MUERTE DE GABO E HIPOCRECIA PODEROSOS

     *    En estas ultimas horas hemos tenido que dedicar un tiempo a informarnos, leer y ver algunos detalles sobre el acontecimiento histórico que ha significado la muerte de uno de los grandes de la literatura mundial, el colombiano universal Gabriel García Márquez, Gabo para casi todos los que sentían simpatías hacia su persona.

Salva PEREZ

          Su muerte no ha sido inesperada. Todo el mundo es consciente de que no ha fallecido un ‘joven’ sin enfermedades, sino un hombre de 87 años, aquejado de problemas serios de salud que finalmente han puesto punto y final a su vida. La humanidad ha perdido hoy a un universal escritor de lengua hispana y sobre todo y ante todo, a un hombre de progreso, de izquierdas, que reflejo en sus obras la realidad mágica del mundo objetivo que le toco vivir desde la infancia.

          Al que escribe estas líneas le ha pillado la noticia mientras releía otra obra clásica inmortal, pero no de novela sino de teoría marxista: “El Estado y la Revolución”, del otro genio del siglo veinte, V.I. Lenin. Sera por ello que enseguida y viendo las muchas de la muestras de ‘dolor’ que se han transmitido sobre la muerte de Gabo, como han sido las de todo tipo de fariseos, que en el fondo y en privado siempre han despreciado lo que Gago significaba, desde el monarca JuanCa, al presidente reaccionario español Rajoy, …

            Todos estos personajes funestos desde el punto de vista de los intereses de las masas han aparentado llorar la muerte del Nobel de literatura, pero en el fondo querían verlo muerto desde hace ya décadas. Ellos fueron sus enemigos políticos y sociales, por mucha diplomacia del llanto de cocodrilo que vengan a intentar demostrar hoy.

           Esta situación me traía directamente una reflexión genial de Lenin, cuando decía en el Prologo de su obra sobre el Estado que: “En vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en santos inofensivos, canonizarlos, por decirlo así; rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para ‘consolar’ y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola”.

           Ello es plenamente aplicable a todo lo que estamos viendo en estos momentos entorno ala muerte de Gabo. Por suerte, sus obras están hay y nadie podrá ya prostituirlas: “Crónicas de una muerte anunciada”, “El Coronel no tiene quien e escriba”, “Chile, el Golpe y los Gringos”, “Isabel viendo llover en Macondo”,  “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada”, “Periodismo militante”, “Cien Años de Soledad”, “Vivir para contarla”, “Yo no vengo a decir un discurso”…. Quedan ahí en los anales de la historia de los pueblos latinos, como ejemplos de vida cotidiana de esos mismos pueblos.

             García Márquez fue un escritor grande porque salió de lo profundo de su pueblo y se sumergió en el, junto a el. Su mente estuvo siempre al lado de los de abajo de la sociedad, toda su vida. De ahí fue de donde salieron las inspiraciones literarias de sus obras, de la realidad objetiva que el narro. No mas lejos que cuando recibió el Premio Nobel, en el discurso que pronuncio dijo lo siguiente:  

          “En los últimos 11 años 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120.000, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200.000 mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100.000 perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de 1.600.000 muertes violentas en cuatro años”.

       Los poderosos, junto a sus representantes políticos, odiaban en lo profundo a Gabo. Y lo odiaban porque el, Gabo, nunca renuncio a defender los intereses de los millones y millones de hombres y mujeres que son diariamente pisoteados en todo el continente, en todo el mundo, por esos poderosos.  Ahora, sin embargo, los poderosos que hoy, con Juan Manuel Santos y los poderes negros del paramilitarismo colombiano a las ordenes de los poderosos, que hoy dicen estar llorando la muerte de Gabo, estos poderosos en realidad lo que querían era haberlo matado hace tiempo. Que García Márquez hay vivido y muerto en México no es casualidad, sino reflejo de eso mismo. Pero hoy, mientras el pueblo lee obras pirateadas de Gabo mientras toman un tinto (café solo) o mientras viajan en las busetas incomodas, ese pueblo si admira y se siente orgulloso de haber tenido a gabo entre los suyos.

          Le dieron el Nobel de literatura, pero el no claudico por ello a sus ideas y forma de ver la vida. Renuncio a ir vestido con esos ridículos trajes de vestir de pingüino y apareció para recoger el premio vestido con un oportuno traje de lino. JuanCa llora, Rajoy llora, pero Gabo renuncio a recibir, incluso a visitar mas España, el premio Príncipes de Asturias y declaro las razones: “A España no iba a venir más porque tratábamos como a animales a lo suyos”. Suponemos que las ultimas medidas del gobierno de derechas ayudaban a Gabo a mantenerse firme en esa idea. 

            Su muerte también era deseada por siniestros personajes como Kissinger, el ex Secretario de Estado norteamericano que no perdonaba la amistad de Gabo con Castro en Cuba. Nunca renuncio a ser amigo de Fidel por que era una persona integra, fiel a sus principios, que se basaban en la idea general de que no aceptaba imposiciones del imperialismo a los pueblos latinoamericanos: el siembre decía defender que “los problemas de América Latina son problemas de los latinoamericanos. Saquen sus sucias manos de nuestra tierra, decía a los imperialistas.

             El odiaba a los reaccionarios, a las oligarquías que mantienen en la pobreza a los pueblos. Sus libros son fieles fotografías de ello. Tal vez un ejemplo de ello fue la ruptura de relaciones personales, de amistad, que protagonizo con el escritor nobel, también, peruano Vargas Llosas, el cual le dio un puñetazo en el ojo allá por los años 70 en parís. Dicen que pudo tratarse de un lio de faldas de Gabo con la mujer de Llosas, pero seguro que detrás estaba que Babo era una persona de izquierdas, progresista y en contra Llosas ya apuntaba todos sus demenciales discursos reaccionarios sobre la política latinoamericana. Por suerte, Gabo poco después pudo devolverle el puñetazo a Llosas, la amistad y el dialogo ya jamás.

          Gabo era hombre de beber un tinto en las plazas populares de Bogotá o de cualquier sitio en el que se encontrara. Cerca, muy cerca de la gente normal y corriente, de escuchar parrandas, corridos y vallenatos junto al pueblo.  Gabo era pueblo. Gran parte de los que lloran estas horas en salones oficiales su muerte, no son mas que hipócritas que están en las antípodas de lo que era y defendió el gran genio literario GABRIEL GARCIA MARQUEZ, GABO.