Positivos” son una demostración contundente de los vínculos sincronizados del Estado colombiano con el paramilitarismo, al servicio de la oligarquía, los grandes empresarios y banqueros. Que todo ello era algo que iba mucho más allá de un individuo, aunque este jugara un papel DETERMINADOR.

La clase dominante en encrucijada 

Bien es cierto que Álvaro Uribe Vélez no es el único presidente colombiano involucrado en masacres de sindicalistas y de militantes de la izquierda. Otros presidentes, como por ejemplo también Virgilio Barco, estuvieron implicados en el exterminio de la Unión Patriótica. Escasamente hace pocas horas hemos conocido por boca del propio Iván Cepeda que interpone denuncia Penal contra Iván Duque (presidente colombiano entre 2018 y 2022), quien hoy en día aún continua en libertad, a pesar de que es el responsable directo de sangrienta represión que ejercieron en contra del Paro Nacional de 2021. Pero tampoco todo ello, ni mucho menos, puede exculpar a Álvaro Uribe de sus criminales actuaciones. 

Es altamente significativo que el veredicto judicial contra Uribe se produce en un contexto en donde la Clase dominante colombiana está presentando dudas y ciertas divisiones internas. Existe con claridad un “ala” que no solo mantiene su apoyo y respaldo a Uribe, sino que continúa defendiendo sus métodos de represión como válidos para el contexto actual y futuro. Y paralelamente existe un ala de la clase dominante que ve con enorme preocupación las perspectivas y está sacando la conclusión de que Uribe y sus métodos suponen añadir más inestabilidad para el conjunto del Sistema político, que lo desacredita por completo. 

Esto en base a que ambos sectores comparten en el fondo el seguir manteniendo las bases del Sistema, en el cual ellos controlan todo lo fundamental que existe en la sociedad: la mayor parte de las tierras, la propiedad de las grandes empresas y bancos, fruto de lo cual tienen las montañas de riquezas que poseen, en medio de un auténtico mar de miseria creciente. Por ello, ninguno de esos dos sectores juega ningún papel progresista, ni lo jugaran en el futuro, solo les divide los métodos momentáneos de como seguir controlando al conjunto de la sociedad. 

               ¿Cómo puede ser asumible la actual situación para los trabajadores, la juventud, el campesinado pobre y el conjunto de los oprimidos? Suena a mala broma del sistema de opresión social en el que vivimos que el hombre el verdadero artífice, de los momentos más sucios crueles y sanguinarios de la historia colombiana, no vaya a pasar ni un solo día real en prisión, pese a sus crimines. 

Es lógico que la mayoría de la sociedad constate la diferencia en el trato de la justicia oficial con el paraco Uribe, que se ve como seguro que vivirá libre el resto de su vida, frente a lo vivido por decenas y centenares de jóvenes que fueron encarcelados tras el Paro Nacional de 2021. 

               Es claro que muchos estrategas de la clase dominante no están tristes por el Fallo judicial en contra de Uribe, sino que entienden que para ellos podría haber sido muchísimo peor. Incluso en medio de “lagrimas de cocodrilo” por Uribe, la mayoría de ellos entienden que así tienen una gran oportunidad de “lavar la cara al Estado burgués”, que estaba y está totalmente desacreditada pata las masas. Desean utilizar esta sentencia para “explicarnos que la justicia es igual para todos”, cuando no lo es. Ellos piensan, “al mal tiempo, buena cara”.

Por nuestra parte comprendemos perfectamente que la actual situación está abriendo enormes posibilidades para que la izquierda y los activistas mas conscientes de la clase obrera procedamos a explicar el verdadero carácter de clase del Estado y por qué los trabajadores en su lucha por una sociedad basada en la justicia, la libertad y la igualdad necesitamos un Estado totalmente distinto, de arriba abajo y de abajo arriba. 

El Estado no es algo neutro. En la sociedad capitalista el Estado tiene un carácter burgués. Ello significa que está íntimamente conectado por miles de lazos, visibles e invisibles, con los intereses de los Latifundistas y la burguesía colombiana. Y los intereses de los poderosos están enfrente de los intereses vitales que necesitamos para mejorar nuestras condiciones de vida, de trabajo, al poder tener derechos democráticos reales, el derecho a la Salud, la educación, la vivienda, el transporte y en última instancia a disponer de un plato de comida en nuestras mesas. 

