NAVIDAD, AÑO NUEVO Y LUCHA POR FUTURO DIGNO

· Bajo el Capitalismo, 2012 ha sido un año de horror y con Perspectiva de “Un futuro aún peor”.

· Debemos, Podemos y Tenemos que CONSTRUIR una Sociedad basada en la Justicia y la Igualdad.

Salvador PEREZ

           La navidad siempre es la antesala del final de un año y el inicio de otro. Dejamos atrás un 2012, un año que indudablemente ha estado marcado por la profunda crisis económica, social y política del capitalismo. Todo ello, además, se ha visto intensificado por una enorme polarización social, de la lucha de clases. Pero 2012 no ha sido un año único, sino que forma parte de uno más de la cadena al menos de los últimos seis años, de 2007-2012, que han supuesto la entrada definitiva y manifiesta del capitalismo en un periodo histórico que se está caracterizando por las turbulencias a todos los niveles.

NAVIDAD DE LCUHA

              En el balance de este año que ahora dejamos atrás, tan propio de estas fechas de realizar balances, podeos destacar que ha sido un año en donde las políticas de la clase dominante de hacer recaer sobre los hombros de la mayoría de la sociedad los efectos perversos de la crisis solo está provocando una mayor profundización en la propia crisis, al tiempo que está haciendo que las lacras propias de la crisis (desempleo masivo, reducciones generales de los niveles de vida, aumento de la pobreza,…) se este extendiendo mas y mas a nuevas capas de la población y este avanzando como una gran mancha de combustible, que tan solo está a la espera de entrar en contacto con una chispa, que haga estallar todo por los aires.

               Las calles de las principales ciudades de Grecia, España, Portugal, Italia,… se están ennegreciendo por la pérdida general de las condiciones de vida que tenemos la mayoría, sometidos a constantes ataques sociales, laborales y salariales, por los efectos del desempleo de millones y la cada vez mas general pobreza y demás lacras capitalistas que debemos de soportar.

            En el reciente informe “Crisis, Desigualdad y Pobreza", elaborado por la ONG ‘Intermon Oxfam’, con la colaboración de otras organizaciones nada sospechosas de poder pasar ni siquiera por ‘izquierdistas’, como ‘Médicos del Mundo’, ‘Cáritas’, ‘UNICEF’ o la ‘Compañía de Jesús’, se aportan datos, cifras y tendencias de las consecuencias de las políticas llamadas de austeridad, las políticas que imponen a los países con mayor dificultades económicas del sur de Europa la llamada Troika (Comisión Europea, BCE y FMI). Resulta llamativo y clarificador que en este Informe se afirme que “de no producirse una ruptura con las políticas de ajuste y recortes que llegan de Europa y que el Gobierno asume acríticamente, España llegará a tener 18 millones de personas en riesgo de padecer exclusión social para el año 2022: un 40% de la población total (dos de cada cinco personas) estaría en situación de pobreza”.

           Los mismos autores de este informe dejan claro que “se está profundizando en una sociedad dual en nuestro país, con una rápida destrucción de las clases medias”, y sacan la conclusión nada alejada de la verdadera realidad objetiva de que “España corre el peligro de perder tres generaciones de bienestar, derechos sociales y democracia, de persistir la política económica dominante”. Pero podemos afirmar que esta no es una característica solamente aplicable al Estado español, sino que lo es igualmente al resto de países del sur de Europa y finalmente aplicable al conjunto de los países económicamente avanzados del capitalismo mundial.

Las Perspectivas

            El problema central para el capitalismo es que no estamos ante una crisis normal, de las llamadas cíclicas de la economía. Estamos ante una crisis de carácter orgánico, estructural, que atenaza el propio funcionamiento del conjunto de las estructuras del sistema socioeconómico. Estamos ante una profunda crisis de sobrecapacidad productiva del capitalismo, que ha desarrollado de una forma enorme la capacidad de producir todo tipo de cosas, en algo que debería servir para poder erradicar las necesidades sociales existentes en su conjunto, pero que por las propias bases y leyes de su funcionamiento se topa con un problema insoluble: la cada vez más limitada capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, por el aumento sistemático del robo de la plusvalía que los empresarios realizan a los trabajadores, por un lado y por otro debido a las políticas de recortes de los gastos sociales, entre otras cosas.

