CRISIS EUROPEA: ¿FRANCIA LA PROXIMA FICHA?

*  Alemania, Bruselas y el FMI ‘temen que sin austeridad y recortes’ Francia será la próxima ficha del dominó en la crisis.

*  F. Hollande y la claudicación ante la clase dominante.

Salvador PEREZ

            En la década de los años 50 la burguesía internacional mostraba sus inquietudes económicas mirando hacia Francia. En un elocuente titular de la revista Time’, allá por el año 1953, a toda portada decía: “Francia, el enfermo de Europa”. Todo ello eran pasos claros para dejar claro ante todo el mundo que la potencia económica dominante en Europa era ya Alemania y que lo continuaría siendo en el trascurrir de los años.

luchas en francia

            Bien es cierto que el conjunto de los países del sur de Europa han mirado desde hace décadas a Francia con verdadera envidia de lo que deseaban y desearían ser económicamente. Pero igual de cierto que pese a sus añoranzas del pasado, cuando Francia lideró el proceso en sus inicios de la Revolución democrático-burguesa, la burguesía francesa lleva décadas viendo y observando a la burguesía alemana con verdadera envidia, de lo que ellos quisieran ser y ya no serán.

           Marx decía de Francia es era el país clásico de la revolución. Primero vivió la revolución burguesa, luego más tarde, de forma temprana vio el despertar de las masas proletarias revolucionarias emerger a primer plano y llevar a cabo la primera revolución proletaria que cuestiono el poder a la joven burguesía, con la Comuna de Paris. Más tarde, en el pico alto del boom económico que siguió al final de la II Guerra Mundial, en 1968, vio el mayor movimiento huelguístico que pudo permitir a los obreros franceses en el Mayo del 68. En aquel momento la burguesía francesa e internacional daba por muerto el capitalismo en Francia y ello hubiera sido así, de no haber contado el sistema con un inesperado ‘medico’ que lo salvara, los dirigentes del Partido Comunista francés.

               No más tarde de mayo de 1981, cuando François Mitterrand, al frente del Partido Socialista ganó las elecciones presidenciales francesas, fuimos testigos de las repugnantes imágenes de los que siempre tienen la boca llenas de grandes palabras de ‘patriotismo’ francés o de cualquier otro lugar, de los ricos y poderosos que hacían largas colas en coches de lujo, con los maleteros llenos de dinero que sacaban hacia sus ‘clandestinas cuentas bancarias’ en el paraíso fiscal de Suiza.

              Y no solo de Suiza, también del Principado de Mónaco, con su economía de casino, albergaba en sus bancos los depósitos de los grandes empresarios y millonarios franceses, temerosos, decían que por miedo a que los socialistas y comunistas pudieran expropiar las enormes riquezas acumuladas por un puñado de individuos, al objeto de satisfacer las crecientes necesidades sociales. Por desgracia para la clase trabajadora francesa los dirigentes ‘socialistas y comunistas’ jamás tuvieron en mente tal idea, sino precisamente la contraria, la de realizar unas políticas de intentar reconciliar ‘el agua y el fuego’, los intereses de los capitalistas y los de los trabajadores, lo que finalmente les llevo a realizar una política que no solo ‘tranquilizo’ a los poderosos franceses, sino que les hizo aún más ricos.

hollande

             La historia a partir del año 2007-08, con el comienzo de la actual Gran Recesión económica del capitalismo, cogió aparentemente a Francia con una cierta ventaja. Todos los datos parecían indicar que la economía de Francia aguantaba los envites de la crisis de forma mucho mejor que la mayoría de los países del sur de Europa, e incluso de algunos del norte. Oficialmente las estadísticas parecían indicar eso, que la economía francesa tenía unas mayores dosis de equilibrio que la mayoría. Y eso hizo inflar el pecho, prematuramente, a la burguesía francesa, que hasta hubo momentos que pareció olvidar bajo Sarkozy su diferencial, su menor peso y su mayor debilidad frente a la economía alemana.

              Como una paradoja clara de la vida, que por supuesto todos los estrategas de la clase dominante intentan pasar por alto y desde luego no mencionarlo, siempre que pueden, el elemento central del porque la economía francesa ha estado aparentemente ‘mejor’, en comparación con otras muchas en Europa, ha sido precisamente algo que habla en contra del ‘libre mercado’ y las ideas de que el ‘mercado lo regula todo por si solo’…

            Precisamente ha sido el mayor peso del sector público en Francia lo que ha permitido que el país suavice más que otros la crisis económica del capitalismo, que otros con un sector público más débil y raquítico.

