DISTURBIOS EN SUECIA: RECORTES Y EXCLUSION SOCIAL ALIMENTA EL FUEGO DE LAS CALLES

* Estocolmo, seis días seguidos con disturbios nocturnos en barrios periféricos. Una explosión que refleja la crisis sociedad.

* "Suecia fue la campeona del multiculturalismo. Se ha llegado a impartir la enseñanza pública hasta en 100 idiomas diferentes". La integración inmigrantes vendrá por el socialismo o no vendrá.

Salvador PEREZ

           Durante el boom económico capitalista que precedió a la II Guerra Mundial, los países escandinavos fueron mostrados a todo el mundo como el ejemplo más brillante del buen funcionamiento general del ‘sistema de mercado’. Sobre todo los dirigentes socialdemócratas con especial énfasis hablaban a los trabajadores de todo el planeta del modelo económico nórdico, escandinavo, de Europa, como el objetivo a conseguir. Venían a decir algo así como que la vía de entrada a una sociedad socialista era el modelo de esos países.

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           Lo cierto es que durante décadas y décadas el capitalismo en estos países, Noruega, Finlandia y en Suecia, ‘funciono’. Estos son países altamente industrializados y el boom económico les permitió, al objeto de obtener una total ‘paz social’, grandes dosis de aquello que calificaron como el “Estado del bienestar’. La clase trabajadora en estos países fue casi ‘descatalogada’, por todo tipo de analistas burgueses y pequeño burgueses, incluyendo a los dirigentes socialdemócratas y también a todo tipo de estúpidos ultraizquierdistas sectarios, como ‘aburguesados’. Nos decían estaban llegando a una sociedad de plena igualdad social, con una clase obrera y juventud descartada para ningún tipo de proceso revolucionario.

          Este punto es de vital importancia, porque marca una época pasada de progreso económico-social y otra que vivimos ahora claramente de retroceso en la economía y en todos los aspectos de la sociedad. No es casual, con independencia de cuales sean los hechos en los que se concrete el despertar revolucionario de los oprimidos, que estemos viendo una profunda crisis de perspectivas en el futuro del capitalismo a nivel internacional, que veamos como los barrios, las calles de Suecia están ardiendo cada noche, como expresión del callejón sin salida que están viendo miles de jóvenes en toda Europa en estos momentos, incluyendo a los jóvenes de países como Suecia, en especial aquellos que proceden de la inmigración.

         Países como Suecia, tal y como decíamos, tienen un enorme potencial industrial, con más del 85 por ciento de la población viviendo en las ciudades. Suecia forma parte de la Unión Europea y geográficamente tiene de vecinos a Noruega y Finlandia al noreste, al sur delimita con el Golfo de Báltico. Tiene conexión mediante un puente, el llamado Oresund, con su otro vecino, Dinamarca y su ciudad más altamente poblada, por tanto candidata a vivir proceso como los que vemos estos días, es Estocolmo, la capital del país.

        Suecia desde 1814 no ha participado en ningún conflicto militar, dicen que practicando una política exterior de ‘paz y neutralidad’ ante épocas de guerras. Es bastante seguro que ello le viene de su anterior experiencia, de la propia conformación de la unificación del reino de Suecia, allá en 1397, bajo el reinado de Gustavo Vasa, siglos XVI y XVII, en cuyo reinado se configuro la nación bajo la conquista de otros territorios de fuera de la propia península escandinava. El Imperio Sueco acabo perdiendo todos los territorios que incorporo en los siglos posteriores: la mitad de Suecia estaba constituida por la mitad oriental de Norrland y Osterland y fue un territorio que Suecia perdió frente a Rusia en el año 1809. Todas esas experiencias de derrotas militares configuraron sin duda la política de ‘neutralidad’ en conflictos, que viene caracterizando a Suecia.

          Desde los principios de los años 80 Suecia constituyo todo un ‘modelo para las ideas y los proyectos políticos del reformismo, La socialdemocracia sueca se permitía, junto a la alemana por ejemplo, de ir por los demás países poniendo el ‘modelo sueco’ de ejemplo para el resto, lo cual iluminaba los ‘ojos de los mediocres dirigentes socialdemócratas del resto de Europa, especialmente de los países como España.

          Todo ello era el reflejo objetivo de una sociedad fundamentada en una alta industrialización, que permitía tener una exitosa industria manufacturera y cuyos efectos sociales fueron que la burguesía a cambio de paz social desarrollara unas altas condiciones de vida para la práctica totalidad de la población. Durante casi todo el siglo XX Suecia estuvo siempre en los primeros lugares de las listas de los países con mayores “Índices de Desarrollo Humano”, gracias a su sistema educativo universal y sus amplias políticas de prestaciones sociales. Para hacernos una idea concreta: Suecia cuenta con una extensión de 449.964 km², el quinto país en extensión de Europa y el año pasado contaba con tan solo una población de 9.5 millones de personas, las cuales en un apabullante 93% tenían acceso a Internet, lo que lo sitúa en el país con mayor penetración del servicio informático en todo el mundo.

