SAMARÁS: SOCIEDAD GRIEGA AL BORDE DESINTEGRACIÓN

• "Los griegos han perdido en cinco años más de un tercio de su nivel de vida".
• El endeudamiento, el desempleo y el auge del extremismo han colocado a la sociedad helena al borde de la desintegración, afirma Samarás

Salvador PEREZ

             "En la producción social de su existencia, los hombres contraen determinadas relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales... el modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia"         (Karl Marx, Introducción a la crítica de la economía política).

 

             En la mayoría de las ocasiones las personas aprendemos de los acontecimientos de la vida, de la experiencia práctica que nos transmiten los acontecimientos. Lamentablemente las grandes masas no poseen la oportunidad en la mayoría de las ocasiones para ‘aprender de las grandes experiencias históricas del pasado’, sobre la base del aprendizaje teórico y por ello no son los libros los que enseñan, sino como gustaba decir a Lenin, es ‘la vida enseña’.

             Ello es algo inevitable objetivamente para las grandes masas de la población, que soporta cotidianamente condiciones de vida impuestas por el sistema que desde luego no fomenta el ‘interés’ en los momentos normales de la vida’ al aprendizaje teórico. Las largas jornadas de explotación laboral son conjugadas con presión y miedo a perder el empleo, a que los salarios se vean reducidos,… creando así condiciones objetivas en donde en periodos normales de la vida llevan a la búsqueda de la ‘línea de menor resistencia’, el ir viviendo el día a día.

           Pero de pronto vienen periodos en donde todo se vuelve insostenible, en donde la clase trabajadora se ve obligada a entrar en acción como clase y son estos periodos ‘extraordinarios en la vida’ los que acaban definiendo las ideas de cada vez más personas, en donde la vida enseña que el capitalismo no es soportable para la mayoría y debemos luchar por sustituirlo por una sociedad de justicia social.

           Estamos entrando en lo que seguramente será uno de los periodos más convulsivos de la sociedad capitalista, un periodo en donde la llama de la revolución se encenderá país tras país. Y precisamente es esta perspectiva es la que comienza a paralizar a las capas dirigentes de la clase dominante, de los estrategas de la burguesía país tras país, que están llenando sus mentes del mayor de los pesimismos ante el futuro que cada vez ven como más incierto de su dominación de clase sobre la sociedad. Ello sin duda es el reflejo directo de la mayor crisis histórica del capitalismo.

          Marx explico que ‘un sistema social que no es capaz de desarrollar las fuerzas productivas que generan la riqueza social es un sistema condenado a desaparecer’. En cierto sentido, aunque los estrategas de la burguesía cada día se repiten antes de salir de casa que ‘Marx estaba equivocado y sus ideas y programa no son validos’, ellos son conscientes de que al fin y al cabo Marx llevaba razón en sus análisis y perspectivas, sobre todo cuando contemplan ‘en vivo’ la verdadera situación en la que se encuentra el capitalismo hoy por hoy.

           En una entrevista para el diario económico alemán ‘Handelsblatt’, el Primer Ministro de Grecia, el derechista Antoni Samarás, ha declarado que “la sociedad griega está al borde de la desintegración, por el endeudamiento, el desempleo y el auge del extremismo”.

          En realidad Samarás no está diciendo nada nuevo. Cada periodo prerrevolucionario en la sociedad, mucho más los periodos revolucionarios, son vistos por los estrategas y políticos de la clase dominante, por todo el ejercito de filibusteros de la pequeña burguesía al servicio de los poderosos, como ‘la desintegración de la sociedad’, en la que ellos reconocen la inviabilidad del sistema social reinante, pero se niegan a reconocer que la sociedad necesita del parto de una nuevo sistema social más avanzado y justo, el socialismo.

         Samarás afirma que "la democracia griega está frente al que quizá sea su mayor reto”. Curiosamente comparo la situación actual en Grecia con la existente en Alemania antes del ascenso de Adolf Hitler al poder, con el "final de la república de Weimar", periodo de una enorme inestabilidad política a todos los niveles que podría haber llevado a los partidos de la izquierda al poder si hubieran tenido un claro y correcto programa, unos métodos y tácticas de lucha por la transformación de la sociedad.