             Pero dialécticamente en este periodo de profunda crisis estructural del capitalismo aquello que suele presentarse como el punto fuerte de una situación, en los continuos y bruscos cambios que observamos día a día, acaba convirtiéndose al poco tiempo en una debilidad importante. Todo ello es el producto de las constantes políticas que consciente o inconscientemente por parte de quienes las defienden siempre se quedan en los cada vez más estrechos márgenes del capitalismo. Este sistema socioeconómico ahora mismo es algo anacrónico, moribundo y que como un enfermo en estado terminal agoniza de forma prolongada. En esta situación, nada dentro del sistema puede permanecer al margen de situaciones de crisis.

FRANCIA Y LOS ‘RIESGOS A LA BAJA’

            Es interesante la situación meses después de la victoria de F. Hollande, para comprobar el destino hacia la humillación política de la socialdemocracia anclada en los límites del capitalismo, como del discurso de ‘políticas de crecimiento,…” el gobierno ha pasado rápidamente a la aprobación de los primeros recortes de más de 10.000 millones de euros en presupuestos sociales. Pero ello solo será el ‘aperitivo’ de las políticas de recortes y ataques sociales en la Francia capitalista: tanto Bruselas, como el gobierno de Berlín y el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) pronto estarán exigiendo más y más ataques y recortes al gobierno francés.

            François Hollande se acostumbrara rápida y a gustosamente a capitular una y otra vez a los deseos de los capitalistas e imperialistas de Europa y el mundo. Tras varios trimestres de estancamiento económico, Francia discurre por el callejón inevitable de la recesión, que podría alcanzar cuotas hasta ahora desconocidas en el país galo. De estas perspectivas no está lejos las propias previsiones del Banco de Francia.

            Francia afronta en estos momentos graves dificultades para cumplir los llamados objetivos del déficit. La población está comenzando a sentir miedo ante las perspectivas de futuro y ello se está reflejando de forma clara y nítida en un fuerte descenso del consumo, lo cual está afectando de forma significativa al conjunto de la actividad económica de las empresas e indica una clara tendencia hacia la profundización de la recesión económica en el próximo periodo. El desempleo se está disparando ya en estos momentos y las previsiones no son nada esperanzadoras. Todo indica que también Francia ha entrado en una oscura espiral, esa que los burócratas de la Comisión Europea llaman hipócritamente con ‘riesgos a la baja’ para la economía francesa.

            Ángela Merkel formalmente cedió en algunos puntos políticos ante F. Hollande en la pasada cumbre europea, de la cual ya se tiene la percepción de que sucedió hace décadas y no semanas. Pero acto seguido Merkel procedió a bloquear por su cuenta dichos acuerdos en el más importante de todos los terrenos, el de la práctica, dejando a Hollande en el más absoluto de los ridículos.

             Por otra parte, en lo que podría interpretarse como una política de clase social sincronizada, están siendo los propios burgueses franceses, los grandes empresarios y multimillonarios, han colocado cargas de dinamita sobre todos y cada uno de los aspectos de la política económica de Hollande, exigiéndole que toda ella este supeditada a los intereses de la clase dominante francesa, lejos de las necesidades de las masas. Los capitalistas han dicho un claro NO a las subidas de impuestos a sus empresas y ello según explicaba el propio Hollande era imprescindible para reducir el déficit del Estado francés, sin tener que abordar recortes en el Poder Adquisitivo de los franceses.

             Los siempre ‘muy patriotas’ capitalistas franceses, el Club de los 98 millonarios que presiden las mayores empresas del país, algo que podemos ver en todos los países de mano de estos ‘patriotas de sus beneficios’, no perdieron tiempo en su Asamblea en criticar ferozmente las propuestas del ‘socialista Hollande’, delante de sus propias narices, proponiendo exactamente las contrarias. Han obteniendo un claro efecto: el socialdemócrata de derechas (y en estos tiempos de crisis capitalistas no existe otro tipo de socialdemócrata en la práctica) está cediendo punto por punto a los planteamientos de los capitalistas. No es casual que entre los mejores ‘compañeros de viaje de Hollande en estos momentos estén los cretinos derechistas Rajoy (España) y Monti (Italia).

revolucion francesa

             Hollande, como mentalmente son todos los típicos pequeñoburgueses, debe estar desquiciado con toda la situación. No le dejan hacer ni cositas muy razonables (pensará el mismo) y lo llevan directamente hacia el enfrentamiento abierto con las masas francesas por una política de ataques sociales, que no es la que precisamente él pensaba podría realizar cuando gano las elecciones.