CRISIS Y AVARICIA CAPITALISTA

           Y para combatir la crisis la clase dominante tan solo ve una alternativa: destruir capacidad productiva instalada, con el despido de miles, millones, de trabajadores y el cierre de plantas e industrias enteras. Y todo ello tiene un efecto inmediato y directo sobre la mayoría de la población, reducir aún más los niveles de vida, con una caída del consumo y nuevo aumento de la sobrecapacidad productiva, en una pescadilla que se muerde la cola.

          Los estrategas, los economistas del sistema están atónitos ante la situación. Todo lo que hacen tiene el efecto contrario al que dicen desear. Podemos tomar las estadísticas de finales del 2012 del Estado español para ver como esto se concreta.

         Dicen que la ‘máxima prioridad’ es reducir la Deuda Pública, pero está cada vez está más próxima al 100% del Producto Interior Bruto y para su pago el Estado cada vez se ve en la obligación de dedicar más recursos, que son sacados de los Presupuestos sociales. En 2013 el gobierno de Mariano Rajoy dedicara uno de cada tres euros del gasto de los Presupuestos Generales para pagar los intereses de la Deuda. Mientras que regalaran cientos de millones de euros a los banqueros y especuladores en el pago de esos intereses, 1,7 millones de hogares tendrán a todos sus miembros en el desempleo y una cuarta parte de la población española está en serio riesgo de pobreza y exclusión social.

           El Informe antes citado dice que “España va camino de convertirse en un país más pobre, más desigual, con menos derechos sociales y con una democracia mermada”. Pero el autentico balance objetivo de la realidad nos indica que el lema que resume 2012 puede ser: “El futuro aún será bastante peor”. Hoy al igual que ocurriera, pero a un nivel superior, entre el periodo de 1917 al 1939, un periodo que presenta claras analogías históricas, un ambiente de pesimismo total ante el futuro está instalado en la clase dominante y todos sus estrategas.

Existe una Alternativa: Cambiar Sociedad

           En todo este periodo, desde el comienzo de la crisis, si algo hemos visto país tras país ha sido la voluntad y la lucha de los trabajadores, la juventud y el conjunto de los sectores más oprimidos de la sociedad por buscar una salida al callejón sin salida de la crisis del capitalismo. Las revoluciones árabes, las luchas y huelgas generales de los trabajadores en Grecia, España, Portugal, Italia,… el movimiento de los indignados en España,… y hasta los propios EEUU.

            Es esta sin duda también una característica que define el periodo en el que hemos entrado. Durante años "normales en hombres y mujeres" la mayoría de la población vive de forma ‘rutinaria’, sin participar en movilizaciones o huelgas. En periodos en donde parecía que ‘mañana será mejor que el presente’, aun con las altas dosis de sobreexplotación laboral y de injusticia social, las personas por lo normal ‘apretábamos los dientes’ y nos manteníamos al margen en general de participar en política, incluso al margen de nuestras propias organizaciones sindicales. Y ello explica el profundo y general giro hacia la derecha que hemos visto en el conjunto de las direcciones de las organizaciones sindicales y políticas de la clase trabajadora.

LUCHAS

            Sin embargo hay otros periodos históricos que son sacudidos en sus cimientos por grandes acontecimientos, como pueden ser las guerras o las crisis económicas profundas, como vemos ahora. Frente a todas las promesas del periodo anterior de ‘un futuro de prosperidad, democracia y mayor igualdad social, la actual recesión de 2008-09 está suponiendo en la práctica, no ya en las palabras, un brutal aumento de la desigualdad social en todos los países. Los ricos se hacen súper ricos y los pobres son aumentados en número, hasta constituir una parte fundamental y mayoritaria de la sociedad.

