EL FIASCO DE LA CORONACION FELIPE VI

*   La coronación de Felipe VI, rodeada de brutal despliegue represivo, deja ver escaso apoyo social a la monarquía.

*  La tarea ahora es organizar la lucha social por una Republica en beneficio de la mayoría de la población.

Salvador PEREZ

      El 2 de junio Mariano Rajoy anunciaba que Juan Carlos I abdicaba como Rey. Han querido dibujarlo todo con miles de colorines, haciendo de su abdicación una gran farsa, como han sido su casi 40 años de reinado, en el cual la clase dominante y sus medios de comunicación convirtieron todos sus actos en lo contrario. No olvidamos que incluso el intento de golpe de Estado, el 23 de Febrero de 1981, que organizaron, tras fracasar sirvió para que nos presentaran al Rey como ‘salvador de la democracia’.

      Ahora, cuando la clase dominante ha arrojado al cubo de la basura a Juan Carlos I, para intentar dar un ‘lavado’ de imagen a una monarquía que necesitan para continuar dominando la sociedad, intentan presentar el hecho como que ‘el Rey deja paso a una nueva generación más preparada para afrontar las tareas del presente’.

      Pero la realidad es meridianamente clara. Todo el régimen surgido de la Constitución burguesa de 1978 en el Estado español está haciendo cada vez más agua, está en clarísima crisis, que emana en última instancia de la profunda crisis que el capitalismo tiene sumida a la sociedad, en la incapacidad del sistema de continuar desarrollando la economía y generando progreso social.

      A estas alturas se puede afirmar que el objetivo central de la abdicación de Juan Carlos I, tras la cual el régimen ha desplegado una enorme maquinaria de propaganda, con todos los resortes del Estado en pie, haciendo atronar hora a hora en todos los medios de comunicación reportajes y mas reportajes sobre las ‘bondades de la monarquía’, la proclamación como nuevo Rey de Felipe VI ha cosechado un autentico fracaso social, sin paliativos.

      El enorme olor a podredumbre de la monarquía, con todo el reguero nefasto de corrupción, visualizado en la riqueza personal acumulada en estos 40 años por Juan Carlos, los escándalos del ‘Caso Noos’, las cacerías de osos – elefantes, siempre rodeadas de grandes empresarios, la presunta lista interminable de amantes,… todo ello ha pesado y pesa mucho más que el intento de la propaganda de presentarnos a la monarquía como algo ‘moderno’, que se desvincula de todos los anteriores escándalos.

        Como decimos, el monumental despliegue de propaganda para la coronación de Felipe VI, para lo cual además decretaron día festivo en Madrid, con autobuses fletados por el propio PP,… cosecho un demostrador fracaso de asistencia de público, por todo el trayecto por donde iba a pasar la comitiva, incluyendo la escasa asistencia a las mismas puertas del Palacio Real, que presentaba una imagen en sus jardines de semivacío.

        Es clara la total ausencia de alegría y celebración en la sociedad por la coronación del nuevo Rey, lo cual contrasta fuertemente con los gestos, declaraciones y aptitudes de aquellos que desde arriba en la sociedad ven en Felipe VI nuevas oportunidades de continuar ganando cientos, miles, de millones de euros, nuevas oportunidades de hacer negocios capitalistas al amparo de la monarquía de los borbones.

       En la Coronación si pudimos ver a los mismos de siempre, a los grandes empresarios, banqueros y vividores de siempre hacer pleitesía a los viejos y nuevos reyes españoles, con los cuales ya preparan ‘viajes de negocios’. Esos son los mismos que hace unas semanas festejaban y hacían negocios junto a Juan Carlos I en los países de Oriente Próximo y el Golfo Pérsico y que ya están dispuesto a hacerlo mismo con su hijo Felipe. Para ellos cambia el nombre del monarca, pero queda la esencia central: una monarquía al servicio de los poderosos, de los capitalistas.

     De la misma forma hemos podido ver nuevamente la estampa patética de los dirigentes del PSOE, del que fuera el principal partido de la izquierda española, entregados absolutamente a lamer las manos de la monarquía, que de esta forma una vez se fotografían sin rubor ninguno en la defensa de los intereses de la clase dominante española.

     Estos dirigentes que se decían socialdemócratas y al oído de la gente, en voz baja, solían decir ‘somos republicanos, pero ahora no es el momento’, ahora en otro momento importante de profunda crisis de la monarquía y del sistema apoyan con las dos manos y con todo lo que pueden a todo aquello que se está derrumbando, precisamente a la corrupta monarquía, institución que solo sirve para el dominio social de la burguesía.

       Nada pueden esperar los trabajadores, la juventud y los oprimidos de unos dirigentes del PSOE que han votado en el parlamento junto al PP la ‘Ley de Sucesión’ y que el día siguiente hacían cola en el Palacio Real para besar las manos de la familia real y arrastrarse a sus pies, al lado de los representantes de las grandes fortunas del país, desde Alfredo Pérez Rubalcaba a Rodríguez Zapatero, desde Felipe González al Sec. General de la UGT, Cándido Méndez.

