SANIDAD PÚBLICA EN JAQUE, LA PRIVADA PARA PRIVILIGIADOS Y ALTOS NEGOCIO

*  El rey habría tenido que esperar 154 días para operarse en la sanidad pública y 100 para la rehabilitación normal.

¡¡ POR EL FIN DE LOS PRIVILEGIOS DE LOS RICOS, POR LA SANIDAD PUBLICA DIGNA PARA TODOS !!

Salvador PEREZ

          En estas ultimas semanas la sanidad publica en Madrid, al igual que en otros muchos puntos del Estado español, esta revolucionada. Miles de profesionales (médicos, enfermeros,… y pacientes) están llevando a cabo una lucha ejemplar, en ascenso claramente, en contra de los planes que esta implementando el gobierno de derechas del Partido Popular en la Comunidad de Madrid de privatizar los centros y servicios sanitarios.

            La lucha se esta organizando desde los diferentes centros de salud y hospitales,con encierros y actos de protestas y hemos visto ya unas cuantas manifestaciones masivas, de miles. La conciencia de la necesidad para la sociedad de defender a la sanidad publica se esta concretando en lemas o consignas como las que hemos podido ver en las pancartas de las manifestaciones: “la sanidad publica no se vende, se defiende”.

          Hasta ahora la sanidad publica española ha sido un modelo envidiado en el conjunto de Europa y el mundo, sobre la base de su universalidad para toda la población y la calidad de sus prestaciones y profesionales, que como todo ha sido siempre mejorable, pero que ha permitido a la población tener cubierta una de las necesidades mas básicas que tenemos como personas: que cuando caemos enfermos seremos atendidos e intentaran curarnos.

           Pero esta claro que en una sociedad como la española, tan profundamente dividida en clases sociales, los privilegiados tienen a su disposición muchísimas mejores condiciones en todo y en la sanidad, ¡¡ también !!. Y estos no están, ni muchísimo menos interesados en que los demás, la mayoría de la sociedad, mejoremos las condiciones de nuestros derechos a tener sanidad, educación, pensiones,… dignas, sino que además en estos momentos de crisis económica intentan con todas sus fuerzas eliminarnos gran parte, o todos nuestros derechos, transfiriendo los mismos al sector privado de los negocios.

PRIVILIGIADOS Y LAS SANIDAD PRIVADA

            Justamente con la lucha en la sociedad por defender el derecho a seguir teniendo una sanidad publica digna, en estos días salto a primera plana de la información social la cada vez mas delicada salud de Juan Carlos I, quien no para ‘el pobre hombre’ con sus problemas de huesos, con la cadera que la tiene maltrecha casi siempre, igual por sus excesos en un periodo anterior en donde la movió demasiado entre cacerías y mujeres.

           Durante la Cumbre Iberoamericana celebrada en Cádiz (España), el propio monarca dijo que iba a ‘entrar de nuevo en el taller’ para arreglarse otro problema de huesos de su cadera. Bueno, la verdad es que para una persona de su edad no debería ser ‘alarmante’ que comiencen aflorar numerosos y graves problemas de salud. Es ‘ley de vida’.

           Dicho y hecho. El llamado ‘rey bobo o bobito’, Juan Carlos I ingreso en el Hospital privado “Quirón San José”, en donde de la noche a la mañana, sin más trámites que unas pruebas diagnosticas para los detalles de la operación, fue operado rápidamente y al parecer con bastante ‘éxito’. Según determinados foros, además en el equipo de traumatólogos responsables de su operación en el hospital privado hay uno que tiene que tener ‘interés personal’ en el cuidado de JuanCa, ya que se le relaciona personalmente con su hija Elena.

           En fin, lo normal, aunque algo si había cambiado con respecto a su operación anterior, en donde no fueron muy numerosas las visitas que le hicieron en el hospital sus familiares, incluyendo su mujer Sofía. Esta vez sí hubo visitas de casi todos sus familiares, casi simultáneamente, incluyendo al presunto delincuente de su yerno, Iñaki Urdangarin.