           En estos años hemos visto el espectáculo repugnante de como los ricos evaden sus fortunas de país a país, mientras millones de trabajadores, y lo que hasta ayer nos decían constituían las clases medias, no pueden hacer frente ni siquiera al pago de sus techos, con los cuales se están quedando los bancos. El fuego de la indignación social esta prendido en este contexto y el surgimiento de procesos y explosiones revolucionarias es solo cuestión de ritmos y tiempo. Existe una base material indudable y objetiva para ello: la crisis económica del capitalismo se transforma dialécticamente en crisis social y política y ello no puede ser de otra forma mientras vemos, por ejemplo en los EEUU, que el 1 por ciento de los más ricos tienen en sus manos más del 34,6% de la riqueza, el 19 por ciento que le sigue tienen en sus manos otro 51 por ciento de la riqueza total, mientras en el otro extremo social el 80 por ciento tan solo posee un mísero 15 por ciento del conjunto de la riqueza total de los EEUU. País tras país podemos ver este mismo fenómeno del reparto absolutamente injusto de la riqueza.

           En este contexto económico y social del capitalismo es lo que llama objetivamente a las personas normales, esas que antes no participaban en ‘política, en la lucha’, a pasar a la acción, a movilizarse y comenzar a interesarse por tomar los destinos de sus vidas en sus propias manos. Este es el proceso inicial que estamos viendo en los últimos años, en donde la vida se está convirtiendo en una ‘gran escuela’, en la que sobre la base de la experiencia, de los propios acontecimientos, los trabajadores, los jóvenes y el conjunto de las capas oprimidas de la sociedad están ‘aprendiendo y sacando conclusiones para el próximo futuro’.

             Y lo primero que vemos en estos primeros impulsos de la situación objetiva es que la gente normal, en grandes movilizaciones de masas que hemos visto desarrollarse desde un punto al otro del planeta, esta rechazando de forma clara el mantenimiento del capitalismo como sistema socioeconómico dominante. Desde los indignados de las plazas de todas las ciudades del Estado español,… hasta los mismos cimientos del movimiento Occupy en los EE.UU, lo que más ha destacado ha sido la ira, la furia y la lucha contra los banqueros, los especuladores de las Bolsas, los grandes capitalistas y contra los políticos que los representan en las instituciones llamadas ‘democráticas’ del sistema. Y ello incluye por supuesto desconfianza y oposición a las posturas de los propios dirigentes que se han venido llamando ellos mismos ‘socialistas’ y hacia los dirigentes sindicales acostumbrados a las políticas de los ‘pactos sociales’, que siempre perjudican a los trabajadores.

            Ejemplos de todo ello lo hemos visto en las calles de Grecia, Portugal o España, en donde millones de personas se han movilizado y opuesto a las políticas de recortes sociales, laborales y salariales, mostrando al mismo tiempo una total desconfianza hacia los ‘políticos y dirigentes sindicales’. Pero ¿Cómo podría ser de otra forma, cuando hemos visto que los ataques y recortes han sido llevados en esos países por gobiernos que se llamaban y suponían que eran ‘socialistas’?, ¿Cómo puede ser de otra forma con dirigentes sindicales que evitan todo lo que pueden convocar a la lucha y cuando lo hacen es para ‘emplazar a gobiernos y patronales a negociar la perdida de condiciones de vida y derechos sociales adquiridos años atrás por la dura lucha?

         En estas condiciones hemos visto, insistimos en estas primeras fases de la lucha de clases, como la participación activa de miles de trabajadores, de jóvenes y de oprimidos por el capitalismo es para ‘actuar por ellos mismos’, para no dejar las decisiones sobre aquellos aspectos que nos afectan a todos en manos de políticos y dirigentes sindicales deseosos de llegar acuerdos como sean. Y es por ello que en cierta forma hemos visto un renacer de los movimientos de luchas espontáneos o semi-espontáneos. Ello evidentemente tiene aspectos positivos y también negativos, a los cuales desde el marxismo es necesario prestar atención.

