CRIMENES IMPERIALISTAS Y MENTIRAS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION
Ochenta años de que los "Juicios de Núremberg" juzgaran a los dirigentes nazis, por los crimines en contra de otras naciones, la Administración Trump está en lineas generales haciendo lo propio, de forma descarada contra Venezuela, Colombia y otros países Latinoamericanos.
Y es que "quien paga al flautista elige la melodía", ahora de nuevo si leemos, vemos o escuchamos los medios de comunicación estadounidenses, o en los países aliados europeos, no encontraremos ni un solo gramo de verdad, ni una sola palabra de condena.
En los últimos meses, cerca de 80 personas han muerto por ataques aéreos estadounidenses contra más de 20 pequeñas embarcaciones civiles en aguas de Venezuela. La administración Trump ha sido incapaz de aportar una sola prueba seria que pueda dar respaldo a sus afirmaciones de que estas muertes eran de “presuntos narcotraficantes”. En realidad, la ausencia de esas pruebas lo que demuestran es que asistimos a claras “ejecuciones extrajudiciales, de asesinatos”, perpetrados por el imperio EEUU, de jóvenes pescadores o que intentaban ir a buscar “oportunidades” en otras tierras.
Cuando la semana del 24 de noviembre Donald Trump calificó al presidente venezolano, Nicolás Maduro, como el jefe de una organización terrorista extranjera, supuestamente un “cártel de narcotraficantes que estaría inundando Estados Unidos con drogas”, una vez más lo hizo sin aportar ninguna evidencia, ninguna prueba seria de ello, nada más que sus altisonantes palabras. El gobierno de Venezuela negó rotundamente esas afirmaciones, al igual que el presidente Petro, de Colombia, que negó la existencia de ese Cartel de Narcotráfico. El gobierno venezolano califico las afirmaciones de Trump de “ridículas y de mentiras, cuyo motivo oculto es el uso ilegal de la fuerza militar estadounidense para provocar un cambio de régimen en Caracas”.
De hecho, el que se esté realizando el mayor despliegue de fuerzas militares estadounidenses en el Caribe, el más importante desde la conocida como “Crisis de los Misiles cubanos”, de 1962, parece que arroja luz de que no se trata de una lucha contra el narcotráfico, ni que pretendan interceptar drogas de camino hacia los EEUU, sino que lo que está detrás son movimientos para consolidar y aumentar el poder imperial EEUU en la región, con movimientos militares que provoquen cambios políticos en estos países.
La propia “Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito” dice que Colombia y Perú son países más importantes en el tráfico de cocaína hacia los EEUU y que el papel de Venezuela en ello no es en absoluto significativo. La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos señala que México es la mayor fuente de tráfico del “fentanilo ilícito”, droga que es la que está provocando el mayor número de muertes por sobredosis en los Estados Unidos.
Con este panorama resulta evidente que el objetivo de esta política de agresiones de los Estados Unidos en la región pretende el poder deshacerse del actual gobierno venezolano, con lo cual espera allanar el terreno para poder tomar el control directo de las vastas reservas petroleras del país, que constituyen las mayores reservas que se conocen en todo el planeta. Y siendo este punto de importancia vital, tampoco lo es menos el deseo de Washington de poder obstaculizar las alianzas estratégicas que China está logrando establecer en toda América Latina. Y ello no es de carácter secundario, ni mucho menos, sino de una cuestión de “vida o muerte”, para el imperialismo norteamericano. Durante la celebración recientemente de una Mesa Redonda que patrocino el “Instituto Schiller”, Donald Ramotar, expresidente de Guyana, junto a otros analistas, señalaron que “los Estados Unidos está mostrando su fuerza en lo que consideran su «patio trasero», intentando restaurar su poder global, que está en declive”.