        Mientras desde las instancias gubernativas al servicio de los poderosos se está planteando acabar con la sanidad pública, a JuanCa en un hospital privado ‘se le ha implantado una prótesis en la cadera izquierda que tenía deteriorada por la artrosis’. El ‘rey bobo’ no ha tenido que someterse sin embargo a las ‘molestias de tener que estar en una ‘lista de espera’ para ser visto y tratado, ha estado comodísimamente en una habitación privada, en un hospital privado, a autentico ‘cuerpo de rey’, en donde de desayuno, según informo el ínclito Mariano Rajoy tras visitarlo, le habían puesto dos huevos fritos de desayuno tras la operación, lo cual le indicaba al presidente del gobierno que el rey estaba recuperándose muy bien. Ya sabemos todas las propiedades curativas de los huevos fritos.

SITUACION NORMAL PARA CIUDADANOS NORMALES

           En una situación en donde asistimos a un flujo permanente de situaciones delirantes para los pacientes ‘normales’ en la sanidad pública, desde personas con cáncer a las que se les está negando los tratamientos o aplazando los mismos con alegaciones a los ‘costos’, las noticias de las intervenciones hospitalarias como la que acaba de recibir el monarca español resultan a todas luces más aberrantes. Nos sitúan visual y prácticamente ante la evidencia clara de que los pudientes no solo tienen unas vidas paradisiacas en todos los aspectos de la vida (viviendas, transportes, vacaciones, alimentación, ‘queridas/os a libre elección’, sino que también sus vidas son más valiosas y por tanto medicamente muchísimo mejor atendidas en caso de problemas de salud, en centros privados alejados de cualquier posibilidad para el resto de los mortales).

        El doctor Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, en las páginas de “El HuffPost”, nos informa que el tiempo normal, medio, de espera para que un paciente en el Estado español pueda ser visto por un traumatólogo es de 53 días. Y ello siendo optimistas, porque un 39,8% de ciudadanos españoles deberíamos esperar más de 60 días para tener un ‘ligero y rápido’ diagnostico de una lesión.

         Vamos hacer un intento de trasladar la intervención quirúrgica que acaba de tener el monarca ‘bobo’ español a los ‘términos normales’, en las condiciones actuales de la sanidad pública española. Sabemos que hay cosas complejas, pero no nos resultara excesivamente difícil utilizando las cifras medias oficiales de la propia sanidad pública.

          Con el mismo diagnóstico clínico que tenia Juan Carlos un ciudadano normal, yo mismo por ejemplo, tendría que haber esperado un mínimo de 101 días hasta ser llamado para ingresar en un hospital. Si este paciente medio no tiene un poco de ‘suerte’, como al parecer le ocurre al 21,13% en el Estado español, dicha persona ‘enferma y diagnosticada’ deberá ser paciente esperando más de 180 días para que se le proceda a implantar la prótesis, por supuesto que en condiciones muy diferentes a las que ha tenido el ‘bobo’ monarca español.

        Según los datos oficiales de los organismos sanitarios, así como de las Oficinas de Defensa de los Derechos de los usuarios de la Sanidad Pública, el tiempo normal que JuanCa debería haber tenido que esperar para habérsele realizado su operación de cadera tendría que haber sido unos 154 días desde su visita al médico. Si hubiera sido un paciente con no mucha suerte, este periodo se hubiera prolongado a la media que muchos de los usuarios esperan para estas operaciones, 240 días, un total de 8 meses ni más ni menos. En estas previsiones no hemos metido los días que le hubieran requerido el realizarse las diferentes pruebas diagnosticas, obligatorias para todo este tipo de intervenciones quirúrgicas.

             Nos han informado que la operación del monarca ha sido tota un éxito, algo que por cierto tampoco es no muy normal en el resto de los pacientes que son intervenidos en estos procesos quirúrgicos, que suelen tener bastantes problemas para tener una rehabilitación seria y el restablecimiento de sus funciones vitales de movilidad suelen quedar bastantes limitadas. Sin el embargo el monarca en 4 – 5 días recibirá el alta, con una rehabilitación intensiva (porque no somos de los que creamos que sus desayunos en base a huevos fritos hagan milagros en ese tipo de operaciones), que le ha permitido ya tener una funcionabilidad insólita para la inmensa mayoría de los demás mortales.

