Pretendido ‘fin de la crisis’ y la realidad de Europa

* Como ‘agua de mayo’, la clase capitalista necesita vender la propaganda de que ‘la crisis está acabando’

* Mediante la lucha, cambiar la sociedad poniendo fin al Sistema enfermo, sustituyéndolo por una sociedad basada en la justicia y la igualdad social.

Salvador Pérez

        La crisis económica del capitalismo europeo continúa con sus alas desplegadas al viento. País tras país, nada estable está quedando a los pies de la clase dominante, ultima responsable en sí de la crisis de SU SISTEMA socioeconómico. La inestabilidad y la crisis en todo el continente esta trasladada también social y políticamente. Si fuera cierto lo que dicen algunos estúpidos economistas burgueses, de que ‘todo lo determina la confianza’, podemos concluir que estamos ante la antesala de una tremenda explosión social revolucionaria.

        Para hacernos una idea aproximada de las tremendas turbulencias que se están desarrollando en el interior de la sociedad, decir que según el “Barómetro de Confianza Institucional”, que realiza cada Trimestre Metroscopia, en España, arroja datos esclarecedores, que certifican que la confianza de los ciudadanos en todo lo que se sustenta y mantiene en pie al sistema esta a niveles históricos mínimos. La confianza en el Parlamento es menor del 24%, en los Bancos menos del 15%, en el gobierno menor del 21%, en los partidos políticos menos del 12% y en los políticos en general menos del 6%.

       Gobiernos, instituciones, estrategas del sistema de todos los ‘istas’,… se aferran a la ilusión, a la esperanza de que las cosas mejoren, que la crisis económica toque fondo y asistamos a una recuperación de la economía, como única forma de devolver las aguas turbulentas al rio. Esta y no otra es la campaña propagandística que hemos visto estos días en los medios de comunicación burgueses anunciando que “Europa sale de la recesión”. Apoyándose en los endebles y raquíticos últimos datos de EUROSTAT, según ellos porque el PIB de la zona euro ha crecido un 0,3%, gracias sobre todo a los datos en Alemania y Francia en el último trimestre.

       Pero como dice el refrán, ‘una golondrina no hace primavera’. Es claro y evidente que en el último trimestre los datos económicos en Alemania y Francia han reflejado tasas positivas, raquíticas, pero positivas, que contrastan con la línea general de tasas negativas en la economía de toda la zona euro, no de un trimestre, sino de todo el conjunto de los anteriores trimestres del año. Pero, ¿los últimos datos indican eso, que Europa sale de la crisis?

       Pues simplemente hay que tener muchas ganas de ver que ello es así para afirmarlo y sobre todo muchas ansias por que ello ocurra. Igual la Sra. Merkel necesitaba de esos datos, de esa propaganda para las elecciones que están celebrándose en Alemania. ¿Vuelve la economía pues a la senda creciente de mayor actividad económica y ello se concretara en creación de empleo? Pues tenemos mucho más que serias dudas al respecto.

       Los marxistas, a diferencia de los reformistas y los ultraizquierdistas (a ambos polos distantes les gusta ver la realidad bajo el prisma de sus deseos subjetivos; los reformistas todo lo quieren ver positivo y los ultraizquierdistas en negativo; al creer ambas tendencias que ello justifican sus ideas) nos gusta ver la realidad objetiva tal cual es. Los análisis basados en la realidad es lo único que puede permitirnos comprender y prepararnos para los procesos que tienen lugar en la sociedad.

     Afirmar alegremente de que “Europa sale de la recesión”, basándose en los últimos indicadores del trimestre del PIB, el cual refleja un montón de variantes que pueden llevar a equívocos, va mas allá de la realidad, para poder convertirse en un simple ‘sueño’. En un trimestre el PIB de toda una zona económica, como en este caso es la eurozona, puede ver sus indicadores afectados por muchas variantes, incluyendo las de tipo estacional, que una vez pase puede devolver esas cifras a los indicadores negativos y de empeoramiento general de la economía. Es por ello que una cosa es que aumente el PIB (un mísero 0,3%, insuficiente para nada) y otro bien distinto que ello indique que realmente la economía sale de su crisis.

       En todo caso, con una situación en donde las fuerzas productivas en Europa están funcionando por debajo del 67 por ciento de su capacidad, de lo que podrían hacerlo, la tasa de crecimiento del PIB del último trimestre, que solo es positiva en ese mísero 0,3 por ciento, se debe fundamentalmente a dos cosas: por un lado, el crecimiento en sectores concretos de la economía, que están condicionados por la época estacional del año, y por otro sin duda a la incidencia de la tendencia oficial de las instituciones (gobiernos, oficinas estadísticas de la Unión Europea) de falsear los datos estadísticos para aproximarlos a sus deseos.

       Y si no, unas respuestas deberían darnos a las siguientes preguntas: ¿está creciendo el empleo o continúa destruyéndose en estos momentos?, ¿están aumentando los ingresos, fruto de ese hipotético crecimiento del que hablan, para la mayoría de la sociedad o continúa disminuyendo fruto de la política de reducción de salarios y de prestaciones sociales que se aplica en toda Europa?