A la clase dominante en todos los países, y especialmente en los EEUU, aún hoy como primera potencia mundial del imperialismo, les importa un carajo las cuestiones de “legalidad, de moralidad, de derechos democráticos”, … lo único y realmente importante para ellos, es la obtención de más y más beneficios para los grandes conglomerados de sus empresas, los dividendos que se reparten en los Consejos de Administración de los monopolios que dominan la economía mundial.
Y en este sentido, ellos son plenamente conocedores que la política que está ejecutando Donald Trump tiene un carácter criminal. La propia “Carta de las Naciones Unidas” prohíbe de forma clara y explicita todos los aspectos de la política estadounidense hacia Venezuela. Suena casi a risa, porque deja al descubierto las hipocresías de la clase dominante burguesa en todo el mundo, leer como en el Artículo 2:3 de esa Carta de la ONU, se establece que “todas las disputas deben resolverse por medios pacíficos”, y en el Artículo 2:4 “se prohíbe el uso o la amenaza por la fuerza militar”.
Aquellos que desde posiciones de una pretendida izquierda nos hacen consideraciones permanentes a “los principios de la democracia, la libertad, los derechos nacionales, humanos, de las elecciones, los parlamentos e instituciones, …, así como de los principios universales de las Naciones Unidas”, pueden seguir creyendo en cuentos de bonitas hadas y principitos. Pero todo ello esta, como queda en evidencia en cada acontecimiento importante, lejos, muy lejos de la realidad objetiva.
Todo lo que demuestra de forma clara, con sus actuaciones, la Administración Trump es que está embarcada en una AGRESION CRIMINAL IMPERIALISTA, para imponer sus objetivos del lucro y el beneficio privado de una elite dominante, que a día de hoy tiene un carácter totalmente reaccionario. En teoría estas conductas fueron las que la “Carta de las Naciones Unidas” decía proponerse eliminar desde 1945, después de la negra experiencia de los crímenes de los nazis, que condujeron al baño de sangre en la Segunda Guerra Mundial.
Pero es una prolongación de lo que vemos ocurre en todos los parlamentos, que teóricamente son elegidos en elecciones democráticas por la población, pero que cumplen en ultima instancia el papel de poner los sellos legales a las decisiones que la clase dominante toma en los Consejos de Administración de las grandes empresas y Bancos, en cada país y en los centros de poder de los consorcios imperialistas. De ello debería haber tomado buena nota Gustavo Petro y su gobierno, que vieron durante más de tres años como todos los intentos de aprobar “reformas progresivas” en beneficio de la mayoría fueron bloqueados en el Congreso y el Senado de la República.
Siempre ocurrió que cualquier avance verdaderamente progresivo en la sociedad no fue fruto de “regalos a la mayoría” desde los gobiernos, instituciones y las oligarquias dominantes. Bajo el capitalismo los gobiernos y las instituciones aparentemente democráticas están tuteladas, a las ordenes y al servicio de la clase dominante. La clase obrera, los campesinos pobres, la juventud y el conjunto de los oprimidos, en todos los países, solo pudieron conseguir conquistas (laborales, salariales, sociales, …), solo podrán hacerlo, cuando se movilizan en las calles masivamente, cuando luchan y van a la huelga en las empresas y en el conjunto del país. Cuando la sociedad vive una etapa de convulsión y estallido social en contra de la situación existente. En estas situaciones si, la clase dominante siente miedo a “perderlo todo” y aceptan temporalmente otorgar “reformas”, al objeto de apaciguar la situación y poner fin a las luchas de la mayoría, mientras se preparan para una vez tranquilizadas las cosas, poder imponer de nuevo sus “naturales políticas de contrarreformas”, de eliminar las conquistas de los trabajadores y oprimidos.
Karl Marx explico que “las ideas dominantes de cada época son las ideas de la clase social que ostenta el poder económico y material”. La burguesía nacional e internacional, utiliza su influencia y poder para promover su propia ideología, a la cual presentan como “ideología de la sociedad, del ser humano”, transmitiendo mediante ella su propia forma de pensar, sus valores y su propia cultura, como lo “normal y lo general de toda la sociedad”, mediante lo cual logran el mantenimiento de sus privilegios y el propio sistema social existente. Y en todo ello en el mundo moderno los llamados medios de comunicación juegan un papel determinante, transmitiendo a la sociedad los intereses de clase de la burguesía.