        No exageramos nada si afirmamos que los socialdemócratas suecos y alemanes están tan comprometidos en el sistema capitalista y su gestión, que con algunas decenas de miles de euros pudieron comprar, textualmente, a dirigentes de otros partidos socialistas en Europa, como seria los casos de Grecia,  de Italia o el nada desdeñable proceso en España, donde hicieron a dirigentes como Felipe González verdaderos agentes de la burguesía, provocando la eliminación de cualquier tipo de referencia al marxismo dentro de los partidos socialistas, en su ideario y programa. Tampoco es casual el hecho de que un joven dirigente de la derecha sueca, democristiano decían, fuera quien acompañara al dirigente de las juventudes del PP español, para llevar dinero e instrucciones,  en el viaje a Cuba en el que sufrieron el accidente de coche que provoco la muerte de dos disidentes reaccionarios cubanos. 

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        Sin embargo en estas últimas 6 jornadas hemos visto como ‘Suecia arde’, como los barrios de los suburbios suecos se están levantando en una ola de violencia de la juventud. Los barrios de Husby, Kista, Tensta, Rinkeby Fittja, Vårby, Norsborg Jakobsbergsgatan, Flemingsberg y Skärholmen parecen estampas típicas de un grave conflicto. Los cristales de las ventanas de las Estaciones de la policía están siendo rotas a pedradas, los coches están siendo incendiados y grupos de jóvenes se enfrentan a la policía a pedradas limpias.

       Uno puede encogerse de hombros o incluso condenar esta ola de violencia de sectores de la juventud. Pero ello no añadirá nada al asunto. Las piedras están siendo arrojadas y los coches incendiados. Si hacemos el esfuerzo de comprender las bases objetivas en las que vive la sociedad, nosotros podremos comprender realmente la situación y además podremos intentar ofrecer lo que más adolece hoy por hoy la juventud sueca y europea: una alternativa revolucionario, una dirección correcta para cambiar la sociedad.

         Detrás de todos los acontecimientos que estamos viendo solo se esconde el declive capitalista, el callejón sin salida de la crisis para los trabajadores, con especial énfasis en la juventud y la cada vez más clara falta de perspectiva de futuro para la sociedad bajo un sistema social en claro declive, incapaz de mantener los niveles de vida alcanzados en el pasado y que solo ofrece peores condiciones de vida, de trabajo y desempleo masivo.

         Los jóvenes que están detrás de la ola de violencia en Suecia, según la mayoría de los medios de comunicación del propio sistema capitalista, son “jóvenes sin formación, sin trabajo, sin esperanzas y sin futuro”. En apariencia el detonante de todo el conflicto fue la muerte por disparo de la policía de un inmigrante, el cual al parecer tenía problemas de orden psíquicos, en su propio apartamento, en el barrio sueco de Husby. La policía, en vano, alego que los disparan habían sido hechos ‘en defensa propia, por que el fallecido esgrimió un hacha”. La chispa prendió la llama, de un combustible de descontento que existía latente en la sociedad.

         Sin embargo las mentiras oficiales no evitaron que los barrios de Estocolmo reaccionaran contra este nuevo asesinato policial injusto. Tensta, Kista, Rinkeby, Jordbro y Husby, todos ellos lejos del centro de la ciudad, iniciaron las protestas antirracistas y están acabaron prendiendo a todos estos barrios. La policía intervino para reprimir las protestas iniciales, gritándoles a los jóvenes y manifestantes cosas como "negros, ratas o monos". Claramente los testigos presenciales aseguran que los policías reprimían no solo con insultos, sino que cargaban contra ‘todo lo que se movía’, incluyendo ancianos, mujeres y niños.

          Pero porque están saliendo cada noche, las ultimas 6, grupos de jóvenes a las calles de Estocolmo, rompiendo la monotonía de la conocida mundialmente como cívica ciudad, prendiendo fuego a coches, estaciones policiales, mobiliario urbano y todo tipo de sedes de instituciones?. En primer lugar parece que tenemos una primera causa efecto, que ha sido y es la represión policial. Y esta represión además ha pinchado en el hueso de amplias capas de grupos de jóvenes cansados de soportar ya los efectos de una sociedad cada vez más en crisis, en donde ellos han dejado de tener perspectiva de futuro.

          Los barrios que están ardiendo son los periféricos de la ciudad, en donde viven la gente con menos recursos y más afectados por la incipiente crisis del capitalismo sueco. En estos barrios viven especialmente los inmigrantes, la mayoría de los cuales, que constituyen una alta población en Suecia, son los más afectados por la crisis y sus consecuencias. Ellos son las primeras víctimas de la crisis, los condenados a entrar en lo que denominan ‘la exclusión social’. Una situación en donde el desempleo se ha convertido en lo normal entre muchos de estos trabajadores inmigrantes y en un contexto en donde el gobierno de derechas sueco está llevando a cabo políticas de recortes del gasto público, de las ayudas sociales. La combinación de todo esto ha provocado y provoca cada vez más grandes dosis de descontento social, de cabreo cada vez más general contra el sistema.