               Pero para mayores heridas en el orgullo nacional de los políticos de la burguesía francesa la puntilla adicional se la está poniendo en estos mismos momentos el propio gobierno alemán. De forma clara, para debilitar políticamente al gobierno de Hollande, sembrando serias dudas en los llamados ‘mercados’ sobre la economía francesa, Wolfgang Schäuble, el Ministro de Finanzas germano ha encargado un Informe al llamado ‘Comité de Sabios’ alemanes, que de forma evidente pondrá en evidencia todos los aspectos débiles de la economía francesa, que son muchas, así como una llamada al orden al gobierno francés para aplicar políticas de austeridad y recortes.

                Las recetas del ‘nuevo libro de políticas de derechas’, llamadas neoliberales, del modelo germano de Merkel estarán sobre la mesa. Hollande podrá aparecer en público visiblemente irritado o no, pero tendrá que tragar con ellas, en la medida que esta ya comprobado su incapacidad política para enfrentarse a los capitalistas y su sistema socioeconómico.

               Hace días que fuentes diplomáticas europeas y alemanas sostienen, en privado, que Berlín teme que la gripe francesa le acabe salpicando. Y ya existen evidencias empíricas que indican que las primeras bacterias y virus están cayendo al otro lado del Rhin.

               El máximo interés de la burguesía alemana es que la crisis financiera y económica europea si les llega de lleno lo haga lo más tarde posible. Según constantes rumores y declaraciones con ‘medias palabras’ desde fuentes diplomáticas alemanas, la mayor preocupación ahora de Merkel es meter en cintura al gobierno francés, obligando a este por la vía de la práctica a no discutir la primacía en la política económica de Europa de Alemania.

            En Berlín temen que si la Francia de Hollande no toma los ‘medicamentos’ que les recetan desde Alemania, Francia acabe siendo la próxima víctima de la crisis fiscal y financiera en Europa y ello sitúa la ‘gripe’ simplemente ya a las puertas de Berlín, lo cual aterra a los imperialistas europeos, alemanes. Ellos dicen claramente que el gobierno francés debe entrar ya por la senda del aceleramiento de las ‘reformas económicas’, esto es en palabras claras políticas de recortes sociales a fondo.

            Lars Feld, uno de los miembros del Comité de Sabios que asesora a Ángela Merkel lo ha dejado claro, cuando afirma que “el mayor problema actual en la eurozona ya no es Grecia, ni siquiera España e Italia: es Francia, que no ha hecho nada para recuperar competitividad y está yendo incluso en dirección contraria. Francia necesita reformas en el mercado laboral: es el país del euro en el que la gente trabaja menos horas al año”. Y en casa a F. Hollande no le dicen cosas distintas, como es el caso de Laurence Parisot, la Presidenta de la Patronal francesa, MEDEF, afirmo tan solo hace unos días que en Francia “la situación en Francia es gravísima. Hace diez años, Alemania era el enfermo de Europa. Y si no hacemos nada, pronto lo será Francia”.

               Pero siempre hay ‘optimistas’, personas que animan a los socialdemócratas como Hollande a entrar en razón, o sea en el camino de los intereses de la clase dominante, como Klau, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, que afirma públicamente, frente a los analistas alemanes que fomentan las alarmas al comparar a Francia con España o Italia, el afirma que “esos análisis están fuera de lugar: la situación política es mucho mejor que la italiana, y Francia no tiene ni de lejos los problemas de la banca española. Cualquier análisis de lo que puede suceder en adelante debería tener en cuenta todo eso. El Gobierno francés por ahora ha dado los primeros pasos en el camino hacia las reformas necesarias”.

             Por supuesto ello lo dicen para animar y empujar a Hollande por el camino de las políticas que están aplicando en todos los países de saquear los presupuestos sociales destinados a la mayoría de la población para transferirlos directamente a los bolsillos de las clases privilegiadas. Y toda nuestra experiencia internacional de gobiernos llamados a sí mismos ‘socialistas’ nos indica que finalmente Hollande quedar ser un ‘hombre de Estado francés’ y aplicará la política que desea la clase dominante.