        Para el crecimiento económico capitalista necesita de un aumento del consumo y este está condicionado por los niveles de vida de las masas. Los datos vienen a confirmar que los salarios directos e indirectos de la mayoría de la población europea continúan retrocediendo y ello se concreta en menor consumo y por tanto en destrucción de capacidad productiva instalada, en crisis y recesión económica. Es sabido que los capitalistas no invierten por invertir, sino para obtener suculentos beneficios. ¿Para que debieran invertir cuando tienen una parte de su capacidad productiva inutilizada y el consumo continúa colapsando?

          Pero la otra pregunta que nos hacemos es ¿Cómo pueden hablar del fin de la recesión con una tasa que han hecho pública del 0,3 por ciento? Cualquier observador de la economía sabe que serian necesarias tasas, sostenidas, de crecimiento mucho mas importantes, algunos hablan del 5 por ciento, para que la destrucción de empleo se frene y comiencen a construirse algunos. De cualquier forma, las previsiones oficiales de los estrategas de la burguesía, en los mejores de los escenarios, como a ellos les gusta hacer sus hipótesis que tienen que corregir a peor siempre, nos hablan de que a final de 2013 tendremos una Tasa de crecimiento económico en la eurozona del -0,6 por ciento. Si, así como se lee, en negativo.

         Pero además y añadido a todo ello, los que gritan eso de ‘salimos de la crisis’ no explican que la eurozona es ante todo y sobre todo una zona de desarrollo económico desigual capitalista. Por ello, ¿donde están los datos para tan desmesurado optimismo?: mientras en Alemania y Francia el último trimestre ha reflejado tasas de crecimiento del 0,7 y del 0,5 por ciento respectivamente, en el resto el registro general ha sido negativo. Italia y España han reflejado, en este mismo trimestre, unas tasas respectivamente del -0,2% y el -0,1%, en una coyuntural anual del -2% y un -1,7% respectivamente.

         Concluimos afirmando que nada indica que existan motivos serios para que los gobernantes, los estrategas del capital y sus plumíferos a sueldo en los medios de comunicación lancen las campanas al vuelo de alegría. El consumo, el mercado laboral, los niveles de vida reflejo de la tendencia a reducir los salarios y presupuestos sociales, el acceso de la población al crédito,… todo por el contrario está empeorando la situación. Estos vendedores de ilusiones nos deberían decir ¿Cómo esperan que por simple inercia económica la crisis desaparezca, cuando ellos están propiciando políticas que empujan hacia unas mayores dosis de depresión económica y social?

         Frente a toda esta campaña interesada en hacernos creer que ‘lo peor de la situación ya paso’, en una política burguesa que se expresa y apoya en el viejo poema de Calderón de la Barca, ‘La vida es sueño’, es necesario que la mayoría de la sociedad nos preparemos para dar una respuesta justa a las pretensiones de la clase dominante y sus gobernantes de devolvernos a las condiciones de vida propias de los siglos XVIII y XIX, cuando el capitalismo tenía un funcionamiento que se regía por ‘la ley de la selva’.

          Toda la situación económica en Europa esta cogida por delicados y débiles alfileres, que caerán a la primera de cambio. Estos días mismo hemos visto nuevas y fuertes caídas en la bolsas de todo el mundo ante el redoblar de los tambores de guerra imperialista contra Siria. Ayer las bolsa española perdió mas del 2,6 por ciento, ante los rumores crecientes del ataque a Siria, pero además por el informa de previsiones de Moody's, quien descarta categóricamente que el PIB de la periferia del euro vuelva a los niveles previos a la crisis hasta 2016 ó 2017, al igual que la obligada revisión que han tenido que hacer las autoridades del dato del PIB español, mucho peor de lo esperado. Un ‘accidente’ puede estar en el orden del día y empujar bruscamente toda la situación hacia el caos general y la bancarrota. De nuevo la palabra ‘rescate’ la comenzaremos a oír con frecuencia.

          Cualquier hecho, que en el pasado fue perfectamente asumido por el Sistema en su etapa de boom económico, ahora puede ser decisivo para que veamos un colapso global de la economía mundial, comenzando por Europa. Tal perspectiva solo puede significar en la practica mas y mas barbarie, sufrimientos para la mayoría de la población, los trabajadores, la juventud y los mas desfavorecidos de la sociedad. Un precio que habremos de pagar en pro de los beneficios privados de unos pocos de ricos, verdaderos parásitos en un amplio sentido, del conjunto de la sociedad.

         En esta situación quien espere, como parece ser el caso de algunos dirigentes sindicales y políticos reformistas de derechas, que la sociedad permanezca como si nada está equivocado al ciento por ciento. La lucha es necesaria y en ultima instancia inevitable. En estas condiciones son inevitables que se desarrollen procesos que llevan hacia fuertes explosiones sociales, a procesos de revolución y contrarrevolución. De nuestra capacidad, desde abajo, de organizarnos y movilizarnos en base a un programa correcto de lucha por cambiar la sociedad, dependerá todo el resto de consideraciones.