Salvatore Mancuso expuso como los paramilitares llegaron a tener influencia decisiva sobre el 35% de los Senadores de la República, en lo que se conoce como la Parapolítica. Al tiempo que sabemos cómo a los que no podían controlar les hacían “el baile rojo”, que significo el asesinato de miles de militantes de la Unión Patriótica, de miles de sindicalistas, de campesinos pobres para despojarlos de la tierra. 

O más masacres, como la de las Bananeras, en donde el gobierno nacional ordeno y superviso el asesinato de cientos de trabajadores, durante una huelga en el Magdalena. Todo ello solo y tan sólo demuestra el verdadero carácter sanguinario de la clase dominante colombiana. Y en ello Álvaro Uribe solo represento uno de sus representantes más crueles y sanguinarios. 

Es un hecho constatable, con datos y cifras, que las masacres de líderes sociales y de firmantes del Acuerdo de Paz continúa, hasta nuestros días, demostrándose con ello que incluso con un presidente “reformista” el verdadero carácter de clase del Estado no cambia, que continúa siendo en su base el mismo aunque tengamos a Gustavo Petro como inquilino en la Casa de Nariño. 

Al servicio de la oligarquía y el imperialismo 

Es claro que todo ello no ha sido, ni es, “estrictamente nacional”. Todo esto que ocurrió en Colombia fue financiado también por los recursos y las arcas de lo que constituye la fuerza más reaccionaria de todo el planeta, el imperialismo estadounidense, que fue el aliado más firme de las políticas represivas del Estado colombiano, por décadas fue así.  Y como hemos visto con la preparación del Golpe de Estado contra Petro por parte de Álvaro Leyva, y justo antes de conocerse la Sentencia contra Uribe, las pretensiones de EE.UU. continúan siendo las de intervenir y decidir el rumbo de los acontecimientos. 

Las informaciones que suministra en su sitio web el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, Colombia es el país que “recibe la mayor parte de todo el entrenamiento y equipamiento del Departamento de Defensa (DOD) que se suministra a América Latina y el Caribe, y también se beneficia de la presencia de asesores estadounidenses que trabajan en la modernización del personal militar, la inteligencia y las prácticas institucionales en general.” 

Álvaro Uribe fue apoyado durante el denominado “Plan Colombia” por representantes Demócratas como Bill y Hillary Clinton. Igualmente, Uribe conto con el apoyo y bendición de Republicanos como George W Bush. Aho, para responder así a los efectos que pudiera tener la Revolución Bolivariana. El aparato estatal de los EEUU era muy consciente de la política reaccionaria de represión que desplegaba Álvaro Uribe, al igual que de los lazos indisolubles del expresidente con el narcotráfico y el paramilitarismo. Nada objetaron, por supuesto, porque les era útil para “cuidar el patio trasero” ante avances de la izquierda en el continente. 

               Con todo ello en nuestras manos, ¿Cómo podemos extrañarnos de que el Secretario de Estado norteamericano no se haya privado de “comentar el Veredicto”, afirmando que “el único delito del expresidente colombiano Uribe ha sido luchar y defender incansablemente a su patria. La militarización del poder judicial colombiano por jueces radicales sienta ahora un precedente preocupante”. 

En términos de política diplomática todo esto constituye una clara y reaccionaria política de “injerencia por parte del imperialismo estadounidense”, en unos momentos en donde el imperialismo estadounidense tratar actualmente de restablecer una política de control de las Américas, ante el hecho de que China se ha convertido en el principal socio de los países de América Latina. 

Los datos son datos y desde el mes de enero de 2025 China se ha convertido en el mayor importador de la economía de Colombia. Las amenazas y acuerdos arancelarios de Trump, del 25% para Colombia, debemos inscribirlos en este contexto, al igual que ocurre con otros países como Brasil. La colaboración de legisladores estadounidenses como Díaz-Balart y Giménez con los planes de Leyva, que se vieron reflejados en los audios publicados por el diario “El País”, para un golpe de Estado, también debemos enmarcarlos en estos datos. 

La verdad es esta, lejos de los cuentos para bebes que suelen contar los imperialistas norteamericanos, cuando declaran su amor a la “democracia y a los derechos humanos”, pero que una vez son despojadas de sus velos hipócritas vemos como financian a las oligarquías, a los grandes empresarios y banqueros para que lleven adelante sus políticas de asesinatos de sindicalistas, lideres sociales y militantes de izquierdas, con el único objetivo de defender el mantenimiento e incremento de sus ganancias en la región. 