            En los hospitales públicos, explica el doctor Sánchez que se favorece la movilidad de los pacientes por varios motivos. Uno de ellos es la necesidad de que haya una "rotación mayor" por la escasez de camas que existe en la sanidad pública y otra porque en una lesión de este tipo, la falta de movilidad puede derivar en una "pérdida de masa muscular".

               En los hospitales públicos la persona intervenida se marcha del hospital a casa sin apenas movilidad alguna y es en entonces en donde asistimos a una especie de ‘pantomima’ de rehabilitación, bajo ‘mínimos’, desde casa al hospital y del hospital a casa.

             Para la rehabilitación de Juan Carlos se opta por algo más detallado: al monarca para evitarle desplazamientos hacia el hospital, esta rehabilitación se traslada a casa, al Palacio real, al objeto de que pueda recuperar la mayor parte de las funcionalidades de su cadera en pocas semanas.

            De esta forma el monarca ‘bobo’ se ha ahorrado asuntillos menores para él, pero de vital importancia para el resto de los mortales españoles: no ha tenido que esperar más de 100 días para poder recibir un tratamiento fisioterapéutico en el hospital, unos tiempos que varían de media en función de la gravedad del paciente y se ahorro de paso mas de 254 días desde que pudo haber acudido al médico para ser visto por primera vez de sus problemas de artrosis en la cadera.

LAS ESPERAS EN MADRID

             Con la política de privatizaciones en mente de los gobernantes en la Comunidad de Madrid, los tiempos de espera en los centros y hospitales públicos no son públicos, sino que están guardados en cajones con llaves por los responsables sanitarios y gobernativos. Quieren evitar crearnos mal sabores de boca a los mortales comunes. Para intentar cuadrarnos las mentiras, en la Comunidad de Madrid nos facilitan solo datos de espera desde que los pacientes acuden a la consulta del anestesista, o sea horas o días antes de la intervención. El doctor Sánchez afirma, sin exagerar, que "los tiempos de espera en Madrid son más secretos que los papeles del Pentágono".

             El propio doctor Sánchez denuncia serian necesarias un significativo “mayor número de camas de larga estancia para que los pacientes que lo necesiten puedan ser tratados correctamente. La Comunidad de Madrid es una de las que menos camas tiene por cada 1.000 habitantes (3,41 camas), que como en el conjunto de España se está muy por debajo de las cifras de Europa (5,3 de media comunitaria según Eurostat).

           Y todos estos datos son solo flecos deducibles con el solo hecho de comparar que hubiera ocurrido si el ‘rey bobo’ tuviera que haber pasado por un quirófano de un hospital público, en condiciones normales para el resto de los ciudadanos. Y todo ello ocurre en el mismo momento en donde la derecha del Partido Popular ha estado preparando un gran regalo de navidad a los empresarios de la sanidad privada, entregando los servicios y gestión de los centros de salud y los hospitales a las empresas privadas, cuyo único y exclusivo interés en la sanidad radica en obtener enormes y suculentos beneficios privados para sus arcas, a costa de la salud de los ciudadanos.

          Nosotros, firmes defensores de la sanidad pública universal y gratuita para todos los ciudadanos, libre de atenciones privilegiadas para nadie, denunciamos estos bastardos intentos de la derecha gobernante, exigimos el reforzamiento de las condiciones que tiene la sanidad pública para que podamos recibir el mejor servicio médico, diagnostico y de tratamiento a nuestros problemas y es por ello mismo que condenamos enérgicamente la existencia de una sanidad privada, destinada para unos pocos privilegiados de la sociedad, entre ellos o el primero francisco de ellos el monarca en suerte que nos dejo como heredero al trono el dictador Francisco Franco, el monarca ‘bobo’, quien será conocido en los libros de historia como Juan Carlos I.