Lucha de Clases, Métodos de Lucha e Individuos

“La emancipación de la clase obrera es tarea de la propia clase obrera”

* Cristina Cifuentes, Delegada Gobierno Madrid, sufre un grave accidente, pero atendida en un Hospital Público no ha muerto.

* A propósito de Cristina Cifuentes: queremos acabar políticamente con ella y el gobierno PP, con la movilización y la lucha social.

Salvador PEREZ

         Los marxistas deseamos cambiar la realidad mediante la movilización consciente de la clase trabajadora, la juventud y el conjunto de los desfavorecidos de la sociedad. El socialismo científico defiende, pues, que la transformación de la sociedad es tarea del conjunto, de la aplastante mayoría de las masas que componen la población. “La emancipación de la clase obrera es tarea de la propia clase obrera”. Por ello no compartimos las ideas y los métodos de aquellos que creen que mediante acciones individuales, incluyendo la eliminación física de altos cargos, personalidades o elementos de la policía y del ejercito, pueden ‘hacer el trabajo de las masas’.

        En primer lugar, para el sistema siempre es fácil, muy fácil, sustituir a una persona, o a un conjunto de ellas, por otras diferentes, que harán la misma práctica que el sistema les indica. En segundo lugar, las acciones ‘individuales’, por muy heroicas incluso que puedan parecer en un momento determinado, no ayudan en nada a elevar la conciencia de clase de los oprimidos, de los trabajadores y por tanto son contrarias a la causa del socialismo científico, que como hemos dicho plantea la lucha en términos de participación consciente de las masas en la lucha por su propia liberación. En tercer lugar, estas acciones en última instancia solo proporcionan ‘municiones’ a la propia clase dominante a la hora de reprimir las acciones de movilización y lucha de los oprimidos, con la justificación de la ‘violencia’.

       Todo lo anterior lo planteamos para explicar que para los marxistas los acontecimientos sociales no tienen una base fundamental en la ‘moral burguesa’, en los sentimientos inclusive. Para alguien que apuesta por cambiar la sociedad, en última instancia todo está supeditado a la respuesta a una pregunta simple, pero dialécticamente compleja: ¿ayuda o perjudica al proceso de la toma de conciencia de las masas en la idea de que tienen que intervenir en la lucha por cambiar la sociedad?

        En última instancia un análisis serio de la sociedad y de los diferentes acontecimientos en el devenir diario de la lucha de clases nos demuestra que los problemas no proceden de la acción de las personas, incluyendo los gobernantes, sino que todo está dominando por la existencia de fondo de un sistema socioeconómico, el capitalismo, que se basa en la opresión del hombre por el hombre, de la clase trabajadora por la clase dominante, la burguesía.

        Es en esta lucha entre el capital y el trabajo en donde surgen todo tipo de emociones de clase en la sociedad: por supuesto existen una gran mayoría de los grandes empresarios que ‘odian’ a los sindicatos, a los defensores de la causa de los trabajadores y ello en muchas ocasiones lo materializan en odio hacia determinados dirigentes sindicales o de izquierdas, a los que tienen la costumbre de difamar, amenazar con meterlos en la cárcel (tenemos el ejemplo vivo ahora con los dirigentes del Sindicato Andaluz de Trabajadores, cuyos dirigentes tienen abiertos procesos judiciales y a los que intentan acobardar, bajo amenazas de fuertes multas y cárcel).

       Los empresarios expresan muy gráficamente el ‘odio de clase’ contra la organización de los trabajadores en sus empresas planteando el despido de los mas luchadores. Inclusive utilizando casi siempre falsos argumentos legales, cuando no fabricando pruebas por los motivos más repugnantes para quitarse a esos trabajadores de sus plantillas. Personalmente pude presenciar como una empresa en Vitoria (Euskadi-España), en el año 1990, cada vez que un trabajador se movía para presentarse por un sindicato como delegado de personal, misteriosamente aparecían en el vehículo del trabajador ‘objetos’ que la empresa decía había ‘tobado del taller’. Despedido sin más, por ‘robar a la empresa’, cosas que la misma empresa había puesto en el coche del trabajador.

       Evidentemente es normal que en el otro polo de la sociedad también nazca sentimientos de odio de clase en contra de los explotadores de los trabajadores, bien sean directamente hacia los dueños de las empresas, el conjunto de los dirigentes empresariales que defienden mas y mas ataques, recortes, laborales, sociales y salariales, al tiempo que piden insistentemente capacidad para ellos aumentar el grado de explotación de la mano de obra.

