ESPAÑA: UN AÑO DE GOBIERNO DE LOS PIROMANOS DEL PP

*  A un año de gobierno de la derecha, los ‘tecnócratas capitalistas andan a sus anchas

*  El capitalismo en crisis solo puede funcionar atacando nuestras condiciones de vida

Salvador PEREZ

            En el primer año en el Gobierno español del Partido Popular, precedido por Mariano Rajoy, con una amplia y holgada mayoría absoluta en el Parlamento y Senado, el programa electoral con el que ganaron las elecciones se ha convertido en todo su contrario. No han dejado piedra sobre piedra del mismo, aprobando todo lo contrario, punto por punto, de lo que habían dicho harían. Lo último ha sido hacer perder poder adquisitivo a los pensionistas, algo que solo dos meses antes el propio Presidente Rajoy había dicho jamás harían.

la crisis UE

            Y el argumento central para ello, más allá del argumento de las ‘herencias recibidas de los socialistas’, ha sido que todo les viene impuesto desde Bruselas, desde los organismos internacionales del imperialismo europeo y mundial. En este sentido el gobierno español tiene mucho más parecido con un gobierno ‘tecnócrata’, impuesto desde fuera, que de un gobierno elegido democráticamente para hacer una política concreta, prometida a los electores.

           Podríamos decir sin tener miedo a ser acusados de demagógicos que el Partido Popular en el gobierno es absolutamente irresponsable y manifiesta un total desprecio olímpico hacia la población española y sus necesidades. El 90 por ciento de los ciudadanos españoles viven de viernes a viernes (día en los que habitualmente se celebran los Consejos de Ministros) angustiados con cuales serán las nuevas andanadas de ataques sociales, laborales y salariales que apruebe el gobierno de la derecha, los representantes en el Ejecutivo de la clase dominante.

          En este Blog hemos afirmado, nos ratificamos en ello, que asistimos a la peor crisis económica del capitalismo mundial, comenzando por la eurozona, de toda su historia, en algo que hemos calificado de una ‘agonía prolongada del capitalismo’, que está trayendo a la superficie de la sociedad enormes lacras sociales, con el aumento bestial del desempleo y las capas de miseria entre sectores cada vez más amplias de la población,… y está poniendo de relieve gran parte de la podredumbre social típica de un sistema socioeconómico en clara decadencia.

        Pero en todas las situaciones siempre existen dialécticamente dos caras, al menos. En su mayor parte en los asuntos y aspectos de la crisis económica capitalista, aquellos aspectos que afectan a las clases pudientes están siendo ocultados, siempre que pueden hacerlo de forma clara o disimuladamente, al objeto de poder justificar mejor el conjunto de todas las baterías de ataques sociales que están llevando a la práctica.

         Todo ello podríamos verlo como el lado oscuro de la crisis económica, la retahíla de intereses ocultos de las clases dominantes que subyacen detrás de todas las políticas económicas, sociales y laborales que practican los gobiernos, tendentes en hacer recaer sobre los hombros de los más débiles las consecuencias de la crisis de un sistema social que es el de la burguesía.

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          Hablan de la montaña de deuda existente, hablan de la necesidad de reducir el déficit,… pero nunca a estas situaciones les ponen nombre y apellido, ni explican porque mecanismo concreto se llego a estas situaciones. Inútilmente buscaremos respuestas a las preguntas de ¿quién se debe el dinero, cual es la naturaleza de la circulación del crédito en la Unión Europea, que papel y quiénes son los acreedores privados, cuales son las servidumbres que tienen impuestas las grandes fortunas y los fondos de inversión del sector financiero,…?

          En realidad todas estas preguntas, sus respuestas son importantes, cara a comprender el verdadero significado de cuando los miembros de un gobierno, como el Presidente Rajoy o el Ministro de Economía De Guindo en España, nos dicen que ‘no hay alternativas, que la política económica que llevan adelante no tiene márgenes de actuación’. Comprender porque Bruselas ordena estas políticas.

          En Grecia e Italia los organismos imperialistas impusieron gobiernos llamados de ‘tecnócratas’ para llevar adelante su política. En otros países ni siquiera han necesitado hacer esto, los gobiernos aparentemente elegidos democráticamente, como en Portugal o España, la aplican sin titubear.

         Hace poco el triste De Guindos dijo que “no hay otra alternativa a la política que se está haciendo ahora mismo el gobierno español. Que no es otra que la misma que se implementó en Portugal y Grecia y en cierta forma se hace en Italia e Irlanda”.

