A CINCO AÑOS CRISIS GLOBAL CAPITALISTA

· El 15 de septiembre de 2008 la quiebra de Lehman Brothers abrió de par en par las puertas de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos.

· Decían que  ‘no importaba cuánto dinero fuera necesario’ para salvar a los muy ricos, a banqueros y grandes empresarios. Para la mayoría sociedad no hay dinero.

Salvador PEREZ

        Hace unos días se ha cumplido el quinto aniversario del inicio de la actual crisis económica, cuando el 15 de septiembre de 2008 la quiebra de Lehman Brothers abrió de par en par las puertas, de forma sorpresiva, para el inicio de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos. Desde entonces a la mayoría se nos hace muy común escuchar de boca de los economistas y estrategas del sistema las palabras “estancamiento”, “recesión”, “crisis de deuda de los Estados”,.. Todo ello junto a resurgimiento de todas las viejas lacras capitalista: aumento brutal del número de desempleados, reducciones de niveles de vida de la mayoría, empeoramiento condiciones de trabajo y salariales,…

        Los estrategas del capitalismo, que no entendieron en absoluto las bases podridas en las cuales se asentó el auge económico previo, igualmente no fueron capaces de prever la crisis actual que se gesto en la propia dinámica del crecimiento económico previo. Y ello tiene una enorme importancia desde un punto de vista objetivo. En cada giro importante de los acontecimientos, como reconocen los economistas más serios, la ciencia económica burguesa se ha caracterizado por su ceguera, por no comprender nada y sobre todo por ser absolutamente incapaz de ofrecer ni un diagnostico, ni mucho menos una solución a los problemas de la crisis.

        Lehman Brothers era un gigante de la banca norteamericana y mundial. Pero lo aparentemente solido y fuerte, enfrentado a la situación de ingobernabilidad del capitalismo en esta etapa de dominio imperialista, puede ser barrido de la escena de la historia, de la misma forma que una pluma es llevada por el viento. Las hipotecas ‘basura’, aquellas que eran dadas por el sector bancario a cientos de miles, millones de personas, aun a sabiendas de que esos préstamos eran incobrables, en un momento determinado jugó un papel demoledor, llevando al gigante Lehman Brothers a la bancarrota, con un pasivo de unos 613.000 millones de dólares.

          El crédito, los préstamos hipotecarios, que fueron una autentica base del auge económico, de la brutal burbuja especulativa vivida por el sistema, de pronto fue el detonante de la mayor bancarrota bancaria vivida en el mundo hasta ahora. Como decimos, una Institución con presencia en todo el mundo, el LB, que era puesta de ejemplo en el negocio de la gestión, inversión y servicios bancarios en general, e inmobiliarios en particular, de manera sorpresiva colapso, llevando el terror a todo el sistema financiero y a los gobiernos de todo el mundo.

         Este 15 de septiembre de 2008 ha sido visto con mucho más miedo y pavor, en la práctica, que aquel 11 septiembre de los ataques terroristas. La quiebra del gigante bancario LB marco, sin duda, un antes y un después en la situación económica, política y social en todo el planeta. De forma brusca y repentina saltaron a la superficie los problemas, que aparentaban estar en segunda fila, insoluble del capitalismo. Una gran masa de miles de millones de inversiones especulativas, que giraban en torno a una gran nube de préstamos basura, sin valor real, que de pronto era descubierta por los economistas como una ‘gran nube de deuda toxica’. Pero todo ello vendría a revelar algo mucho más de fondo, el agotamiento histórico del capitalismo atrapado por su propia crisis de sobreproducción.

        La teórica fortaleza del crecimiento económico desapareció al instante, dando paso a la entrada del sistema en una nueva situación, que se prolonga hasta nuestros días, cinco años después. Entonces vimos escenas significativas e interesantes de lo que valen las teorías burguesas en economía y sociedad. Los mismos que habían pasado años, décadas, gritando a favor del libre mercado, de la desregularización total de la economía, los mismos que querían ver al Estado lejos de los negocios, estos mismos saltaban gritando llenos de pánicos que los gobiernos, los Estados, debían de salvar a la banca, a la industria, inyectando miles, cientos de miles de millones del dinero público a tapar los robos que durante años habían venido realizando los banqueros y capitalistas, en una economía propia de un funcionamiento de casino.

         De forma paradójica, aquellos que durante años se habían dedicado a decir que habían aprendido del pasado las lecciones de anteriores crisis, incluyendo la Gran Recesión que prosiguió al crack del 29, ahora demuestran que están dispuestos y firmes en conducir a la sociedad por los mismos callejones que una y otra vez han llevado a la sociedad al borde del abismo.