       Es claro que ese ‘odio de clase de los trabajadores ‘suele igualmente personificarse en los gobernantes de turno, ya sean ‘democráticos’ o de puras y duras dictaduras militares. A pesar de que la clase obrera vivía en aquellos momentos un proceso de luchas ascendentes que acabarían con tirar al suelo al franquismo, de que el grupo ETA no tena apoyos de masas en esos momentos, ni a sus acciones ni a su política, ni en Euskadi, ni mucho menos en el resto del Estado español, la gente sintió una especie de, vamos a llamarla alegría, cuando escuchaba las noticias por radio o televisión de que una bomba había acabado con la vida del ‘delfín’ del dictador Franco, el Presidente Carrero Blanco, cuyo coche voló por los aires por una bomba de ETA. ¿Esa alegría era apoyo a ETA y sus métodos?, no. Era alegría por la desaparición de un tirano, representante de la clase social dominante.

       En estos días hemos tenido las noticias en torno al accidente de moto de la Delegada del Gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes. Ha sido un accidente muy grave, que la ha llevado directamente a la Unidad de Cuidados Intensivos y a tener que ser intervenida quirúrgicamente. Su vida aun está en peligro, Nos castigue dios si mentimos, pero no nos alegramos de males personales en el terreno de la salud de nadie, de Cifuentes tampoco.

       Aunque esta Sra. se ha ganado un clarísimo odio de clase, como máxima responsable de la represión policial que han sufrido las luchas celebradas en la Comunidad de Madrid. Ella ha mandado a los antidisturbios a repartir golpes a diestro y siniestro a los manifestantes. Ella es la promotora de una autentica sangría económica a los luchadores, en forma de sanciones económica aplicadas a los luchadores de Madrid, casi siempre hemos de decir utilizando la mentira y las acusaciones falseadas por informes policiales, que suponemos están en relación a la política ordenada por la misma Cristina Cifuentes.

        La Delegada del gobierno de Madrid, al parecer muy apreciada y querida por todos los sectores reaccionarios del mundo mundial, del PP y los círculos próximos al partido del gobierno, a vertido numerosas acusaciones falsas sobre los luchadores, tanto colectiva como individualmente, llegando a acusar a la Plataforma de Afectados por las Hipotecas como meros ‘terroristas’, por ejemplo. ¿Qué sentimientos puede generar actitudes y políticas como las que ha llevado adelante Cristina Cifuentes como máxima representante del gobierno reaccionario del PP en Madrid? La respuesta creemos está en la mente colectiva.

       La Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, de 49 años, iba como es su costumbre, en una moto de grandes cilindradas, cuando a las seis de la tarde fue envestida por un conductor que conducía un BMW, en un cruce al parecer no con mucha visibilidad (pero vaya con las casualidades: una moto de grandes cilindradas embestida por un BMW, un coche costoso. (No la embistió un Opel Corsa, sino fueran afirmado que había sido un acto premeditado del conductor se izquierdas contra la Delegada del Gobierno). El primer parte médico sobre Cristina Cifuentes, facilitado en mismo día del ingreso, a las 20.30 horas, afirmaba textualmente que “Cifuentes sufre un traumatismo torácico grave que requiere intubación oro-traqueal y conexión a ventilación mecánica"… “Las pruebas demostraron que Cifuentes no sufre daños cerebrales o neuronales. No obstante el fuerte impacto que sufrió en el tórax le provocó la rotura de varias costillas y le afectó al pulmón y a la zona que protege el corazón”.

       En una de estas enormes contradicciones de la vida, que en última instancia es movimiento dialectico, Cristina Cifuentes fue inmediatamente ingresada, en estado grave en la Unidad de Medicina Intensiva, del hospital de La Paz. Unos de los hospitales públicos en Madrid que quieren entregar a los empresarios pirañas de la sanidad privada. Cristina fue ingresada en un Hospital público, los mejores que sin duda existen en el Estado español, en vez de uno privado. Una defensora e impulsora de la privatización sanitaria en España, está viendo salvada su vida por profesionales de un Hospital Público, La Paz, que está en los planes privatizadores. Su vida que pendía de un filo hilo en los primeros momentos y sobre todo de la asistencia médica de buenos profesionales, que recibió por supuesto de los grandes profesionales que trabajan en la sanidad pública, en el Hospital La Paz de Madrid...

        Como no le deseamos la muerte, pero nos importa absolutamente un carajo su evolución hacia la curación, solo queríamos comentar como ‘una de las enemigas del personal sanitario de Madrid ha sido atendida por esos trabajadores sobre los que pende un hilo el que incluso puedan mantener sus actuales condiciones laborales’ y sin embargo ahí está siendo puesta fuera de peligro para su vida. Nosotros no queremos acabar con Cifuentes como persona, sino acabar con ella como política que aplica salvajes políticas en contra de los trabajadores y los oprimidos de la sociedad de Madrid. En última instancia queremos acabar políticamente con el gobierno del PP.