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              Pero estamos viendo algo que es claramente un indicador nítido de la profundidad y el carácter orgánico de la crisis capitalista: hagan lo que hagan los gobiernos, tomen las medidas que tomen, la situación económica, social, no hace sino empeorar atrapada en un verdadero circulo vicioso, del cual hoy por hoy parece que no tienen ni idea de cómo salir.

             Que patético resulta escuchar a los estrategas de la burguesía, como si recitaran el texto de una macabra obra de teatro escrita en la antigüedad, que “las políticas de austeridad solo hacen profundizar en la crisis, que son necesarias políticas de crecimientos,…” (OCDE), para acto seguido “proponer nuevas y mayores dosis de las mismas políticas llamadas lacónicamente de austeridad”, que no son otra cosa que nuevos y mayores recortes y ataques sociales, a todos los niveles, cuyos efectos solo tienen como fondo transferir enormes cantidades de recursos desde los más desfavorecidos hacia los grandes empresarios, banqueros y especuladores de todo tipo.

            Como decíamos antes, en el caso del Estado español la clase dominante aun no ha necesitado situar en el ‘mando’ político a un tecnócrata. Si en el Banco Central Europeo han colocado a Mario Draghi, en Italia a Mario Monti,… en el caso de España alguien tan mediocre en todo como Mariano Rajoy hasta ahora es capaz de jugar ese papel de ‘brazo ejecutor’ de la voluntad de los poderosos.

           Aunque ello es verdad a medias y relativamente. Rajoy llegó a la presidencia del gobierno con unas muy vagas y escondidas promesas: se limito a decir que “iba hacer bien las cosas, que arreglaría los problemas del país, que crearía empleo, recuperaría la senda del crecimiento,…”. Podríamos resumir todo el discurso de Rajoy en una de las más ‘brillantes’ frases que seguro ha sido capaz de decir: “hacer las cosas como dios manda”, sin más concreción que le hubiera comprometido más adelante.

         Pero para cubrir los puestos de ‘perros técnicos’ de la burguesía, del poder financiero, ha situado al frente de los Departamentos económicos del gobiernos a dos individuos, con sus respectivos equipos, que si pueden ser calificados más que como políticos, como ‘tecnócratas’ a medida de la clase dominante: a Luis De Guindos al frente del Ministerio de Economía y a Cristóbal Montoro al frente del Ministerio de Hacienda.

         Deberíamos recordar en todo momento que, hoy po0r hoy, el hombre fuerte económico del gobierno del PP, De Guindos, era ni más ni menos que el responsable de ‘Lehman Brothers’ en el Estado español y Portugal, hasta que se produjo la quiebra del banco y comenzó la crisis financiera mundial. Así que De Guindo tiene el más que dudoso honor de haber sido la persona encargada de colocar los ‘activos tóxicos’ del Lehman Brothers en los bancos europeos, troceando dichos paquetes para engañar mejor sobre los riesgos a los clientes. Pero, como no, ha sido gratificado por la derecha, y por tanto por la clase dominante española, colocándolo al frente del Ministerio de Economía del gobierno. Del desastre del LB, al desastre de la economía española.

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               El gobierno del PP comenzó su andadura sin matices. Aprobó como una de sus primeras medidas una brutal contrarreforma laboral, que satisfacía todas y cada una de las necesidades de la patronal, que por supuesto ya está pidiendo más y más. La contrarreforma laboral que aprobó el PP lleva hacia el cuasi esclavismo a los trabajadores y aun les es insuficiente a los grandes empresarios.

             En todos los casos los empresarios pasan las ‘facturas’ de la crisis a los trabajadores y ponen a salvo su parte de la tarta. Con 5 millones de desempleados oficiales, 6 millones de parados en la realidad objetiva, no es difícil deducir que los empresarios no tienen solo el “mango de la sartén en sus manos, sino la sartén al completo”. Para ellos sustituir la mano de obra, en caso de cualquier circunstancia, aun en las peores condiciones de trabajo que podamos imaginar, no les debe ser complicado. Cualquier desempleado ‘medio’, de larga duración, estará dispuesto a aceptar peores condiciones de trabajo aún, por malas que sean las anteriores.

              Por supuesto, desde el gobierno de la derecha también decían querer aumentar los ingresos del Estado, decían. Pero como fuera sido lógico, en lugar de plantear una lucha contra los defraudadores fiscales, de luchar contra la tendencia ‘natural a una menor recaudación por la menor actividad’, caída de la misma, económica, el gobierno de la derecha abordo inmediatamente una amnistía fiscal a los grandes defraudadores fiscales, junto con una política de aumento brutal de impuestos a los más desfavorecidos de la sociedad, a la mayoría de la población, mediante la subida indiscriminada de los impuestos que pagamos todos, el IRPF y el IVA.

