Wutbürger - (‘ciudadano enfadado’)

’ALEMANIA VA BIEN’, LOS ALEMANES NO TANTO  

 

                 En pleno auge de la economía mundial, cuando Aznar gano las primeras elecciones generales para el Partido Popular, la derecha española puso de moda el “España va bien”. Subidos al crecimiento económico internacional dieron rienda sueltas a una loca política de privatizaciones, del llamado ‘pelotazo rápido’ (beneficios brutales casi instantáneos basados en la especulación bursátil y del ‘ladrillo’). 

 

         La política del crédito fácil fue alentada para auspiciar el consumo y al calor de ello, de las 'hipotecas para todos', el sector de la construcción. Pusieron los precios de las viviendas en el ‘reino de las nubes’. Dentro del por si irracional sistema capitalista, la economía parecía funcionar bien, dando la falsa ilusión de que “España iba bien”, sobre todo para los poderosos.
 

                Toda aquella política, situación del crecimiento internacional, trajo los lodos actuales, con la profunda y larga crisis económica que vemos desarrollarse desde 2007 a nivel internacional y que ahora, aquellos que recogieron y disfrutaron de sus beneficios, la clase dominante, está imponiendo que paguemos los más débiles.  Aquellos que más gritaban que dejaran al ‘mercado’ a su aire, ahora gritan a los Estados que de los impuestos de los más débiles, los trabajadores, se pongan ‘paquetes de rescates’ para evitar las quiebras bancarias y financieras.
 

‘España,  ¿ iba bien’ ?

          
              La economía española iba tan bien que ahora soportamos, en un proceso que aun no tocó fondo, un 21 % de desempleo, un decrecimiento de la economía (en lenguaje concreto una destrucción de capacidad productiva instalada) y todo ello acompañado de la ‘vieja canción’, bien conocida del movimiento obrero: sacrificios, sacrificios y sacrificios, basados en recortes de todos los aspectos de las políticas sociales y salariales.
 

               Pues bien, irónicamente ahora es la derecha alemana la empeñada en decir una y otra vez que ‘Alemania va bien’. Y a pesar de que la mayoría de los alemanes no están muy de acuerdo en ello, personajillos de segunda fila como Zapatero acompañan a Ángela Merkel es esa afirmación. 
 

               Nos explican, aunque no nos convenzan, que ‘Alemania va bien’ porque hizo los deberes con prontitud y en la linea correcta, los deberes de los ajustes sociales. Pretenden hacernos creer, que debemos aceptar que los de siempre, los más débiles de la sociedad, tenemos que pagar como inevitables los ataques sociales que ya han realizado y tienen en agenda realizar. 
 

              Hay un viejo refrán español que dice que ‘se coge antes a un mentiroso que a un cojo’. Lo vamos a ver, con la realidad de los datos y cifras, el argumento supremo de la verdad concreta, ya que en la verdad absoluta no creemos. Vamos a ver en qué consiste el milagro alemán, la verdadera cara de las cosas.
 

‘Alemania va bien’

           
                 Alemania creció en los últimos meses a un ritmo del 3,5%, que comparado con situaciones de estancamiento de la economía española, o los permanentes mensajes de quiebras de países de la zona euro, tiene un alto significado. Pero a pesar de ello, o mejor dicho sobre la base de esta cifra de crecimiento se encierran otras que ponen los pelos de punta, sobre todo porque estamos hablando de la primera potencia económica de Europa. 
 

             En estos momentos en Alemania existe un paro oficial del 7 por ciento, lo cual es muy bajo si lo comparamos con otros países, sobre todo del 21 por ciento español dicho anteriormente. Es un desempleo verdaderamente moderado, si fuera cierto. Pero mucho nos tememos, que como ocurrió con los datos económicos que facilitaba el gobierno griego antes de salir toda la bancarrota a la superficie, estos datos de desempleo esconden una realidad bien distinta. Veamos.
 