          Ante la ausencia de ello, fueron los errores y la total adaptación al capitalismo de la socialdemocracia, conjuntamente con la criminal política del llamado ‘tercer periodo’ de los estalinistas del PCA, los que abrieron el triunfo a los nazis. Este es un tema de bastante importancia para el presente y futuro de los trabajadores de Europa y ante el cual los análisis que en aquel momento realizo Trotsky adquieren un gran valor para el presente.

        Evidentemente Samarás es capaz de reconocer cuales son las bases objetivas de los peligros que llevan a la ‘desintegración de la sociedad griega’, cuando afirma en el diario alemán que "por las medidas de ahorro (recortes sociales y salariales lanzados por el gobierno e impuestos por los imperialistas europeos) los griegos han perdido en cinco años más de un tercio de su nivel de vida". Señalo el riesgo que supone "el creciente desempleo", al igual que el "gran peligro del aumento de las fuerzas políticas radicales". Algunos amables pequeñoburgueses en Alemania y otros sitios han querido ver que Samarás se refería al partido neonazi ‘Amanecer Dorado’, pero estamos seguros que el primer ministro derechista se refería al peligro ‘izquierdista’ de Syriza, formación que puede verse empujada por los trabajadores a emprender una lucha decidida por el cambio de sociedad.

         Sin lugar a dudas que Samarás está hablando y pensando al mismo tiempo. Ello es un ejercicio que nubla la mente de estos estrechos, intelectualmente, que se encuentran asfixiados por la sensación de que caen al precipicio de forma diaria. En los próximos días la llamada ‘Troika’ debe hacer público su último informe de los avances en ‘consolidación fiscal de Atenas’, lo cual resulta imprescindible de su visto bueno para que el gobierno de Antoni Samarás reciba el siguiente tramo del rescate financiero.

          La situación en si esta grave para la clase dominante griega y necesitan más y más ataques a la mayoría de la sociedad. En la población se extiende un claro sentimiento en contra de los ‘prestamistas’ europeos que han llevado a la miseria a la mayoría de la población. Por ello Samarás aseguró que “la canciller alemana, Ángela Merkel, es siempre bienvenida en Grecia”, al tiempo que dijo que “el ministro alemán de Economía, el liberal Philipp Rösler, no es el mejor aliado de su país”, recordando como en verano declaro que “no le asombraría que Atenas abandonase el euro”.

              Andonis Samaras afirmo en la entrevista que “su país no podrá administrarse más allá de noviembre sin el próximo tramo de ayuda internacional”. Grecia espera que la Troika apruebe el paquete de recortes de 13.600 millones que la derecha a pactado en el gobierno de coalición.  "La clave es la liquidez. Es por eso que el siguiente tramo del crédito es tan importante para nosotros", expresó Samaras al periódico Handelsblatt. Preguntado hasta cuándo podrá tirar Grecia sin la ayuda, respondió: "hasta final de noviembre. Después las arcas estarán vacías". EL FUTURO AQUI TIENE POCO RECORRIDO PUES.

          Estamos en la seguridad de que Passos en Portugal, Rajoy en España o Monti en Italia, no anda muy lejos de la visión de futuro que tiene ya instalada en la mente Antoni Samarás en Grecia. En estos momentos vemos un nuevo intento de ‘salvar la situación’, buscando una alianza para luchar juntos en el seno de la UE de los países del Sur de Europa, entre los cuales estaría Francia. Pero ello solo es otro reconocimiento de que la Unidad europea es todo en estos momentos menos unidad. Todo anda cogido con débiles alfileres que amenazan con soltarse y dejar caer todo el problema al suelo.

         La amenaza de la desintegración de las sociedades europeas, sobre todo en el sur de Europa, deben de ser combatidas enérgicamente, con firmeza y energía, en una lucha de los trabajadores al frente de los oprimidos de estas sociedades por pasar las grandes empresas y el sector financiero, la banca, a manos de los trabajadores, para que de forma organizada y democrática pongan todos los resortes fundamentales de la economía a funcionar sobre la base de las necesidades de la aplastante mayoría de la población.