            Sin Duda ello constituye, a todas luces, un ataque sin más a los asalariados y al conjunto de la población, porque junto a ello están bajando y eliminando los impuestos hacia las rentas más altas de la sociedad. La Iglesia, los bancos, los grandes patrimonios han sido liberados en la práctica del pago de impuestos por el gobierno de la derecha. Todo ello en su conjunto ha hecho que la derecha española haya colocado a los trabajadores españoles entre los que menos ingresos reales perciben del conjunto de la UE, tal vez competiendo directamente en la lista con los de Grecia y Portugal.

             En un principio el discurso de los dirigentes del PP era que habían recibido una herencia muy pesada de los gobiernos de Zapatero, que decían era “funesta, insostenible sin hacer recortes”.  Desgraciadamente es el papel predeterminado a la socialdemocracia, entregada al mantenimiento del ‘moribundo capitalismo’, que en esta época en donde no son posibles las reformas sociales, preparan el terreno, abonando el mismo, para justificar las políticas de contrarreformas capitalistas.

            La economía española tenía bajo los gobiernos del PSOE de Zapatero un PIB medio europeo del 94%, con un gasto social que representaba menos del 80% de  la media. Sin embargo, el diagnostico de la derecha española, de defensa de los intereses de la clase dominante, fue claro: “hay que recortar los gastos sociales”, al tiempo que sin decirlo, pero aplicándolo en la práctica se abordan no solo “amnistías fiscales a los defraudadores, sino también indultos a los banqueros implicados en de estafas sangrantes y mientras suben el IVA general, a los productos de lujo no se les toca.

             Indudablemente estamos ante el hecho práctico desde el gobierno de reducir los niveles de vida de la aplastante mayoría de la población. Pero ello en términos económicos tiene una clara repercusión. Una menor capacidad adquisitiva de la mayoría tiene repercusiones concretas en el consumo, que tiende a caer y ello forzosamente tiene su reflejo en las ventas y finalmente en la necesidad de reducir la capacidad productiva de las empresas, que ven la salida a su producción más limitada. Esto es un verdadero circulo vicioso de la crisis capitalista.

            Los argumentos del gobierno del PP sobre la ‘herencia recibida’ los han tenido que pasar a un segundo plano. En menos de un año de estar ellos en el gobierno han batido uno a uno todos los records, en negativo, de los indicadores económicos: el desempleo esta desbocado, la prima de riesgo y los intereses de la deuda están fuera de cualquier tipo de control,… y el reparto de la riqueza nacional nunca fue tan desigual, controlando el 10 por ciento de los más ricos más del 63 por ciento de la riqueza y llegando la situación a tener ya casi a un 30 por ciento de la población en los umbrales de la pobreza.

            Todo el edificio social ha sido dinamitado por el gobierno de la derecha, que no solo con la contrarreforma laboral ha situado a los trabajadores a los pies de los caballos, de los deseos, de la patronal, provocando así una perdida rápida y real de poder adquisitivo, sino que incluso aquellos sectores que en cierta forma formaban un ‘colchón de cierta estabilidad’ están viendo como han sido situados en la incertidumbre y en la perdida rápida de sus niveles de vida: los funcionarios que ven sus empleos y salarios atacados y los pensionistas, que comienzan ya a sufrir los efectos de reducciones en sus pensiones.

           El gobierno del PP está llevando a cabo conscientemente la política de la clase dominante y ello lo ha llevado desde el principio a actuar como ‘bomberos peligrosos’, que ante el fuego de la crisis capitalista intentan apagarlo arrojando sobre el enormes cantidades de material combustible, de gasolina directamente sobre el fuego.

             La política económica del gobierno, y ellos son conscientes de ello, lejos de estar acercando una recuperación de la economía real, la aleja cada vez mas. Nos sitúa cada vez más próximos a una extensión del fuego social y nos aproxima a la perspectiva probable en un punto determinado de que este incendio provoque una profunda explosión social, cuyas dimensiones tendremos que ir concretando.

            En el contexto del aumento que actualmente vemos en el desarrollo de la lucha de clases, la perspectiva más probable ante la que nos enfrentamos es que asistamos a un desarrollo hacia un proceso pre-revolucionario, que puede estimular el proceso hacia una revolución social claramente, en el Estado español. Como Marx planteara, ‘el látigo de la reacción estimulara el proceso de la revolución’.