            Como resultado de quince años de políticas de ataques a los trabajadores y sus conquistas históricas, en Alemania han crecido enormemente las desigualdades sociales y la precariedad laboral se extendió en los últimos años de forma alarmante... Alemania siempre fue un país socialmente muy nivelado y laboralmente sólido y seguro, mucho más que la media europea. La ruptura actual con este pasado ha supuesto de hecho una regresión que corroe los fundamentos del consenso social.
 

           En el país de la seguridad laboral, un 22% de la población está hoy empleada en condiciones precarias y las cifras de paro son tan relativas como las que los griegos dieron en su día sobre sus cuentas. Oficialmente hay 3 millones de parados, pero no se cuentan las personas mayores de 58 años y las que figuran como no contabilizables. Tampoco entran en la estadística determinadas categorías no aseguradas, quienes asisten a cursillos de formación e integración, así como los parados que buscan trabajo mediante agencias privadas de empleo.
 

            Así que la cifra de parados ya asciende a 4,1 millones. A estos habría que sumar otros 1,2 millones de personas que buscan trabajo sin estar registradas en las oficinas de empleo, porque no tienen derecho a subvención alguna. Y finalmente habría que incluir esta consideración, de parados, a "4,2 millones de personas que trabajan involuntariamente a tiempo parcial, o que ganan tan poco que su salario no les alcanza para vivir". Todo ello en cuenta, "el subempleo alemán afecta a 9,5 millones de personas, es decir tres veces más que lo reconocido por la cifra oficial de parados", explica a La Vanguardia Dierk Hirschel, economista jefe de la Federación Alemana de Sindicatos (DGB).
 

         Entre 1996 y 2010 el número de trabajadores temporales se ha multiplicado por cuatro, pasando de 180.000 a 800.000, y afecta cada vez más a personas cualificadas. Uno de cada dos trabajadores alemanes recibe inicialmente un contrato temporal. "El empleo temporal repercute negativamente en el bienestar de las personas e influye en su sentimiento de exclusión social”.
 

             A todo ello debemos sumar que desde 1990 hasta hoy, los impuestos a los más ricos bajaron un 10%, mientras que la imposición fiscal a la clase media subió un 13%. En veinte años la clase media se ha reducido, pasando del 65% a englobar al 59%. Los salarios reales se han reducido un 0,9%, mientras que los sueldos superiores y los ingresos por beneficios y patrimonio aumentaron un 36%. En 1987 los directivos de las principales empresas (índice DAX) ganaban como media 14 veces más que sus empleados, hoy ganan 44 veces más. Incluso en Alemania, la clase media está descubriendo la precariedad laboral.
 

            Podemos concluir pues que ‘el denominado milagro alemán’ para salir de la crisis se está fundamentando en un claro empeoramiento de las condiciones laborales, con mas precariedad y mayores ritmos de trabajo como forma de aumentar la productividad de las empresas, junto con peores condiciones salariales y de prestaciones sociales. Y todo ello es la base material sobre la que se cimentará una explosión social en Alemania en los próximos meses.
 

Wutbürger

        
              El termino que se puso de moda ahora en Alemania es "ciudadano enfadado" (Wutbürger), que ha sido declarada la "palabra del año". Puede que Alemania vaya bien, sobre todo comparada con la Europa del sur, pero los alemanes no van tan bien.
 

           Los alemanes expresan una comprensión extremadamente crítica de la situación en la que se encuentra su país, tal como muestra una encuesta conjunta de la Universidad de Hohenheim y la banca ING-DiBA de Fráncfort,  que acaba de divulgarse. Pagar por los errores de otros es el asunto central de esta irritación nacional.
 

         Tres de cada cuatro alemanes (74%) creen que la política sirve a los intereses de las finanzas y la mayoría no cree que la política haya controlado la crisis financiera. Casi dos tercios opinan que sus políticos son incompetentes y los financieros irresponsables. Tres cuartas partes de los encuestados (74%) dan por hecho que los políticos están más pendientes de los intereses del sector financiero que de los contribuyentes. “La desconfianza hacia los políticos y el sector financiero se extiende por igual entre toda la población".
 