           Christine Lagarde, la ex ministra de Nicolás Sarkozy y actual Directora General del FMI, esta misma semana se ha dedicado a exponer en público las contradicciones económicas de Francia, por supuesto para cargar en contra de que se dediquen de sus Presupuestos estatales subsidios de 400 euros a los parados, que un 56% del PIB se dedique a gastos sociales, cuando en opinión de estos estrategas esos recursos deberían ser entregados directamente a los banqueros y grandes empresarios.

             Para este objetivo los llamados “hombres de negro” del FMI dicen que Francia, la segunda economía en importancia de la eurozona y quinta mundial, puede ser la siguiente en lo que está siendo un autentico DOMINÓ DE LA CRISIS FINANCIERA. Y dicen que “si no acomete un completo programa de reformas estructurales. La situación podría ser muy seria si la economía francesa no se adapta al ritmo de sus principales socios comerciales, especialmente Italia y España, quienes, después de Alemania, han comprometido profundas reformas de sus mercados laboral y de servicios”.

CAMBIAR LA SOCIEDAD ES LA TAREA

           En realidad todo el temor que manifiesta la burguesía europea con respecto a la economía francesa es que sea la próxima ficha del domino capitalista de la UE que caiga afectada por la crisis financiera y que ello tenga definitivamente efectos eléctricos que afecten a la economía de la primera potencia económica de Europa, a la alemana. De hecho ese parece ser que será el desarrollo lógico de la crisis capitalista en la que estamos inmersos y un examen atento de toda la evolución de la misma de la misma corrobora esta idea.

           Hablando claramente, sin la defensa de un genuino programa de transformación socialista de la sociedad, los trabajadores franceses se verán inexorablemente abocados al desastre social provocado por la crisis capitalista que se manifestara con toda su crudeza. Las masas en Francia hoy por hoy solo pueden mirar su destino en el espejo de las masas griegas, portuguesas, españolas o italianas, que están sufriendo un brutal empobrecimiento y el desmantelamiento de todo el edificio social de la sanidad, la educación, las pensiones públicas.

             Sin duda alguna se ha abierto un periodo convulso en la sociedad. El próximo 14 de noviembre vamos a ver una nueva batalla de la clase trabajadora europea. En Portugal, España,… veremos la celebración de Huelga General y en otras jornadas de lucha. El abismo social al que están conduciendo a las masas las clases dominantes y sus gobiernos obligan impepinablemente hacia la lucha y la movilización.

              Ahora la tarea central, que debería ser el papel central que deberían estar jugando los llamados dirigentes sindicales y políticos de las organizaciones de clase y de izquierdas de los trabajadores, es dotar a estas luchas y movilizaciones de un claro programa para poner punto y final a la existencia del capitalismo, el origen de todos los problemas y lacras como el desempleo masivo que estamos viendo desarrollarse en todos los países.

              La economía real está en una profunda crisis. Se están cerrando empresas como si fueran cajas de cerillas y destruyendo capacidad productiva instalada, mientras al mismo tiempo aumentan las necesidades sociales de forma colosal. El sector financiero siempre fue un gran parasito social, pero en estos momentos está amenazando con devorar todos los recursos públicos que necesitamos para cubrir necesidades que tenemos, mediante la apropiación de enormes recursos en forma de ‘ayudas y subvenciones’ y el robo que están haciendo cobrando enormes intereses por los Bonos de la Deuda de los Estados que tienen en su poder.

                Es el momento de romper el círculo vicioso en el que se encuentra la economía capitalista, que basa toda su actividad en la generación de enormes beneficios privados para un puñado de individuos y no la satisfacción de las necesidades sociales.

crisis sistema

                  La humanidad lo que necesita realmente hoy en día, desde un punto de vista objetivo, es que las grandes empresas, los bancos y las entidades financieras sean expropiadas y todo ello puesto a funcionar en un Plan económico armónico, realizado democráticamente con la participación de los trabajadores y oprimidos bajo el capitalismo, al objeto de abordar la satisfacción del conjunto de las necesidades presentes y futuras de la humanidad en su conjunto.

             En los momentos que asistimos a una profunda agonía prolongada del capitalismo como sistema económico de dominación de una minoría sobre el conjunto de la sociedad, la transformación socialista de la sociedad es el único camino viable, objetivamente realista, que tenemos por delante. Lo único que resulta utópico e inviable es seguir pensando que millones de hombres y mujeres en todo el planeta podamos continuar viviendo bajo los padecimientos del desempleo masivo, la miseria creciente y permanentes ataques al conjunto de las condiciones de vida y de trabajo que han acercado de verdad a hombres y mujeres a una vida que realmente podamos llamar digna de humanos.

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