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       Las viejas demagogias oficiales de la integración social de los inmigrantes ha caído por los suelos y hoy vemos un rebrote de ideas reaccionarias entre los grupos de la derecha y extrema derecha sueca, que acusan de la crisis no al sistema, sino a quienes padecen duramente las consecuencias de esa crisis: los trabajadores, la juventud, comenzando por los más débiles, los inmigrantes. Aquí no estamos ante personas que han llegado a Suecia hace unos meses y ahora queman todo. Estamos ante jóvenes que sus abuelos o padres llegaron al país a trabajar duro, que después de dos o tres generaciones siendo explotados, reciben la crisis como los primeros en la lista de damnificados.

         ¿Alguien puede condenar moralmente a estos jóvenes que vuelcan su frustración y la carencia de perspectivas de futuro, saliendo a las calles a manifestarse y acaban defendiéndose de los ataques policiales, que tienen claros tintes racistas?, alguien los puede condenar a ellos y no al sistema social que genera todo esto?

          "Suecia fue la campeona del multiculturalismo. Ha habido épocas en las que se ha impartido enseñanza pública hasta en 100 idiomas diferentes y era un ejemplo de estado del bienestar", explica un profesor de la universidad española, el profesor Navas. Sin embargo, con los primeros vientos de la crisis económica del capitalismo, con sus políticas de recortes sociales encima de la mesa, recortes en prestaciones sociales, ayudas y planes de integración, podemos concluir sin matizaciones que “el sistema de integración social es un sistema fracasado que no logró la integración real".

          Los reformistas, los filibusteros de todo tipo, ahora argumentan, amparándose en esperanzas de un nuevo renacer capitalista, que "cuando se recupere el gasto social se facilitará que las cosas mejoren, que se mejore la convivencia". Pero ahora vemos los efectos de la crisis, de los recortes, del presente de crisis estructural del capitalismo europeo, que está haciendo que "ante los recortes hay mucha gente que queda excluida y eso se traduce en violencia", argumenta de nuevo el profesor Navas.

         De cualquier forma, podemos aplicar de nuevo aquí la bella idea filosófica del genial filosofo Spinoza, cuando decía “ni reír ni llorar, comprender”. La crisis del capitalismo está cerrando los caminos de futuro a las familias trabajadoras, en especial a los jóvenes. Un sistema así esta herido de muerte y condenado históricamente. En Husby, por poner un ejemplo grafico del asunto, el desempleo entre las edades de 20 a 25 años fue el 38 por ciento en 2008. ¿Qué alternativa tienen estos jóvenes?. Quién los puede condenar moralmente por su violencia y justificar la policial, que algunos testigos la describían así:

         "Los disturbios en Husby en este momento, la policía está persiguiendo a la gente con perros, golpean a la gente que están totalmente desarmados e indefensos con porras y los mortales que se colocan en la forma en que van a ser golpeados si no se mueven. Menores, los niños, las personas de edad que sólo estaban de pie y se pregunta lo que pasó fueron perseguidos por la policía enmascarados con cascos ".

"La poesía revolucionaria" en Facebook Soruco

         Aquí tenemos un ejemplo más de que ‘la paz social ha muerto, junto al boom económico del capitalismo’. La derecha de todo el mundo, especialmente los fascistas suecos, quieren presentarnos las cosas como un problema de inmigración. Pero no, es un problema de clase, de lucha de clase, en sus diversas formas en cómo se muestra.

          Por un lado, en todos los países y en Suecia también, los poderosos, los multimillonarios, los grandes empresarios y banqueros, que continúan haciéndose aun más ricos en esta etapa de crisis y declive capitalista. Por otro lado los trabajadores, la juventud y entre ellos los inmigrantes como eslabón mas débil aún, que tiene como ‘oferta de los poderosos’ que paguemos las consecuencias de la crisis de un sistema social que no es el nuestro, sino el de la burguesía decadente que en todos los lugares hacen de la represión policial acontecimientos cotidianos.

         El sur de Europa vive en permanente ebullición social, pero los acontecimientos en Suecia vienen a dar un tortazo con las dos manos a los rostros ideológicos de la socialdemocracia y los reformistas en general. Es la demostración palpable que la crisis del capitalismo necesita de una salida revolucionaria y genuinamente socialista también en los países nórdicos de Europa. Todo tipo de acontecimientos estamos viendo de norte a sur, de este a oeste y en todos los lugares nos indica lo mismo en sus procesos generales: la bancarrota capitalista y la necesidad de cambiar radicalmente la sociedad.

           Ante los acontecimientos en Suecia, los trabajadores y la juventud debemos levantar la bandera de una genuina lucha por:

*  ¡ No a la brutalidad policial, no al racismo !

*  Constitución de Comisión de Investigación, bajo el control de las organizaciones de los trabajadores, para depurar los abusos policiales.

*  No a los recortes sociales, laborales y salariales. Ni para los inmigrantes ni para los trabajadores suecos.

*  Luchemos por una sociedad de igualdad y justicia social, el socialismo. Los trabajadores tenemos de fondo los mismos intereses, por encima de la nacionalidad, la raza o las creencias. ¡ No a la división en la lucha de los trabajadores suecos e inmigrantes !

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