       Los medios de comunicación, las grandes familias del país, han intentado aparentar que la inmensa mayoría está con la monarquía. Pero ni siquiera a nivel del parlamento esto ha sido cierto. El actual parlamento, que no refleja la nueva situación política real del país, como quedo demostrado en las recientes elecciones europeas, ha visto como parte de sus grupos políticos se ha negado a participar en la falsa de la proclamación del nuevo rey. ERC, BNG, AMAIUR e IZQUIERDA PLURAL (de la cual forma parte IU) no han participado en la proclamación de Felipe VI como nuevo monarca.

        Y desde luego, socialmente el apoyo a la monarquía es más que discutible desde cualquier óptica que lo miremos. Como decimos la afluencia en la calle de gente para ver, mucho menos para apoyar, a los nuevos reyes ha sido escasa. Nada que ver con las masivas manifestaciones del 15M, de las Marchas por la sanidad, la educación publica, las manifestaciones en contra los desahucios, de la masiva Marcha por la Dignidad que congrego a más de un millón de personas en las calles de Madrid,…

       La clase dominante y el gobierno de la derecha español son muy conscientes de todo ello y todos los días dan pruebas de enorme nerviosismo y de preocupación ante el futuro. Todos los pasos que están dando van encaminados a prepararse para la lucha frontal contra la mayoría de la población, en una lucha a vida o muerte por mantener el injusto y criminal sistema capitalista. Y es esto lo que refleja el cambio de monarca que han realizado.

       Un cambio de Rey que han hecho desplegando por las calles de Madrid un enorme aparato de represión. Durante toda la semana previa a la coronación el gobierno ha hecho todo tipo de prohibiciones a derechos democráticos básicos, incluyendo la prohibición de manifestaciones que solo pedían el poder decidir democráticamente en un Referéndum entre monarquía o republica.

       Finalmente prohibieron en la práctica que cualquiera pudiera llevar un símbolo republicano, como una bandera o una simple camiseta. Durante toda la semana más de 9.000 policías antidisturbios han ocupado las calles de Madrid, impidiendo incluso el transitar a los ciudadanos libremente. Más de 120 francotiradores de los Grupos Especiales de Operaciones de la policía han sido apostados en lo alto de los edificios, armados con potentes armas. Caballos, perros, agentes por el subsuelo,… han transmitido al mundo la imagen exacta de un Madrid ocupado policialmente por la proclamación como Rey de Felipe VI, de quien se intentaba transmitir la imagen de que es un Rey querido por la población.

      No es banal decir que Felipe VI ha comenzado su reinado en el Estado español con detenciones, agresiones y cargas policiales contra aquellos que intentaban mostrar su rechazo a su imposición como monarca. Entre los detenidos, portando una camiseta con la bandera republicana, figuraba Jorge Verstrynge, quien fuera Secretario General de Alianza Popular, antecesor del PP actual y que declaro tras ser puesto en libertad que ‘los detenidos hemos sido tratado como perros’.

        La represión se convierte en la norma con la cual actúa el gobierno ante las protestas y en el caso deldia de la coronación de Felipe VI el caso ha obligado al portavoz de  ‘Jueces para la Democracia’ (JpD),  Joaquím Bosch, a pedir explicaciones al Ministerio del Interior,para “que explique los motivos de las detenciones que se produjeron durante el día de la proclamación”, detenciones que ha calificado de “preocupantes por las crecientes intromisiones en las libertades”.  (www.20minutos.es)

       Como decía el filosofo clásico Spinoza, “ni reír, ni llorar, menos odiar, solo comprender”. Los últimos años, meses y días vienen a demostrar claramente que el factor que será decisivo en toda la situación, para el presente y el futuro, no es la proclamación de Felipe VI, sino que lo determinante en toda la situación será el nivel que consigamos imprimir a la movilización social de masas.

      El mismo día 2, cuando se anuncio la abdicación de Juan Carlos I como Rey, hubo grandes manifestaciones por el derecho a decidir de la población. Y la primera lección de todo lo sucedido desde entonces es que las organizaciones, colectivos sociales y los sindicatos tiene la imperiosa tarea y necesidad de organizar la lucha masiva por la republica y que esta tiene que estar preñada en sus contenidos de un claro programa socialista, para organizar a la sociedad en torno a la satisfacción de las necesidades e intereses sociales de la aplastante mayoría de la población.

     Como decía Machado, “el camino se hace al andar”. Hoy mismo “miles de personas han rodeado los Parlamentos Autonómicos en contra de losa recortes,la pobreza y por el derecho a decidir”, en lo que constituye una clara continuación a la movilización del pasado 22 de marzo, con la Marcha por la Dignidad.  Los manifestantes defienden con firmeza que "el pueblo es soberano,permanece vigilante ante las decisiones que se toman en su nombre”.  Movilizaciones se han vivido en Sevilla, Vitoria, Santiago de Compostela, Zaragoza, Valladolid, Toledo y Madrid.

        La movilización puede y debe remover los cimientos de la sociedad, hacer tambalear nuevamente a la monarquía y con ella al sistema capitalista que representa, precipitando su caída al basurero de la pre-historia.  Esta es la única forma con la que podemos conseguir que el recién elegido por la burguesía como Felipe VI pase a ser reconocible en la historia reciente del Estado español con el sobrenombre de  ‘Felipe VI, el breve’.