GUATEMALA: EJERCITO ASESINA A MANIFESTANTES INDIGENAS

*   Ministros del Gobierno de Guatemala dicen que 8 muertos son ‘Poca Cosa’.

*   Cómplice Silencio de la Burguesía Internacional y sus Medios

 

¡¡  AMERICA LATINA:   SOCIALISMO O BARBARIE   !!

Salvador PEREZ

          El pasado 4 de octubre fuerzas del ejército del gobierno de Guatemala atacaron a una manifestación de indígenas, asesinando a ocho manifestantes pacíficos. La manifestación se daba en el contexto de miles de indígenas que en manifestación habían bloqueado la carretera Panamericana, al objeto de protestar contra la subida del precio de la electricidad.

           Los soldados que participaron en el asesinato han sido detenidos, por el gran escándalo sobre todo internacional que se ha formado por el hecho. Sin embargo miembros del gobierno declararon que el tema no era algo grave. Estamos sin duda ante las pruebas evidentes de un capitalismo inhumano, el claro racismo en el gobierno y la oligarquía guatemalteca y la existencia legal de escuadrones de la muerte dentro del ejército oficial, escuadrones de la extrema derecha de guatemalteca.

          Un claro ejemplo de todo ello fueron las declaraciones a la prensa del Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Harold Caballeros, contestó: “Reconozco con dolor que, en ciertas latitudes, ocho muertos es una cosa muy grande, y aunque suena muy mal decirlo, a diario tenemos el doble de muertos. Por eso, considero que no es una llamada de atención tan grande”. Sobran comentarios sobre estos asquerosas declaraciones del Ministro burgués.

           Investigadores de los hechos han encontraron más de 100 casquillos de balas en el lugar de los acontecimientos, todos ellos del mismo calibre del tipo de rifles que utiliza el ejercito. Ello es una prueba evidente de que el ataque a la manifestación del ejército guatemalteco era una clara demostración de fuerza frente a pacíficos manifestantes desarmados y que ha sido una suerte que estemos hablando de 8 muertos y no de decenas o un centenar.

           El coronel responsable de las tropas, Juan Chiroy, al igual que ocho soldados que participaron, han sido detenidos para someterlos a juicio por los asesinatos de los indígenas. Pero una vez más queda en evidencia el carácter reaccionario, la verdadera cara, del capitalismo y sus gobiernos en los países de la zona. La masacre ha sido repugnante, hasta el extremo que ha tenido que ser condenada internacionalmente por la ONU, la cual ha clasificado las protestas de los indígenas como legítimas. Los diplomáticos, de cara a la galería, de los EE.UU. y la Unión europea se han sumado a la condena de los hechos.

          En el último periodo las páginas de prensa se llenaron de artículos y reportajes, muchas veces en plan cínico, sobre la violencia, las ‘violaciones de los derechos humanos’, así como de la represión que ejercen los diferentes gobiernos contra los partidos de oposición y sobre todo los movimientos de lucha de los trabajadores y oprimidos, incluyendo las Comunidades de Indígenas que viven en distintos países.

          En Guatemala, los enfrentamientos producidos en Totonicapán son solo uno de los últimos ejemplos de un torrente de actuaciones de la oligarquía, de los poderosos en complicidad con el Gobierno de acoso y derribo de las Comunidades campesinas y del asesinato sistemático de sus lideres, que casi siempre tiene el trasfondo de despojar de sus tierras a los campesinos, mediante el robo y el asesinato premeditado, Y para ello tienen en sus manos a los grupos de paramilitares, además del ejercito y la policía. 

         Es la misma situación que en Colombia, donde vemos como detrás de las palabras de ‘paz’ del gobierno Santos se esconde la represión contra los indígenas del Cauca y otros lugares, como los miembros de la llamada ‘Marcha Patriótica’ son detenidos y condenados injustamente, como los estudiantes han sido duramente reprimidos y como ser un luchador de los intereses de los trabajadores, un sindicalista no corrompido a la patronal, puede ser causa de una muerte casi segura.

      Acabamos de leer la Condena contra el Estado de Guatemala, emitido este viernes por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por las cinco masacres perpetradas contra el pueblo indígena de Río Negro (Baja Verapaz, norte del país), donde, de acuerdo a la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH, patrocinada por la ONU) “murieron 500 personas, hay una cantidad no especificada de desaparecidos, 16 niños y niñas fueron secuestrados, mientras las mujeres fueron víctimas de violaciones sexuales masivas”.

     El fallo de la Corte condena al Estado a reconocer públicamente su responsabilidad en este caso y a construir obras de infraestructura y servicios básicos para la comunidad. La Corte también considera que su sentencia constituye por sí misma una forma de reparación y ordena al Estado a “investigar, sin mayor dilación, de forma seria y efectiva, los hechos que originaron las violaciones declaradas (…) con el propósito de juzgar y, eventualmente, sancionar a los presuntos responsables”.  Al mismo tiempo añade que se debe efectuar una búsqueda efectiva de los desaparecidos, para identificar a los ejecutados.

      Por todo el continente latinoamericano campan a sus anchas los grupos paramilitares de extrema derecha, que desalojan a los campesinos de sus tierras y se dedican a actuar en contra de todo lo progresista que se mueve en la sociedad. Frente a esto solo puede haber una respuesta organizada del movimiento de los trabajadores y campesinos, para que de forma organizada se paren en seco estas acciones fascistas, que ningún gobierno parara como vemos a diario.

          Es en este preciso contexto en el que hemos tenido que escuchar los ‘ladridos de perros venenosos’ de la prensa mundial, no denunciando esta situación de barbarie, sino ‘denunciando’ criminalmente al gobierno revolucionario, democrático y socialista de Hugo Chávez en Venezuela, el cual es el principal enemigo de la clase dominante en el mundo y sus medios de comunicación.

          A ellos no les importa que por ejemplo el ex presidente de EE.UU. Jimmy Carter, haya admitido que “Venezuela es el país del mundo con el mejor proceso electoral”. Una confirmación de la realidad objetiva no les va a arruinar a ellos sus campañas ideológicas. Por ello han dirigido sus interesados ataques, llenos de veneno de clase, contra Venezuela y su presidente Hugo Chávez. Los crímenes de gobiernos derechistas como el del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, han sido y serán obviados y silenciados por la clase dominante y sus periódicos y demás medios de comunicación.

         La sociedad viven en dos mundos opuestos y de ellos emanan dos posturas de clase nítidas frente a la situación. El mundo de la burguesía, de la oligarquía en los diferentes países, de los banqueros y terratenientes por un lado y por el otro, el mundo de los trabajadores, de los campesinos pobres, de los jóvenes en lucha por poder tener una educación digna, de los oprimidos y desposeídos del planeta. La Venezuela revolucionaria y socialista, la del pueblo trabajador y los oprimidos en lucha por que se den pasos firmes hacia la transformación socialista por un lado y por el otro la Guatemala con un gobierno reaccionario y asesino, que obtiene el silencio u la complicidad internacional a sus crímenes.

         Hemos pasado la barrera de la primera década del siglo XXI y el dilema histórico de la humanidad, hoy más que nunca, es entre el Socialismo o la Barbarie.