¿CRISIS DEL MODELO O DEL MODO DE PRODUCCION CAPITALISTA?

· El Capitalismo es Hoy un Sistema Socioeconómico Reaccionario, en la medida que es Incapaz de Hacer Progresar a la Sociedad en su Conjunto

· Dentro del Estrecho Marco del Capitalismo NO EIXSTE MARGEN PARA OTRO MODELO DE PRODUCCION. Es el Modo de Producción Basado en la Propiedad Privada de los Medios de Producción lo que ESTA EN BANCARROTA.

· La Alternativa para la Humanidad es Construir un Modo de Producción NUEVO, el Socialismo, que se BASE EN SATISFACER LAS NECESIDADES SOCIALES y no el Beneficio Privado de una Minoría.

Introducción del Editor

cadenas de produccion capitalsita

           Con el desarrollo de la crisis económica mundial del capitalismo se esta dando en la izquierda, sobre todo, un debate sobre que alternativas existen frente a las agresivas políticas de recortes sociales, laborales y salariales de los distintos gobiernos. Ello expresa un aspecto indudablemente importante entre muchos/as que sinceramente se consideran de izquierdas: la búsqueda de ideas, de un programa, que ofrezca una salida al impasse en el que nos tiene abocados el sistema capitalista.

          En estas décadas atrás ha sido tan impactante la campaña ideológica de la clase dominante contra todo lo que se denominara izquierda, que inclusive algunas de estas personas que honradamente buscan una alternativa viable, incluso la intentan encontrar, si ello fuera posible, sin que figure en ella las palabras ‘izquierda, socialismo, marxismo,…”. Sobre todo entre ciertos ‘intelectuales’ se esta volviendo a poner de moda las ideas del keynesianismo económico, las tentativas de crear dentro del marco del capitalismo ‘políticas de crecimiento’ sobre la base de aumentar los gastos públicos para que sirvan de tirón al crecimiento.

         En todos estos intentos, algunos animadamente desde las propias direcciones de organizaciones de izquierdas, como el caso de IU en España, se intenta presentar la cuestión entonces como una búsqueda alternativa al modelo de producción capitalista actual, como si dentro del mismo sistema capitalista fuera posible en el momento del dominio aplastante de la economía mundial por parte de un reducido grupo de multinacionales, tener otro ‘modelo de producción’ que permita al capitalismo evitar la crisis y obtener de nuevo una etapa de crecimiento de la economía.

          Todas estas ideas y búsquedas son las bases para todo tipo de formulaciones de ideas ‘reformistas’, de políticas socialdemócratas, que la actual crisis del capitalismo demuestran son inservibles desde un punto de vista, además de teórico. Pero esta claro que también puede servir para que sectores importantes se aproximen a las ideas claras y actuales de marxismo y su alternativa para cambiar la sociedad.

          Los marxistas es por esto de no hablamos de crisis del modelo de producción, que es el que es, con independencia de que haya personas que le gustaría que fuera de otra forma. El marxismo, comenzando por el mismo Marx, siempre analizo situaciones como la presente como algo inevitable desde el punto de vista de la existencia de un sistema económico basado en la anarquía de su funcionamiento, que para autorregularse debe de verse periódicamente sacudido por recesiones, crisis, que por decirlo de una forma simple, iguale la ‘oferta a la demanda’.

           El asunto es que esta crisis actual, que evidentemente es a todas luces una crisis de sobreproducción, va mucho más allá de las típicas crisis cíclicas innatas al capitalismo. Cogido entre sus dos grandes contradicciones fundamentales, la propiedad privada sobre los medios de producción, dentro de una producción social, por un lado y por otro la existencia de los Estados nacionales que suponen igualmente obstáculos al desarrollo de las fuerzas productivas, lo que vemos es una crisis histórica del modo de producción capitalista, que ya no da mas de si.

Esclavismo

            En un amplio sentido del termino, al igual que en un momento dado del desarrollo de la sociedad los sistemas esclavistas y feudalitas entraron en crisis, porque obstaculizaban el desarrollo de las fuerzas productivas que ya no cabían más en su seno, y dieron paso históricamente, con todos los procesos revolucionarios que se desarrollaron, a nuevos sistemas sociales mas avanzados, del esclavismo al feudalismo y de este al capitalismo, ahora estamos ante una situación histórica análoga: el capitalismo es necesario que históricamente deje su lugar a una sociedad mas avanzada, el socialismo.

          El único pequeño gran problema es que ello no lo permitirá la burguesía por las buenas. La clase dominante intentara hasta el último segundo aferrarse a sus posiciones de privilegios en la sociedad, de donde emanan sus cómodas existencias, rodeados de mares de miseria entre grandes sectores de la población.

         El pasado 29 de junio Izquierda Unida Federal celebro en Madrid unas "Jornadas sobre Modelo Productivo y Banca Pública". Para el debate de dichas jornadas el miembro de la Presidencia Ejecutiva Federal de IU, Alberto Arregui, quien además es miembro de la redacción de la revista marxista ‘Nuevo Claridad’, presento al debate un documento llamado “¿Modelo productivo o modo de producción?, que creemos fija una clara posición marxista sobre el tema en cuestión.

        Como contribución y reflexión sobre el tema, que nos consta es asunto que ocupa y preocupa a muchos sectores de jóvenes, trabajadores y capas medias de la población, que están en buscando una explicación científica y objetiva sobre como seria la mejor forma de poder ‘arreglar las cosas’, hemos decido publicar en el Blog dicho documento, que además informamos se encuentra disponible también en la web de la revista ‘Nuevo Claridad’.

 

 

¿MODELO PRODUCTIVO O MODO DE PRODUCCION?