Ahora, en medio del ruido de los buques de guerra, los portaviones, los misiles y las bombas norteamericanas enclavadas en el Mar Caribe, amenazando no solo con hacer saltar por los aires lanchas, sino de llegar a territorio de países como Venezuela o Colombia, en Trinidad y Tobago no, porque ya están allí establecidas las tropas norteamericanas, estamos viendo de forma transparente el papel que juegan estos medios de comunicación, propiedad y al servicio de las oligarquías, las elites y los imperialistas.
El papel que están jugando todos esos medios norteamericanos es bochornoso y repugnante. Se llenan la boca de “libertad de prensa, de información”, pero desde que Donald Trump llego de nuevo a la Casa Blanca estos medios están llevando a cabo una cobertura informativa vomitiva. Desde que Trump comenzó su política de agresión contra Venezuela los principales medios de comunicación se han alineado con “sus amos”, ignorando informar de la verdad a sus lectores, telespectadores u oyentes. Y nosotros partimos de que lo hacen no por ignorancia, sino porque cumplen su papel al servicio de la clase dominante. Todos los medios establecidos en Estados Unidos, comenzando como no por el New York Times, el Washington Post, Fox News, el Wall Street Journal, la CNN, la NBC, Axios, la ABC y Newsweek, …, se han hecho eco y han dado crédito a todas las afirmaciones, y hasta a las difamaciones más asquerosas de la Administración Trump sobre Venezuela, comenzando por “informar de que Venezuela es el centro del narcoterrorismo”. Y detrás de los medios de comunicación estadounidenses todos los grandes medios de comunicación de los paises europeos y por supuesto de los propios países latinoamericanos, que todos ellos son controlados por las oligarquias y grandes fortunas en cada rincón.
Estos mismos medios de comunicación estadounidenses estuvieron durante años y décadas promoviendo y popularizando los llamamientos que venían realizando los llamados lideres de la Oposición venezolana, entre otras de la extrañamente ganadora del Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, que una y otra vez pedían y hasta exigían que el gobierno de los Estados Unidos hiciera una clara intervención en Venezuela que permitiera cambiar el régimen y llevarlos a ellos al gobierno que no podían ganar en las urnas. Todo ello a pesar, lo cual no decían ni dicen, suponía y supone una clarísima violación de la soberanía nacional de un país, llámese Venezuela o Colombia, de que todo ello no es otra cosa que una INTROMISIÓN ILEGAL, según todos los enfoques del llamado DERECHO INTERNACIONAL.
“No hay peor ciego que quien no quiere ver”, dice el viejo refrán. Muchas veces pedir algo distinto a lo que existe es como esperar que el “Espíritu Santo alimente a los hambrientos del mundo”. Es evidente que la “integridad, la independencia, …” de los medios de comunicación se mide por el grado total de dependencia que tienen de la clase dominante, que además son sus propietarios. Ello da respuesta a la pregunta que muchos se hacen, en el sentido de ¿Por qué los medios de comunicación no se lanzan sobre las mentiras y los absurdos flagrantes, porque no condenan los actos barbaros de asesinato y agresión?
Pues los medios de comunicación estadounidenses desempeñan a la perfección su papel histórico de actores al servicio de la propaganda de la clase dominante y su gobierno reaccionario en los EEUU, justificando y ocultando las agresiones criminales de Washington hacia sus países vecinos latinoamericanos. Y no solo en América Latina, también en muchos otros países por todo el mundo, que han sufrido invasiones ilegales y subversiones asquerosas para cambiar de gobiernos y regímenes.