           Los ‘planes de reactivación de la economía’, de la troika y el gobierno del PP, consiste permanentemente en una devaluación de los salarios, reducir los niveles de vida de la mayoría de la población, al único objeto de recuperar y aumentar los beneficios empresariales. Pero lo que consiguen permanentemente es una caída del consumo, de la demanda interna, que afecta a un aumento de la sobrecapacidad productiva, ante la cual los propios empresarios siempre actúan para reducirla cerrando, destruyendo, gran parte de esa capacidad productiva, poniendo de patitas en la calle a gran parte o a toda las plantillas.

          Pero paradójicamente buscar una salida a la crisis capitalista vía ‘salarios bajos’ es una receta acabada para no salir de ella, que condena a la miseria a millones de personas de forma rápida y dramática. Menores salarios, junto con enormes incrementos de los precios del agua, la electricidad, el transporte público, las tasas universitarias que cierran las puertas de la educación superior a los hijos de los trabajadores,… todo ello conduce a una sociedad en donde las necesidades y la miseria se extenderán rápidamente.

            Los intentos del gobierno de Rajoy de convencernos de que ‘su política es la única posible’ finalmente encontrara una respuesta concreta y radical en la movilización y la lucha de los trabajadores, la juventud y los sectores oprimidos de la sociedad. Las perspectivas para el capitalismo español, europeo y mundial no nos llevan a otras conclusiones.

             Ante nosotros tenemos unas previsiones de que el número de desempleados en el Estado español supere la cifra de los 6 millones, que la economía real continúe cayendo en su ciclo recesivo por encima del 1,5 por ciento, que la miseria se extiende al 30 por ciento de la población,… y todo en la vida tiene sus límites y en este caso estamos ante el final del aguante de la mayoría de la sociedad, que se queda sin perspectiva alguna de que en algún punto haya un cambio en positivo y que ‘mañana las cosas sean mejores’.

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              De hecho desde un punto de vista objetivo lo que viene a demostrar la actual crisis del capitalismo mundial es el agotamiento histórico de cualquier papel progresista que este sistema ha jugado en el pasado, en el sentido de desarrollar las fuerzas productivas y generar riqueza social. Hoy el mantenimiento de la propiedad privada sobre las fuerzas productivas es un autentico freno histórico para su desarrollo y finalmente pone en cuestión el mantenimiento de las formas avanzadas de civilización.

            Dialécticamente lo que no avanza retrocede. La humanidad se enfrenta a un periodo en donde todas las conquistas sociales y de condiciones de vida para la mayoría se verán amenazadas con desaparecer, sino somos capaces de lograr acabar con el capitalismo y comenzar la construcción de un sistema social superior, basado en la igualdad y la justicia social.

         Hoy más que nunca se convierte en una realidad la afirmación marxista de que entramos ante la perspectiva de  ¡¡ socialismo o barbarie capitalista !!

            Es un hecho que los dirigentes socialdemócratas, reformistas, del movimiento obrero no estan a la altura de las circunstancias históricas del presente y se hayan convertido en una ‘muleta’ más del capitalismo en su crisis añade dificultades al proceso de la lucha por cambiar la sociedad. Por ello la tarea del presente más urgente que tiene ante sí la clase trabajadora es la de reorganizarse, reagrupar sus fuerzas y dotarse de una dirección revolucionaria que este a la altura de las necesidades de abordar la lucha por cambiar la sociedad.

            Esto no será un proceso fácil, pero los propios acontecimientos objetivos ayudaran a esa tarea, sobre la base de los acontecimientos los trabajadores reconquistaran sus viejas y correctas tradiciones de lucha, sus métodos organizativos y las ideas y el programa del socialismo para cambiar la sociedad.

           Aquí no tenemos un átomo de buenas o malas intenciones, sino de necesidades objetivas históricas. La lucha es inevitable sobre la base de las contradicciones de la sociedad dividida en clases sociales antagónicas. En esta lucha deberemos ser capaces pues de dotarnos de los mecanismos y medios necesarios, entre ello en un primer lugar destacado, de lo que el marxismo llama el ‘factor subjetivo’, la dirección política que plantee la expropiación de la actual clase dominante, la burguesía y que permita a la mayoría de la sociedad organizar democráticamente el conjunto de la economía sobre la base de satisfacer las necesidades existentes en el presente y futuro.

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