Por  Alberto Arregui - (miembro de la Presidencia Ejecutiva Federal de IU).

             “El modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Se abre así una época de revolución social.” K. Marx (Prologó a la Contribución a la crítica de la economía política).

            Las crisis cíclicas de sobreproducción, son al capitalismo, lo que el latido del corazón al cuerpo humano; no se trata de una “anomalía”, un defecto del sistema que podemos erradicar, sino de un mecanismo consustancial al modo de producción capitalista, mediante el que el mercado regula la acumulación del funcionamiento anárquico de la economía, provocado por los pilares que históricamente dieron origen al capitalismo que hoy representan las dos principales trabas para el desarrollo de las fuerzas productivas: la propiedad privada de los medios de producción y el estado nacional.

             La actual crisis económica no puede calificarse como un mero ciclo recesivo de la economía, ni, por tanto, como una crisis de un determinado modelo de la organización de la producción dentro del sistema capitalista, sino como una crisis del modo de producción capitalista. El capitalismo, y no un modelo determinado de este sistema, muestran hoy su impotencia para resolver los problemas de la humanidad. Más aún, la supervivencia del capitalismo amenaza la supervivencia de la tierra como un planeta habitable.

           Indudablemente la tarea de transformar la sociedad asusta a una izquierda acomodada durante décadas de pacto social, pero el socialismo es, más que nunca, la expresión de una necesidad histórica. No un “sueño” para un futuro indeterminado, sino una tarea práctica en lo inmediato. (Imaginemos que Syriza, hubiese alcanzado el gobierno, algo perfectamente posible)

devacle produccion industrial febrero 2012

           La sobreproducción es un auténtico cáncer de la economía, consecuencia directa de la imposibilidad de planificar los recursos en función de las necesidades, ya que el motor del capitalismo es el máximo beneficio en una competencia cruel, y la planificación exige que los medios de producción sean propiedad común. Algunos no saben ver la sobreproducción, pensando que la crisis actual es una crisis financiera (bastaría con sanear la banca) o una crisis de demanda (bastaría poner a la gente a hacer agujeros y luego rellenarlos de tierra, para generar demanda), sin entender que el sistema ha rebasado sus límites. En algunos sectores, como la construcción o las punto.com, el fenómeno de la sobreproducción es palpable (con algunos elementos distorsionadores de la sobreproducción de capital): los capitales acuden en masa a los sectores con más rentabilidad hasta provocar un auténtico sotk de producción, que provoca  la oleada contraria.

          En otros sectores de la producción, se trata de “sobrecapacidad productiva”; debido a la información de los mercados, dejan de producirse mercancías al bajar la rentabilidad de la inversión, pero sin invertir ni un céntimo más se podría producir mucho más con la capacidad instalada.

           Y la clase dominante reacciona como siempre: reducción de los salarios, reducción del gasto social (¡que no del Estado!), con una transferencia masiva de recursos de las rentas del trabajo a las rentas del capital, concentración de capitales, limitación de las libertades formales, luchas por el dominio de las materias primas para garantizar el suministro y los precios… Nunca el Estado había intervenido tanto en la economía, para ayudar a su clase; el “laissez faire, laissez passer”, queda para el pueblo, mientras los poderosos cuentan con ingentes recursos de las arcas públicas para tapar sus fechorías.

           Esta situación sólo es comparable a otros dos o tres períodos en la historia del capitalismo (pensemos en la crisis del 29 y el período histórico posterior), abriéndose un período de inestabilidad económica, política y social.

           En estas condiciones, plantearse que el edificio capitalista lo que necesita es unas reparaciones de fontanería, o incluso llegando a una nueva junta de propietarios, es no entender la magnitud de la crisis. (Peor aún es caer en el síndrome de Vichy y colaborar a los recortes.) Pero, sobre todo, sería renunciar a la defensa del socialismo en el período más favorable en Europa (al menos desde los años 70) para explicar la necesidad de superar el capitalismo. ¿Cuándo, sino, vamos a defender el socialismo, cuando el capitalismo funcione mejor?

          No se trata de que les expliquemos a los capitalistas cómo deben hacerlo para que su sistema funcione mejor, sino de explicar a todo el mundo que este sistema no funciona y debemos sustituirlo por otro. Seguro que muchas compañeras y compañeros al hablar de “modelo productivo”, lo que expresan es su deseo de acabar con el capitalismo, pero las palabras tienen un significado y no hay un capitalismo bueno, keynesiano, y uno malo, monetarista (mal llamado neoliberal). Cada uno de esos modelos genera distintos problemas. No se trata de cambiar de modelo capitalista, sino de superar el modo de producción capitalista.

          No es tan difícil. No es cuestión de “convencer a todo el mundo de la necesidad del socialismo”, sino de defender un programa que conduzca por ese camino.  Un escenario como el de Grecia, inconcebible para la burguesía hace muy poco, es al que estamos abocados.

         Cuestiones tan vitales e irrenunciables como la reducción de la jornada laboral a 35 horas sin reducción salarial, o la jubilación a los 60 años, como medidas eficaces para repartir el trabajo existente, abren la senda de la transformación socialista de la sociedad.

          Quizá nunca en la historia, ha habido unas condiciones tan favorables para explicar que el sistema financiero no es sino la mayor organización de malhechores que viven de nuestra sangre. Hemos quedado por detrás de las familias obreras y de los pequeños comerciantes: ellos odian a la banca, mientras nosotros vacilamos para pedir su nacionalización.

          Es imprescindible exigir su nacionalización, como instrumento que nos daría la palanca necesaria para poder enfrentarnos a los problemas que padecemos con la planificación racional de los recursos materiales en función de las necesidades sociales.

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