Como era inevitable que ocurriera el fallo condenatorio y la Sentencia de prisión para Álvaro Uribe ha colocado la situación a otro nivel. Todo está ahora en constante cambio y acontecimientos que se desarrollen de forma brusca y repentina esta al orden del día. La clase obrera, la juventud y el campesinado no está viendo en el veredicto algo como el punto final a todo el asunto. Por ahora son millones los que se dicen para sí mismos que “ahora han sido los desfiles de los falsos testigos de Uribe, ahora necesitamos el juicio por los falsos positivos”. Las masas ahora entienden que la Sentencia por fraude procesal y manipulación de testigos es insuficiente ante el historial de masacres, en las que el aparece como cabeza ordenante. 

La Justicia social y la Paz 

En los últimos años la cuestión de la paz (esto es el fin al conflicto armado que arranca al menos desde mayo de 1964) se ha convertido en un asunto de suma importancia. Pero como estamos viendo ni siquiera este problema puede encontrar una solución definitiva sin que se produzca una verdadera JUSTICIA, a todos los niveles, comenzando por la implantación de una genuina Reforma Agraria que ponga fin al Latifundismo en el país. Estamos plenamente convencidos que, con JUSTICIA SOCIAL, LABORAL, será la propia clase obrera y el campesinado de Colombia quien afronte la tarea de barrer de la faz de la tierra a los grupos armados, que en lo central en estos momentos tienen intereses reaccionarios. 

Durante décadas Uribe practico una política de tierra quemada, en donde el y sus seguidores hicieron barbaries. Decían hacer esa política para acabar con los grupos armados insurgentes, pero precisamente por hacerlo desde la óptica de los intereses de la oligarquía y los poderosos no lograron en ningún momento poner fin a dicho conflicto, sino todo lo contrario. Reafirmamos, la única forma de poder lograrlo desde un punto de vista progresista es invirtiendo las bases materiales del problema, mediante la expropiación del monopolio que ejerce la oligarquía de la tierra y la burguesía y banqueros de las grandes empresas y bancos. 

Un genuino Plan de Expropiación de las altas esferas de la economía en beneficio del conjunto de las masas colombianas permitiría poder planificar la economía en base a las necesidades crecientes de la aplastante mayoría de la población. 

Este próximo año se celebrarán nuevas elecciones. No podemos estar ni mucho menos indiferentes ante este hecho, porque veamos que la derecha esta en crisis existencial, con su líder condenado a prisión. Todo indica que Uribe no tiene “heredero” digno de tal nombre. Lo que vemos ahora mismo parece que son candidatos inviables para ganar a la izquierda: María Fernanda Cabal, Paloma Valencia o Vicky Dávila se parecen más a muñecas de trapo sin carisma y sin capacidad real para ganar unas elecciones. 

Sin embargo, esta situación no va a permitir la oligarquía que se perpetue eternamente. Ellos necesitan tener sus propios representantes y candidatos con capacidad de ganar a la izquierda. Para decirlo, en otros términos, la clase dominante colombiana necesita su propia representación para ser capaces de imponer frente a la situación de crisis del sistema un claro programa de ataques y ajustes, de austeridad para las masas. Aunque la sentencia los deja tocados, buscaran inevitablemente la forma de recomponerse, en ello se juegan su futuro. 

Los latifundistas históricamente siempre se han enriquecido utilizando los métodos de matanzas de obreros y campesinos colombianos. Y esos eran exactamente los métodos favoritos de Álvaro Uribe Vélez, quien está unido por todas sus venas a los bastardos intereses de los grandes ganaderos latifundistas.

Millones de colombianos quieren y desean que se haga JUSTICIA, en mayúsculas y sin limitaciones. Y ello no significa otra cosa que poner fin al sistema del latifundismo y del monopolio económico en si mismo, que esta instaurado para beneficio de un puñado extremadamente pequeño de familias de ricachones, en realidad unas 10 o 15 familias, al igual que en beneficio de las grandes multinacionales internacionales que sangran a la economía colombiana. 

La única forma real y sensata, desde el punto de vista de los intereses de millones y millones de oprimidos en Colombia, al igual que del conjunto de Sudamérica, es lanzar una lucha que ponga punto y final al Sistema económico y social que propicio el régimen de represión y violencia que represento y representa Álvaro Uribe Vélez.

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