        La delegada del Gobierno en Madrid ha recibido la visita de numerosos compañeros del Partido Popular y miembros del Gobierno, entre ellos la de la vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, además de la alcaldesa de Madrid, la impresentable políticamente Ana Botella y del actual Presidente del gobierno regional de Madrid, Ignacio González. Vaya algo no ‘normal’, que tantos reaccionarios acudan a un Hospital Público, que quieren entregar a manos de los tiburones del negocio sanitario privado.

        Pero la presencia de Cristina Cifuentes en La Paz no ha pasado desapercibida tampoco por sus no tan amigos, los trabajadores y usuarios de la sanidad pública de ese hospital. Ellos están en el lado contrario de la barricada en la que está instalado el gobierno del PP, la del servicio a los poderosos y desde hace meses están movilizándose y luchando en contra de los planes del gobierno, al que pertenece Cristina Cifuentes, de privatizar la sanidad, en la lucha conocida como ‘Marea Blanca’.

        Como cada jueves de cada semana, los trabajadores del Hospital General de La Paz se han concentrado a las puertas del Centro Hospitalario. Más de un centenar de trabajadores del hospital de La Paz repartían hojas informativas en las puertas del hospital contra la privatización de la sanidad madrileña. Pero este jueves ha sido distinto, por el ingreso de Cristina en el centro, hecho ante el cual los trabajadores del hospital público han aprovechado para pedir que Cristina Cifuentes se vaya de dicho hospital a uno privado.

        Los asistentes concentrados han estado coreando consignas en el exterior del hospital y han pedido que "Que se vaya a la privada", "no queremos pagar su deuda con Sanidad y Educación" o "estas son las manos que te cuidan". Esto está claramente impregnado por sentimientos y reivindicaciones justas de los trabajadores, en el contexto del ataque que estamos sufriendo todos en forma de brutales recortes y privatizaciones de la sanidad y la educación pública. Los mejores tratamientos y diagnósticos en España, hasta ahora, se hacían en la Sanidad pública, que era todo un ejemplo de sistema sanitario a nivel mundial. El gobierno del PP, Cristina Cifuentes forma parte de el como su responsable en Madrid, está dispuesto a desmantelar ese sistema ejemplo de sanidad en todo el mundo.

        Pero es aquí precisamente en donde enlazamos con la primera parte de nuestra exposición. La salud de Cristina Cifuentes nos importa en realidad un carajo. Suponemos que a los suyos, a su marido, hijos y demás, junto a sus compañeros de tropelías en el PP, les importara muchísimo más que a nosotros. Porque nosotros, sin desearle la muerte, ni mucho menos, queremos acabar con la presencia en política de Cristina Cifuentes, quien ha demostrado en los dos años que lleva en la Delegación del Gobierno en Madrid. Además de su afición a conducir motos de grandes cilindradas, ha demostrado también sistemáticamente ser una absoluta reaccionaria políticamente.

        Queremos poner fin al gobierno del PP, al gobierno del nuevo ‘Bienio Negro’ español, sustituyéndolo por uno de izquierdas que lleve a la práctica una genuina política de izquierdas. Porque nuestro planteamiento no puede pasar por sustituir a Cristina Cifuentes por otra persona igual o incluso aun peor, en ideas reaccionarias. Y candidatos y candidatas seguro que no faltan. Dentro de las filas de PP y sus proximidades, algunos se estarán frotando las manos alegremente, aunque fijan alguna ‘pena por Cristina’, en la esperanza de que el puesto que ella ocupa pueda recaer sobre alguna de esas personas.

       Nosotros tenemos la tarea que adquiere muchísima más relevancia que todo esto. Nuestro objetivo, en la medida en que otra cosa nos parece en la izquierda políticamente incorrecto, influidos algunos de los dirigentes por el enorme peso de lo que el marxismo denomina ‘el cretinismo parlamentario’, no es poder ‘cambiar cada cuatro años a los tiranos que nos gobiernan’, en palabras de Lenin.

       Nuestra verdadera tarea histórica, la que tenemos por delante, consiste en cambiar de forma definitiva y sin vueltas atrás, el orden social imperante, mandando al capitalismo al cubo de la basura histórica e implantando una sociedad armónica, basada en la lucha por la igualdad y la justicia social, que nosotros denominamos como socialismo.

Salud y revolución.