         Como decía el filosofo Spinoza, ‘ni reír ni llorar, sino comprender’. Hasta ahora todo el movimiento de lucha que hemos visto desarrollarse, ha demostrado un maravilloso instinto revolucionario de las masas correcto, de oposición a todo lo que representa y representan al capitalismo. Millones de personas están luchando contra las brutales políticas de recortes y ataques y despreciando a todos esos políticos que han venido ‘arropándose bajo ropas que les son ajenas, llamándose a si mismos socialistas’ para aplicar esos ataques: los dirigentes del PASOK en Grecia, los dirigentes del PSOE en España,… son vistos como simples muletas de los capitalistas y son cada vez mas despreciados por esas masas en lucha.

          Pero si este es un aspecto positivo de las luchas ‘espontaneas’ que hemos visto desarrollarse hasta hoy, también tenemos que indicar algo en nuestra opinión fundamental: saber lo que no se quiere, el capitalismo con todos sus vicios y deformaciones; rechazar aquellas direcciones y dirigentes que al final terminan traicionando las esperanzas, ilusiones y la lucha misma;… todo ello solo es la primera parte del problema, al cual debemos dar solución global planteando una alternativa desde el punto de vista de nuestros intereses como clase.

          Necesitamos en este próximo periodo en el que entramos construir una alternativa al podrido sistema capitalista, anteponiendo al mismo la construcción de una sociedad basada en la absoluta participación democrática real de la mayoría de la sociedad. Hay que expropiar la riqueza que hoy está en manos de menos de ese 20 por ciento parasitario de la sociedad para ponerla al servicio del conjunto. La banca, las entidades financieras, las grandes industrias y empresas, los latifundios de la tierra,… deben ser nacionalizados y controlados democráticamente por la población, al objeto de elaborar un plan democrático de la economía que aborde las soluciones al conjunto de los problemas que padecemos la mayoría de la población. Los intereses del 99 por ciento deben estar en el primer lugar en lo alto de la mesa y no los del 1 por ciento como ocurre ahora mismo.

            Todo ello exige algo más que una lucha ‘espontanea’. Necesitamos pues una lucha consciente y organizada por una sociedad distinta al capitalismo, una sociedad basada en la justicia y la igualdad social, el socialismo. Para ello necesitamos construir fuertes organizaciones y direcciones revolucionarias, basadas en el genuino programa del socialismo científico, el marxismo. Hoy por hoy esta es la mayor debilidad que existe, la debilidad del denominado ‘factor subjetivo’, de una dirección firme y consciente que tenga profundas raíces entre las masas y sea capaz de dirigir la lucha hacia la victoria.

CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA

             Las fuerzas del marxismo hoy por hoy o no existen o son extremadamente débiles y pequeñas en diferentes países. Pero este hecho solo indica que tenemos ante nosotros una gran tarea histórica que cumplir. Lo que sí es claro a estas alturas es que las viejas direcciones socialdemócratas hacen aguas por todos sitios y finalmente siempre demuestran ser meras ‘muletas’ para el mantenimiento del capitalismo, no para la lucha por el socialismo: los ejemplos en Grecia, en Portugal, en España, en Italia, en Francia,… vienen a demostrar eso una y otra vez.

             La necesidad de crear una alternativa firme y de masas frente a las derechizadas direcciones socialdemócratas ha llevado al surgimiento de nuevas organizaciones a la izquierda, como es el caso de SYRIZA en Grecia o el fortalecimiento en el último periodo de IU en el Estado español. Los trabajadores, los jóvenes más conscientes debemos participar activamente en el fortalecimiento de estas organizaciones, dotándolas de un verdadero programa para la transformación socialista de la sociedad. Ello es la única alternativa seria y objetiva al dilema actual de precipicio hacia la barbarie hacia el que nos dirige el capitalismo, en esta su etapa histórica senil.

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