Los medios de comunicación en Estados Unidos son propiedad de grandes conglomerados y familias, con Lachlan Murdoch tomando el control del imperio familiar de medios que incluye Fox News. Otros conglomerados importantes incluyen a Disney (ABC, ESPN), Comcast (NBC, Universal Pictures) y Warner Bros. Discovery (CNN, HBO), así como la familia Redstone a través de National Amusements (Paramount Global).
El multimillonario Larry Ellison, y su hijo David Ellison (productor de Hollywood) durante bastante tiempo llevan recorriendo los caminos junto a toda la elite mundial. Este año dieron un tremendo salto llegando a acuerdos que incluyen a compañías como TikTok y a CNN, lo cual en el terreno de la practica les da el control de algunas de las empresas más grandes del mundo.
Los EEUU desde el final de la II Guerra Mundial, desde el periodo en el cual se creo la Carta de las Naciones Unidas, ha venido violando sistematicamente, por norma, todos los principios fundamentales de esa Carta, utilizando diferentes excusas: * defender la democracia; *proteger los derechos humanos; * eliminar armas de destrucción masiva; * Y ahora proteger a los estadounidenses del narcoterrorismo. Eso si, no hablan ni media palabra de las causas sociales, económicas que están detrás del brutal consumo de drogas y narcóticos de todo tipo en EEUU: el desempleo, los contratos en precario, los miseros salarios, la falta de oportunidades en la educación, la sanidad, la vivienda,...
Desde hace 80 años los Estados Unidos es en verdad un Estado rebelde a la humanidad, que está constantemente pisoteando y violando todos los principios fundamentales del llamado Derecho Internacional, siempre que este choca con los intereses vitales hegemónicos y egoísta de su clase dominante, de sus elites en el poder económico, político y social. El Derecho Internacional, al igual que los pretendidos llamamientos a la democracia gozan de muy pésima y mala salud y reputación en los EEUU
En estos 80 años no importan cuantos países han sido destruidos, cuantos cientos de miles de oprimidos han sido masacrados, desplazados y asesinados, cuanta cantidad de horror ha sido utilizado para que Washington haya provocado guerras para cambiar gobiernos y regímenes en otros países. Junto a todo ello hemos visto 80 años de participación ferviente de los medios de comunicación estadounidenses encubriendo y amparando obedientemente las agresiones criminales. Toda esta complacencia de los medios de comunicación estadounidenses los ha hecho, y hace, responsables a todos los efectos ante la clase obrera de todo el planeta, de las barbaries del imperialismo de los EEUU, que actuó bajo las sombras y el silencio colaborador de los Consejos de Redacción de los medios informativos de la burguesía.
Detrás de toda está práctica cotidiana de los imperialistas estadounidenses resulta insultante para nuestra inteligencia que Trump y sus socios continúen con sus mentiras a los cuatro vientos. Así hoy nos dice Trump que "Vamos a atacar por tierra, a acabar con esos hijos de perra", animado y hasta empujado por los Consejos de Administración de las grandes empresas estadounidenses, sedientas de tomar el control de todos los recursos y riquezas de Venezuela y la región. Trump aseguró este martes que también irá a por "objetivos del narco en otros países, si creemos que están creando instalaciones para la producción de fentanilo o cocaína». Eso se llama preparar a la opinión publica para atacar, si lo creen conveniente, a otros países de la zona, como Colombia.
La actual negativa de los medios
de comunicación estadounidenses de denunciar a la Administración Trump de la
nueva agresión imperialista en marcha en Venezuela, Colombia y el Caribe, solo
nos puede llevar a la conclusión de que junto al Sistema capitalista en declive
en su etapa final imperialista, también todos esos medios de comunicación deben
ser enviados al cubo del basurero histórico, como inservibles a los intereses
de la mayoría aplastante de la sociedad, como inservibles al objetivo al cual
tenemos derecho: saber la verdad y solo la verdad de los acontecimientos.


Los planes imperialistas abiertamente ingerencistas en los asuntos de la República Bolivariana de Venezuela y América Latina no pasarán!
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