          Los alemanes han pagado 480.000 millones para evitar la quiebras de sus bancos, más la parte que les corresponde para salvar el Euro, que igualmente estaba relacionado directamente con sus propios bancos y los de otros países. La exposición de los bancos alemanes en deuda pública griega, portuguesa, española, italiana e irlandesa ascienda a 612.000 millones de dólares.
 

           Alemania es la economía más fuerte de la zona euro, por tanto la que más se ha beneficiado de la integración europea, que facilita sus exportaciones al resto de los países. Pero la actual crisis, en donde países enteros, no ya bancos, están amenazados con la quiebra por sus altos déficits está suponiendo que la UE, junto a los demás organismos internacionales como el FMI, tengan que estar constituyendo ‘fondos de emergencias’ enormes para evitar estas quiebras. 
 

          En este contexto es inevitable que como primera potencia Alemania este aportando una parte considerable de estos fondos de rescates, lo cual hace que surja la inevitable pregunta en los alemanes: ¿tiene sentido que paguemos los desaguisados de los demás, cuando en Alemania están siendo recortado los derechos sociales?. La continuidad del Euro como moneda común, de la propia UE, está siendo cuestionada en estos momentos y aun podría serlo mucho más en los próximos meses.
 

         Hasta ahora han podido ‘salvar la situación’ en los casos de Grecia e Irlanda. Incluso todavía es posible salir al rescate de Portugal, que podría representar un monto de unos 75000 millones de euros. Por cierto, que pese a esos ‘fondos de rescate’, que han ido a parar a los bolsillos de los banqueros fundamentalmente, la situación es tal que estos países podrían entrar en QUIEBRA FINANCIERA de todas formas.

           No se trata de que un análisis marxista de la situación lleve al pesimismo, sino de apreciar objetivamente la situación de la economía real. Los estrategas más importantes del Capital están llegando a las mismas conclusiones, aunque después de ver sus ideas anteriores en el cubo de la basura de los absurdos. Así, el Director General del FMI, Strauss-Kahn, en una reciente Conferencia en en la Universidad George Washington, alertó de que la situación económica global todavía es "frágil y desigual" y afronta una "gran incertidumbre".

          Con respecto a Europa, este servidor del imperialismo llega a las mismas conclusiones ‘pesimistas’ ante el futuro de la Unión Europea, aunque no se atreva a decirlo con las mismas palabras. Ante esto dijo lo siguiente:  “El responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn dijo hoy que el progreso "parcial" y "poco sistemático" en la crisis europea plantea un riesgo "clave" para los países más afectados y para la recuperación de Europa en su conjunto”. "Europa necesita una solución integral, basada en la solidaridad pan-europea, para hacer frente a los problemas persistentes en el sector financiero y con la deuda soberana", afirmó el director gerente del FMI” (www.eleconomista.es).

           Pero llegado el turno de España, esto será muy diferente. La economía española tiene mucho más peso en la UE y posiblemente las ‘necesidades’ del monto de rescate sean astronómicas, comparadas con las vista hasta ahora. Es probable que ni Alemania (o sea la UE), ni el FMI puedan hacer frente a esas enormes deudas de las finanzas españolas.
 

          Otro aspecto, importantísimo, es que para poder acceder a las ayudas de estos rescates a los países, la UE y el FMI han impuesto a los gobiernos condiciones draconianas, de recortes y ataques a los trabajadores. Estas ya han sido, están siendo, contestadas por el movimiento con fuertes movilizaciones, con un incremento de la lucha de clases que parecía ya cosa de otros tiempos en Europa.
 

          Hemos de augurar que los próximos meses, al calor de la situación objetiva, habrá nuevas y radicales movilizaciones en toda Europa contra la política de los capitalistas. Veremos una ‘lucha a muerte’ entre la vieja Europa del Capital y la nueva Europa de la clase obrera. Los obreros alemanes, junto a los españoles, franceses, italianos, griegos, belgas, ingleses, polacos, portugueses, … recobrando sus viejas y mejores tradiciones de lucha, tomarán el cielo por asalto.
 

 

Fdo. Salvador Pérez