        Todos ellos se lanzaron en una política coordinada a nivel mundial a ‘salvar a banqueros y grandes empresarios’. Inyectando cientos de miles de millones de dólares sobre el sistema financiero e industrial. Pero cuando afirmaban que ‘no importaba cuánto dinero fuera necesario’ para salvar a los muy ricos, estaban ocultando algo que meses después resultaría decisivo en la economía mundial: estaban trasladando la crisis de deuda ficticia del sector privado al público, endosando toneladas de deuda a las arcas de los Estados, que jamás podrán saldar esas deudas desde un punto de vista capitalista.

        En la práctica hace 5 años vimos internacionalmente un proceso generalizado de nacionalizaciones de bancos e industrias, a niveles casi desconocidos. Con la peculiaridad que los gobiernos, desde el de EEUU al conjunto de los de Europa, solo ‘nacionalizaron las pérdidas de bancos y empresas’, que una vez pasaron a engrosar los números rojos de los déficit de las arcas públicas, los gobiernos devolvieron esos mismos bancos y empresas a los delincuentes llamados banqueros y empresarios que habían gestado el desastre.

        Y estos mismos generosos gobernantes, generosos para los banqueros y grandes empresarios ladrones, no dudaron acto seguido en decirnos a la mayoría de la población que para nuestras necesidades no existe dinero. Se instauro y esta instaurada la política criminal de la llamada ‘austeridad’. Con el pretexto de la deuda los gobiernos de la clase dominante están metiendo el cuchillo a fondo, acabando conquista por conquista todos los avances sociales de décadas de luchas de la clase trabajadora a nivel internacional. Sanidad, educación, pensiones, prestaciones al desempleo,… todo está siendo desmantelado para afrontar la montaña de deudas que generaron única y exclusivamente los Consejos de Administración de los grandes bancos y monopolios a nivel mundial.

        En los últimos cinco años hemos sido testigos de una contraofensiva brutal en la eliminación de los presupuestos sociales en todos los países, al igual que en los derechos laborales y salariales de la aplastante mayoría de la población. Esto ha tenido un claro efecto en reducir los niveles de vida generales de la población, donde capaz cada vez más amplias están entrando en condiciones directamente de miseria y barbarie capitalista. Y esto no es secundario, ni mucho menos, sino que como veremos juega un papel central a la hora de retroalimentar el propio ciclo recesivo, que puede acabar llevando a la economía mundial hacia una tremenda depresión.

        Aquellos que claman por políticas de tipo keynesiano en estos momentos parecen olvidar algo central: el auge económico que vimos hasta el 2008 estuvo asestado en políticas económicas y monetarias que serian las que la clase dominante deberían utilizar ahora en la recesión. El recurso al crédito, al endeudamiento se utilizo para llevar el crecimiento mas allá de sus límites naturales en esta etapa del desarrollo capitalista y ahora esa política esta descartada como inviable. Simplemente sobran toneladas de déficit, de deudas.

         Pero la otra cara es que cuanto más reducen la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, más profundidad están dando a la propia recesión de la economía real, que esta desplomada ante el colapso del consumo en todo el mundo. Esta es la característica central de las economías de EEUU, Europa, Japón y hacia dónde se dirige como un buque al cual no es posible cambiar el rumbo China al frente de todas las economías de los paises0 llamados emergentes. Sin consumo no hay producción, sin producción hay desempleo masivo, el cual junto a las políticas de austeridad de los gobiernos, reduce mas el consumo y este la producción capitalista, en una autentica pescadilla mordiéndose la cola.

           Cinco años después del inicio de la crisis podemos concluir que las cosas a nivel de la economía mundial no están mejor, sino que continúan acumulándose contradicciones que parecen indicar que llegados a un punto todas esas contradicciones marcaran un nuevo giro hacia una depresión económica mundial, en donde convergerán las economías norteamericana, europea, asiática y del conjunto de los paises0 emergentes que hasta ahora disfrutaron de un cierto respiro.

        En los últimos cinco años el mundo se volvió más inseguro desde todos los puntos de vista. La inestabilidad es la tónica general y el nerviosismo y la falta de confianza de la clase dominante mundial en su propio sistema es elocuente. Hemos visto hasta ahora enormes acontecimientos, como la revolución en los paises0 árabes y proceso de duras luchas sociales en país tras país, con el llamado movimiento de los indignados que han sacudido desde Madrid a Nueva York.

         Estos han sido los primeros síntomas que han anticipado que la sociedad ha entrado en un nuevo periodo histórico, en el cual la lucha de las masas deberá encontrar el camino, abriendo paso a la necesidad, que les conduzca a poder acabar con la negra existencia de un sistema socioeconómico anacrónico y caduco, dando paso a un nuevo estadio social, en donde la economía este en manos de la mayoría de la sociedad, al objeto de satisfacer las necesidades de esta mayoría. Los cinco últimos años del capitalismo demuestran que esperar que este sistema encuentre una salida progresista a sus problemas es simplemente una utopía reaccionaria.